Posteriormente, el fraile español, Juan Ginés de Sepúlveda (1494-1573), planteó lo que denominó “justos títulos”, según los cuales los españoles tenían derecho de tutela sobre los aborígenes, por ser esclavos naturales. Aunque el Papa Paulo III se opuso a esta afirmación y dijo que los indios y demás pueblos que sean descubiertos por los cristianos, no deben bajo ningún concepto ser privados de su libertad ni ser esclavizados porque eran verdaderos hombres o seres humanos, pero su llamado no fue escuchado.
Desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, en USA e Inglaterra los gobiernos y la empresa privada apoyaban publicaciones de prensa, producciones de cine y tv donde se ridiculizaba al africano y sus descendientes, y se les presentaba como unos tontos, sucios y perezosos. Este era uno de esos comediantes
Desde comienzos del siglo XVI y durante la época colonial, se importaron personas negras africanas a lo que serían las Américas, particularmente a territorios neogranadinos, alcanzando un número superior a los 10 millones (de ellos, más de 2 millones para la Nueva Granada), según antropólogos e historiadores e investigadores sociales como Melville Herkovits, Fernando Ortiz, Walterio Carbonell, Isabel Aretz, Nina S. de Friedman y Manuel Zapata Olivella, como fuerza de trabajo fundamental para la economía colonialista, en sus diversas actividades como: minería, agricultura, ganadería, albañilería, carpintería, construcciones navales, construcción de vías, construcciones civiles, oficios domésticos, transporte, pesca, navegación, actividad portuaria, mecánica, actividades artesanales, otros oficios y actividades culturales.
Es decir, que en la selección de la fuerza de trabajo que se extrajo de África no solo tuvo que ver la fortaleza física sino, además, los valores culturales y la calificación con que contaba cada grupo étnico o nación de donde fue extraída y lo barata en que se pudo convertir a través de los medios y métodos de opresión empleados por los esclavizadores. Pues el proceso mercantil/capitalista en que se introducía Europa entonces exigía altos rendimientos y, por ende, ante todo alta calificación de la mano de obra; y en este sentido África ofrecía condiciones ideales, a nivel masivo.
A pesar que el grueso de las riquezas producidas en la economía colonial, durante cerca de tres siglos y medio, fueron a generar bienestar, progreso y a engrosar el patrimonio de la metrópolis colonialista, al final de la colonia en nuestros países quedó parte de esas riquezas, fundamentalmente representadas en infraestructura productiva, vial, de transporte, locativa, construcciones civiles y militares, haciendas, y metálico, en las cuales estaba plasmado el trabajo de los africanos esclavizados y que se convirtió en el capital primario o de partida para erigir las nuevas repúblicas.
Carlos Marx en su obra El Capital afirma: “Bajo el sistema colonial prosperaban como planta en estufa el comercio y la navegación. Las sociedades monopólicas eran poderosas palancas de concentración de capitales. Las colonias brindaban a las nuevas manufacturas, que brotaban por todas partes, mercados para sus productos y una acumulación de capital intensificada gracias al régimen de monopolio. El botín conquistado fuera de Europa mediante el saqueo descarado, la esclavización y la matanza, refluía a la metrópoli para convertirse aquí en capital”.
Pero los aportes de especial relieve que han hecho las comunidades afrodescendientes a las Américas, están plasmados en los aspectos sociológico, cultural y en el mestizaje.
EN LO SOCIOLÓGICO
Los africanos y sus descendientes desde su llegada a territorio neogranadino han aportado a la construcción de la trietnicidad que caracteriza al mestizaje de países como Colombia. Con sus prácticas laborales y productivas, su música, sus danzas, medicina ancestral, prácticas religiosas, comidas como los sancochos, diferentes formas de preparar los arroces, plátanos, el ñame, el mijo, los pescados y mariscos, y más de 400 recetas de cocina según investigación de la antropóloga e historiadora, argentino/venezolana, Isabel Aretz (1909-2005).
Según investigación de esta misma antropóloga y de otros historiadores, alrededor del 80% de los contenidos de la música y los bailes de las Américas, corresponden a aportes de los africanos.
Así mismo con el mestizaje étnico/biológico. Entre otras razones, porque durante casi todo el primer siglo de colonia la Iglesia Católica y la Corona no permitieron que se trajeran mujeres europeas, por lo cual los hombres europeos convirtieron a las mujeres indígenas y africanas en objeto de la satisfacción de sus necesidades sexuales. Por su parte los africanos que lograban huir hicieron parejas o convirtieron a muchas mujeres indígenas en su botín sexual. Igualmente, cuando se autorizó traer en los barcos negreros 70% de hombres africanos y 30% de mujeres africanas, muy pronto los europeos buscaron a estas mujeres, en muchos casos las violaban y establecieron la leyes de la “pernada”, mediante la cual, ellos podían acceder a una adolescente africana cuando les provocaba; y después que se autorizó la traída de mujeres europeas, se dieron muchos casos que algunas de ellas establecieron romances y convivieron clandestinamente con africanos, a pesar que estaba prohibido y hasta castigado por la inquisición.
Como producto de todo esto, Colombia ha sido una sociedad del más amplio y profundo mestizaje, que los mismos europeos han catalogado como mestizos, mulatos, zambos y otras denominaciones que rayan en el ridículo, donde las herencias étnicas y culturales indígena y africana hacen presencia en la mayoría absoluta de sus pobladores, pero por los prejuicios de origen colonial que continúa difundiendo el sistema educativo y los grandes medios de comunicación, muchas personas de piel poco pigmentada y cabello lacio, se asumen como “blancas” y tienden a asumir solo la herencia europea. Es decir, la mayoría de la población está afectada por el complejo eurocéntrico del emblanquecimiento mental, como lo demuestran Frantz Fanon, en su obra “Piel Negra, Mascara Blanca”; y Eduardo Galeano en “Memoria del Fuego”.
No hay que olvidar, además, que como consecuencia de la invasión y dominación de los árabe/moros sobre la Península Ibérica, que se prolongó por cerca de ocho siglos, muchos de los ibéricos contaban con mestizaje de estos pueblos.
Por todo lo anterior, en la Colombia de hoy unos son más cercanos a Europa, otros somos más cercanos a África y otros más cercanos a indoamérica. Y no dejan de haber orientalizados, porque desde finales de la colonia han hecho fuerte presencia en nuestro territorio diferentes grupos de origen oriental: sirios, libaneses, turcos, árabes, chinos, japoneses y de la India.
EL RACISMO Y EL COMPLEJO EUROCÉNTRICO DE EMBLANQUECIMIENTO MENTAL, FÍSICO Y CULTURAL
Los europeos que habían vivido la esclavitud a manos de los mongoles y de los propios, los imperios, griego y romano. Al momento de producirse lo que ellos han denominado el Descubrimiento de América, se acababan de sacudir de la esclavización árabe/mora y mantenían en alto su propuesta por la erradicación de la institución de la esclavitud por ser una condición degradante del ser humano.
Por ello, al esclavizar a indoamericanos y africanos, los europeos se inventaron teorías para definir a estos como subhumanos o cuasi animales, para lo cual los imperios se apoyaron en seudocientíficos naturalistas y teóricos del ámbito social, como:
-Carlos Linneo(1758), reconocido naturalista inglés, considerado por algunos como el fundador de la antropología europea y creador de la lógica racionalizadora del racismo, en la cual clasifica a la humanidad en cuatro grupos: “el homo americano o indígena, es obstinado, alegre, vago y sujeto a costumbres; el homo asiático, es melancólico, avaro, fastuoso y se rige por la opinión; el mono ofer o negro, es perezoso, de costumbres disolutas, y se rige por lo arbitrario; y el homo europeo o blanco, es fino, ligero, ingenioso y se rige por leyes”.
-Conde de Bufón (1774), quien afirmó que el color original del ser humano es blanco, pero en contacto con el trópico sufrió degeneración y se fue negreando y perdiendo algunas facultades mentales. Siendo el primero en utilizar el concepto “raza” para caracterizar a los grupos humanos.
-Cornelio de Pauw (1774), alumno de Bufón, afirmó que, en la zona del ecuador, el ser humano se negrea y embrutece.
P. Camper (1781), considera que el grado de la condición humana se refleja en la fisonomía y rasgos faciales, y que en ese sentido el negro era simiesco.
-G. W. Hegel, filósofo alemán, en 1830 afirmaba que el negro representaba al hombre natural en su condición salvaje, y que no había nada remotamente humano en su carácter. E igual que Linneo, su tesis no se sustentaba en investigación alguna, sino con base en reporte de misioneros cristianos.
Es decir que, la raza siendo una categoría biológica aplicable a los animales, con el colonialismo capitalista se convirtió en categoría socio-política, debido a que en ese momento aparecen grupos de poderosos procedentes de diferentes naciones europeas sojuzgando y expoliando a otros pueblos y naciones, en el marco de un naciente “mercado mundial”.
-En el Congreso de Viena, celebrado en 1815, los europeos se repartieron por primera vez a África mediante un tratado, lo cual fue condenado por personalidades como Carlos Marx y Federico Engels (1848-1867) quienes afirmaron que el progreso humano hasta la fecha, se ha soportado en la lucha de clases, donde no tenían que ver cuestiones como raza ni color de piel.
Pero el Conde de Gobineau en su “Ensayo Sobre la Desigualdad de las Razas Humanas” (1853), afirmó que la historia se había desenvuelto en medio de luchas inevitables entre razas. Dando paso al racismo doctrinario, estableciendo la idea de subrazas. Por ejemplo: la raza blanca la divide en aria, alpina o mongoloide y mediterránea o de origen africano. Gobineau, entonces, confunde raza con clase.
-Hunt (1865), consideró que el hombre blanco tenía la responsabilidad de civilizar a los demás, como una pesada carga sobre sus hombros.
-Houston Chamberlain en sus Fundamentos del Siglo XIX, considera que todos los arios finalmente se encontraban concentrados en Alemania y que se llamaban Teutones. Confundiendo raza con nación. Sin embargo, el Káiser Guillermo II, rey de Alemania, acogió con entusiasmo su obra e ideas y las difundió con mucha fuerza.
-Francis Galton (1822-1911), científico y explorador británico, propuso una selección artificial para mejorar a las razas, promoviendo las características deseables y eliminando las no deseables, tomando como patrón a los arios, utilizando recursos genéticos. Teorías acogidas con entusiasmo por sectores dominantes y supremacistas de Estados Unidos y de Europa, y que junto con las de Hunt y Chamberlain, se convertirían en soportes ideoteóricos del fascismo y del apartheid.
Así en los años de 1930, Adolfo Hitler relanzo las ideas de Chamberlain sobre la superioridad de la cultura y de la nación alemana, seguidamente promovió un odio visceral contra los judíos y en 1935 hizo aprobar la Ley de Núremberg que prohibió toda relación matrimonial o extramatrimonial entre judíos y alemanes. Algunas municipalidades fueron más lejos, prohibiendo apareamientos entre vacas judías y toros alemanes. Muy pronto, con base en estas mismas ideas, aparecería el apartheid en Sudáfrica, donde se difundió desde el gobierno, que la raza blanca era el pueblo escogido por Dios, como raza superior, destinado a dominar y mantener la supremacía sobre los negros. A pesar que la ciencia antropológica ya había demostrado que no existen razas humanas, porque todos los seres humanos descendemos del mismo homosapiens sapiens.
En Estados Unidos surgieron las leyes de Jim Crow, promulgadas por las legislaturas estatales blancas, que en el momento eran dominadas por los demócratas, después del período de Reconstrucción, y rigieron entre 1876 y 1965. Estas leyes legalizaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas, bajo el irónico lema “separados pero iguales”, aplicándose a los afroestadounidenses y a otros grupos étnicos no blancos en los diferentes estados de la unión. Es importante anotar que, en Estados Unidos, a diferencia del resto de las Américas – donde durante casi todo el primer siglo migraron solo hombres y posteriormente la migración de mujeres europeas fue restringida -, el mestizaje fue restringido debido a que fue colonizado por familias protestantes y evangélicas a quienes las coronas británica, francesa, alemana y holandesa, les dieron la opción de emigrar para poder salvar sus vidas, frente a las guerras religiosas que enfrentaban con el catolicismo. Esta constituye una de las causas fundamentales para que el racismo y la segregación racial hayan sido tan fuertes y cargados de odio y violencia en ese país. Igual que ocurrió en Sudáfrica.
Todas estas teorías racistas fueron acogidas por las diferentes órdenes religiosas cristianas, quienes a través de sus misiones y misioneros las difundieron, y más que evangelizar, se dedicaron a jugar un papel civilizador y aculturizador eurocéntricos, además de difundir todas estas ideologías racistas a toda la feligresía de Europa y Estados Unidos.
Es importante anotar, que a pesar que la Revolución Francesa enfatizó en la igualdad de los seres humanos y de los ciudadanos, las ideas que prevalecieron sobre la cuestión racial, fueron las de Voltaire (1694-1778), quien ubicaba a las personas negras como raza inferior o especie inferior, con base en las cuales Francia asumió el racismo como política de Estado, desde 1881, aplicándola a sus colonias.
Igual que Voltaire, Montesquieu – quienes se habían distinguido por abanderarse del libre examen, la libertad y la justicia-, justificaron su participación en el negocio de la trata esclavista, argumentando falazmente que era “una forma de asegurar mejor vida y trato a los esclavos, liberándolos del yugo de los asesinos y tiránicos reyezuelos africanos”. Pretendiendo hacer creer estos decanos del enciclopedismo y de los derechos del hombre, que no sabían de los tratos crueles y criminales a que eran sometidos los africanos desde el momento de su secuestro, al atravesar el atlántico encadenados en las bodegas pestilentes de los barcos negreros, donde se calculaba moría el 30% y los cadáveres eran arrojados al mar; de los malos tratos y castigos crueles a que eran sometidos durante su esclavización en las Américas.
Pero también el colonialismo occidental, se propuso reducir a su más mínima expresión la autoestima y la capacidad de lucha de la población africana y afrodescendiente, con los malos tratos y mediante la imposición de sus conceptos estéticos, ubicándose al europeo como paradigma de todo lo bueno y lo bello, y a lo africano como todo lo feo y negativo. En lo cual también jugaron un papel nefasto las iglesias cristianas, difundiendo que la raza negra era producto de una maldición divina, que el diablo es negro, con rabo, cachos y ojos rojos, y símbolo del mal.
Como hemos podido ver, estas lacras tuvieron su origen en la colonia y han persistido porque los modelos educativos impuestos a los diferentes países por las potencias colonialistas y neocolonialistas, han sido eurocéntricos, al igual que las dinámicas de funcionamiento de las sociedades capitalistas.
Es decir que, las sociedades coloniales fueron racistas y clasistas, donde en la parte superior de la pirámide social se ubicaba al blanco, colonialista y esclavista; en el centro a la aristocracia de la administración colonial y buena parte de la población blanca/criolla y mestiza; y en la parte baja a los africanos, afrodescendientes e indígenas, que eran la fuerza laboral/productiva fundamental. Negro significaba ser inferior, sin derecho alguno, todo lo negativo y denigrante. Lo más grave es que esta pirámide social ha tendido a mantenerse durante la república, acompañada de un colonialismo republicano, donde los más cercanos descendientes de los colonialistas y esclavistas ibéricos, continúan ocupando la parte superior.
Estas prácticas colonialistas y neocolonialista han fomentado bajas autoestima y traumas psicológicos en muchas personas africanas, afrodescendientes, aborígenes y mestizas, al punto de distorsionar su identidad o a quererse deshacer de ella; y quererse parecer a su opresor, como estrategia de ascenso social. Pues nadie quiere estar indefinidamente en la parte inferior de la pirámide social. En otras palabras, todo ser humano tiene aspiraciones a una vida mejor, digna y respetable, a progresar y tener movilidad social.
Así aparece el fenómeno del blanqueamiento o emblanquecimiento mental, físico y cultural. Y mientras en la población afrodescendiente generan complejos de inferioridad y de renuncia a la verdadera identidad, en la blanca o blanco/mestiza genera complejos de superioridad o supremacistas, apareciendo organizaciones como el Ku Kus Klan y otras de corte fascista, que cometen toda clase de crueldades y crímenes contra la población afrodescendiente, indígena y latina, o étnica y culturalmente diferente a la europea o eurodescendiente.
Fue de tanto impacto el fenómeno del emblanquecimiento que, al final de la colonia, la Corona Española para financiar su guerra contra la Francia de Napoleón, estableció el negocio de la venta de “títulos de blancura y limpieza de sangre”, con lo cual le quitó buena parte de las fortunas acumuladas a muchas familias blancas criollas, mulatas y mestizas.
Este fenómeno, además, a partir de la segunda mitad del siglo XX, dio lugar al surgimiento de las industrias de productos para alisar el pelo y aclarar la piel; a las cirugías plásticas y estéticas, en ciertas partes del cuerpo, como la nariz, los labios, los pómulos y las caderas. Uno de los casos más lamentables es el de la estrella de la música y el baile, Michael Jackson.
Consolidadas las repúblicas burguesas, los estados además de instaurar unos sistemas educativos eurocéntricos, conjuntamente con grandes empresas financiaron o apoyaron la producción de películas, programas de radio y tv, donde se minimizaba y ridiculizaba a las personas negras y su cultura, con lo cual se dio continuidad agresiva al ataque de la autoestima, la identidad y la capacidad de lucha de la población africana y de la diáspora africana. Se destacan en Estados Unidos y en Gran Bretaña comediantes racistas como quien hacía el personaje de Jim Crow, comediante Thomas D. Rice, y una representación racista de los afroestadounidenses y su cultura. El personaje se basó en un tramposo popular llamado Jim Crow que durante mucho tiempo había sido popular entre los esclavos negros. Rice también adaptó y popularizó una canción tradicional de esclavos llamada “Jump Jim Crow”. Alusivas a este personaje se bautizaron las referidas leyes segregacionistas en USA.
Por lo anterior, una de las estrategias de los líderes del movimiento social afroestadounidense de mediados del siglo XX, para levantar la autoestima y movilizar a la población a afrodescendiente, fue la exaltación de su estética, su belleza, su cultura, su creatividad, sus capacidades intelectuales y físicas. Y motivados por ello, algunos afrodescendientes pudientes crearon industrias de confecciones, de cosméticos y de una variedad de productos para cultivar la estética y la belleza propia de su comunidad. Otros establecieron gimnasios, peluquerías, barberías, salas de belleza y gimnasios. Hoy un grupo significativo de afroestadounidenses son dueños o socios de grandes e importantes empresas de diferentes ámbitos, de productoras de cine y tv.
Hasta hoy en países de las Américas como Colombia, Perú, Bolivia y ecuador, se continúan promoviendo producciones de prensa, radio y tv que ridiculizan a los africanos y sus descendientes, y los presentan como seres de naturaleza tonta, perezosa, sucia, ladrona y cobarde.
La experiencia indica que, para erradicar el racismo y la discriminación racial, y sus dañinas consecuencias sociales, hay que producir disposiciones legales que reivindiquen a los grupos victimizados y los beneficien con reparaciones históricas, y sancionatorias de quienes incurran en actos racistas y discriminatorios, al tiempo que se implementa un modelo de educación propia, no eurocéntrica, como la etnoeducación y la educación para la interculturalidad, y se difunden a través de las aulas y de los grandes medios los estudios sobre lo que realmente son los pueblos africanos y sus descendientes. De allí la importancia de procurar la implementación de la etnoeducación y la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, logradas por el Movimiento Social Afrocolombiano.
Bibliografía recomendada:
Mosquera R, José Eulícer, Las Independencias y la Visibilización del Protagonismo Histórico del Pueblo Afrocolombiano, Ediciones CEISAFROCOL, Medellín, Colombia, octubre de 2015.
Mosquera R, José Eulícer, Introducción a la Historia General de África, Ediciones CEISAFROCOL, Medellín, Colombia, abril de 2009.
Mosquera R, José Eulícer, Los Grandes Retos que Debe Resolver el Pueblo Afrocolombiano, Ediciones CEISAFROCOL, Medellín, Colombia, octubre de 2016.
Zapata O, Manuel, Las Claves Mágicas de América (Raza, Clase Y Cultura), Ediciones Plaza & Janes, Bogotá, mayo de 1989.
Zapata O, Manuel, Changó el Gran Putas, Ediciones Ministerio de Cultura de Colombia, Bogotá, 2010.
Zapata O, Manuel, La Rebelión de los Genes, Ediciones Altamir, Bogotá, marzo de 1997.
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Este documento fue presentado como ponencia para el FORO TEJIENDO ESPERANZAS de la Corporación Amafrocol, Cali.
José Eulícer Mosquera Rentería, Director de Centro de Estudios e Investigaciones Sociales Afrocolombianas, CEISAFROCOL.
Leonardo says
Muy interesante.