Sin duda alguna, la pandemia ha sorprendido al mundo desprovisto de armas científicas para enfrentarla, se trata de una guerra declarada por un enemigo invisible y mortal. De nada sirven las armas nucleares, los portaaviones, los drones invisibles y demás armamentos sofisticados, construidos por los países de alto desarrollo para defenderse y agredir o invadir pueblos y naciones que no se someten a su hegemonía. Pues, los datos dicen que en estos países la pandemia es cada día más dramática; por ejemplo: China registra 81.669 personas contagiadas, Italia 124.630, España 130.759, Alemania 96.471, Francia 89.953, Gran Bretaña 41.903 y EE. UU 311.637, que sumados equivalen a más del 60% de los humanos contagiados en el mundo.
En el caso de nuestra América los datos, pese a que en algunos casos registran bajo nivel de contagio, son preocupantes; veamos las cifras oficiales: Brasil 10.360 contagiados, Chile 4.161, Ecuador 3465, Perú 1.746, Argentina 1.451, Colombia 1.406, México 1.178, cuba 288, Venezuela 155, Nicaragua 5. Cabe resaltar que en la mayoría de países, la adopción de medidas y recomendaciones, como el cierre de fronteras y aeropuertos, el aislamiento social o confinamiento, el lavado de manos y demás, fue tardío y el virus fue importado rápidamente. En Colombia, por ejemplo, el gobierno cerró las fronteras, en especial la de Venezuela, pero mantuvo abierto el aeropuerto El Dorado, ocasionando el contagio importado del virus, principal fuente de propagación mundial del mismo. Agréguese que en Colombia, Ecuador , Perú y Brasil, existe un subregistro de casos, por deficiencias técnicas para el conteo rápido.
Hay que anotar que Estados Unidos, que registra cerca del 30% de los contagiados en el mundo, cuenta con un sistema de salud totalmente privatizado y, que los países de la Unión Europea, que registran más del 30% de los contagios; en su mayoría, han avanzado en procesos de privatización de sus respectivos sistemas de salud, igual que Colombia y la casi totalidad de países de América Latina, que convirtieron el derecho a la salud en una mercancía, dejando el sistema público en condiciones cada vez más precarias. La población está siendo duramente golpeada por la expansión del coronavirus, a causa de su de extrema debilidad para hacerle frente. Situación que se agravó por la displicencia de gobiernos como los de Trump, Bolsonaro y Sebastián Piñera, frente a la advertencia de China sobre la agresividad de la pandemia, al calificarla de “una simple gripa”, para justificar su prelación por la protección del capital y la economía. Les importó más proteger los negocios y las ganancias, que la salud y la vida de sus habitantes. Actitud que contribuyó a acelerar la expansión de COVID – 19 y a hacer más dramática la crisis humanitaria global. Estos gobiernos deberían ser juzgados por el delito de genocidio por omisión.
En contraste, China, cuba, Venezuela, Nicaragua y los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia), entre otros cuantos, que le dan prioridad a la salud como derecho fundamental y cuentan con respectivos sistemas públicos de salud, han sido exitosos, con las medidas hasta ahora aplicadas para combatir la agresividad del virus. China rápidamente superó la crisis y detuvo la curva de crecimiento exponencial, hoy tienen tan solo algo más de 1500 afectados y más de 76.000 seres humanos recuperaron su salud, dejando un saldo trágico de cerca de 3.300 personas fallecidas. Cuba y Venezuela, que mantienen plana la curva de expansión del virus, registran bajos contagios y pocas muertes, Nicaragua está prácticamente en cero. China y Cuba que lleva décadas desarrollando su medicamento Interferón Recombinante 2B, hicieron causa común y hoy están dando asistencia solidaria y humanitaria a muchos países, entre ellos a Francia e Italia, a solicitud de los mismos.
La diferencia es clara, cuando la salud se convierte en un negocio privado, la vida de los clientes estará siempre en grave riesgo, pero si el derecho a la salud es garantizado por el Estado, los seres humanos correrán menos riesgo de perder la vida a causa de enfermedades y epidemias.
En estos momentos tan cruciales, de crisis humanitaria que vive la población mundial, que concentra la atención y exige los esfuerzos conjuntos de la comunidad de las naciones, es repudiable la actitud del gobierno de Donald Trump, que en medio de esta pavorosa pandemia, decidió desembarcar cerca de 35.000 tropas armadas hasta los dientes, en siete puertos europeos, con el pretexto de disuadir a Rusia de posibles agresiones, y junto con sus aliados y sus gobiernos satélites, como el de Colombia, acordaron, no solo mantener, sino arreciar las sanciones de guerra económica contra Irán; Cuba, Nicaragua y Venezuela. Actitud calificada por el crítico cineasta norteamericano, Oliver Stone, en recientes declaraciones, como una clara demostración de inhumanidad que “ha revelado su desprecio por la compasión humana y la solidaridad mundial al negarse a levantar las sanciones draconianas contra Irán y Venezuela durante la crisis de Covid-19” y denunció que Irán, es “el único país del mundo que no puede comprar los medicamentos necesarios para combatir la pandemia”, este país registra más de 58.000 seres humanos contagiados.
Cuba, Nicaragua y Venezuela están siendo sometidos a condiciones de estrangulamiento económico, mientras la pandemia afecta los sistemas de salud en todo el mundo, Venezuela es sometida a un cerco Naval, con el pretexto de impedir el ingreso de cocaína al territorio del coloso norteamericano, a sabiendas de que el 90% de la coca que aspiran más de 40 millones de estadounidenses es enviada desde Colombia, hacia Centroamérica por el océano pacífico, cuyo presidente accedió al cargo con los votos comprados por un narcotraficante.
El gobierno yanqui no solo estrangula la economía, sino que viola la soberanía de ese país hermano al pretender, ante su propio fracaso con Guaidó, imponer “un gobierno de transición”, según su conveniencia, pisoteando la constitución nacional venezolana, para reemplazar a su legítimo presidente. Oliver Stone tiene toda la razón al señalar que “la pandemia actual está exponiendo no solo los fracasos de nuestro gobierno para proteger a sus propios ciudadanos, sino su profunda falta de decencia humana al tratar otras naciones” dijo, al referirse a su propio país, que “innumerables vidas estaban en riesgo a menos que haya un “cambio inmediato del curso”. Es lo que pretende Trump, desviar ante los ojos del pueblo norteamericano y del mundo su incapacidad y fracaso para superar su crisis interna y la que amenaza la humanidad entera, con la expansión de esta pandemia.
La tarea prioritaria de la comunidad internacional es hacer frente a esta aterradora pandemia que amenaza con millones de muerte si no se detiene. Por esta razón, es necesario y urgente, que dada la crisis mundial y la gravedad de la pandemia provocada por el virus COVID-19:
- Que se reordene toda la política internacional de Estados, pueblos e instituciones multilaterales, ONU, OMS, científicas, farmacéuticas y de las ciencias médicas, con miras a desarrollar planes y acciones para enfrentar de conjunto esta amenaza contra la humanidad entera. Es el momento del internacionalismo de la salud.
- En el ámbito nacional, el gobierno debe solicitar de manera inmediata la colaboración que China y Cuba han prestado, a solicitud de los mismos, a Italia, Francia, Venezuela y otros países en el mundo, incluyendo el envío de médicos y especialistas que asesoren a las autoridades de la salud, al cuerpo médico colombiano y presten asistencia a la red de hospitales y centros de reclusión para atender la emergencia. Así como, la remisión de medicamentos, mascarillas, indumentarias adecuadas, máquinas de detección rápida del virus, camas y unidades de ventilación artificial. El gobierno debe prohibir a las EPS y las IPS, el despido temporal de médicos y especialistas de consulta externa o, que les reduzcan los horarios de consulta y ordenar que todo este cuerpo médico se articule en la conformación de un gran contingente para hacer frente en mejores condiciones a la pandemia. No es el momento para que los dueños del negocio le den prioridad a cuidar sus intereses, sino de salvar vidas humanas.
- Es urgente que el presupuesto de la salud se reordene, se fortalezca con recursos económicos adicionales y se redireccione para la adecuación y ampliación de la red hospitalaria y de la salud, con objetivos de urgencia debidamente cuantificada en camas hospitalarias y todas las dotaciones requeridas para hacer frente en mejores condiciones a la amenazante expansión del Covid – 19..
- Es perentorio dictar normas de emergencia que fortalezcan las condiciones de trabajo de médicos/as y demás trabajadores/as de la salud, es hora de la dignificación de la profesión médica, con contratos laborales, estabilidad y garantía de los derechos de su seguridad social y la de sus familiares; así como de recibir dotaciones que los/as protejan al máximo y puedan evitar contagio a la hora de dedicarse a salvar vidas de las personas contagiadas.
Colombia debe acoger y aplicar el llamado del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, para que aquellos países que tengan sanciones, como son los casos de Cuba, Irán, Venezuela y Nicaragua, puedan adquirir material sanitario, equipamiento sanitario, utilizando la excepción humanitaria prevista en los estatutos de la ONU, “en medio de la crisis humanitaria global por el coronavirus”, dice el llamado del Secretario que “Tenemos que asegurarnos que todo el mundo tiene los medios para luchar contra esa pandemia”. Por tanto, se debe exigir al gobierno de Trump y sus aliados que levanten las sanciones a estos países hermanos. Así mismo, Colombia debe restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela y reorientar las relaciones con Ecuador, Brasil, Argentina y demás países de la región, para enfrentar de manera mancomunada la arrasadora expansión del coronavirus.
José Arnulfo Bayona, Miembro de la Red Socialista.
Foto tomada de: rcnradio.com
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