Si por algo se distinguen los seguidores, militantes y miembros del Centro Democrático (CD) es por jugar al <<policía bueno y al policía malo>>. Se trata de una estratagema política y electoral a la que apelan para engañar incautos, pero también para medir si los niveles de ingenuidad de la comunidad de borregos que los siguen, están intactos.
El Gobierno de Duque y el dueño del CD, al ver que los eufemismos no les están funcionando para encubrir su violenta y regresiva Reforma Tributaria, entonces pusieron en marcha la treta del <<policía bueno y el policía malo>>, con un diferencial en relación con las otras ocasiones en las que jugaron a lo mismo: esta vez, con la idea de posicionar como el “salvador de los pobres y de la clase media”, a Tomás Uribe, un joven arrogante, desmañado e ignorante en el manejo de los asuntos del Estado, convertido hoy en la única esperanza que tiene el “uribismo” de salvar los muebles, ante la desastrosa, siniestra y aciaga administración de Iván Duque Márquez, el ungido por Uribe, el papá de Tomás.
Es decir, Tomás Uribe Moreno, como el “Nuevo Mesías” que la prensa ya adoptó, pretende “salvar a los pobres y a la clase media”, víctimas de Iván Duque, proclamado por el propio expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez, como su sucesor. ¡Hágame el… favor!
A lo anterior se suma que varios miembros del CD ya salieron a decir que no apoyan la reforma tributaria que proponen Iván Duque y el Ministro de Hacienda, el de los Bonos de Agua, Alberto Carrasquilla, por considerarla inoportuna y regresiva. Y, por supuesto, a regañadientes unos y otros, con total beneplácito, aplauden la idea de que el vástago del latifundista nacido en Salgar asuma las riendas de este platanal con bandera en el que convirtió a Colombia el imputado exsenador de la República, desde 2002.
De ese nivel es el desespero del régimen Uribe-Duque-Sarmiento ante el fortalecimiento de la figura de Gustavo Petro, como el único capaz de frenar a Sergio Fajardo Valderrama, en su desesperada carrera por llegar a la Casa de Nariño, con el apoyo del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y otros sectores de poder económico y político. Huelga recordar que Fajardo es un consumado uribista.
Veremos más adelante qué resultados político electorales les dejó el jueguito a la familia Uribe y a su micro empresa electoral, conocida como el Centro Democrático. La misma que por estos días parece más bien una Sala Cuna en donde se crían y se levantan los próximos elegidos o predestinados por el Gran Capataz para asumir el control del platanal.
Germán Ayala Osorio, comunicador social-periodista y politólogo
Foto tomada de: https://alpunto.com.co/
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