Debido al desprestigio del gobierno de derecha de Iván Duque, existe preocupación entre los capitalistas y la clase política a su servicio, por los posibles resultados de las elecciones presidenciales en 2022. Una calificadora de riesgo, Control Risk, advirtió recientemente sobre las posibilidades de triunfo de la izquierda[2]. El líder máximo de la derecha, Alvaro Uribe, ha venido realizando reuniones políticas con grandes barones regionales con miras a definir estrategias conjuntas; así mismo, ha señalado repetidamente “ojo con el 2022” y ha comenzado la campaña de acusar a Gustavo Petro de castro-chavista.
Es apenas natural la reacción de los capitalistas y de sus servidores políticos, con el fin de atacar y debilitar la candidatura de izquierda de Petro, pero ¿de qué izquierda estamos hablando?
Dos de los líderes más importantes de la izquierda colombiana, Gustavo Petro y Jorge Enrique Robledo, han venido manifestando recientemente su respeto al capitalismo. Los dos compiten por demostrar cuál de ellos servirá mejor al capitalismo y por presentarse como una figura respetable con programas moderados. Gustavo Petro fue miembro de una organización guerrillera, el M-19, que hay que reconocer, nunca fue marxista ni propuso avanzar hacia el socialismo, así algunos de sus miembros pudieran tener alguna afinidad con esta orientación. Pero eran muy crítica de las restricciones democráticas existentes y de los efectos nocivos del capitalismo sobre los trabajadores.
Por su parte Jorge Enrique Robledo si hizo parte de una organización fundamentada en el pensamiento de Marx, el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario –MOIR-, que, aunque consideraba que era necesario hacer alianzas con el capitalismo nacional en contra del imperialismo, si tenía dentro de sus propósitos avanzar hacia el socialismo. No hace mucho el MOIR borró de su página web cualquier referencia a Marx y se arropó durante un tiempo en la plataforma democrática reformista del Polo Democrático Alternativo, de la cual se escindió recientemente para conformar un movimiento independiente, Dignidad.
Gustavo Petro divulgó en diciembre su programa económico y ofreció cumplir con las promesas históricas que el liberalismo incumplió. Por liberalismo se trata aquí no de la corriente política o filosófica, sino del partido liberal colombiano, uno de los principales partidos en la historia política del país y que junto con el partido conservador dominaron el Estado colombiano durante décadas; hoy ha perdido peso, pero buena parte de sus antiguos miembros han migrado hacia otros partidos que piensan y hacen más o menos lo mismo que los liberales (como Cambio Radical, el partido de la U). Incluso Alvaro Uribe, el gran líder político de la derecha, inició su carrera política dentro del partido liberal.
Ante la crítica de un reconocido industrial, Mario Hernández, por la carencia de programa económico y los temores sobre su alcance para la propiedad privada, Petro le respondió, con ánimo tranquilizador, diciendo que su programa era la industrialización, que iba a beneficiarlo: “Creo que usted Mario sería uno de los grandes beneficiarios junto a miles de industriales colombianos de las confecciones, del cuero, de los zapatos, de la agroindustria que perfectamente se beneficiarían y socialmente toda Colombia con el programa de industrialización de la Colombia Humana. Así que no le tenga temor a la industrialización”[3].
El senador Gustavo Bolívar, mano derecha del senador Gustavo Petro, rechaza enfáticamente el comunismo y su carácter expropiador: “Le pido a todos los empresarios que conversen con Petro. Solo así pueden dejar sus temores. No somos ni comunistas ni expropiadores. Solo queremos humanizar el capitalismo»”
Robledo por su parte, parece un Ministro de desarrollo capitalista, habla de la necesidad de convertir a Colombia en una Corea del Sur y se entrevista y abraza con un reconocido capitalista colombiano, Jimmy Mayer, que parece haberse convertido en uno de sus grandes aliados[4].
Petro y Robledo son, sin lugar a dudas, líderes muy valientes. Han desarrollado una actividad política intensa de denuncia y lucha contra el paramilitarismo y la corrupción, entre otras cosas, acciones que en el contexto colombiano son extremadamente peligrosas, dada la práctica cotidiana de eliminación física de los adversarios políticos. Pero su perspectiva política no va más allá de los límites del capitalismo.
Estos hechos dan una idea de la izquierda colombiana. Sin embargo, a pesar de esto, son tratados como feroces comunistas expropiadores por parte de los demás partidos políticos. Se les acusa de castro-chavistas y se hace énfasis en sus medidas de irrespeto a la propiedad privada. Lo que proponen Petro y Robledo no va más allá de lo que plantean Piketty y Stiglitz, pero obviamente para los capitalistas cualquier medida que implique pagar más impuestos para darle transferencias a los sectores más pobres de los trabajadores, es una herejía. Por supuesto, les parece aterrador pensar en una sociedad socialista y comunista.
Petro y Robledo en lugar de enseñar que dentro del capitalismo no hay opciones para las clases trabajadoras, persisten en su política de auto sumisión. Y en caso de que llegaran a ocupar el cargo presidencial, seguramente se moderarían aún más, de lo contrario no podrían gobernar ni un par de semanas.
De otra parte, no tienen estructura política ni organizativa, o es muy débil. Esto ocurre especialmente en el caso de Gustavo Petro que, aunque tiene un movimiento, la Colombia Humana, que recientemente se asoció con la Unión Patriótica, partido de comunistas y expropiadores, para poder participar en las elecciones, dado que su movimiento carecía de personería jurídica, no cuenta realmente con un partido estructurado. Es un movimiento fundamentalmente de opinión que gira alrededor de un líder carismático y atrayente para un porcentaje importante de las clases trabajadoras. Robledo tiene una estructura más organizada y disciplinada, pero muy pequeña.
Sus propuestas son meramente reformistas. Como bien lo dice el senador Bolívar, miembro de Colombia Humana, lo único que quieren es humanizar un poco el capitalismo. Así mismo, los dos quieren un capitalismo más desarrollado, más productivo, a lo Corea del Sur, por ejemplo. Petro ha llegado al extremo de declararse el abanderado de las reformas que nunca hizo el liberalismo histórico, como la reforma agraria y la profundización de la industrialización. El liberalismo en el contexto colombiano es el Partido Liberal, uno de los partidos tradicionales del establecimiento y las oligarquías que dominó durante décadas el panorama electoral colombiano.
Pero el problema no está solo en ellos, está también en la sociedad, donde menos del 1% considera que debemos ir hacia el socialismo. En el Senado de la República de 107 senadores, apenas hay una, Aída Avella, cercana al Partido Comunista pero que se presentó por la Unión Patriótica; sin embargo, la senadora Avella no tiene ninguna propuesta socialista o por lo menos nunca hace referencia a ella y parece una senadora más que quiere humanizar el capitalismo. Adicionalmente, hay 10 congresistas de las Farc, que provenían de la guerrilla de orientación marxista y socialista, pero desde que están en el Congreso parecen haber olvidado por completo el socialismo y sus conocimientos de marxismo; dedican mucho más tiempo a discutir entre ellos sobre cómo repartir los recursos que el Estado les ha entregado como parte de los Acuerdos de Paz. En conclusión, apenas el 1% de los senadores es de izquierda anticapitalista y comunista. En la Cámara de Representantes ni siquiera se llega al 1%.
Lo mismo ocurre en las asambleas departamentales, concejos municipales, alcaldías y gobernaciones. La presencia de fuerzas anticapitalistas es mínima; en el Concejo de Bogotá hay una concejal del Partido Comunista, que también se presentó a las elecciones por la Unión Patriótica con alianza con la Colombia Humana de Gustavo Petro. El porcentaje es un poco superior, 2,5%, pero tampoco se practica aquí una política abiertamente socialista o comunista.
Estas cifras reflejan el contexto. La gran mayoría de la clase trabajadora colombiana no tiene interés alguno en suprimir el capitalismo y avanzar hacia el socialismo. En su gran mayoría teóricamente no tienen vínculo alguno con Marx y nunca han estudiado El Capital. Es una clase trabajadora que aspira a un capitalismo más humano, como Gustavo Bolívar.
En este contexto las protestas son todas dentro del sistema: aumento de salarios, mejoramiento de la estabilidad laboral, aumento de los recursos para educación y salud, cuidado del medio ambiente, respeto por los animales, etc., etc. Las marchas de protesta de finales de 2019, multitudinarias para el contexto colombiano, estaban conformadas por diversos grupos con objetivos particulares muy diversos (mujeres, jóvenes, artistas, animalistas, etc.), sin mayor articulación.
De otra parte, la intelectualidad en su gran mayoría es reformista. En buena medida está enmarcada dentro de corrientes intelectuales contrarias al marxismo a pesar de que en general se trata de investigadores que poco han estudiado a Marx. La lectura de las columnas de opinión de los principales periódicos muestra que los mejores periodistas se dedican principalmente a la lucha contra la corrupción, pero nada o casi nada a la lucha contra el capitalismo.
Para el sistema capitalista colombiano, y sus agentes, los capitalistas, y servidores, funcionarios públicos, profesores universitarios, directores de gremios, etc., esta situación es una victoria. No solamente domina el capitalismo en términos económicos, políticos y militares, sino que gana por extraordinaria mayoría en materia ideológica. No hay pensamiento crítico alguno con respecto al capitalismo. No hay alternativa.
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[1] https://nuso.org/articulo/por-que-protestan-en-colombia/
[2] “La consultora de riesgos Control Risks, una de las más fuertes e influyentes de América y con cobertura global ha advertido sobre un empoderamiento sin precedentes de la izquierda en Colombia, sector al que ve con altísimas posibilidades de llegar al poder presidencial en 2022.” https://www.eleconomistaamerica.co/politica-eAm-co/noticias/10955399/12/20/Control-Risks-advierte-empoderamiento-de-la-izquierda-en-Colombia-y-alta-posibilidad-presidencial.html
[3] https://cuartodehora.com/2020/12/18/27691/
[4] https://www.sur.org.co/jorge-enrique-robledo-economia-superficial-e-izquierda-sumisa/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: https://www.senado.gov.co/
Tiberio Gutiérrez says
Completamente de acuerdo desde la primera hasta la última letra del artículo, pero ¿cuál es la propuesta para las elecciones del 2022?; no establece la dialéctica entre la revolución democrática y la revolución socialista, ¿Cuál sería el programa concreto para la revolución democrática en esta etapa del desarrollo del capitalismo colombiano, de la correlación de fuerzas sociales y políticas, de la situación latinoamericana y de la geopolítica mundial? ¿Cuál sería la propuesta política? ¿un candidato presidencial comunista?. Sería muy importante conocer su respuesta.
Alberto Maldonado says
Estimado Tiberio, muchas gracias por su comentario y sobre todo por sus preguntas las cuales me obligan a profundizar en el análisis y reflexiones con el fin de poder tener algunas respuestas con fundamento. Espero poder hacerlo pronto.
Diego Otero Prada says
Estoy completamente de acuerdo. Esa es también mi posición. Hay una total confusión de qué es izquierda, centro izquierda y centro. He escrito sobre esto. Ver mi artículo sobre el centro en Acecri.org y en AvanzarColombia. o en mi pagina de facebook. Voy a publicar un artículo sobre el tema mañana..
Soy crítico de todos esos que se llaman centro, que es una forma de esconderse de muchos personajes del establecimiento y de una seudo izquierda falsa. Nadie se atreve a llamarse socialista en Colombia como si lo hace Sanders en Estados Unidos y muchos en Europa.
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