Sin embargo, me parece más interesante que criticar esta situación destacar otro aspecto abordado por Pacheco en su artículo, el relativo a lo que denomina la lotería de la cuna y la relación entre el origen de las personas y la desigualdad. La nota periodística expone unas concepciones extraordinariamente superficiales sobre la sociedad colombiana pero que son usualmente reseñadas en los medios como un conocimiento profundo de los economistas.
Nos informa en su nota Pacheco que la afirmación a probar en la tesis de maestría de Taboada es si “la cuna influye, más allá de los méritos de cada persona, en generar desigualdad”. En su tesis responde que si. Taboada afirma que: “Si la educación y los ingresos de los individuos dependen de características heredadas…la inequidad se perpetúa y la política social tiene un menor espacio para corregir este fenómeno”. La tesis concluye que “la desigualdad en la distribución del ingreso, laboral y per cápita, puede atribuirse, en buena medida, a diferencias en las características heredadas por los individuos”
Y afirma a continuación Pacheco, “es decir, lo que gana una persona durante su vida, depende en gran medida de donde nació, más allá de sus méritos”. Cita a Luis Carlos Reyes, profesor de economía de la Universidad Javeriana, quien sostiene que los resultados del estudio de Taboada “son consistentes con una enorme literatura econométrica que ha documentado, vez tras vez, que la lotería de la cuna determina quiénes tienen las oportunidades que los llevan a tener ingresos altos y carreras destacadas.” Y continua citando a Taboada que afirma que si “se anulan las diferencias prevalecientes en variables relacionadas con las oportunidades al nacer, la desigualdad disminuye sustancialmente”.
Sobre el origen de la desigualdad cita a Taboada otra vez: “inclusive bajo el mejor de los escenarios, una economía de mercado puede llegar a no responder nunca por los más pobres” y se pregunta “qué factores impiden que el mercado corrija esa desigualdad, es decir, cuáles son las “raíces y las causas de la desigualdad”. Sus resultados, con base en encuestas de calidad de vida del DANE apuntan a que “hay una relación fuerte entre las ventajas heredadas y los resultados desiguales de ingreso. Una relación, que en el caso de su estudio, está especialmente relacionada con los años de educación acumulada de los padres”. A partir de lo cual concluye: “Así las cosas, el desafío más grande la política redistributiva, consiste en ampliar la asistencia escolar de los niños y jóvenes que se desarrollan en los entornos menos favorables.” Según el profesor Reyes “para ganarse la lotería de la cuna no hay que tener padres poderosos e influyentes: basta con venir de una familia con alto nivel socioeconómico”.
Aunque se trata de unas breves afirmaciones, estos textos son ilustrativos del enfoque de los funcionarios que ocupan altos cargos en el sector público, en las instituciones responsables de las políticas económicas y en las universidades. Puede ser que Taboada no tenga los méritos requeridos para ocupar el cargo, pero sus ideas coinciden muy seguramente con las de la mayoría de sus colegas de junta directiva. Muy brevemente podemos caracterizar esta aproximación en la siguiente forma:
- Los economistas se refieren fundamentalmente a la desigualdad de ingresos, adoptando un enfoque cuantitativo sin entrar a precisar la fuente de dichos ingresos (si se trata de ganancias, intereses, salarios o ingresos por venta de productos como cuenta propia), con lo cual, por principio, no se mira la desigualdad cualitativa, es decir, el lugar que ocupan las personas en el proceso social de producción y a partir del cual obtienen sus ingresos. De este modo, la diferencia entre un capitalista y un asalariado desaparece como por arte de magia y solo queda en pie la magnitud monetaria de sus ingresos. En algunos casos quizá se llega a mirar también la desigualdad en riqueza acumulada, pero tampoco se profundiza en las diferencias estructurales que son la fuente de las diferencias cuantitativas. De este modo, las estadísticas oficiales establecen las clases sociales según magnitud monetaria del ingreso en pobres, vulnerables, media y alta, clasificación que en lugar de explicar oculta.
- Aunque no quisieran reconocerlo, los propios datos oficiales son tan evidentes que resulta imposible negar que hay una extraordinaria concentración cuantitativa de los ingresos en unas pocas manos y por tanto una enorme desigualdad. Pero tampoco hay mucho interés en profundizar en las razones de dicha desigualdad, en entender las relaciones económicas que generan dicha situación. A pesar de sus profundos estudios en las mejores universidades del mundo, los economistas saben que para progresar en sus carreras y hacer parte de la minoría de privilegiados que concentran el ingreso, lo mejor es: a) no hacer demasiadas preguntas; y b) responder a medias, nunca ir al fondo de los temas.
- Lo anterior es una práctica que se observa hasta en economistas que han ganando el premio Nobel. Paul Samuelson nos da un extraordinaria ejemplo de la superficialidad con la cual abordan estos temas. En su famoso texto introductorio a la economía Samuelson señala que la economía de mercado es el mejor mecanismo para garantizar una asignación eficiente de recursos pero desafortunadamente el mercado tiene fallas y no puede garantizar los mejores resultados en varias dimensiones; una de dichas dimensiones es la relativa a la distribución del ingreso. Y Samuelson, sin sonrojarse, afirma sobre la desigual distribución: “La razón es que los ingresos están determinados por una amplia variedad de factores, incluyendo el esfuerzo, la educación, la herencia, los precios de los factores y la suerte”.
- Lo cito completamente para que no vaya pensar algún lector desconfiado que lo estoy inventando y calumniando a Samuelson. Es difícil encontrar un mejor ejemplo de ocultamiento y carencia de seriedad intelectual. Samuelson no es ningún ignorante, no es falta de capacidad o de estudio, es simplemente una decisión consciente de no ir más allá de las opiniones que se forman los propios agentes de la producción capitalista. Y esto es lo que enseñan en nuestras facultades de economía.
- Lo que dice Samuelson lo repite Taboada en su tesis cuando dice, en una forma bastante enredada, que una economía de mercado no puede responder por los más pobres.
- Dentro de las razones de la desigualdad, enumeradas en una lista sin jerarquía teórica alguna, Samuelson incluye la herencia, la suerte y la educación, los temas objeto de la tesis de Taboada y del comentario de Pachecho. Aquí se incluye la famosa lotería de la cuna, un tema que se encuentra con frecuencia en las reflexiones de nuestros economistas en diversas presentaciones. Con el fin de no tener que entender por qué existe la desigualdad le dan peso a la suerte o a la casualidad.
- No hay que estudiar economía en Harvard para saber que los hijos de Luis Carlos Sarmiento Angulo, Julio Mario Santadomingo, Ardilla Lulle y Arturo Calle, van a tener no solo mejores oportunidades en la vida que el hijo de un obrero de la construcción en Bogotá o de un vendedor ambulante en Quibdó, sino que de entrada comienzan su vida con el derecho a una herencia multimillonaria. Los economistas en sus profundas investigaciones se limitan a decirnos que muy probablemente habrá desigualdades en los ingresos si hay desigualdades en la riqueza en la cual nace una persona.
- Pero rara vez se preguntan, ¿por qué hay diferencias en las cunas? ¿Por qué unas cunas son de cartón, otras de segunda y algunas más de oro? ¿Por qué existen Luis Carlos Sarmiento, Santadomingo, Ardilla Lulle y los demás? La referencia a la cuna no es sino una forma de eludir las preguntas de fondo: ¿Por qué hay en Colombia solamente un 4% más o menos de capitalistas y quizá apenas un 1% que concentra la gran mayoría de la propiedad y la riqueza? ¿Por qué la gran mayoría de los niños que nacen este año en Colombia van a nacer en un hogar pobre o vulnerable, como los denominan el DANE y el Departamento Nacional de Planeación? Esto es mejor no preguntárselo.
- De otra parte, se comparan también los trabajadores asalariados de más altos ingresos, que ocupan los cargos superiores en las escalas administrativas, y que en su gran mayoría han cursado estudios universitarios. Un porcentaje de la población asalariada que representa alrededor del 20% del total ocupa estos cargos y tiene por tanto la posibilidad de tener mejores condiciones materiales de vida y transmitirlas a su vez a sus hijos; nuevamente, no hay que estudiar economía para descubrir esto.
- Lo anterior se complementa con la tontería de invertir las causalidades; dado que se encuentra una correlación entre ingresos salariales más elevados y educación superior, entonces debemos realizar acciones desde el Estado para mejorar la educación de aquellos que tienen menores ingresos, cuando quizá el asunto es tendencialmente el contrario, son precisamente los que tienen mejores ingresos los que logran mejores niveles educativos y además mejores vinculaciones para conservar sus espacios sociales.
Cumplen los economistas un triste papel intelectual, pero les representa jugosos beneficios personales. La tarea de dedicarse a no investigar ni indagar a fondo la situación económica y social exige un gran esfuerzo de ocultamiento. Hay que gastar una gran cantidad de energía en no mirar bien para no tener que ver y tener una gran personalidad para afirmar con tono serio y profundo tremendas superficialidades.
Algunos periodistas no se quedan atrás. A pesar de que repiten una y otra vez que su objetivo es la verdad no ve uno que les indaguen a fondo a los grandes expertos económicos que consultan.
Sería interesante proponerle a algún destacado econometrista realizar un estudio para determinar si la cuna del investigador genera un determinado tipo de explicación sobre la desigualdad.
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[1] https://lasillavacia.com/nueva-codirectora-del-banrep-critico-los-beneficios-cuna-hoy-disfruta-80089
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Tiempo
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