Sin embargo, se ha presentado un declive del llamado socialismo del siglo XXI y un retorno de gobiernos de derecha, sobre lo cual en su opinión se habla poco y, además, parecería que se carece de una narrativa de derecha, de un proyecto unificado coherente. No se ha logrado llenar de contenido lo que representa la derecha para la política y resulta difícil, en opinión del periodista, encontrar puntos en común entre Duque, Bolsonaro y Macri, por ejemplo.
La clasificación izquierda-derecha utilizada por Pacheco es común en los análisis en la prensa y los medios de comunicación colombianos y se caracteriza por una lectura, en mi opinión, insuficiente dado que no hace referencia explícita a la estructura económica y política dentro de la cual se inscribe. Posiciones y movimientos políticos de izquierda y derecha se encuentran tanto en el capitalismo como en el socialismo; incluso dentro de los propios movimientos revolucionarios en la Rusia zarista y en los primeros años de la revolución rusa había posiciones de izquierda y de derecha. Es necesario, en mi opinión, exponer expresamente el contexto social y económico para poder comprender mejor la naturaleza y alcances de estas clasificaciones.
Las dos grandes formas alternativas de producción son el capitalismo y el socialismo
Dentro del capitalismo, en los partidos que están a favor del capitalismo o que por lo menos explícitamente no quieren cambiarlo por otro modo de producción, hay posturas y prácticas de derecha, de centro y de izquierda. Por ejemplo, hay quienes plantean una política abiertamente favorable a los capitalistas, con reducción extrema del papel del Estado y eliminación de cualquier medida que implique subsidios y apoyos a la población trabajadora más pobre y precaria, con excepción de algunos programas asistenciales para atender situaciones extremas; dentro de esta corriente además se da prioridad a las ganancias sobre el ambiente y se promueven diversas acciones para evitar que el Estado controle en forma más eficaz los efectos negativos de la producción capitalista.
En el otro extremo hay enfoques que promueven una elevada intervención del Estado, con una tributación grande y progresiva, con prestación de servicios amplios, un Estado de bienestar fuerte, con mayor regulación ambiental, etc. De neoliberalismo extremo a social democracia profunda incluyendo el capitalismo progresista de Stiglitz. Pero todos estos tienen algo en común, son defensores del capitalismo, consideran que es el mejor sistema existente, aunque con fallas, no ven la relación causal entre capitalismo y explotación o pobreza, miseria y desempleo, o por lo menos intentan minimizarla, etc. Algunos son más favorables a los intereses de los trabajadores y buscan aumentar su participación en el producto total, con lo cual afectan intereses de los capitalistas, pero no quieren eliminar la relación salarial y por tanto superar el capitalismo. O quizá simplemente se resignan ante la realidad que muestra la imposibilidad actual de un cambio radical hacia el socialismo.
En el contexto colombiano prácticamente ningún partido, quizá con la excepción del partido comunista, propone y busca avanzar hacia el socialismo; no se propone eliminar la propiedad privada de los medios de producción, ni suprimir la relación asalariada, razón por la cual no hay realmente una polarización sustancial. Los socialismos del siglo XXI y otros en América Latina a pesar de un discurso cercano al marxismo y a Cuba no pretendieron suprimir el capitalismo, su énfasis se centró en una intervención más fuerte del Estado a favor de las clases trabajadores pero manteniendo la estructura social básica. Por tanto, la expresión castro-chavismo es engañosa porque mezcla una experiencia socialista con supresión de la propiedad privada de los medios de producción con experiencias de mayor intervención del Estado pero conservando los elementos esenciales del capitalismo[2].
Daniel Pacheco no se refiere a esto. Señala que parece no haber un proyecto común de derecha, una narrativa de derecha, etc., y su trabajo de preparación del programa aparentemente no le permitió encontrar puntos en común entre Bolsonaro, Duque y Macri. Usualmente Pacheco hace buenas investigaciones para hacer sus programas pero parece que aquí no tuvo suficiente tiempo.
Los gobiernos llamados de derecha son claros representantes del capitalismo y especialmente de la modalidad más favorable a los capitalistas. Tienen en común la realización de múltiples acciones a favor de quienes detentan el poder económico y controlan en forma más o menos directa el Estado. Su proyecto unificado coherente es garantizar la confianza inversionista y tomar la mayor cantidad de medidas posibles a favor de ellos: reducir impuestos, apoyarlos mediante exenciones y subsidios, limitar las pretensiones de los sindicatos y sectores populares, permitir que los capitalistas dañen el medio ambiente sin mayor costo. En materia ideológica se inscriben abiertamente dentro de posturas religiosas que combaten la “ideología de género” y atacan las libertades de importantes grupos sociales a partir de sus creencias.
Evidentemente hay diferencias de énfasis pero, en lo fundamental, se parecen bastante; con un poco de esfuerzo podría encontrarse la narrativa de derecha, que tiene, frente a la narrativa de izquierda anti capitalista, una enorme ventaja: la primera consiste en la defensa de un poder realmente existente, que controla los medios de producción materiales e intelectuales, la segunda a un potencial e hipotético sistema distinto, en claras condiciones de inferioridad material.
La izquierda dentro del capitalismo, aún la más radical, está enredada en una situación sin salida. Ofrece a los trabajadores solucionar problemas que no tienen solución dentro del capitalismo; por eso, cuando tiene algunas oportunidades de gobierno, que no de poder real sobre el sistema económico, termina incumpliendo a las expectativas generadas por sus seguidores y votantes. Seguir insistiendo en que, por ejemplo, Petro es de izquierda, sin aclarar que es de izquierda pro capitalismo, es mantener un engaño. En columna de hace unos días titulada “Petro: la sombra de una izquierda que fue”, Yezid Arteta[3] lo clasifica como de izquierda e incluso llega a incluir dentro del progresismo a Claudia López. El artículo de Arteta se enfoca principalmente en criticar a Petro por no trabajar en la creación de una organización política seria y moderna; le reconoce haber rescatado la política del fango y haberle dado un aire nuevo. Le critica no haberle dado una forma, una estructura orgánica y tomar decisiones equivocadas que le están haciendo perder su capital político. Le recuerda que en otras partes del país la gente de Colombia Humana, Polo Democrático Alternativo y Partido Verde está haciendo alianzas para “vertebrar un proyecto nacional, unitario, que plante cara al totalitarismo de derecha”. Es claro que el asunto no es plantar cara al capitalismo, en sus distintas versiones, sino a una corriente dentro del capitalismo.
Cita Arteta a Lucio Magri quien afirma que “el viejo topo ha cavado y sigue cavando, pero, siendo ciego, no sabe bien de dónde viene y adónde va, o si gira en círculos”. Y dice que esto le está pasando a Gustavo Petro, “está cavando, cavando a la bartola”. Pero en este ejercicio si tiene claro Petro algo, sabe muy bien para donde no va, su lucha no es contra el capitalismo, podrá asustar a algunos sectores de la oligarquía pero no al sistema capitalista. Petro no es el viejo topo revolucionario[4].
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Alberto Maldonado Copello
Foto obtenida de: https://www.semana.com/
[1] http://www.redmas.com.co/zonafranca/zona-franca-esta-la-izquierda-la-derecha-america-latina/
[2] En el programa presentó Pacheco un mapa de América Latina, incluyendo como países de izquierda a Cuba, México, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, y de derecha a los demás países.
[3] https://www.semana.com/opinion/articulo/petro-columna-de-yezid-arteta-davila/626097
[4] “En Marx, el viejo topo simboliza la lucha por la nueva sociedad que habrá de ser construida sobre los escombros del vetusto orden burgués, la conciencia de clase de los trabajadores que apunta la voluntad de poner fin a la sucesión de modos de producción caracterizados por el conflicto estructural (lucha de clases) entre de explotadores y explotados, opresores y oprimidos. El revolucionario, en tanto que sujeto de la revolución, es precisamente quien facilita esa ruptura, actuando como un viejo topo.” http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2013/06/el-termino-viejo-topo-en-la-tradicion.html
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