Sorprende que ni siquiera la OMS haya procesado información estadística a nivel internacional de cuantos son los profesionales de la salud contagiados y cuántos de ellos han fallecido por causa del Covid-19. Los datos se encuentran aún dispersos a pesar de que se sabe que son varios los miles que han sido afectados. En ese contexto los médicos están trabajando bajo una gran presión, en muchos casos, por la falta de adecuadas condiciones arriesgando sus vidas por la posibilidad del contagio. Y se sabe que a muchos no se les permite hablar con los medios de forma pública. Además, es bien sabido que algunos de los profesionales han sido estigmatizados y rechazados por las propias comunidades en donde viven y a las cuales deben retornar después del arduo trabajo.
¿Habrá alguna prima adicional por la carga de trabajo, del alto riesgo y del estrés para todo el personal de la salud que enfrenta la pandemia? ¡O un proyecto de Ley para que se les mejore notablemente sus salarios una vez se supere la crisis de la pandemia? De esto no hablan ni los altos funcionarios ni los políticos de siempre. Tan solo han preferido de manera, tal vez, inconsecuente, tratarlos de ser los nuevos héroes de esta gran batalla. Bajo la metáfora militar pareciera que todo lo que suena en términos de la guerra es lo digno de laureles. De heroísmo. De patriotismo. Al menos ya tenemos dos tipos de héroes en Colombia: los soldados y los médicos de la patria. Que sin embargo ganan cifras irrisorias si se les compara con nuestros honorables senadores y representantes. Como si los primeros no hubiesen estado siempre en primeria línea de todas las batallas de la salud. Espero que algún día se incluya en la lista también a los maestros que, de muchas maneras y con todos los defectos de nuestro Sistema Educativo, han aportado bastante en nuestra sociedad.
Según José Manuel Acevedo, subdirector de Noticias RCN, “los testimonios de nuestros médicos, auxiliares y enfermeras que por estos días se han visto marginados o que les prohíben el ingreso a ciertos establecimientos, pueden llevar a quienes ejercen esos actos de discriminación a que las autoridades impongan castigos que van de los 12 a los 36 meses de cárcel y multas de más de 15 salarios mínimos”. Cuando lo lógico debería ser que quien hoy lleve una bata médica debería ser motivo de reconocimiento. Al fin y al cabo son los que hoy le ponen el pecho a la pandemia tanto en Colombia como en el mundo entero.
Y esto, lo de la falta de implementos para la protección del personal de la salud, ocurre aún a pesar de que desde hace varias semanas la Comisión Nacional de Salud de China había confirmado que alrededor de 2 mil personas del total de los contagiados trabajaban con el Sistema de Salud, incluyendo, al fallecido médico Li Wenliang, quien fue el primero que alerto sobre la epidemia del Covid-19. Esta cifra representaba en su momento el 3,8% de todos los casos que habían sido confirmados en el mundo. Las dudas respecto a las condiciones del personal de salud persisten hasta el punto que en esa ocasión el Director General de la OMS, Tedros Adhanom, solicitó información al respecto. En solo Italia hay casi 3 mil médicos y enfermeras infectados con coronavirus.
Entre tantas cosas que han sido develadas por la pandemia del Covid19 de nuestro incierto sistema neoliberal tercermundista es la lamentable situación laboral por la que atraviesan de manera cotidiana los agentes de la salud en Colombia. Si algo hay que cambiar con urgencia, una vez se supere esta pandemia, son los efectos negativos producidos por la Ley 100, la misma que privatizó los servicios médicos, proletarizó al personal médico, mantuvo infraestructuras deficientes tanto en locación como en equipamiento y estimuló una corrupción administrativa por parte de las gerencias llevando a la quiebra a más de una EPS e IPS. Con esto no hemos dicho nada que no se sepa.
A pesar de la resistencia de los gremios de la salud en 1993 para que no se aprobara la Ley 100 está logró los votos que se requerían en el Parlamento colombiano y a la larga ha sido, en buena medida, responsable del descalabro de la prestación de servicios de salud, especialmente, los públicos. Es decir, el Sector de Salud en Colombia desde hace rato venía en cuidados intensivos. Y uno de los efectos de la famosa Ley, cuyo ponente fue Álvaro Uribe Vélez, fue la contratación de médicos, odontólogos, enfermeras y otros profesionales y auxiliares con salarios deprimentes.
Algunos de los países de nuestra región, en donde los médicos perciben un mejor salario, son Brasil, Argentina y Chile, con cifras que oscilan entre los 28.800 ($9 millones al mes) y los 38.900 ($13 millones al mes) dólares al año. Los menos remunerados son los médicos cubanos que ganan un promedio de 768 dólares al año y los médicos venezolanos que tienen salarios que van de 711 hasta 3.573 dólares anuales. Según una encuesta del Colegio Médico Colombiano, en Colombia, en cambio, un 20 % de los médicos recibe ingresos entre un salario mínimo legal vigente ($ 828.116) y menos de $2.4 millones (3 SMLV); y el 51 % entre $2.4 y $4.1 millones (3 y 5 SMLV). La encuesta precisa que el 27 % de los médicos generales gana entre $4.1 y $7.4 millones (de 5 a 9 SMLV) y que tan solo el 2 % devenga hasta $12.4 millones (más de 9 SMLV). Por su parte, el 31 % de los médicos especialistas reciben mensualmente entre $7.4 y $12.4 millones; el 29 % supera los $12.4 millones; el 24% entre $4.1 y $7.4 millones e incluso un 4 % tienen salarios que no superan los $2.4 millones. Las cifras más preocupantes se reflejan en la actualidad en los ingresos de los médicos rurales colombianos dado que el 92 % no reciben más de 4.1 millones de pesos y, tan solo el 8 % restante, hasta $12.1 millones.
En Europa el salario promedio de un médico es de 76.549.56 euros anuales. A cambio sabemos que los médicos de Canadá le pidieron al Estado que no se les subiese más sus salarios porque ya tienen suficiente (268.000 euros de promedio), prefiriendo que se destinara esa plata a los fondos de la atención de pacientes más vulnerables desde el punto de vista económico. Canadá es un gran destino no solo para los médicos, sino para cualquier otro profesional o trabajador ya que es el tercer país del mundo con una mejor calidad de vida según datos de la OCDE.
Sin embargo, es en los Estados Unidos, corazón y músculo del neoliberalismo económico, en donde encontramos un Sistema de Salud precario. Según un informe (consultora Mercer) se ha puesto de manifiesto la crisis a la que se enfrenta el sistema sanitario de Estados Unidos. De aquí al año 2025, el país del presidente Donald Trump necesitará contratar 2.3 millones de nuevos empleados del ámbitos de la salud, incluyendo médicos de atención primaria, especialistas, enfermeros, auxiliares de enfermería y técnicos de laboratorio. La población no para de envejecer y el número de graduados de las universidades del país se queda muy lejos de cubrir las vacantes. El número de médicos y cirujanos es escaso. Y eso que en los Estados Unidos (2011 a 2017) se ha incrementado de 176.000 euros (206.000 dólares) a los 253.000 euros (296.000 dólares), es decir, casi 5 veces más alto que el salario de España. Lo que no quiere decir que las especialidades superen con creces esas cifras promedio.
Hace apenas unos días (la mañana de este lunes) decenas de trabajadores del Hospital de Kennedy, entre ellos médicos, enfermeros y especialistas, realizaron una jornada de protesta debido a la falta de insumos de protección para prestar adecuadamente el servicio de atención en salud durante la emergencia por el Covid-19. Como ya ha ocurrido en muchas partes, inclusive, en Colombia, los trabajadores de la salud permanecieron a las afueras de las instalaciones con una pancartas en mano: reclamando garantías laborales para evitar el contagio e hicieron un llamado a D. Trump para lograr respuesta oportuna sobre lo que cada uno requiere, no solo para atender los casos de contagio en la capital, sino para proteger su salud y la de su círculo cercano.
Repito que una tarea de los gremios médicos tiene que ser la de derrotar los términos plasmados en la Ley 100. Sin embargo, es bueno afirmar que los médicos y los otros profesionales y auxiliares del Sector de la Salud, no solo se ganan el derecho a un salario digno por su trabajo (algo merecido por su alta responsabilidad profesional), sino que obtienen, además, un alto reconocimiento social (legitimidad y mandato), a pesar de las diferencias abismales que tienen en sus salarios según sea la región o país, de toda la población que los compensa con cosas intangibles como son el respeto y el reconocimiento profesional y social, por el hecho de exponer permanentemente su salud y sus vidas en virtud de la atención de los pacientes. Algo que el dinero no paga ni compra.
Carlos Payares González
Foto tomada de: RCN
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