La situación que vive el país y pone a prueba una vez más la gobernabilidad de Duque, llega en mal momento. No solamente retrasa la nueva legislatura y la discusión de las grandes reformas que requiere el país, sino que reafirma la polarización política en un ambiente enrarecido por la persistencia del uribismo empeñado en reformar o eliminar la JEP. Todo ello en una coyuntura mundial desfavorable signada por el estancamiento económico, el desplome del precio del petróleo y un alza inesperada del dólar que dejan al desnudo las debilidades del modelo económico vigente.
El coronavirus llegó al país justo cuando la ñeñepolítica tenía al presidente Duque contra las cuerdas e hizo brillar una vez más la estrella de Álvaro Uribe quien ha salido a responder por lo que hasta ahora se conoce, mientras la división en su partido se profundiza ante las propuestas populistas de su jefe, enmarcadas en una visión de “economía fraterna”, contraria al odio de clases.
La ñeñepolítica es factor de escándalo pero no de asombro para los colombianos que la ven como un hecho que ratifica lo que se sabe. Más preocupante les parece su futuro inmediato dado que la mayoría está en serios aprietos con un dólar en alza, un déficit fiscal en aumento, una balanza comercial preocupante y un desempleo en ascenso con una informalidad que supera el 50 por ciento de la población económicamente activa.
Ciertamente, frente a la crisis económica global producida por el coronavirus, muchos temas han pasado a segunda línea, pero otros esperan una solución urgente. Entre ellos se destaca la respuesta que el Comité del Paro espera del Gobierno.
El 16 de marzo venció el plazo que el presidente Duque fijó para definir la situación que generó el paro nacional en noviembre de 2019. Para tratar los 104 puntos presentados por los líderes del paro, el Gobierno organizó seis ejes temáticos, a saber: educación, ambiente, crecimiento con equidad, juventud, paz con legalidad y lucha contra la corrupción. Para desarrollarlos, organizó 45 encuentros en distintas ciudades y sostuvo siete reuniones con el Comité del Paro sin que hubiese acuerdo acerca de la naturaleza del ejercicio. Mientras el Comité del Paro exige negociar, el Gobierno considera que se trata de dialogar pues considera que, además de los inconformes en las calles, hay personas que no se movilizan y que deben ser tomadas en cuenta.
Aunque la llegada del coronavirus canceló la movilización que se tenía prevista para el 25 de marzo, el Comité del Paro ha anunciado que se convocarán movilizaciones hasta que el Gobierno nombre una comisión negociadora para buscar una solución a sus peticiones. Todo dependerá de si el presidente Duque prefiere oír a la ciudadanía o seguir el consejo de Uribe para quien “El mayor afán de la actividad política debe ser la credibilidad, muy superior a la aprobación. Por eso FIRMEZA”.
Nunca hay momentos propicios para realizar reformas estructurales y los tiempos del gobierno de Duque se agotan para presentar las suyas al Congreso. De hecho, no se han cumplido dos años de su presidencia, pero ya los ojos están en las elecciones de 2022 y se agota el tiempo para construir consensos. Poca gobernabilidad y mucha protesta.
Rubén Sánchez David, Profesor Universidad del Rosario
Foto tomada de: https://www.pulzo.com/
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