El diagnóstico
Los problemas de pobreza, atraso económico, desindustrialización, diseño de políticas regresivas las atribuye Petro, principalmente, a la mentalidad del sector dirigente de la sociedad. Comienza señalando que la ley 100 de salud es un “reflejo de la concepción que hay en la mente de quienes han manejado el país durante los dos últimos siglos. Los creadores de esa ley 100 son miembros de una casta que se ha creído dueña de Colombia”. Y añade que esta casta ha “visto la pobreza como un asunto de normalidad social, como una expresión darwiniana de la especie humana”.
Al plantear que la casta -concepto no muy preciso- ha manejado el país durante dos siglos no diferencia entre unas clases terratenientes y comerciales con nulo o escaso desarrollo del capitalismo y una sociedad donde predominan los capitalistas. Además, parecería que el sistema de salud creado por la ley 100 es el resultado de una concepción y no del dominio de unos poderes económicos e intereses; señala que esta casta considera que “las cosas son naturalmente propiedad de ellos”, pero el hecho no es solo que lo crean sino que en la práctica son los dueños del Estado.
Un poco más adelante, plantea que los actuales “dirigentes económicos y políticos del país” “son los descendientes de los esclavistas criollos”; aquí ya no habla de casta sino de dirigentes económicos y políticos, otra categoría muy vaga. Pero a sus antepasados si los caracteriza como esclavistas, un concepto más preciso que expresa claramente una relación social de explotación. Petro elude mencionar a los esclavistas actuales, es decir a los capitalistas y prefiere usar categorías ocultadoras.
La mentalidad indolente de la casta o dirigentes es responsable de que la economía colombiana sea raquítica, y no se haya industrializado. ¿Por qué tiene la casta esa mentalidad indolente? Esto no se lo pregunta, ni tampoco lo responde. Afirma que esta casta de mentalidad indolente le ha sacado el cuerpo a la industrialización porque está exige mucho “saber” y además “mercado interno”, es decir millones de personas con capacidad de compra y no siervos y esclavos en la miseria. Esta parte es difícil de entender: ¿no habría industrialización porque hay una exigencia grande de “saber” y la casta es indolente frente al “saber”? Me parece que aquí Petro divaga. Aunque la industria manufacturera ha perdido participación en el PIB, representa todavía un 12% pero es una fuente importante de plusvalía para un grupo de capitalistas que se enriquecen con esta actividad. Los capitalistas se mueven por la búsqueda de ganancias no por el desarrollo industrial.
La mentalidad de esclavos
Señala luego que no hay solo mentalidad de esclavistas en las élites sino también, “mentalidad de esclavos en la sociedad”. Aquí nuevamente mezcla muchas cosas y da varios giros en la argumentación. Ya no habla de casta sino de élites, otro término impreciso cuya finalidad principal es eludir el concepto de clase social. Petro rehúye decir claramente los capitalistas. Además, pasó de la mentalidad indolente a la mentalidad esclavista y este es un cambio sustancial; pasó de algo general y vago a una relación de explotación, se trata de un modo de pensar que se fundamenta en la explotación del trabajo de otros, ni más ni menos. Se puede leer entre líneas que considera esclavos a los trabajadores asalariados, pero tampoco lo dice claramente y nuevamente explica la situación por la mentalidad y no por una relación social concreta.
Aporicidio y gran capital
Plantea luego que hay una pavorosa desigualdad social y además aporicidio, “la muerte premeditada de los pobres” Este concepto se refiere a los pobres, otro concepto impreciso que necesita ser llenado de contenido; Petro pone ejemplos de pobres asesinados por las castas: los indígenas de América, los pobres reclutados para guerras desde la independencia, los jóvenes fusilados por la política de seguridad democrática, los pobres de las regiones alejadas y de los campos, y ahora los pobres que mueren por el COVID-19.
Señala que en la pandemia se ha dado prioridad a mantener el ciclo productor de ganancias en vez de la vida de pobres y viejos improductivos. Y además de hablar de la ganancia habla ahora del capital, en particular del gran capital: “Esta vez la mortandad ha descubierto su culpable, un gran capital desaforado por su propia valorización que rompe la naturaleza y por tanto la base misma de la existencia”. Capital, valorización, ganancia, aquí parece estar utilizando términos de El Capital (un gran avance).
“El virus trae consigo es la desnudez de la incapacidad de nuestra élite perpetua y hereditaria para seguir gobernando el país”. Damos un nuevo paso, ya no se trata de la mentalidad indolente, ahora se trata de incapacidad de gobernar; pero, cuando parecía que se estaba aproximando a categorías concretas como capital, valorización y ganancias, y por tanto a hablar de la clase capitalista explotadora, retrocede y utiliza de nuevo el concepto de élite. Finalmente, para enredar más el asunto, utiliza el concepto de “establecimiento” el cual caracteriza como “esa capa heredera de los privilegios y gobernante del país en su economía, en su sociedad y en su estado”.
El establecimiento debe reflexionar
Puesto que la explicación de los problemas es la mentalidad la solución es, simplemente, cambiar de mentalidad. Considera Petro que el establecimiento (la casta, la élite, los dirigentes) “debe reflexionar”. Petro le establece un deber claro a las élites. Para convencerlos de reflexionar les dice primero que sus figuras más prominentes (no cita ninguna) ya saben que no pueden seguir así, que “un mundo ha terminado”. Les señala luego que: a) el camino fácil del petróleo, el carbón y el narco amenaza con llegar a su fin; b) una parte sustancial de la sociedad quiere dejar de ser esclava, quiere emanciparse, quiere ser libre y dueña del país.
Parecería que estamos ad portas de una revolución que va a suprimir al modo capitalista de producción, parecería que los esclavos actuales se están rebelando. Ya tuvieron un campanazo con Colombia Humana, nos dice. Además, amenaza: ya saben las élites que será más duro el camino de la confrontación que el del acuerdo.
Analiza ahora las opciones que explora el establecimiento: 1) Transitar a la dictadura levantando la bandera de un uribismo trasnochado y embriagado de poder, que solo conduce a la violencia, a la barbarie y a la ignorancia; 2) Establecer un uribismo sin Uribe, un neoliberalismo de blue jeans, un enfoque gatopardista. Se trataría de una nueva exclusión a la Colombia Humana por parte de figuras como Fajardo, que sigue indicaciones del Grupo Empresarial Antioqueño o de Robledo, que le tiene celos a Petro. En esta opción se trataría de repetir lo ocurrido en las elecciones de 2018.
Pero a esta política de exclusión se enfrenta, nos dice, lo que Petro representa. ¿Qué representa? “una multitud de ciudadanía excluida con ganas de emancipación, de democracia ya, de reivindicaciones sociales”, algo que no quiere el establecimiento. Insiste en que detrás del esfuerzo de excluir la Colombia Humana, es decir, a Petro, lo que está es el viejo mecanismo de excluir al pobre en sus múltiples manifestaciones. Sin embargo, no es tan claro que esa ciudadanía quiera dejar de ser esclava del capitalismo, parecería que quiere es que les paguen mejor a los esclavos.
El pacto histórico y la búsqueda de otro camino
Plantea Petro que la solución no es el camino de la insurgencia armada ni el camino de la revolución a través de la guerra. Pero el camino electoral ha sido bloqueado, se ha bloqueado la esperanza. Y por tanto “invita al establecimiento colombiano y a la sociedad diversa, a abrir el camino de la esperanza” ¿A qué invita? A construir un “pacto histórico como fueron capaces los chilenos y españoles después de sus dictaduras”.
¿Qué se necesita para esto” “Solo tenemos que dejar en el pasado la vieja mentalidad del esclavista y del esclavo. Solo tenemos que dejar atrás la pre modernidad y el atraso con su casta de representantes”. No necesitamos matarnos, no necesitamos excluirnos. ¿Por qué? “Sucede que, al excluir al negro y al indígena, a la mujer, al joven popular, al campesino y a la médica, al pobre, al trabajador y la trabajadora, se están excluyendo los cerebros de Colombia, la base de la riqueza misma y de la nación misma, la base sustancial de la paz”. Por tanto, invita a un pacto histórico para la democracia y la vida de Colombia, el camino de la humanidad. Para convencer a las élites les dice que “no hay nada que perder, lo que tenemos es mucho por ganar”
Es sorprendente el discurso de Petro. Primero por la imprecisión en el lenguaje: se habla de casta, de élite, de sectores dirigentes económicos y políticos, de capital, de gran capital, en una mescolanza extrema. Segundo, por la explicación de fondo: parecería que la situación de las clases trabajadores, la pobreza y la miseria, la explotación, la degradación, la violencia, etc., etc., es simplemente un asunto de mentalidad que se puede solucionar apelando a la casta, a las élites, a los sectores dirigentes, al establecimiento, para que reflexione y cambie.
En la historia de Colombia los capitalistas y terratenientes, por medio de sus representantes políticos han mostrado una extraordinaria capacidad de apropiarse de las banderas del cambio. Un presidente liberal capitalista ofreció la revolución en marcha en la década del treinta y su hijo lideró el movimiento revolucionario liberal unas décadas después; otros políticos del establecimiento la reforma agraria y el presidente que impulsó las políticas neoliberales llamó a su plan de desarrollo la revolución pacífica. El sobrino nieto de otro ex presidente participó activamente en la revista Alternativa. Este papel de generar ilusiones dentro del capitalismo y de evitar que las clases trabajadoras se vean atraídas por ideas peligrosas, lo han cumplido también líderes de extracción popular o de las clases medias como Gaitán y Galán. Frente a las protestas ciudadanas y la crisis generada por el COVID-19 surgen por doquier dentro de las clases dominantes partidarios, muchos de ellos de buena fe, de reformas en beneficio de los trabajadores como la renta básica o los estatutos tributarios progresivos. La centro izquierda favorable al capitalismo se organiza. Petro se inscribe dentro de esta línea aunque resulte un poco más amenazador para sectores del establecimiento. Practica como ellos otra forma de gatopardismo.
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[1] https://cuartodehora.com/2020/07/19/un-pacto-historico/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: https://www.las2orillas.co/
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