Me refiero a que damos por hecho el triunfo electoral en el 2022 para los sectores democráticos, independientes, alternativos, de centro y de izquierda. Aún no estamos ad portas de este anhelado sueño.
Hasta hoy, la fórmula que se ha dibujado para lograr este triunfo, ha sido construir una alianza del espectro político “centro” y, otra plataforma de unidad de sectores de “izquierda”. Plantean los promotores del “centro” que, irían a la primera vuelta presidencial (mayo del 2022), con candidato propio, después de surtir una consulta en la elección de Congreso (marzo del 2022). De otro lado, el espectro de “izquierda” está llamando a realizar una gran consulta amplia, también en el marco de la elección del Congreso, donde compitan las fuerzas y personalidades del centro y de la izquierda, se elija una persona que represente la UNIDAD CENTRO-IZQUIERDA y en única candidatura ir a la primera vuelta presidencial.
Aseguran ambas propuestas que están en capacidad de lograr el triunfo presidencial. Ahora bien, si las analizamos en su conjunto, descubriremos que cada alternativa cuenta con el favor y los votos de la otra alternativa para poder ganar, es decir, cada escenario se reclama de centro-izquierda; así que podemos vislumbrar una especie de auto eliminación del campo democrático y alternativo en las próximas elecciones en Colombia, si no se construye UNIDAD CENTRO-IZQUIERDA.
La confluencia de “centro”, que aparece con el nombre de Alianza de la Esperanza, cuenta con precandidata-os en representación de organizaciones políticas en formación y consolidadas, a saber: Ángela María Robledo (expresiones del movimiento de mujeres); Jorge Robledo (Dignidad-Moir); Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano); Los Hermanos Galán (Nuevo Liberalismo); sectores independientes (Humberto de la Calle); sectores del Partido Liberal (Juan Fernando Cristo); y la Alianza Verde, actualmente la única fuerza con personería jurídica, la cual cuenta con cinco precandidata-os: Sandra Ortiz, Antonio Sanguino, Jorge Londoño, Camilo Romero, Iván Marulanda y Carlos Amaya
La alianza del espectro de “izquierda”, que se presenta con el nombre de Pacto Histórico, la conforma precandidata-os en representación de organizaciones políticas en formación y consolidadas, a saber: Francia Márquez (expresiones del movimiento de mujeres y asociaciones de víctimas del conflicto armado); Unión Patriótica UP (Aída Avella); Partido Comunes (Rodrigo Londoño); Alexander López (Polo Democrático Alternativo); Gustavo Petro (Colombia Humana); Movimiento Indígena MAIS; sectores provenientes del Partido de la U (Roy Barreras y Armando Benedetti); Partido de los Trabajadores de Colombia (Marcelo Torres); Unidad Democrática (Luis Carlos Avellaneda); personalidades independientes; organizaciones, movimientos sociales, sectores sindicales de la CUT, Fecode, estudiantiles y ambientalistas.
Las dos propuestas de confluencia tienen aspectos programáticos y cualidades positivos comunes que se complementan: La defensa del Acuerdo de Paz; la recuperación y respeto institucional de la separación de poderes; la reactivación económica post-pandemia a partir del rescate de las pequeñas y medianas empresas que colapsaron en esta crisis; la creación de la “Renta Básica” para la población de los estratos 1 a 3; potente reforma al sistema de salud para que vuelva a ser pública; el fortalecimiento de la educación pública y la creación de políticas públicas sociales a favor de los sectores empobrecidos del País. Pero tal vez, el punto que más une al “centro” y a la “izquierda”, sea el robustecimiento del Estado de Derecho Democrático, que emana de la aplicación de la Constitución de 1991.
Las limitaciones que deben gestionarse y superarse al interior de las dos alternativas son, por ejemplo, los énfasis y ritmos frente a la política de lucha contra el cambio climático; cuáles reformas sociales y económicas son las urgentes para avocar; en el campo internacional cuál es el esquema de gobernanza que reclama la humanidad del siglo XXI.
Pero los temas donde hay unidad de criterios, como en los que debe profundizarse la discusión para llegar a fórmulas de entendimiento, se borran para dar prioridad a las enfrentamientos individualistas de marcado espíritu mesiánico, que embarga a la mayoría de sus representantes; se prefiere buscar en medio del sectarismo, cuáles son las diferencias en el estilo y la forma de gobierno que encarnan sus líderes más destacados; ¿La alianza de la Esperanza, podrá dejar de clasificar al Pacto Histórico como una propuesta política “extremista”? A su vez, el Pacto Histórico podrá dejar de tachar a algunas personalidades que hacen parte de la Alianza de la Esperanza, como proclives al uribismo?
Ahora bien, unido a lo anterior, surgen preguntas centrales: ¿Cada alternativa por separado tiene suficientes votos para competirle a la inexorable alianza de la derecha y extrema derecha, y llegar como mínimo a la segunda vuelta presidencial? ¿Habrá tiempo todavía y poner en práctica aquélla formidable metodología de “ingeniería inversa”, propuesta por el Doctor Humberto de la Calle? ¿Qué tal si la alianza de derecha, producto del desánimo que inevitablemente produce los enfrentamientos y disputas viscerales entre el “centro” y la “izquierda”, aprovecha y logra una votación suficiente para ganar en primera vuelta?
Por último, la UNIDAD CENTRO-IZQUIERDA, logrará llegar a la presidencia de Colombia, si logra presentar una SOLA CANDIDATURA y enviar un envolvente mensaje de unidad para defender el programa democrático y progresista que arriba describimos. Segundo, sus actores centrales, deberán contener el lenguaje agresivo y no hacerse daños insultándose entre unos y otros. Tercero, en el debate electoral, si no se logra la unidad en la primera vuelta (escenario ideal), deben las fuerzas y personalidades de “centro” e “izquierda”, ser tan lúcidos para no autodestruirse y seducir a las mayorías ciudadanas, en apoyo a aquélla alianza que resulte triunfadora, para que enfrente con coraje a la derecha y extrema derecha, e instaure un gobierno democrático y progresista en el año 2022.
Solo si ponemos en primer plano la unidad creativa e inspiradora, podremos desterrar la actitud “aguafiesta”, y “ensillar cuando traigamos las bestias”.
Mauricio Zapata Gallego
Foto tomada de: El Espectador
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