Bogotá: una de las ciudades más desiguales
Las estadísticas oficiales se enfocan en la distribución de ingresos mediante encuestas de hogares[1] a partir de las cuales se calcula el Coeficiente de GINI. Entre 2002 y 2017 la situación mejoró al pasar de 0,571 a 0,498, pero esta cifra continúa evidenciando una situación de alta desigualdad.
Bogotá es la ciudad más desigual, con un GINI superior en 25% con respecto a Pereira; comparando solamente con el contexto nacional existe, por tanto, un margen significativo de mejoramiento.
El coeficiente de GINI es poco claro y difícil de explicar. Si uno lee que pasó de 0,571 a 0,498 es evidente que hubo una mejoría pero no es fácil mostrar efectivamente en qué consistió. Un experto en estas materias[2] señala que “A pesar de su popularidad, el coeficiente de GINI no solo es incomprensible para la mayor parte de la gente, sino que carece de las propiedades matemáticas que persiguen los expertos.” Muy probablemente ni el presidente Duque ni el Alcalde Peñalosa entienden completamente este indicador, ni son capaces de exponerlo en términos sencillos a sus electores; pero algo similar le debe pasar a la mayoría de congresistas, periodistas y columnistas de opinión.
Además, el coeficiente de GINI se basa en encuestas de hogares lo cual implica que las personas más ricas no son encuestadas; dice Angulo, “la encuesta no incluye a los millonarios del país, que por lo general no viven en Colombia, rechazan el cuestionario o no son seleccionados por la muestra.” Por tanto el grado de desigualdad real en ingresos es mucho mayor de lo que presentan las cifras oficiales.
Por esto se proponen algunos índices alternativos, como el Índice de Palma o medidas simples como el porcentaje del total de ingresos que recibe el 1% de la población. Según el Índice de Palma, que mide la relación entre el ingreso total que recibe el 10% de la población más rica y el 40% de la población más pobre, tampoco le va bien a Bogotá cuyo índice tiene un valor de 3,1, es decir el 10% más rico recibe tres veces lo que recibe el 40% más pobre, y se encuentra en un grupo intermedio de ciudades desiguales.[3]
Pero además no se publican cifras oficiales sobre otros aspectos de la desigualdad como la distribución de la propiedad accionaria, de los depósitos y títulos del Estado, de la renta declarada para impuestos, etc. , a pesar de que el gobierno dispone de cifras y análisis.[4]
La política nacional con relación a la desigualdad
Determina el artículo 32 de la ley 152 de 1994 que “los planes de desarrollo de las entidades territoriales, sin prejuicio de su autonomía, deberán tener en cuenta para su elaboración las políticas y estrategias del Plan Nacional de Desarrollo para garantizar la coherencia.”
En el Plan Nacional de Desarrollo la meta de reducción de la desigualdad es pasar de un GINI de 0,508 en 2017 a 0,47 en 2022, una reducción de 0,38 que debería ser como mínimo la meta a adoptar en Bogotá.[5] En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas[6], el gobierno, mediante documento CONPES 3918 de 2018, se comprometió con algunas metas de reducción de las desigualdades:
Pasar de 0,522 a 0,480 en el GINI en 2030, a incrementar el crecimiento de los ingresos per cápita del 40% más pobre de la población, pasando de 2,7% a 3,5%, a aumentar la participación de los ingresos laborales en el PIB de 34% en 2018 a 35% en 2030 y a reducir la brecha de la pobreza extrema entre zona urbana y rural de 3,7 a 2,6. Con respecto a Bogotá plantea la meta de pasar de un coeficiente de GINI de 0,5 en 2015 y 2018, a 0,49 en 2030 (Ver tabla anexa). Es decir, la meta es que la desigualdad siga igual, un propósito poco ambicioso.
¿Es realmente la desigualdad un problema que debe enfrentar la Alcaldía de Bogotá?
Aunque la desigualdad es considerada como un gran problema por amplios sectores de la sociedad y se repite frecuentemente que somos uno de los países más desiguales del mundo y que la desigualdad es excesiva, intolerable, injusta, desproporcionada, exagerada, etc., es realmente poco lo que se hace para combatirla. La desigualdad no es un problema para todo el mundo, de hecho el 1% que concentra el 22% del total de ingresos o el 10% que se queda con el 40% del total, debe pensar que dicha desigualdad es algo muy bueno…para ellos. Pero los candidatos que consideran que efectivamente es un problema deberían proponer metas concretas y acciones específicas. Adoptar la meta del CONPES de pasar en 12 años de 0,5 a 0,49 en el Coeficiente de GINI en Bogotá sería una burla. Como mínimo, los candidatos deberían comprometerse con alcanzar el grado de desigualdad de 0,4 correspondiente según el DANE a Pereira y Bucaramanga.
Adicionalmente, se esperaría que los candidatos no se limitaran solamente a metas en cuanto a distribución de ingresos sino que dieran el paso a considerar una mejor distribución en activos físicos y financieros.
El panorama, sin embargo, no es muy positivo. En la política nacional las metas son precarias y el gobierno de Duque no muestra ningún compromiso serio con la reducción de las desigualdades. Además parecería que hasta el momento no es un asunto que se encuentre dentro de las preocupaciones de los candidatos a la Alcaldía.
Es necesario además examinar qué se podría hacer realmente y la viabilidad política de ejecutar medidas de fondo contra la desigualdad. Desde una perspectiva marxista las acciones dentro del modelo vigente solo abordan los síntomas, por cuanto no modifican la desigualdad estructural que hace que millones de bogotanos solo cuenten con su fuerza de trabajo y se vean obligados a venderla a un pequeño grupo de dueños del dinero y de los medios de producción. Pero aún dentro de los límites del sistema hay diferencias enormes de interpretación y políticas. En reciente artículo en The New York Times, Stiglitz[7] defiende la posibilidad de mejorar la distribución del ingreso y hace un conjunto de propuestas sobre lo que denomina un capitalismo progresista. “El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz explica cómo se puede canalizar el poder del mercado y ponerlo al servicio de la sociedad”, dice la introducción al artículo. Vale la pena leerlo. ¿Cuántos de nuestros candidatos y candidatas se comprometen con un capitalismo progresista que busca reducir las desigualdades económicas?
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Alberto Maldonado Copello
Foto obtenida de: El Espectador
[1] Con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares que aplica el DANE https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral
[2] Roberto Angulo, https://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/7249-%C2%BFqu%C3%A9-tanta-desigualdad-hay-realmente-en-colombia.html
[3] https://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/7564-desigualdad-en-las-ciudades-de-colombia-%C2%BFc%C3%B3mo-vamos.html?highlight=WyJyb2JlcnRvIiwiYW5ndWxvIiwicm9iZXJ0byBhbmd1bG8iXQ%3D%3D
[4] Algunos investigadores analizan estas cifras que están disponibles en diversas entidades públicas, pero los gobiernos no son transparentes ni las utilizan como indicadores en documentos de política. Por ejemplo, Juliana Londoño. http://asip.org.ar/wp-content/uploads/2014/12/Desigualdad-del-ingreso-y-pobreza-en-Colombia.pdf
[5] Presidencia de la República, Departamento Nacional de Planeación, Bases del Plan Nacional de Desarrollo, página 161.
[6] https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html
[7] https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/capitalismo-progresista-oximoron_0_M0cUbjEYN.html
[8] https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/3918.pdf
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