Sin embargo, en honor a la precisión conceptual mertoniana, debemos aclarar que el sociólogo norteamericano señala que la profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera». Y en este caso pudiéramos decir, que la situación inicial valorada por los ciudadanos barranquilleros no era falsa, en el sentido en que los candidatos Jaime Pumarejo y Elsa Noguera, eran ya de antemano, los seguros ganadores de la elección.
Pero el hecho de que esta profecía autorrealizada, no fuese falsa en su inicial concepción, no evita el que sea analizada en perspectiva un tanto más crítica, pues la votación con que finalmente ganó la alcaldía Jaime Pumarejo y la gobernación Elsa Noguera, da para pensar con cierto detenimiento lo que sucedió el domingo 27 de octubre. El teorema de Thomas que analizó Merton, señala que “Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias” (1970, página 453). Dicho en términos coloquiales, lo que la gente piensa de la realidad va a formar parte de esa realidad, así no sea cierto, y esto puede haber sucedido en Barranquilla con relación a la inevitable elección de Pumarejo y Noguera. Los casos cotidianos e interpersonales que ejemplifican el teorema de Thomas abundan: por ejemplo, si su pareja cree que usted le es infiel, así usted no sea infiel, lo más seguro es que la relación se habrá dañado en términos de confianza, y de allí en adelante, lo que usted haga o deje de hacer, seguro que levantará sospechas de infidelidad. García Márquez y Alcoriza, lo ejemplifican magistralmente en “Presagio”, cuando Mamá Santos, la vieja partera del pequeño pueblo mexicano donde transcurre la película, considera que el rompimiento de la botella que utilizaba para que las mujeres soplaran en ella mientras daban a luz y lograran parir más fácilmente, representaba un presagio de que “algo terrible iba a pasar en el pueblo”. El rumor de la predicción de Mamá Santos se corrió por todos lados, y generó una reacción en cadena de sucesos desgraciados que la gente achaca al presagio lanzado por la vieja partera, hasta que como se aprecia en las últimas escenas, la gente abandona el pueblo, mientras Mama Santos, desde lo alto de su carreta y protegida por una sombrilla, les señala a todos el pueblo abandonado, y les dice: “Miren, lo ven, les dije que algo iba a pasar en este pueblo”.
A partir de los resultados divulgados por las encuestas, a partir del contexto de total abulia con relación al proceso democrático que se hizo evidente en el bochornoso hecho de que la única ciudad capital importante de este país donde no se llevó a cabo un debate televisivo que le permitiera a la ciudadanía escuchar de viva voz las propuestas y conocer el talante de los candidatos, fue en Barranquilla, a partir de la indudable aceptación que a lo largo de todo su mandato ha tenido el actual alcalde Alex Char, y sobre todo a partir de ese contexto general que se vive en la ciudad de aprobación por parte del ciudadano de a pie, que reconoce lo evidente de una gestión que ha invertido gran cantidad de recursos en obras de infraestructura jamás pensadas, como la canalización de varios arroyos, caudalosos y mortales, el Malecón del Río Magdalena, las nuevas obras viales, la construcción de nuevos escenarios deportivos y la realización de eventos bien organizados como los XXIII Juegos Centroamericanos, para no olvidar obras de infraestructura anteriores como los Megacolegios[1] o el arreglo de parques y bulevares a lo largo y ancho de la ciudad, era apenas obvio que Jaime Pumarejo fuese el elegido como alcalde y Elsa Noguera la elegida como gobernadora.
Pero recurramos también a la historia electoral reciente de la ciudad. Si comparamos las cifras electorales para alcaldía de Barranquilla y gobernación del Atlántico en las últimas elecciones (2007 – 2019), encontraremos unas constantes que dan cuenta de la lógica que ha asumido el poder político en Barranquilla. La primera de esas constantes es la paulatina, pero evidente, consolidación de una hegemonía por parte de la casa Char que ha desplazado del poder a las otras elites políticas o casas históricamente dominantes del poder político en la ciudad, que, sin embargo, perviven con su poder de contratación a la sombra de la gestión del actual alcalde, como la casa Gerlein. Recordemos que Alex Char llegó por primera vez a la gobernación del Atlántico en el 2003, luego de que la Sección Quinta de Asuntos Electorales del Consejo de Estado fallara a su favor el litigio entablado contra la elección de Ventura Díaz Mejía por una diferencia de 700 votos. La realización de nuevos escrutinios, en el que se anularon más de 200 mesas de votación por suplantación de votantes y trasteo de electores dio como ganador a Alex Char, quien culminó el periodo como gobernador[2]. En las elecciones de ese mismo año con el apoyo de la casa Char, llegó a la gobernación del Atlántico, el conservador Carlos Rodado Noriega, quien venció por cerca de 50 mil votos a Fernando Borda, candidato del partido Liberal. Mientras tanto, en la alcaldía de Barranquilla culminaba el control político ejercido durante la década de los años 90 por el Movimiento Ciudadano, ya totalmente fracturado por sus propias contradicciones y sus escándalos de corrupción que llevó a la cárcel, la destitución y la inhabilitación a su máximo dirigente, Bernardo Hoyos Montoya y también a Guillermo Hoenigsberg, quien a la postre no culminaría su período como alcalde, y sería reemplazado en el 2007 por Juan García Estrada.
A partir del 2007, año en el que aspiró por primera vez a la alcaldía de Barranquilla, ni Alex Char ni quienes posteriormente fueron candidatos avalados por el movimiento del senador Fuad Char Abdala, han tenido contendores surgidos del seno de los partidos tradicionales —Liberal o Conservador— o del seno de los nuevos partidos o movimientos políticos controlados por las otras grandes casas políticas de Barranquilla. El candidato a la alcaldía de Barranquilla designado por la casa Char se ha enfrentado siempre con candidatos de los partidos alternativos a los cuales ha vencido sin mayor dificultad, como se aprecia en la siguiente gráfica:
Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
Con relación a la gobernación, las cifras históricas también pueden leerse como la consolidación de la tendencia hegemónica de la casa Char, ya que el partido Liberal, quien había obtenido de manera sucesiva la gobernación del Atlántico con Antonio Segebre y en dos ocasiones con Eduardo Verano de la Rosa, desistió en este 2019 de apoyar a Oscar David Galán —como candidato liberal— y desmontó su candidatura para plegarse a la candidatura de coalición de Elsa Noguera[3], quien ya en las elecciones del 2011 había sido elegida alcaldesa de Barranquilla a nombre de Cambio Radical. La lucha por la gobernación entre las élites políticas con candidatos propios, en las tres elecciones anteriores, fue cerrada; la lucha electoral de una coalición de elites políticamente fuerte enfrentada a una aventura personalista por parte de un movimiento alternativo que se dio en este 2019, por el contrario, demuestra la consolidación de un real poder electoral, tal como se aprecia en la siguiente gráfica:
Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
Pero, a pesar de esta consolidación evidente, el análisis de las cifras electorales del pasado 27 de octubre y la mirada un tanto más crítica sobre el control político de la casa Char y su gestión administrativa de la ciudad, pueden plantearnos hipótesis interesantes de corroborar, pues hay ciertas tendencias que no debemos pasar por alto. Advertimos, que en términos de rigor, los planteamientos hechos, están a nivel de hipótesis. Para confirmarlos habría la necesidad de investigar rigurosamente, constatando en la realidad, el comportamiento del electorado barranquillero. Desafortunadamente no hay estudios de los procesos electorales, que nos indiquen si el electorado Barranquillero vota de manera tradicional, o si, por el contrario, hace lecturas coyunturales de los procesos electorales y no mantiene una línea de conducta permanente y tradicional al momento del voto, que nos dieran algunas luces más precisas al respecto.
Por ello, nos parece válido señalar que las tendencias encontradas deberían verificarse empíricamente, estando atentos de no cometer el error de la falacia ecológica y creer que los datos estadísticos de conjunto que se nos muestran, pueden ser endilgados como válidos para el análisis del comportamiento de los individuos o sus razones o motivaciones para votar de determinada manera. La literatura metodológica especializada, señala expresamente este riesgo cuando advierte que “algunos factores explicativos del comportamiento electoral se refieren al individuo o elector, mientras que otros son características de los sistemas o contextos en los que viven y actúan esos mismos individuos. Si el análisis se limita a un único nivel de observación, el individual o el sistémico, es probable que los resultados del análisis contengan una cierta cantidad de sesgo porque dejan de lado variables relevantes” (Anduiza & Bosch, 2004, pág. 77). Se puede entonces cometer tanto el error metodológico de la falacia individualista, como el de la falacia ecológica, por lo que será siempre necesario no perder de vista que los diversos enfoques utilizados para analizar el comportamiento electoral de los ciudadanos tienen todos sus limitaciones (Gallardo & Leiva, 2017).
Si quisiéramos corroborar con mayor precisión que las tendencias que encontramos en el análisis de agregados de las cifras electorales, son válidas, implicaría verificar sobre terreno con los votantes de carne y hueso, las hipótesis que planteamos. La primera hipótesis es que el conjunto mayoritario de los ciudadanos que votan en blanco lo hacen obviamente por no estar de acuerdo con los candidatos propuestos, pero dicho voto puede implicar también un voto castigo hacia el partido o grupo político que controla la administración. Es por ello que los analistas del acontecer nacional hablan del retroceso de Uribe en las recientes elecciones, ya que, a pesar de tener el control del gobierno central con la presidencia de Duque, en términos generales no lograron el respaldo suficiente de sus candidatos en varias zonas importantes del país. También se pueden formular dos hipótesis como válidas para analizar la gran cantidad de votos nulos y no marcados que se presentan elección tras elección. La primera, un problema de pedagogía electoral, ya que el ciudadano se enreda al momento de marcar el tarjetón y lo marca mal o desiste de marcarlo al no estar seguro de que dará bien su voto. La segunda hipótesis a confirmar, sería que quienes votan de manera nula o no marcan el tarjetón, lo hacen conscientemente porque no quieren darle su voto a ningún candidato y por lo tanto expresan su descontento con mensajes obscenos o rayando el tarjetón o dejándolo sin marcar. La primera hipótesis nos parece que puede ser una explicación plausible cuando se trata de tarjetones para elegir senadores, concejales o diputados, donde por ser mayor la información que maneja el elector, éste puede llegar a confundirse y no saber cómo marcar, pero poco plausible cuando se trata de tarjetones para elegir presidentes, alcaldes o gobernadores, donde el voto nulo o no marcado puede obedecer a una decisión consciente de no estar de acuerdo con ninguno de los candidatos, por la facilidad que existe en su manejo.
Ahora bien, si revisamos las cifras globales de los resultados electorales para gobernación del Atlántico y alcaldía de Barranquilla en las últimas cuatro elecciones, éstas nos señalan lo siguiente:
Las tendencias de estas cifras nos indican un resultado obvio: el crecimiento del potencial de votantes se refleja, si se quiere de manera inercial, en la tendencia del crecimiento de votos válidos y de votos por candidatos. Es una simple lectura de sentido común: si hay más gente para votar es casi seguro que más gente vote, y que por lo tanto también aumentará la votación por candidatos como se aprecia mejor en las gráficas N° 1 y N°2:
Lo que sí es interesante de observar en las tendencias para alcaldía, fue lo sucedido con el voto en blanco. Mientras que para la gobernación la tendencia del voto no marcado, del voto en blanco y del voto nulo es históricamente la misma, es decir, el voto no marcado y el voto en blanco siguen la misma tendencia ascendente del potencial de votantes, mientras que el voto nulo mantiene una estabilidad a lo largo del período, como se puede apreciar en la gráfica N° 3:
Para la alcaldía de Barranquilla, aunque la tendencia fue similar a la que se presentó en las elecciones para gobernador, evidencia un fenómeno interesante y diferente: la tendencia del crecimiento del voto en blanco fue mayor que la tendencia del crecimiento de los votos no marcados:
Podemos entonces plantear, que en las elecciones de este 27 de octubre, muy a pesar del control hegemónico que paulatinamente ha consolidado la casa Char, hubo una franja del electorado barranquillero que demostró su inconformidad con la manera como se maneja la ciudad. Muy probablemente, lo conforman ese grupo de ciudadanos críticos que a pesar del efecto teflón del que gozan varios dirigentes políticos y que parece formar parte de la cultura de nuestro pueblo, no olvidan los escabrosos escándalos que han afectado a la casa Char. Algunos del nivel nacional, como la investigación al senador David Char Navas por sus vínculos con la parapolítica[4], de Arturo Char investigado por el escándalo de la compra de votos tras la captura de Aida Merlano[5], del propio alcalde Alex Char y su vínculo con Javier Torres, acusado de enriquecimiento ilícito y vinculado a Odebrecht[6]. Y otros de carácter local, como el multimillonario desfalco a la Empresa Triple A[7] o como los deslizamientos de terreno que acabaron con las urbanizaciones Ciudad del Sol 1, Ciudad del Sol 2, Techos azules y Campo Alto construidas en Campo Alegre y Ciudad Jardín por la firma Alejandro Char Chaljub y Cía[8].
Es cierto que la aprobación en la gestión de Alex Char como alcalde de Barranquilla se vio reflejada en la votación obtenida por sus candidatos a la alcaldía y a la gobernación, sin embargo, haría falta constatar que tanto de los 309.300 votos obtenido por Jaime Pumarejo son resultado de esas lógicas electorales presentes en nuestra cultura política, y que responden a los controles burocráticos —públicos y privados— para direccionar la voluntad del elector. También es importante reconocer que los 106.206 votos de los ciudadanos barranquilleros, depositados por los otros tres candidatos a la alcaldía de Barranquilla, no pertenecientes a los partidos tradicionales —Liberal y Conservador, ni a los movimientos surgidos del seno de éstos en la reconfiguración del sistema multipartidista no consolidado que se abre paso en Colombia—representan un 21% de los electores barranquilleros. Esos votos, aunados a los 79.852 votos en blanco (16,2%) —los cuales superaron por primera vez la inercia histórica de los votos no marcados— dan un porcentaje del 37%, es decir, nos señalan que una tercera parte de los ciudadanos que se expresaron en las urnas, son muy probablemente críticos con relación al modelo de gestión de la casa Char, es decir, críticos de la pesada carga tributaria que se impuso de manera acelerada en los últimos años[9], críticos de lo que representa el alto endeudamiento a futuro por los grandes proyectos de infraestructura desarrollado y planeados para los años venideros[10], críticos frente a un proyecto de ciudad modernizadora pero articulado a intereses de sectores poderosos en las obras de ingeniería civil —propias de las lógicas de formación e intereses económicos del alcalde—, que utiliza la contratación con criterios poco democráticos y nada trasparentes, para el favorecimiento de aquellos que financian y apoyan sus campañas políticas[11].
Tal vez, después de todo, se cumplió el teorema de Thomas en el sentido en que lo señala Merton, y la falsedad estuvo, no en creer que ganarían los candidatos oficiales del charismo, sino en creer que un proyecto modernizador de ciudad que privilegia la inversión en grandes obras de infraestructura, sin profundizar la democracia local, el bienestar del ciudadano en áreas más sensibles, el debate público y el control político y ciudadano para el manejo racional y más equilibrado de los recursos públicos, tuviera garantizado un total respaldo electoral.
Referencias
Anduiza, E., & Bosch, A. (2004). Comportamiento político y electoral. Barcelona: Ariel.
Gallardo Valente, E., & Leiva Muñoz, O. (2017). Comportamiento electoral: teorías del voto y ciudadanía. En J. (. Russo, Democracias y ciudadanías en América Latina. Ensayos en honor de Francisco Delich (págs. 377- 400). México: Eon, Conacyt, Flacso y Arela.
Merton, R. (1970). Teoría y Estructura Sociales. México: Fondo de Cultura Económica.
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[1] Aunque como en varios aspectos, también en los megacolegios se han presentado inconvenientes. Puede leerse: Alcalde Char, ¿para cuándo el megacolegio Salvador Suárez? Crónica de Roberto Rosania Santiago, publicada el 26 de octubre de 2018 en la página web de Las 2 Orillas. https://www.las2orillas.co/alcalde-char-para-cuando-el-megacolegio-salvador-suarez/
[2] Ver Revista Semana, 20 de abril de 2003. https://www.semana.com/noticias/articulo/alejandro-char-nuevo-gobernador-atlantico/57689-3
[3] Apoyada por el Partido Liberal, el Partido Conservador, El Partido de la U, el Centro Democrático y obviamente, Cambio Radical.
[4] Ver: “David Char Navas, el primer investigado por parapolítica admitido por la JEP”. El Espectador, 26 de abril de 2019. https://www.elespectador.com/noticias/judicial/david-char-navas-el-primer-investigado-por-parapolitica-que-es-admitido-por-la-jep-articulo-852477.
[5] Ver: “¿Quién es Arturo Char, mencionado en escándalo de compra de votos?. El Tiempo, 8 de noviembre de 2018. https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/quien-es-arturo-char-mencionado-en-escandalo-de-compra-de-votos-291190
[6] Ver: “Establecimiento en Ascuas”, columna de María Jimena Duzan, en Semana el 7 de julio de 2019. https://www.semana.com/opinion/articulo/alex-char-puede-terminar-vinculado-con-el-escandalo-odebrecht-aval/622299
[7] Ver: Alex Char salpicado en escándalo de corrupción español según informe de El Confidencial. Reportaje de Las 2 Orillas, 25 de abril de 2017. https://www.las2orillas.co/alex-char-salpicado-escandalo-corrupcion-espanol-segun-informe-confidencial/
[8] Ver: “Las urbanizaciones que pueden aplastar a Alejandro Char”. Crónica de Gustavo Rugeles, publicada el 12 de noviembre de 2013 en Las 2 Orillas. https://www.las2orillas.co/las-urbanizaciones-pueden-aplastar-alejandro-char/
[9] “Los barranquilleros en los últimos doce años hemos hecho un tremendo esfuerzo fiscal (…) En 2017, ya pagábamos $214.235, sufriendo un incremento en la recaudación del 140,6%. Me pregunto: ¿A quién se le incrementaron los ingresos en la ciudad en ese porcentaje para enfrentar estos aumentos? creo que solo a los contratistas preferidos de Char. El impuesto predial creció al 12% anual de 2008 a 2018, llevando a la ciudad del 7º puesto en recaudos al 6º. Simultáneamente, los avalúos catastrales subieron en términos reales el 64% real, mientras los predios solo en un 16%, en el periodo 2009-2018.” Jairo Parada, “Catastro e impuestos locales”. Columna de Opinión. El Heraldo, 24 de septiembre de 2019. Ver: http://jairoparada.com/2019/09/24/catastro-e-impuestos-locales/
[10] Ver: Finanzas del Distrito: 2 años de ajuste para el próximo Alcalde. De acuerdo con un estudio de Fundesarrollo, a corte de 2018 la ciudad tiene una deuda de $1,1 billones, por lo que recomienda racionalizar los gastos. Por Eduardo Patiño, EL Heraldo, 20 de mayo de 2019. https://www.elheraldo.co/barranquilla/finanzas-del-distrito-2-anos-de-ajuste-para-el-proximo-alcalde-633726
[11] Ver: “Los Char hacen lo que se les da la gana con Barranquilla”. La pulla, El Espectador, 5 de septiembre de 2019. https://www.youtube.com/watch?v=fasE2JspSUU
Blas Zubiría Mutis, Sociólogo, Magister en Historia. Docente de tiempo completo de la Universidad del Atlántico. Miembro del grupo de Investigación Goffman, Universidad del Atlántico.
Foto tomada de: El Heraldo
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