No que la amenaza Trump haya desaparecido del horizonte pues, por una parte, ha logrado articular un movimiento político que aglutina toda clase de fuerzas de ultra derechas ultra conservadoras antidemocráticas y antiliberales destructivas de la libertad y de la igualdad; y por otra, esas fuerzas son de una agresividad extrema y el partido republicano corrupto e inmoral está siendo cooptado por ellas. Y el daño a las condiciones básicas de la democracia está hecho. El ataque a la verdad con la creación de realidades paralelas, un avance tipo Goebbels hacia lo postverdad y la postverguenza, constituye un ataque a la libertad que supone una información para la toma responsable de decisiones racionales. A diario Trump y sus partidarios inventan nuevas y más descabelladas mentiras llegando a los extremos demenciales de QAnon y A Jones. Como también el incesante ataque contra los medios de comunicación liberales (como acá es contra los de oposición). Estos son daños irreparables a las condiciones de verdad y de confianza en los medios, y en las instituciones, fundamentales para el funcionamiento democrático. La primera es una pérdida del estatuto ético del lenguaje de una extrema gravedad en términos de la destrucción de la herencia democrática liberal de la modernidad[1], pues esfuma toda racionalidad comunicativa y lógica de argumentación a través de la cual la intersubjetividad es justificada (Habermas) en la discusión, y toda responsabilidad en la actuación. Y la segunda que extiende la desconfianza de los medios a instituciones como las electorales lanzando acusaciones sin fundamento alguno con el permanente apoyo del partido republicano, del cual algunos sectores deliran con una transición Trump-Trump (Pompeo). Como dijo BSanders ningún otro presidente le ha hecho tanto daño a la democracia americana.
La democracia está sufriendo un ataque proveniente del populismo de ultraderecha (PUD) incluido el fascista. Una gama de grupos de extrema derecha están adelantando una tarea sistemática de erosión de las instituciones democráticas, el GOP y el CD ejemplos paradigmáticos: destruyen la distinción/autonomía de poderes que las caracteriza, politizando los procesos judiciales y manipulando los legislativos en forma destructiva del estado de derecho. La afinidad ideológica se traduce en mutuas intervenciones en los asuntos internos del otro país (que ha llegado al exabrupto de injerencia en procesos judiciales en Colombia), y una relación de patrón a peón que le hace las labores con Venezuela, Cuba y el BID. Los gobiernos de Trump y Duque comparten, además del honor de ser los peores en la historia de los dos países y una ideología y psicología autoritarias, varias características del PUD incluido fascista[2]. La erosión de las respectivas democracias ha operado en una variedad de formas que caracterizan al uribismo y al trumpismo como tales, salvo que el anacronismo antiliberal de este no es el patriarcal/caudillista/terrateniente de Uribe sino su nacionalismo extremo.
Una segunda presidencia de Trump habría significado un severo agravamiento de la terrible crisis de salud pública que ha generado su manipulativo e incompetente manejo de la crisis por el covid 19 que le heredara a Biden una situación con más de los 10’ de enfermos y más de 1/4’ de infectados con las peores tasas de infección del mundo (200mil nuevos diarios). Pero su peligrosidad se manifiesta en dos problemas críticos que enfrenta la humanidad[3]. 1) Crisis ambiental y calentamiento global. 2) Inestabilidad económica y política y de su institucionalidad
1) Crisis ambiental y calentamiento global. Sabotea la construcción de mecanismos globales como los acuerdos de Tokio/Paris. torpedeando la lucha contra el calentamiento global al emascular la institucionalidad que pudiera detener la miope e insensata dinámica que llevara al mundo al abismo de la hecatombe climática/ecológica. Miopía e ignorancia en una regresión (de lo avanzado por Obama en materia regulatoria, tanto a nivel doméstico como global) a estadios superados de la carbon economy.
2) Inestabilidad económica y política y de su institucionalidad. El enfoque de unilateralismo/excepcionalísimo, refleja la incapacidad de cooperar entender, en lo económico, la importancia de la integración y los acuerdos comerciales que la facilitan; y en lo político, la institucionalidad global y los acuerdos internacionales: reversasos de los avances de Obama en acuerdos con Irán y Cuba, perturbando el equilibrio Irán vs Israel/Sarabia y agudizando el conflicto sunita-chiita=SArabia-Iran en el MO, acusando a Irán de ser el principal promotor del terrorismo islámico (cuando este es casi mayoritariamente sunita, del cual su aliado SArabia es la fuente). Enterró toda posibilidad de estabilizar al MO uniéndose a Netanyahu en sepultar la solución de los dos estados Continuó irresponsablemente la fatal intervención en Irak asesinando a su comandante militar y debilitó a la única fuerza democrática de la región (los kurdos) entregándoselos a sus históricos opresores (los turcos) al retirarse de Siria entregándosela a Asad+Rusia
Como el fenómeno Trump no va a desaparecer sino que continuará como un fuerza política a tomar en consideración, poderlo contener requiera ir mas alla de descalificar a sus partidarios por ignorantes y fundamentalistas y entenderlo en sus raíces históricas políticas economicas y sociales: la marginalización de las mayorías de los beneficios de la globalización (especialmente en el desindustrializado rust belt) concentrados gracias a la desregulación financiera de Clinton en el minúsculo 1% superior; la peculiar alianza entre marginados y esa elite, y la desconexión política de la elite política en WDC con estas masas[4]; la movilización de los medios de derecha y los influencers para propagar fake news (llegando a los extremos demenciales de QAnon y Alex Jones), incluyendo los multimillonarios recursos invertidos en la campaña hechos posibles por el escandaloso Citizens United.
Trump combina una posición proteccionista en lo comercial con una neoliberal en materia de regulación (como lo exige la combinación de marginados y elite de privilegiados que lo apoya). Trump increíblemente expresa y explota simultáneamente, por una parte, el bandazo antiglobalización, por el contraste entre la marginalización de los beneficios de la globalización y la concentración de estos en la elite de los sectores financiero, energético y tecnológico; y por otra, esa concentración, pues su base es una peculiar alianza de esos marginalizados con estos privilegiados que se vienen beneficiando excluyentemente del experimento anti-regulación que se adelantó en USA desde los 80. El trumpismo es una radicalización del neoliberalismo: la agenda neoliberal de Trump incluye derrumbe de la regulación de protección al más débil en salud, lo financiero, lo ambiental y en lo informático. Particularmente en lo financiero, revirtió la regulación adoptada por Obama para limitar las maniobras abusivas/especulativas de los financistas y su capacidad de socializar sus pérdidas en ellas.
El Uribismo comparte con el trumpismo su estar basado en una peculiar alianza entre la minúscula elite favorecida por sus políticas neoliberales y las masas populares manipuladas por sus mesiánicos líderes. Comparte asimismo varias de las características de los PUD[5], las que se consideran desde tres perspectivas:
La primera, los libros de R Dowak The politics of fear: What Right-Wing Populist Discourses Mean; y de J Stanley How Fascism Works: The Politics of Us and Them. PUD y fascismo son bien caracterizados por sus títulos de tribalismo basado en el temor, identificación con el grupo en la diferenciación/superioridad frente al otro, el cual es constituido a la vez en amenaza y chivo expiatorio. Ellos hablan de:
1) Temor y tribalismo: Crean temor apocalíptico y alimentan ansiedad sobre un problema del cual se presentan como solución. Su política del temor identifica un enemigo (el comunismo su éxito depende de crear miedo a quien culpa de la amenaza (paranoia con castrochavismo).
2) Nacionalismo: política de valores de la identidad nacional, valores simbólicos (la patria) que desplazan/ocultan el conflicto socioeconómico. verdaderos patriotas, apelan a referéndums erosionando la institucionalidad democrática. hacia el estado de opinión (reforma de la constitución y la justicia).
3) Propaganda, irrealismo y ataque a la verdad: Ataque a la verdad y a la libertad bases de la democracia. Irrealidad disociando a la gente de la realidad, uso de propaganda para difundir teorías de conspiración delirantes (Senadora Cabal y esposo: mentiras cada vez más descabelladas sobre conspiraciones internacionales o miembros de la oposición (tildados de neoFarc/ELN),
4) Autoritarismo antiliberal: criminalización de protesta y críticos (ejército/tanquetas a las calles y acusaciones a estos de terroristas) Ley y orden como solución a todos los problemas desmoronan
La segunda caracterización es la de Charles Taylor[6] quien viene analizando la crisis de la democracia: según él se inició con el fin de la edad de oro del crecimiento capitalista en 1975,lo cual implica que la desregulación y la globalización neoliberales han contribuido a las que el sostiene son las tres formas de decadencia de la democracia actualmente, la primera causa de la ola populista y las otras dos características de ella: 1) desigualdad, control de las elites, exclusión y desconfianza en la democracia; 2) tribalismo nativista, identidad usada para excluir, racismo, nacionalismo y populismo contra el foráneo o el otro, precedencia sobre este [7]; 3) populismo contra la elite , dictadura de las mayorías. Lo que esta significa como lo opuesto a la justicia, en tanto forma de exclusión de minorías, incluida la oposición, es ilustrado por las elecciones de Marzo de 1933 en Alemania, cuando después de una campaña de terror e intimidación (por los SS y camisas pardas, acá es por los paramilitares) Hitler logro acceder el poder (con el apoyo del partido nacional del pueblo). En la misma dirección, los referendos son el mecanismo preferida de los PUD para desconocer los derechos de las minorías y la oposición (como pretenden ahora para hacer trizas el proceso de paz, para fortalecer su control sobre los poderes judicial y legislativo) ejerciendo esta dictadura.
La tercera (presentada en las referencias de Portafolio y Revista Sur) señala como los populismos de derecha que han resurgido con el bandazo antiglobalización posteriori a la crisis financiera y gran recesión 2008-10, de los cuales Trump es el ejemplo prototípico, han estado caracterizados por : 1) el nacionalismo como tribalismo paranoide en reacción a una amenaza más imaginaria que real (UE como burocracia centralista, castrochavismo, inmigrantes) ; ii) el culto a la personalidad del caudillo (USA, Turquía, Colombia) en su rol o mesiánico o de protección parental frente a esa amenaza, culto en el cual la hipnosis mediática lograda mediante la deformación propagandística de la realidad en los medios (Goebbels, Fox, Globo) juega un papel fundamental; iii) la pretensión ignorante de que problemas de enorme complejidad se pueden resolver mágicamente con fórmulas simplistas (Trump, B Johnson). En los casos en los que surgen elementos fascista más claros: el poder de la violencia y la consiguiente violencia del poder. El Uribismo es un PUD que por razones del conflicto en Colombia precedió la epidemia de populismos de derecha en los que se ha manifestado el bandazo antiglobalización. Pero además difiere de ellos en que mientras ellos fueron la reacción de las clases populares al marginamiento generado por la globalización, el uribista emergió de la defensa de los intereses de la clase terrateniente. En la capacidad de presentar esta reacción a la violencia guerrillera como defensa de los intereses populares radica el genio de Uribe como populista de derecha, logrando así que le pueblo se identifique con él. Es un movimiento político que a pesar de objetivamente representar los intereses de la clase terrateniente (y sus aliados empresarios de la agroindustria) se ha logrado maquillar como movimiento popular (a pesar de objetivamente adelantar políticas neoliberales) capitalizando el extendido odio a las FARC (haberlas derrotado le ha dado un capital político inagotable)[8].
La mencionada distorsión de la realidad en una ideología de catástrofe-mesías permitió cooptar grupos sociales que también se sentían amenazados, primero, en forma real por las FARC; y después paranoidemente por el Castrochavismo (ahora neo), un fetiche en el cual el PUD uribista proyectó toda clase de temores irracionales. Como PUD radicalizado el Uribismo es una ideología nefasta para instituciones democráticas como las que garantizan un flujo de la información veraz, tan fundamental en una democracia. Caso prototípico de. postverdad sobre una amenaza inexistente, critica al acuerdo de paz como entrega del país a la guerrilla y acusa a quienes lo defienden de pertenecer a las nuevas FARC (una condena de muerte)[9].
Lo grave es que a diferencia de USA donde el ataque a la democracia por populistas de ultraderecha y fascistas como los que manifiestan (con banderas nazis armados con rifles de asalto para deslegitimizar el procedimiento electoral que dio la victoria a Biden, como lo hacían para sabotear el confinamiento) ha sido al menos frenado, en Colombia este ataque se agudiza cada vez más con los abusos de las fuerzas de seguridad que se abrogan funciones judiciales y penales (incluyendo la pena de muerte), los atropellos a opositores y magistrados, las judicializaciones de críticos, y la injerencia en proceso judiciales y legislativos. Por el lado colombiano no se ve clara una alternativa a la erosión de la democracia adelantada por el Uribismo cuya afinidad ideológica y convergencia estratégico con el trumpismo se tradujeron en abiertas intervenciones los asuntos internos de Colombia que renovaron de la tradicional capacidad de imponer políticas e influenciar estrategias militares que ha caracterizado la relación bilateral[10]
La precariedad tradicional de la democracia colombiana (dados los niveles de exclusión social, de represión y de corrupción electoral y política) como la de la India ha sido históricamente una democracia formal más que real que se limita a adelantar elecciones (aunque estas estén erosionadas por corrupción e intimidación masivas), pero las condiciones sociales y de opresión de casta allá y de clase acá la hacen inoperante. Las similitudes y convergencias entre trumpismo y Uribismo con notables, empezando por las peculiares alianzas que los llevan al poder. En ambos casos entre la elite y segmentos de las clases populares seducidos por sus cantos de sirena con los que los confunden sobre cuáles son sus intereses de clase (falsa conciencia), adoptando efectivamente políticas que favorecen a la elite, particularmente las de los sectores financiero y carbo-energético allá, y el terrateniente y financiero acá. Similitudes que se extienden a fiscales de bolsillo y un narcisismo omnipotente que se traduce en una incapacidad de dejar el poder como lo ilustra el oso actual de Trump y acá la yidispolitica (y ataque de Uribe a la corte por terroristas ya desde entonces).
Pero concluir replicando el culto a la personalidad de sus fanáticos seguidores, considerando que ellos personalmente son el problema, falsea la situación en lo fundamental: ellos no son sino el síntoma de conflictos de clase no resueltos por el proceso democrático. El fenómeno Trump no difiere tan fundamentalmente de los demás PUD mencionados en ser el resultado de la concentración-exclusión generada por la globalización neoliberal y la frustración de los excluidos en su incapacidad de influenciar ese proceso debido al desdén de la elite política y económica que los priva de una voz en él; en reaccionar a la inmigración rechazando el que los foráneos reciban beneficios que a ellos le son negados; del fraccionamiento social producido por la reducción al social media de las fuentes de información con el gregarismo/descalificación del opositor político que genera[11]. Él es el resultado de estos procesos que involucran desatención a las victimas de la desindustrialización; el resentimiento contra las elites indiferentes a su drama; la descalificación o desconocimiento de sus puntos de vista que genera la reacción contra la tecnocracia que se extiende a la ciencia; el fortalecimiento de la fracción Clinton, que con razón son considerados los peones de la elite financiera, frente a los segmentos representados por B Sanders y E Warren.
El fenómeno Uribe es en cambio peculiar a Colombia, reflejando muy bien el atraso político de esta sociedad donde conflictos que se resolvieron en otros países entre los siglos XIX y XX, el precapitalista sobre la tierra, sigue gravitando en el proceso político debido a los escandalosos niveles de concentración y de exclusión, involucrando niveles de pobreza en el campo absolutamente escandalosos. La histórica proclividad de resolver con la violencia los conflictos políticos se aunó con una desconexión de los grupos políticos con ese drama y la intolerancia del sistema con elementos progresistas (R Uribe U, JE Gaitán)[12] , para generar una obvia reacción del campesinado que se combinó en sus origines con la guerrilla liberal alzada contra la opresión conservadora. Y así la diabólica dialéctica de la violencia generó también la reacción terrateniente que encontró en Uribe la perfecta encarnación de su resentimiento en contra de los abusos de la guerrilla. A diferencia de los conflictos típicos del capitalismo que generaron la ola de PUD, el Uribismo surgió como resultado de un conflicto precapitalista que degeneró en una guerra de tierra arrasada por parte de criminales amangualados con el ejército, y apoyados por terratenientes contra el campesinado, desplazado de su tierra (el proyecto paramilitar en Colombia fue más político que militar y más económico que político), en una de las más severas violaciones de DH de la historia de AL. Y a pesar de que el Uribismo en sus políticas neoliberales efectivamente avanzaba la causa de las elites económicas, como resultado del resentimiento contra la opresión de la sociedad y los crimines por las FARC y de la habilidad populista de Uribe, segmentos de las masas populares se identificaron con su política de pacificación y de comunitarismo y cooperativismo delegacionista. Un Uribe pues no emerge sino en una sociedad tan atrasada políticamente y fraccionada socialmente, atrapada en conflictos entre los cuales el conflicto por la tierra es todavía tan fundamental[13], con un proceso democrático precario en extremo, incapaz de canalizar esos conflictos y con una capacidad de elementos ultra de la elite para reprimir/suprimir el cambio asesinando impunemente sus agentes.
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Se introducirán apartes de columnas/artículos de Revista Sur, Portafolio y el Mundo:
En defensa de la modernidad El Mundo 23/10/19
El Uribismo: populismo, conciencia de clase y falsa conciencia. Revista Sur. 3/8/20
¿Es el Uribismo un fascismo? Portafolio 3/9/20
El fenómeno Trump. Portafolio 2/10/20
Biden vs Trump: retrocediendo del borde del abismo. 2/11/20
[1] En defensa de la modernidad El Mundo 23/10/19
[2] ¿Es el Uribismo un fascismo? Portafolio 3/9/20
[3] Biden vs Trump: retrocediendo del borde del abismo. Portafolio 2/11/20
[4] El fenómeno Trump. Portafolio 2/10/20
[5] Para claridad del lector se habla de: Erdogan (Turquía), Bolsonaro (Brasil) Modi (India); Le Pen (Francia), Farage (UK); Orban (Hungría) y desde luego Trump y Uribe.
[6] Filósofo canadiense autor de The Secular age, ha desarrollado un análisis de la modernidad y la democracia en Republican Democracy contra su instrumentación por el neoliberalismo y en Reconstructing Democracy respondiendo con una propuesta desde abajo a la desconexión entre las comunidades y los gobernantes, lo explotado por Trump
[7] Taylor no hace la conexión con la crisis y cambio de modelo económico, pero es obvia, particularmente en LA; tampoco usa el termino tribalismo, pero esta noción describe muy bien la de exclusión de la identidad.
[8] El Uribismo: populismo, conciencia de clase y falsa conciencia. Revista Sur. 3/8/20
[9] Es el Uribismo un fascismo. Portafolio 3/9/20
[10] El apoyo a la campaña de Trump por el gobierno colombiano a través de los embajadores en WDC y a las reclamaciones de fraude electoral de los trumpistas por los miembros más extremistas del cd (la prototípica senadora Cabal) si son un novedoso ridículo intento de intervenir en la elecciones allá.
[11] En USA se agrega la desilusión y resentimiento de veteranos y sus familias contra una elite que no envía a sus hijos a guerrear por todo el mundo sino que envía a los hijos de las familias pobres, con costos enormes familiares, y monumentales económicos
[12] Asesinados como después lo fueron LC Galan, M Cepeda, B Jaramillo, J Antequera, J Pardo y C Pizarro.
[13] Como lo es claro también en Brasil donde la elite también aplasta violentamente líderes campesinos y ecologistas.
Ricardo Chica
Foto tomada de: El Colombiano
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