La iniciativa surgió del movimiento o colectivo Defendamos La Paz (DLP), que es una confluencia de liderazgos, activistas, políticos, artistas, académicos, defensores de derechos, organizaciones sociales, pero que tiene varias características que lo hacen novedoso en las actuales circunstancias del país; se articuló alrededor de un chat de whatsapp (hoy día son varias decenas de chats articulados), sin jefaturas jerarquizadas, con una capacidad de debatir y tomar decisiones colectivamente y sacarlas adelante porque se comparten, pese a existir al interior diversidad de opiniones y posiciones, pero unidos alrededor de unos propósitos muy sencillos pero poderosos: defender la implementación del Acuerdo con las FARC, promover la idea de la Paz Completa, lo que implica estimular la reanudación de conversaciones con el ELN y resolver otros problemas de violencia, la defensa de la vida de las lideresas y los líderes sociales, así como de los excombatientes de FARC que están cumpliendo con el Acuerdo de Paz.
No hay duda que las redes sociales son una realidad de las sociedades actuales y allí encontramos lo peor y lo mejor de las iniciativas humanas. En un excelente ensayo del Profesor mexicano Cesar Cansino, “Viejas y nuevas tesis sobre el hombre Twitter “,[1] señala como “muchos sentimientos colectivos viven en el Homo Twitter, pero de todos ellos el más recurrente es la indignación. La indignación emerge sobre todo en tiempos y circunstancia de agravio y cinismo por parte de las élites en contra de una comunidad dada… La indignación puede ser un motor nada despreciable de las sociedades, pero como tal entra más en el ámbito de la negatividad que de la positividad…” ¿pero entonces no es posible pasar a los aspectos propositivos? Por supuesto, que sí; eso tiene mucho que ver con la forma como se entienda la política en las sociedades contemporáneas y añade Cansino, “La respuesta tiene que ver con la importancia que concedemos a la dimensión simbólica de la política, o sea al debate público como fuente potencial de valores o contenidos socialmente deseables en un país o comunidad… (las redes sociales) se han convertido en el lugar más influyente de la socialización política y en consecuencia de institución de valores en las sociedades actuales… si comparamos el impacto que las redes sociales han alcanzado en la política institucional, o sea, donde se toman las decisiones vinculantes en un país, con el que tiene otras expresiones de lo social, como la votación en los procesos electorales o la sociedad civil organizada, no será difícil constatar que la dimensión simbólica de la política ha prácticamente desplazado a las restantes.”
Esta pequeña reflexión a propósito de las redes sociales como medio para democratizar el actuar político, nos permite decir que Defendamos la Paz (DLP) ha tenido la capacidad de superar la fase de indignación y reactiva de la política y ha podido incursionar con éxito en elementos propositivos. Por eso, uno de los objetivos más importantes de la jornada del 26 de julio, además de ‘recordarle’ al gobierno su deber de proteger la vida de todos los colombianos, fue sensibilizar a los colombianos y a la comunidad internacional de la importancia que tienen los líderes y lideresas sociales en los territorios, que no son luchadores quijotescos aislados por causas perdidas, sino importantes componentes del movimiento de la sociedad que lucha por avanzar en su transformación democrática, con todo lo que esto conlleva.
Por ello, tan importante como el hecho ritual de movilizarnos y tomar las vías públicas para expresar al tiempo indignación y solidaridad, fue conseguir que los medios de comunicación, columnistas y el propio gobierno -con las normales controversias que esto generó- se ocuparán del tema y lo colocarán en la prioridad, discursiva y esperemos que practica de su actuar, es decir que la inmensa mayoría de los colombianos se enteraran que había y hay una gran preocupación con lo que está pasando en los territorios con los líderes y lideresas sociales que no están siendo respetados y en muchos casos asesinados.
Pero adicionalmente, Defendamos la Paz le está proponiendo al Gobierno Nacional, a los partidos políticos, a los gobiernos regionales y locales un pacto, un acuerdo para sacar la violencia de la política, para que de esa forma la defensa de la vida se coloque en el primer lugar de nuestra sociedad y aspira a que, igual que cómo se lideró el rechazo contra las objeciones presidenciales a la JEP, en está ocasión, ojalá con la participación activa del propio Gobierno, se logren las medidas que permitan que nuestros líderes y lideresas sociales cumplan su importante tarea sin que por ello sean asesinados y los excombatientes de las FARC puedan continuar su proceso de reincorporación (política, económica y social).
Desde Defendamos La Paz, estoy seguro que continuaremos, con nuestra diversidad y nuestras enriquecedoras diferencias, atentos a promover iniciativas que nos ayuden a avanzar en nuestro propósito colectivo que no es otro que contar con una democracia más madura, incluyente y diversa y donde todos los colombianos puedan exigir sus derechos y luchar por ellos, sin que conlleve poner en riesgo su vida.
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[1] CANSINO, César, CALLES SANTILLANA, Jorge y ECHEVERRIA, Martín, Editores. ”Del Homo Videns al Homo Twitter democracia y redes sociales”, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico, Puebla, 2016.
Alejo Vargas Velásquez, Profesor Titular Universidad Nacional.
Foto tomada de: Prensa Latina
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