La convocatoria inicial a la protesta planteó el rechazo a:
- La reforma laboral que pretende establecer un salario mínimo del 75% para los jóvenes, salario diferencial por regiones y eliminación del salario mínimo.
- La reforma pensional: eliminación de la pensión como derecho y convertir a Colpensiones en un fondo privado.
- La creación de un holding financiero que elimina el control directo del Estado sobre empresas financieras públicas y genera una masacre laboral en dichas entidades.
- Privatizaciones de Ecopetrol, ISA, CENIT y Electrificadoras regionales y nacionales
- La restricción del derecho a la protesta y la criminalización y estigmatización de la protesta social.
- Un salario mínimo que no permite tener una vida digna y cubrir la canasta familiar
- Incumplimiento de acuerdos con los trabajadores estatales, FECODE, estudiantes y con los distintos sectores sociales, agro e indígenas.
- Reforma tributaria que rebaja los impuestos a las grandes multinacionales y empresas y establece más impuestos a las clases medias y a los trabajadores.
- Tarifazo nacional a favor de Electricaribe.
- Corrupción: se roban 50 billones de pesos al año.
Sobre la marcha de la protesta social se han ido incrementado los temas de protesta y las propuestas correspondientes, incluyendo asuntes como el desmonte del ESMAD, el cumplimiento completo del acuerdo de paz con las FARC, la protección a los líderes sociales, el rechazo al asesinato de los niños en campamentos de disidencias de las FARC, contra el fracking, la explotación minera, la pesca de tiburones, etc. El comité promotor del paro presentó en reunión con el presidente Duque las siguientes exigencias: desmonte del ESMAD; no más IVA; gratuidad en la educación hasta el nivel superior; reforma agraria; implementación de los acuerdos de La Habana; apertura democrática para mujeres y diversidades; protección al medio ambiente; activación de la producción nacional; respeto y compromiso institucional con los derechos humanos; respeto a los pactos constitucionales; respeto a la vida de líderes y lideresas del país; continuidad de los diálogos con los grupos insurgentes; auditoria social de la deuda externa; reversar la reforma tributaria; no permitir el fracking en nuestro territorio; no promover la injerencia extranjera en Venezuela.
Es evidente que se trata de asuntos muy diferentes pero no desconectados, los cuales se podrían agrupar en una protesta contra malas condiciones de vida (expresadas en distintas dimensiones), contra el deterioro del ambiente, contra prácticas de gobierno corruptas, contra la represión y persecución a diferentes grupos sociales y la indiferencia, negligencia o complicidad del gobierno. La protesta contra las malas condiciones materiales de vida se puede agrupar en las quejas con relación al bajo salario (que determina la capacidad de compra) y con respecto a la provisión de bienes y servicios públicos por parte del Estado (educación, salud, vivienda, etc.).
Contra quién se protesta
La protesta en su gran mayoría se enfoca en el gobierno de Duque y en buena medida incluso en la persona del presidente. Esto se ve tanto en las consignas de los participantes en las protestas como en los análisis de muchos columnistas y analistas. Muy excepcionalmente se hacen menciones generales al modelo económico pero prácticamente ninguna al sistema capitalista.
Qué se quiere
La lista de puntos contra los cuales se está protestando indica las medidas que los manifestantes están reclamando al gobierno de Duque
- Aumento del salario mínimo
- Mejora o no deterioro de las condiciones laborales
- Incremento de la tributación a las empresas y a los ricos y disminución para las clases trabajadoras. Reducir la orientación del gasto público para favorecer intereses privados
- Provisión de bienes y servicios públicos, lo cual implica aumento de presupuesto (educación, salud, universidades, etc.)
- Más y mejor democracia, incluyendo la lucha contra la corrupción, garantía de derechos humanos garantía del derecho a la vida, garantía del derecho a la protesta, disolución del ESMAD, etc.
- Protección del ambiente en diferentes frentes
- Cumplimiento del acuerdo de paz, que incluye entre otras cosas la reforma rural integral.
- Cumplimiento de acuerdos anteriores sobre muchos de los temas señalados, con centrales obreras, FECODE, estudiantes, indígenas, campesinos y comunidades negras
En síntesis, los manifestantes están pidiendo que el Estado garantice unas condiciones de vida dignas a la población y al ambiente; visto de otra manera, que se dé cumplimiento pleno a la Constitución de 1991. Las clases trabajadoras aspiran a tener una pensión decente, mejores servicios de educación y salud, mejores ingresos, etc., un mejor funcionamiento de los procedimientos democráticos y respeto a los derechos humanos.
Los límites y el potencial de la protesta
La protesta continuada en las calles que ya completa una semana indica que hay malestares acumulados, situaciones que las clases trabajadoras (asalariados y por cuenta propia) consideran intolerables y que las motiva a salir a protestar.
En términos generales es una protesta en el marco del capitalismo no es una protesta anticapitalista. Los participantes, con mayor o menor conciencia consideran que es posible encontrar soluciones a sus problemas dentro del capitalismo y esperan que el gobierno pueda ofrecer dichas soluciones.
De alguna manera se está pidiendo lo imposible. El capitalismo no puede ofrecer plenamente estos resultados a las clases trabajadoras ni tampoco en forma sostenible. Puede en ciertas circunstancias dar algunos mejoramientos parciales pero son transitorios e inestables; los capitalistas harán todo lo posible por reversar las concesiones realizadas. La mayoría de las solicitudes son puras ilusiones.
Este tipo de protestas es como si los esclavos y siervos se quejaran para lograr una mayor parte del producto que elaboran pero sin tratar de dejar siervos y esclavos. Los esclavos asalariados piden un poco más de comida pero no quieren dejar de ser asalariados.
Las protestas se dirigen principalmente al gobierno y no al sistema capitalista. El gobierno se ve confrontado y afectado en su gobernabilidad pero los capitalistas, los beneficiarios principales de las medidas del gobierno, permanecen en la sombra, no se ven cuestionados directamente. Igualmente, representantes de partidos claramente pro capitalistas y que en el pasado han hecho alianzas o participado en el gobierno de Uribe, se ponen ahora del lado de las protestas. La protesta se enfoca principalmente en el gobierno de Duque y quizá en algunos aspectos en forma más amplia, en el Estado, como si este fuera el causante de todos los males. La propuesta no se dirige contra sistema capitalista, que es la enfermedad y causa de todos los males de los trabajadores.
No es posible encontrar soluciones de fondo a las protestas.
El Estado es un estado capitalista de clase, puede hacer algunas concesiones, pero nada de fondo. Los distintos gobiernos además firman acuerdos que no están dispuestos a cumplir por lo cual con mucha frecuencia la protesta se hace para solicitar que se cumpla lo pactado en una movilización anterior. Los problemas centrales, los bajos ingresos, el desempleo, la competencia que arruina a los pequeños productores, no pueden ser cambiados de fondo por ningún gobierno. Las reformas son apenas paños de agua tibia, los avances se revierten tan pronto como cambian la correlación de fuerzas.
El Estado capitalista está al servicio del modo de producción capitalista, no es una organización neutral; su razón de ser es garantizar que el sistema opere con la mayor estabilidad posible. Para esto el Estado capitalista tiene dentro de sus funciones lograr que los trabajadores tengan unas condiciones mínimas para estar disponibles para ser contratados por los capitalistas y para subsistir mientras están desempleados. Esta es una necesidad del sistema que necesita de una mano de obra constante y no la garantía de derechos constitucionales. El Estado no es una institución neutral, la Constitución colombiana es pro capitalista, sostiene un régimen de explotación. La oferta de derechos es una farsa constitucional para generar legitimidad entre los trabajadores, que es otra de las funciones del Estado junto a la función de controlar y reprimir las protestas.
La gente tiene una extraordinaria capacidad de ilusión a pesar de que la historia muestra que no se hacen reformas de fondo. Desde 1936 se viene hablando de la reforma agraria y todavía en el Acuerdo de Paz con las FARC se ilusionan muchos con la puesta en marcha de una reforma rural integral.
En las sociedades capitalistas por definición tampoco hay democracia, las decisiones de fondo son tomadas por los capitalistas: a cuántos y a quiénes contratar y cuánto pagarles, estas decisiones fundamentales no son tomadas democráticamente. La democracia es una ilusión: el poder económico controla la mayoría de partidos, los medios de comunicación, los centros de investigación y de análisis. El dominio político es casi absoluto pero se camufla bajo formas aparentemente democráticas.
La protesta es necesaria, es un acto de dignidad, es importante para promover la organización y la resistencia de las clases trabajadoras. Por eso son extraordinariamente valiosas y gratificantes todas las acciones de protesta. La desilusión que se presentará cuando se incumplan las promesas y acuerdos alcanzados servirá para entender los límites de las reformas dentro del capitalismo. No debemos engañarnos y generar expectativas que no se pueden cumplir. Mientras no se elimine la relación capitalista no hay solución de fondo para los problemas que afectan las condiciones de vida de los trabajadores.
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Alberto Maldonado Copello
Foto obtenida de: https://www.semana.com/
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