La exitosa jornada de movilización del 21 de noviembre, se ha constituido por múltiples motivaciones en un acontecimiento extraordinario de la vida política del país, la convocatoria círculo por todos los medios masivos de comunicación, así como, en las redes sociales y por supuesto, en los medios de comunicación alternativa.
Sin embargo, no toda la información que círculo sobre los objetivos, motivaciones del paro y la razones que tuvieron las organizaciones sociales, sindicales y populares, así como las estudiantiles y de oposición al gobierno de Iván Duque, estuvieron motivadas en el propósito de informar a la ciudadanía y más bien, una parte importante de esta ofensiva comunicativa obedeció a lo que claramente puede ser señalada como una estrategia mediático-política, que está claramente orientada a desprestigiar y en todo caso a desalentar la participación en la protesta, sembrando el miedo y la zozobra a la ciudadanía, para participar de la movilización como un derecho ciudadano consagrado en la Constitución política de Colombia.
De acuerdo a los convocantes de la jornada de paro nacional, están relacionadas con el rechazo a los anuncios del gobierno de impulsar regresivas reformas laboral, pensional y tributaria, así como el anuncio de continuar la privatización de algunas empresas del sector público, igualmente la jornada de movilización se realiza para exigir el cumplimiento del gobierno de acuerdos suscritos en otras movilizaciones sociales y que hasta la fecha no vienen siendo cumplidos. La jornada Nacional de protesta se desarrolló igualmente en el marco de una exigencia política al gobierno nacional por su falta de compromiso efectivo para la protección de líderes y lideresas sociales y la manera en que este gobierno viene permitiendo el incremento del genocidio contra el movimiento indígena, social y popular en nuestro país, también la jornada es un rechazo categórico de las organizaciones sociales a la alta y creciente corrupción que cabalga sobre el ejercicio de la actividad pública, sin que hasta la fecha se hayan tomado medidas efectivas para la judicialización de los responsables y la recuperación de los recursos robados por altos funcionarios del Estado.
Esta ofensiva de desinformación impulsada por algunos medios de comunicación y por voceros del alto gobierno, desmintiendo las razones que justificaban la convocatoria la jornada de protesta, tienen una explicación, el gobierno Iván Duque es muy consciente de que su gestión cómo gobernante ha sido inferior a las demandas que tiene el país para afrontar las graves dificultades sociales económicas y políticas por las que actualmente se atraviesa. Igualmente a los voceros del gobierno colombiano les preocupaba que estás razones que justificaban la convocatoria al paro, que no eran cosa distinta que la profundización de las políticas neoliberales que se vienen poniendo en América Latina, tengan la misma reacción masivo rechazo que este tipo de anuncios tuvieron en países de América Latina, como recientemente sucedió en Ecuador o en Chile, donde la ciudadanía se volcó a las calles para rechazar las políticas económicas neoliberales.
De esta manera se puede afirmar que el gobierno ha utilizado y está usando una matriz de manipulación mediática, tratando de salirle al paso a lo que es una respuesta a la indignación del pueblo colombiano, frente al desgobierno, la impunidad y la profunda improvisación con la que el gobierno de Iván Duque asume los temas de la construcción de la política social y especialmente la falta de compromiso para el cumplimiento de lo acordado en el camino de edificar la paz con justicia social, así como a su desfachatez para asumir la política de prevención de violación a los derechos humanos.
“…De que me hablas viejo”
La victoria social y política que ha significado esta movilización del 21 de noviembre, en la que millares de personas de distinta condición social salieron a las calles a expresar su profundo rechazo a las políticas gubernamentales, debe llamar la atención de la dirigencia del movimiento social y popular, así como de los sectores de oposición política, a la necesidad de intensificar los ejercicio de organización y formación política, los cuales habrá que fortalecer más desde la organización comunitaria de base. Esta formación política, es sin duda una gran necesidad, porque no nos puede caber la menor duda que el gobierno de Iván Duque, cada día se va a alejar mucho más de las necesidades de la sociedad colombiana y va a estar sometido a las exigencias empresarios y de las políticas neoliberales, como igualmente sometido a la presión del partido de gobierno, el clan el cual claramente está desarrollando una acción política de manipulación para imponer la violencia y la guerra, como estrategia para superar las dificultades que tienen país. Así mismo, los voceros del Centro Democrático siguen empeñados en negarle la posibilidad al país, de conocer la verdad histórica de la larga y dolorosa guerra que hemos tenido en los últimos 60 años y frente a esta realidad el presidente Iván Duque, preferirá darle la espalda al clamor ciudadano de la construcción de la paz, igualmente preferirá seguir viajando por todo el mundo tratando de vender un país el cual el mismo ni siquiera conoce.
En este sentido, la agudización y el descaro de las políticas gubernamentales, seguirán estando al orden del día de la agenda política del gobierno, frente a las cuales organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, de mujeres, de derechos humanos, el movimiento campesino e indígena, el movimiento de víctimas, tendrán que salir al paso, desarrollando acciones de pedagogía política, que permitan sacar de la confusión a la ciudadanía y no dejarse enredar por el discurso gubernamental de hacerle creer a la sociedad colombiana, “… que el país no quiere volver al pasado…” como lo señalo, el presidente Iván Duque, en alocución presidencial la noche del 20 de noviembre, para contrarrestar los efectos de la convocatoria al paro. Como si en algún momento y por cuenta de las transformaciones sociales, económicas y políticas no promovidas, el país hubiera doblado la página de la violencia y la guerra o tan siquiera, hubiéramos disminuido los índices de impunidad y corrupción, que carcomen el país, esta es sin duda alguna, la gran mentira con la que gobierna el presidente Iván Duque.
Por eso, hacia delante cada vez debe ser más claro entre la organizaciones sociales y populares del país, que la marcha y la protesta hacen parte de derechos constitucionales y que su ejercicio debe tener las garantías plenas para su desarrollo, y para ello es necesario ser al salir al paso, de la más sofisticada matriz de manipulación política que se impulsa desde el gobierno, al mejor estilo de las épocas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Alfonso Castillo, Defensor de Derechos Humanos.
Foto tomada de: eltiempo.com
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