A esta marcha llegaron ciudadanos de otros municipios vecinos: Dosquebradas, Santa Rosa, Cartago, La Virginia, transformándose así en una protesta metropolitana.
Los antecedentes que se pueden citar son el de 2008 cuando la ciudadanía pereirana, también marchó masivamente contra las Farc, aunque no en las proporciones del 21-N, y en 1977 cuando las calles y la plaza de Bolívar de esta ciudad fueron testigos del respaldo que se ofreció al paro cívico nacional contra las políticas económicas y sociales de Alfonso López, aunque con una movilización mucho menor.
Por lo sucedido el 21N, en el caso de Pereira no pudieron acusar a los ciudadanos de estar infiltrados, de propiciar el vandalismo; de orientarse por los mandatos del castrochavismo o del Foro de Sao Paulo.
Fue una protesta genuina, autónoma, sin miedo, llena de la alegría y el colorido aportado por los miles de jóvenes estudiantes y artistas que recorrieron las calles desde cinco puntos estratégicos de la ciudad y que en compañía de trabajadores, campesinos, funcionarios, voceros de organizaciones sociales y población de la tercera edad colmaron y desbordaron un par de veces la plaza de Bolívar.
En las calles pereiranas se escucharon inequívocamente las consignas reclamando, entre otros objetivos, la implementación de los acuerdos de paz a tres años de firmado el acuerdo con las Farc; el establecimiento de garantías reales para proteger de forma efectiva la vida de los líderes sociales en las regiones; acciones políticas y legales para atender los reclamos derivados del referendo anticorrupción; el cumplimiento pleno del acuerdo de 2018 con estudiantes y profesores universitarios; la eliminación de las exenciones tributarias a la banca y a las grandes empresas; creación de una mesa amplia para atender la profunda crisis de la salud, o la incorporación a la legislación nacional de los derechos humanos del campesinado.
Como en muchas otras ciudades, también en Pereira en los días subsiguientes al 21N han sonado los pitos y las cacerolas y, por su intermedio, las voces ciudadanas que confirman su decisión de continuar haciendo de las calles un lugar privilegiados de construcción de democracia. En un hecho político que no se recuerda, en los últimos cinco días la plaza de Bolívar se ha vuelto a llenar en tres oportunidades
Por ahora, el más notable impacto político se refiere a la presencia del uribismo. En esta ciudad, donde el expresidente Uribe nunca perdió una elección cuando él fue candidato, este hecho tiene un notable valor político pues un mes antes veníamos de unas elecciones donde sus candidatos a alcaldía y gobernación fueron derrotados por amplio margen. Hay quienes leen que detrás de esta jornada se tuvo una especie de referendo antiuribista.
En desarrollo de su decisión de abrir mesas de conversación, el Presidente Iván Duque se reunió con los alcaldes y gobernadores electos. Pero es claro que, en general, la relación de fuerzas políticas no favorece al actual gobierno con los mandatarios territoriales que se posesionarán el de enero de 2020 y, muy seguramente, no le servirán de escuderos y, por el contrario, quizás serán frecuentes contradictores pues todo parece indicar que las relaciones políticas entre las autoridades territoriales y el gobierno nacional tendrán nuevas e imprevisibles connotaciones pues casi con seguridad muchos de los nuevos gobernantes harán suyo el pliego de exigencias presentado al gobierno nacional en desarrollo del paro del 21N.
De manera sorprendente, pues se trata de un periódico local de claras raíces conservadoras, El Diario (25/11/19) editorializó: “la magnitud de la movilización y los acontecimientos previos a la protesta, exigen de una respuesta clara, directa, precisa y, si se quiere, humilde del Gobierno.
“Por eso, el anuncio de una ‘conversación nacional’ no creemos que satisfaga la inconformidad de tantos colombianos, ni que sea la respuesta que necesita un reclamo del tamaño y la contundencia del que ha hecho un sector tan importante y numeroso de la población y del que se ve venir si el Gobierno no le pone el cuidado que la expresión de protesta está demandando”.
En Pereira la ciudadanía dijo presente y en voz alta el 21N y, por esta vía, notificó al gobierno nacional y a los gobernantes territoriales que inician período el primero de enero sobre su decisión de respaldar la negociación del pliego como el asunto de prioridad indiscutible en la agenda política nacional.
Ahora el contraste entre lo viejo que se resiste a desaparecer y lo nuevo que aún tiene fragilidades para abrirse camino, también se evidenció en esta ciudad.
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Oscar Arango Gaviria: Profesor Universidad Tecnológica de Pereira. Coordinador proyectos de desarrollo regional, SUEJE
Foto obtenida de: https://www.eltiempo.com/
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