Decir que estas negociaciones son y serán difíciles es un lugar común, la pregunta que me formulo es como avanzar en la construcción de un acuerdo negociado que permita el tránsito a la acción política sin armas, de una organización con tantas desconfianzas y apuestas maximalistas, que hacen difícil encontrar puntos de concertación. Si no se va con los ojos bien abiertos y con una amplia disposición a transitar un camino difícil y con resultados inciertos, -ante un panorama tan complejo como lo es la Colombia que se niega a tomar un curso de civilidad y plenas garantías para la acción política sin armas-, antidemocracia en la cual el ELN refuerza su lógica de distancias, ante este orden.
Los que estamos convencidos de que el alzamiento armado hay que cerrarlo, por inviable, contraproducente y reforzador de las lógicas autoritarias y excluyentes, estamos en el deber de presentar alternativas, que hagan viable y exitosa esta mesa, gran reto para una paz completa.
1. Nunca la participación social y ciudadana está de más.
Las dos partes, gobierno y ELN han concertado que habrá participación ciudadana en este proceso, es un buen mensaje y un anclaje a una dinámica que puede llevar a buen puerto estas negociaciones. Participación es un titular importante que hay que llenar de contenidos, las dos partes deben diseñar el proceso de participación, que incluye, los procesos, las garantías, los tiempos y el tramite que darán a un proceso de participación que lleve imaginación, propuestas y referentes, para que Gobierno y ELN, se nutran de una riqueza social, comunitaria e institucional que desde una diversidad de experiencias pueda llevar energías y fuerza para encontrar caminos viables para la concertación.
El primer punto que van a trabajar Gobierno y ELN es cuál es la apuesta de participación que le van a proponer a la sociedad colombiana: allí hay mucha tela de donde cortar. Regiones, procesos sociales, autoridades locales, regionales y nacionales, universidades, gremios, iglesias, en fin, la enorme diversidad social y comunitaria podemos concurrir a un ejercicio de participación que proponga como avanzar en procesos y contenidos para esta mesa.
Al gobierno le preocupa quiénes y de qué forma se va a dar esta participación, pero hay un mundo de posibilidades, sensatas y aterrizadas que pueden viabilizar un proceso de participación, que promueva formulas y propuestas concretas, desde regiones y sectores, para llevar adelante esta mesa.
2. Mejor dialogar sin tiros ni agresiones.
Por supuesto que es mejor la abundancia que la escasez, por supuesto que es mejor andar abrigado en medio de la tormenta y por supuesto que es mejor dialogar y negociar sin tiros ni agresiones, esto se puede lograr, dura tarea pero lograble.
Si hay voluntad de las dos partes se puede establecer un conjunto de medidas humanitarias, allí hay una amplia experiencia en Colombia y allí igualmente el mundo social y de derechos humanos podemos y debemos presentar propuestas, para que las dos partes las consideren en acuerdos especiales humanitarios, tema en que el ELN es pionero desde los años 80, cuando promovió la plena incorporación de la normatividad humanitaria de los convenios de Ginebra en la legislación colombiana. Es un imperativo ético y político, bajarle el volumen a la violencia y a las agresiones de todo tipo, que tanto ELN como Gobierno, despliegan en la geografía del conflicto, esto puede igualmente llevarnos a pactar un cese bilateral de fuegos y hostilidades, tema delicado, difícil, pero posible de concertar.
Para que dialogar en medio de los tiros, es mejor el dialogo en un ambiente distensionado.
3. Hay temas para transformar, muchos e importantes.
Un acuerdo de paz es para pactar transformaciones, garantías, nuevas formas de relacionarnos y llevar la vida en sociedad, de ahí, que sea plenamente posible encontrar un conjunto de temas sobre los cuales centrar la atención y el trabajo de diseño de nuevas realidades, a partir de nuevos diseños políticos, institucionales y normativos, por supuesto con participación social y ciudadana.
Si a mí me preguntan por los temas prioritarios a considerar, yo arriesgo tres: ordenamiento del territorio, con toda la complejidad que conlleva; política minero-energética y políticas para la equidad, todos ellos vistos de manera prioritaria desde los territorios donde la exclusión ha sido mayor y la guerra adelantada por el ELN, ha tenido su asiento, a saber: Arauca, Catatumbo, Sur de Bolívar y Magdalena Medio, Chocó, Cauca y Nariño, cruzar temas con territorios, nos puede llevar a los contenidos centrales de las transformaciones que hagan viable un acuerdo de paz.
4. La gran marcha inició con el primer paso.
La tarea es grande, las desconfianzas son enormes y las lógicas muy encontradas, pero ya con una mesa abierta, como va a suceder el próximo 7 de febrero, con una necesidad nacional de avanzar en un acuerdo entre el Estado Colombiano y el ELN, con una expectativa de participación social y ciudadana y un amplio acompañamiento de la comunidad internacional, el cual siempre habrá que agradecer, lo que corresponde es trabajar y darle ritmo a esta mesa. La tarea es grande y hay que iniciarla, si esta mesa toma ritmo y va sentando las bases y avanza en contenidos, ya veremos hasta donde llegamos, en una circunstancia de un gobierno, como el del presidente Juan Manuel Santos que está en su recta final, el tiempo es escaso, pero si avanzamos, podremos valorar como llevar esta mesa al debate presidencial y a la nueva administración que rija los destinos de Colombia.
Luis Eduardo Celis: Asesor de la Fundación Paz y Reconciliación.
Bogotá 19 de enero de 2017.
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