El texto se enfoca en la “derecha” que ha “afianzado la injusticia económica y social”. Esta afirmación implica que ya existía una injusticia económica y social previamente y que lo que hace la derecha es simplemente afianzarla. No dice nada el texto sobre la naturaleza de esta injusticia y no hace una sola mención al capitalismo, como fundamento de estas situaciones. La utilización del término injusticia, además, remite a un juicio externo del sistema capitalista, a una valoración desde categorías ajenas o externas a partir del cual se lo juzga, con lo cual en lugar de explicar en qué consiste y por qué inherentemente conduce a determinados efectos (“injusticias”) simplemente se le considera inadecuado. Pero además, lo interesante de la reflexión es que parecería que el juicio se concentra en la actuación de la derecha, en el afianzamiento de la desigualdad y no en el modo de producción capitalista causante permanente de dichas injusticias.
A continuación menciona un par de frases que a su juicio “capturan la filosofía de la derecha en Estados Unidos”. En una de ellas, Trump se vanagloria de no pagar impuestos y Reagan afirmó que el régimen tributario en Estados Unidos era un “atraco cotidiano”. El asunto pasa de la justicia a las actitudes y comportamientos de los individuos, dentro de las cuales destaca el egoísmo. La derecha es egoísta y “el egoísmo sin límites destruye las normas de confianza y cooperación que están en el corazón mismo de una sociedad avanzada, supuestamente civilizada”. Parecería entonces que la injusticia es derivada del egoísmo de los ricos pero no del egoísmo en general, sino del egoísmo sin límites; habría entonces un egoísmo justo. Además, no se refiere al capitalismo, sino a una sociedad avanzada supuestamente civilizada, con lo cual no precisa realmente a qué estructura económica y social se refiere, pero que suponemos es el capitalismo. ¿Por qué no decirlo franca y abiertamente?
Este egoísmo sin límites, que se expresa en la decisión de no pagar impuestos, atenta contra la prosperidad; nos dice Kalmanovitz que “una sociedad obtiene prosperidad solo cuando sus ciudadanos más ricos financian las infraestructuras que garantizan la prosperidad de sus negocios, construyen el alcantarillado que elimina sus excretas, da lugar a la educación que permite que científicos desarrollen inventos y nuevos productos, que entrena a los doctores y financia la investigación pública que los mantienen sanos, sin dejar de contar las cortes y el derecho que defienden su propiedad privada.” No menciona expresamente el capitalismo; habla de la sociedad en su conjunto y se refiere a su prosperidad. En lo que si avanza es en indicarnos que en esa sociedad hay ciudadanos más ricos: ¿se estará refiriendo a los capitalistas? Hablar de ciudadanos ricos y pobres es simplemente ocultar que no se trata de cualquier tipo de ricos y pobres, es ocultar que hay “ciudadanos” propietarios del dinero y los medios de producción que se enriquecen contratando a otros “ciudadanos” que simplemente tienen su fuerza de trabajo. Además, ¿qué entiende por prosperidad de la sociedad? En una sociedad capitalista hay unos que tienen prosperidad y en demasía mientras que otros, la gran mayoría carecen de ella. Hablar de la sociedad en general no permite entenderla.
Después de referirse a la justicia y el egoísmo, pasa a hacer una descripción de la situación de injusticia, de “una nueva forma de injusticia” y nos informa que desde hace cuatro décadas los ingresos de los ricos se expandieron y se apropiaron los beneficios de la globalización al tiempo que se redujeron los niveles de tributación. Por su parte, los salarios de trabajadores y clases medias se estancaron, las condiciones de vida se deterioraron, sus deudas se inflaron y sus impuestos se elevaron. Esto no fue producto de decisiones de los ciudadanos ni de debates democráticos sino de las fuerzas económicas de la globalización y de las políticas de las corporaciones y de los ricos que se impusieron para desarrollar sistemas tributarios que los beneficiaron. Finalmente, aterriza la discusión anterior en Colombia, señalando que existe un “trumpismo” tropical que practica el uribismo desde 2002 en cabeza del Ministro Carrasquilla que nos quiere convencer que los recortes de impuestos tienen efecto positivo sobre el crecimiento económico que beneficiará a todos.
El capitalismo es un modo de producción que se fundamenta en una desigualdad cualitativa, estructural: la división entre capitalistas –propietarios del dinero y los medios de producción- y trabajadores asalariados –propietarios solamente de su fuerza de trabajo y obligados a venderla a los capitalistas-. El producto total es elaborado por los trabajadores pero los capitalistas, la gran mayoría de los cuales no trabaja, se apropian de una parte enorme del pastel económico. Esto conduce a grandes desigualdades de ingreso y de riqueza. Estas desigualdades pueden ser compensadas o disminuidas en parte mediante una tributación que tome una porción de las ganancias de los capitalistas y las destine a proveer bienes públicos y a subsidiar o compensar los ingresos de los trabajadores. Los capitalistas intentan por todos los medios reducir sus impuestos y evitar de este modo una redistribución de ingresos a los trabajadores.
Pero para Kalmanovitz el capitalismo no es injusto en lo esencial, lo injusto es solamente cuando los capitalistas no pagan suficientes impuestos, cuando son egoístas sin límites y orientan las políticas estatales en su favor reduciendo los impuestos que tienen que pagar. Esto es una “injusticia”. (En vez de capitalismo Kalmanovitz dice sociedad avanzada, donde dice capitalistas Kalmanovitz dice ricos, y así sucesivamente en un esfuerzo por ocultar la naturaleza del capitalismo).
La interpretación de Kalmanovitz es profundamente conservadora, pro capitalista e ilusa, compartida por muchos sectores progresistas. En primer lugar, es una aceptación del capitalismo en sus rasgos fundamentales. A Kalmanovitz no le preocupa la “injusticia” de la división de la sociedad en clases ni la explotación de la cual es objeto la una por parte de la otra (Entendemos aquí por explotación que la clase trabajadora elabora todo el producto pero se ve obligada a entregar gratuitamente una buena parte a los capitalistas). A Kalmanovitz no le preocupa que sea un sistema donde los trabajadores no son seres humanos sino un costo laboral, donde la dinámica del sistema conduce a la reducción al mínimo posible de los salarios y donde se genera permanentemente una población excedente bajo la forma de desempleo, subempleo o simple degradación. Esto es relativamente justo, puede ser egoísta pero con límites. Lo que le preocupa a Kalmanovitz no es la estructura desigual sino que sus principales beneficiarios, los capitalistas, sean egoístas y no paguen sus impuestos. A eso se reduce su interpretación.
La lucha por la distribución del producto total entre capitalistas y trabajadores se da en primer lugar con respecto a la magnitud del salario, lucha donde debido a la existencia de un mercado laboral con exceso de trabajadores, los capitalistas tienen la ventaja para fijar los salarios en niveles muy bajos (que todavía les siguen pareciendo excesivamente altos); además, los capitalistas y el Estado realizan toda suerte de prácticas para desalentar, limitar y atemorizar a los sindicatos. La otra parte de la lucha se concentra en la distribución que puede realizar el Estado por la vía de los impuestos y del gasto público, lucha que es derivada y complementaria de la anterior.
El gasto público estatal para atender a la clase trabajadora que no logra obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas es una necesidad para el Estado capitalista que tiene como una de sus funciones principales garantizar la disponibilidad de la fuerza de trabajo para su contratación por parte de los patronos, impedir o limitar la organización de los trabajadores y tratar de evitar su rebelión en diversas formas. Por tanto, en todo momento el Estado capitalista debe tomar parte del excedente social para destinarlo a estas funciones. En determinadas circunstancias del conflicto entre capital y trabajo, los trabajadores pueden además lograr beneficios adicionales (seguro de desempleo, seguridad social y laboral más amplia, etc.), los cuales se expresan en ciertas modalidades de Estado (Estado de bienestar, estado intervencionista, etc.). Desde la perspectiva ideológica del capitalismo esto se presenta como garantía de derechos, como si se tratara del cumplimiento de una voluntad constitucional de buscar el beneficio de todas las personas. Sin embargo, tan pronto como los gastos estatales crecen demasiado y afectan la ganancia de los capitalistas, estos reaccionan y buscan mediante todos los medios reducirlo y en especial el gasto destinado a completar el ingreso de los trabajadores.
La política neoliberal es en lo fundamental un conjunto de acciones orientadas a disminuir la carga sobre las ganancias y por tanto a incrementar la participación de los capitalistas en el producto total. No es un asunto que se derive de una naturaleza humana egoísta, es el resultado de las tendencias normales e inherentes del capitalismo cuyo propósito es la obtención creciente de ganancias.
Es una lástima haber perdido el Kalmanovitz marxista.
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[1] https://www.elespectador.com/opinion/el-triunfo-de-la-injusticia-columna-890453, 11 de noviembre de 2019.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: La FM
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