Se trata del hecho que el gobierno de Iván Duque avanza persistente e inescrupulosamente en convertir el territorio colombiano en cabeza de playa para que el gobierno de Donald Trump trepe la agresión contra Venezuela, en busca de apoderarse de sus inmensas reservas de petróleo, las más grandes del mundo, acumuladas por siglos en las profundidades de la formación La Luna, trasfondo de la intensa disputa geopolítica contemporánea que se instaló en esta región del globo hasta que esa disputa se zanje.
La histórica genuflexión del gobierno colombiano ha llegado al colmo de la indignidad en este cuatrienio al reafirmar su sumisión a Washington comprometiendo la seguridad nacional del país. Movimientos a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela no han hecho otra cosa sino escalar este conflicto a riesgo de una confrontación militar entre los dos países que nos hunda aún más en décadas de atraso, destrucción y el sacrificio de miles de vidas.
En ese itinerario el gobierno Duque solo ha hecho el ridículo en el escenario internacional. Desde las marchas de principio del 2019 para tumbar a Maduro con la excusa del ingreso de la ayuda humanitaria que terminó apuntalándolo; el risible desembarco respaldado desde Colombia de la operación Gedeón con los mismos propósitos; el oscuro y caricaturesco episodio de las tres lanchas artilladas de la armada colombiana arrastradas por la corriente del rio Meta que terminaron confiscadas por el ejército venezolano en uno de sus puertos sobre el rio Orinoco; la presencia de un contingente de soldados norteamericanos en la frontera con Venezuela con la risible excusa de combatir el narcotráfico, una enorme provocación al país vecino; los cambios de humor de Trump que desconfía de Guaidó y elogia a Maduro dejando al descampado al gobierno colombiano en su irresponsable y servil capitanía por aupar el interés gringo de apoderarse del petróleo venezolano y recuperar una posición que ya perdieron en el ajedrez político internacional.
El último acto de esta cadena de indignidades constituye el respaldo del gobierno colombiano a la intención de Washington de nombrar en la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a Mauricio Claver-Caron, asesor de seguridad para el hemisferio occidental del gobierno de Donald Trump, para reemplazar al colombiano Luis Alberto Moreno su actual director. Esta importante posición siempre ha estado en manos de un representante de los gobiernos de la región.
Estados Unidos domina las decisiones en ese organismo, es su principal financiador. Claver-Caron es el responsable del diseño de América crece[1], en línea con Estados Unidos Primero, la estrategia de Trump para atajar a China. El asunto va mas allá del actual ocupante de la Casa Blanca y hace parte de las líneas matrices de la Estrategia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos de 2017, es decir, un asunto de Estado. El BID ha sido sobrepasado por China como principal fuente de financiamiento en la región.
Aunque los Estados Unidos son hoy el mayor productor mundial de crudo y no necesitarían del petróleo venezolano, sus enormes reservas probadas despiertan su codicia imperial en un contexto donde sus enemigos mortales se le metieron al rancho y las energías alternativas, con importantes avances en el mundo, aun no alcanzan a equilibrar las fuentes energéticas fósiles como combustible de la economía mundial.
Como fuente que aviva esta disputa se agrega los descubrimientos petrolíferos de 2015 en la vecina Guyana, una pequeña república ubicada en la región del Esequibo que Venezuela reclama como suya.[2] Todo el petróleo que se puede extraer allí se ha encontrado en la formación marina de Stabroek, 17 grandes campos donde la Exxon y sus socios, entre ellos una gran compañía China, esperan producir entre 750.000 y un 1.000.000 de barriles por día para 2025[3], prácticamente lo mismo que produce Colombia y con tan solo 800.000 habitantes.
Guyana tiene 210.000 kilómetros cuadrados, 159.000 de los cuales constituyen la región del Esequibo, un territorio rico en recursos minerales y forestales que Venezuela pretende prácticamente anexionarse, despojando al país más pobre de América, después de Haití y con la tasa más alta de suicidios del mundo, de una posibilidad de desarrollo. Algo parecido a la teoría venezolana de la costa seca sobre las aguas en litigio entre Colombia y Venezuela en el Golfo del mismo nombre y mediante la cual pretende arrinconarnos contra la costa de la Guajira. Ha habido incidentes en esas aguas sin delimitar. El más grave, el de la Corbeta Caldas que estuvo a punto de ocasionar un incidente militar entre los dos países.[4]
Mientras el gobierno de Georgetown fue funcional a la política exterior de Venezuela en la era Chávez-Maduro, la querella territorial hizo tránsito tranquilo en las instancias internacionales correspondientes. Prácticamente Chávez renunció al Esequibo, plegándose a la posición de Fidel Castro quien en 1981 respaldó a Guyana en la disputa territorial afirmando que Venezuela era expansionista, que reclamaba algo que no le pertenencia. En 2018, en la 39a Reunión Ordinaria de los países del CARICOM, los quince países que la integran expresaron su apoyo firme e inquebrantable al mantenimiento y la preservación de la soberanía y la integridad territorial de Guyana.[5]
Ya han ocurrido incidentes en aguas donde están ubicados los campos petroleros. El más reciente fue el 23 de enero de 2018. El buque exploratorio Ramform Tethys fue interceptado por la Armada de Venezuela en un incidente que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guyana declaró como ilegal, hostil y agresivo.[6] El FMI pronostica que Guyana crecerá en un 86% del PIB en el 2020.[7]
En las dramáticas circunstancias de la economía venezolana el petróleo del Esequibo se vuelve irresistible. Padrino López, el máximo jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela, acaba de reafirmar que el sol de Venezuela nace en el Esequibo. Guyana tiene ante sí una bonanza envenenada que da pábulo a la teoría de la maldición de los recursos naturales y que padece con rigor Venezuela. En la medida que el precio del petróleo se recupere, la pobreza de Venezuela se profundice y la disputa geopolítica también, esa querella subirá peligrosamente de tono. Históricamente, los conflictos por el petróleo siempre han terminado en guerras.
En Venezuela no se produce gasolina, ni luz, ni agua, ni comida suficiente para cubrir las necesidades más básicas. La política económica de la dirigencia bolivariana desvertebró la infraestructura industrial, agrícola y comercial del país, convirtiéndolo en una inmensa fábrica de hacer pobres que ha generado un éxodo de cinco millones de venezolanos que se alejan de la revolución que supuestamente los redime.
El salario mínimo que perciben sus trabajadores y trabajadoras es de tan solo cuatro dólares, el más bajo del mundo, con una tasa de la inflación inverosímil que completa el desastre.[8] Todo lo tienen que comprar fuera de sus fronteras sin dólares para hacerlo, ya ni siquiera el proveniente del flujo de las remesas que cercenó la pandemia. Para comprar cualquier producto nimio es común que se triangule la operación: compran por Delivery, ahora en pandemia, llega el encargo y paga un doliente en Estados Unidos o donde este.
Es común en los semáforos de las ciudades de América Latina que los emigrados ofrezcan bolívares a cambio de cualquier cosa. Venezuela se dolarizó a la fuerza a falta de una moneda creíble. Destruida la red de comercio hacen trueque: violentan la tierra para extraer oro del arco minero del Orinoco, una región de enorme diversidad ecológica[9] y se lo llevan en bruto hacia Rusia, Turquía e Irán para pagar mercaderías, incluido petróleo y refinados.
El Ejercicio del poder de dos décadas de la dirigencia bolivariana se ha traducido en un enorme entramado de corrupción y saqueo del Estado. La detención de Alex Saab es solo la punta del iceberg de la inmensa corrupción en la cúpula plutocrática que dirige Venezuela y que compromete también las elites corruptas de este lado de la frontera.
La decadencia de Venezuela no es tanto fruto de la agresión sistemática del gobierno Trump, como de un dominó de increíbles torpezas. La dirigencia bolivariana no puede escudar su enorme responsabilidad en la catástrofe en la indebida injerencia norteamericana de los últimos años. Su pésima administración destrozó PDVSA y la creciente dependencia petrolera la arruinó. La dinámica geopolítica hizo el resto: La permanencia de Maduro al frente del país depende de Rusia, China, Irán y otras potencias menores. Hoy la producción petrolera venezolana es mucho menor que la producción colombiana, luego de producir 3.3 millones diarios en tiempos de bonanza de precios y sin sanciones. Un enorme regalo de la naturaleza para transformar el país lamentablemente desperdiciada. ¿Es esta la revolución de los pobres que las fuerzas democráticas y progresistas de América latina debemos seguir como ejemplo?
Las tensiones y los factores inherentes a la disputa geopolítica por la supremacía global de la cual la región entró a ser parte y que constituyen el aspecto principal de las conflictivas relaciones colombo-venezolanas no desaparecerán así ocurra una reunión Trump-Maduro, que no es descartable, dada la incertidumbre que rodea las decisiones de política exterior del actual ocupante de la Casa Blanca, o Joe Biden asuma como nuevo mandatario.
Círculos académicos cada vez más amplios en Norteamérica piensan que Estados Unidos no es aún una república bananera, pero está en trance de serlo.[10] Estados Unidos vive tiempos convulsos propios de una potencia en decadencia bajo la dirección de un presidente inepto. El gobierno colombiano se ha alineado del lado más opaco de la ecuación que decide el destino del mundo en el siglo XXI.
Cada vez que Venezuela requirió el respaldo de sus aliados estos no dudaron en responder: aviones de guerra rusos han sobrevolado la Sierra Nevada de Santa Marta en momentos de tensión entre Colombia y Nicaragua por el diferendo marítimo; naves y aviones de guerra rusos llegan y salen de Venezuela a placer; China no ceja en su respaldo al gobierno bolivariano dado los manantiales de petróleo que requiere su economía en expansión. Irán, el archienemigo de Estados Unidos en el Medio Oriente desafía a Trump en sus barbas llevando petróleo a las desabastecidas y arruinadas refinerías de PDVSA. En enero pasado las fuerzas armadas de Estados Unidos asesinaron a su militar de más alto rango, Qasem Soleimani. Colombia, a cambio de su deshonra, solo recibe menosprecio.
En la medida en que la injerencia norteamericana en los asuntos internos de Venezuela secundada y estimulada irresponsablemente por el gobierno colombiano, la crisis económica de Venezuela se ahonde y el enfrentamiento entre las potencias se agudice, como es predecible, la seguridad de los colombianos y de la nación está en gravísimo riesgo. Una amenaza latente contra la paz regional.
Los países tienen el derecho inalienable de decidir sus destinos. Nada habilita a Estados Unidos a inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. El gobierno colombiano debe respetar ese precepto del Derecho Internacional, requisito indispensable de la paz entre los pueblos y entre las naciones. Bastantes, agudos e irresueltos problemas tenemos en Colombia como para estimular un conflicto con Venezuela para servir a los intereses estratégicos de Washington.
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[1] Una iniciativa del gobierno Trump lanzada a finales de 2019 que busca reactivar las economías de 30 países de la región excluyendo a Venezuela, Cuba y Nicaragua. https://www.infobae.com/america/eeuu/2019/12/18/america-crece-el-plan-de-eeuu-para-reactivar-la-economia-en-america-latina-que-excluye-a-las-dictaduras-de-venezuela-cuba-y-nicaragua/
[2]https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Maduro-reafirmo-el-derecho-de-Venezuela-sobre-el-territorio-Esequibo-20200217-0026.html
[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-51057532
[4] https://www.semana.com/nacion/articulo/la-verdadera-historia/9372-3
[5] Eltiempolatino.com/nexs2018. LaPatilla.com
[6] https://archivo.urgente24.com/284468-acto-ilegal-agresivo-y-hostil-venezuela-intercepto-un-buque-en-la-frontera-con-guyana
[7] Ibid.
[8] https://www.sinpermiso.info/textos/venezuela-por-que-tenemos-el-salario-mas-bajo-del-mundo
[9] https://elpais.com/elpais/2018/09/03/planeta_futuro/1535983599_117995.html
[10] Marcel Cantelmi, De Donald Trump y de la república bananera, también allá en el norte, Clarín de Buenos Aries, 27 de junio de 2020.
Fernando Guerra Rincón
Foto tomada de: Minuto30.com
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