Bolívar comienza señalando que “justicia tributaria” significa equidad. Los que tienen más pagan más y los que tienen menos, pagan menos”. Afirma que plantea esto en términos sencillos para no caer en la aburrida manía de enredar los conceptos con frases rebuscadas. A continuación afirma que en Colombia no hay justicia tributaria, porque los que tienen más pagan menos y los que tienen menos pagan más y que esto ocurre por lo regular en los países que han entregado su economía al libre mercado.
A continuación presenta una serie de datos: a) sobre las tasas de tributación en distintos sectores, donde se observa que el sector financiero tiene una tasa muy inferior a los demás; b) con base en datos de la Comisión de Estudio de Beneficios Tributarios, muestra que las personas con ingresos más bajos pagan una proporción mayor que las personas en los percentiles superiores; la tarifa efectiva de los megaricos y los ultraricos con ingresos que van de los 21 millones a los 2.000 millones mes es de apenas 2,19%.
El contexto de la injusticia tributaria en Colombia es la desigualdad de riqueza e ingresos. Bolívar nos recuerda que “el mas rico de los colombianos Luis Carlos Sarmiento Angulo, según la revista FORBES, tiene un capital de 11.000 millones de dólares, tendría que vivir 11.000 vidas para gastarse todo ese dinero y ser tan feliz como el promedio”. Y continúa: “Si una persona tuviera la riqueza de LCSA al nacer, con una expectativa de vida de 80 años y no recibiera un peso a lo largo de su vida, tendría que gastarse diariamente 377 mil dólares para que al final de su vida se quedara sin un solo peso, es decir, tendría que gastarse a diario $1.357 millones de pesos, mientras que el ingreso promedio diario de un colombiano es de $54.750 pesos. Los indicadores escandalosos no paran ahí: el 1% más rico de los propietarios de tierras del país, son dueños del 89,5% del total de predios, con extensiones superiores a las 2.000 hectáreas, una finca promedio de estos terratenientes tiene un tamaño más grande que el de Bogotá. De hecho el 0,02% de los predios son unidades de propiedad de mas de 1.000 hectáreas y concentran el 74% del área agropecuaria del país”.
Adicionalmente se refiere a la concentración de los depósitos bancarios: “Recientemente Mauricio Cabrera reveló en un estudio presentado en FESCOL[2] que 2.681 clientes del sistema financiero son dueños del 58,6% de los depósitos (185 billones de pesos, es decir un promedio de $69 mil millones) mientras que 44.6 millones de colombianos tienen apenas el 2,4% de los mismos (7.6 billones o lo que es igual, un promedio de $172.700 por usuario del sistema). Al final un tristísimo indicador GINI en ahorros del 0,95, un horror para cualquier país que se tilde como una “democracia””. Menciona además que el 10% más rico se lleva a sus bolsillos el 42,7% del ingreso nacional y el 0,001% de los colombianos gana el equivalente a 10,3% del PIB (103 billones de pesos/año).”
Tenemos entonces dos situaciones: 1) Una gran concentración de la riqueza y los ingresos en los grupos de mayores ingresos; 2) Una injusticia tributaria en la medida en que el régimen impositivo no es progresivo, ni justo, ni equitativo, ni transparente.
Bolívar se indigna con estas situaciones. Califica el sistema tributario de injusto, inequitativo, oscuro y regresivo. Califica la distribución de la riqueza y del ingreso de atroz y escandalosa, como un horror para cualquier país que se tilde como una democracia.
El análisis de Bolívar tiene las siguientes características: 1) observa y describe una situación: la gran concentración de la riqueza y los ingresos en las personas más ricas, o en otros términos, la enorme desigualdad; 2) no examina a fondo las causas de dicha desigualdad; 3) asume que la desigualdad es resultado de una política tributaria que no es progresiva; 4) examina la estructura tributaria y muestra que es regresiva, injusta, etc.; 5) Formula un conjunto de propuestas para reducir o eliminar la atroz desigualdad, las cuales consisten básicamente en medidas tributarias ara hacer el sistema más progresivo.
Según lo anterior parecería que la desigualdad es resultado de la política tributaria de los gobiernos, que a su vez es consecuencia del poder que ejercen los más ricos sobre el Estado. Bolívar no se hace la pregunta de fondo: ¿por qué unos concentran el ingreso y la riqueza? Su pregunta es: ¿por qué el Estado no interviene para corregir dicha situación?
La desigualdad en la riqueza y el ingreso es algo inherente al modo capitalista de producción. En este modo de producción, en forma similar a lo que ocurre en modos anteriores, una pequeña parte de la población concentra los medios de producción y el dinero y contrata a la gran mayoría que carece del dinero y los medios de producción y se ve obligada a vender su fuerza de trabajo. Los capitalistas que son apenas el 4% de la población se quedan con la mitad del excedente bruto de explotación y la otra mitad le corresponde al 96% que son los trabajadores asalariados; visto desde otra perspectiva, cada año un trabajador asalariado recibe en promedio 2,5 millones mensuales, mientras que los capitalistas más grandes reciben miles de millones de pesos. Esto se repite año tras año lo que conduce a una acumulación creciente de riqueza bajo diversas formas.
A Bolívar no le parece atroz esta situación, no le indigna, no le parece injusta, ni escandalosa. El es abiertamente partidario del capitalismo, que es la fuente de todos los males. Piensa que es posible tener un capitalismo sin sus consecuencias necesarias.
Teóricamente Bolívar está preso de las ideas de los economistas defensores del capitalismo, incluyendo los neoliberales.
Miremos la siguiente frase de Paul Samuelson, premio Nobel de Economía en 1970 y autor de uno de los textos introductorios a la economía más famosos. Paul Samuelson dice lo siguiente:
“Los mercados no producen necesariamente una distribución justa del ingreso, una economía de mercado puede producir desigualdades de ingreso y consumo que no son aceptables por el electorado.” “¿Por qué podría el mecanismo de mercado producir una solución inaceptable a la pregunta de para quién? La razón es que los ingresos están determinados por una amplia variedad de factores, incluyendo el esfuerzo, la educación, la herencia, los precios de los factores y la suerte. La distribución de ingresos resultante puede no corresponder a un resultado justo. El gato de un hombre rico puede beber la leche que un niño pobre necesita para estar saludable. ¿Ocurre esto porque el mercado está fallando? En absoluto, porque el mecanismo del mercado está haciendo su trabajo, poniendo los bienes en las manos de aquellos que tienen los votos en dólares. Si un país gasta más fertilizando sus prados que alimentando a los niños pobres, este es un defecto de la distribución del ingreso, no del mercado. Incluso el sistema de mercado más eficiente puede generar gran desigualdad”[3]
Samuelson en vez de economía capitalista prefiere hablar de economía de mercado. En su concepción, el mercado es un mecanismo extraordinario para resolver las tres grandes preguntas de la economía: qué producir, cómo producir y para quien producir. El mercado, nos dice funciona bastante bien, pero tiene algunas fallas, una de las cuales es que puede producir desigualdades de ingreso y de consumo que no son aceptables por el electorado.
Samuelson se pregunta por qué podría el mecanismo de mercado producir una solución inaceptable a la pregunta de para quién. La respuesta de Samuelson se queda en la superficie: la razón es que los ingresos están determinados por una amplia variedad de factores, incluyendo el esfuerzo, la educación, la herencia, los precios de los factores y la suerte. Samuelson pone al mismo nivel los precios de los factores, es decir la determinación de los salarios y las ganancias, que la suerte, la herencia o la educación. Es una manera muy “científica” de no responder.
El mercado no falla cuando el gato de un hombre rico se toma la leche que necesita un niño pobre para alimentarse, el mercado está haciendo bien su trabajo, señala luego. El problema se encuentra en la distribución del ingreso, es un defecto de la distribución del ingreso y de la política y consideraciones morales; ¡cómo si la distribución del ingreso no tuviera nada que ver con la economía! Y, finalmente, propone también que el gobierno redistribuya ingresos, cobrando impuestos más altos a los más ricos y transfiriendo recursos a los más pobres. La causa de la desigualdad por tanto, no es la economía de mercado ni tampoco el capitalismo, la causa es el Estado. Es la misma lógica de Bolívar.
La consecuencia: no hay que criticar ni combatir al capitalismo. El problema es el Estado, sus funcionarios, la corrupción de los funcionarios, la compra del Estado por parte de los ricos[4]. En todo esto hay un elemento de verdad, pero es insuficiente. Samuelson conscientemente quiere ocultar la realidad capitalista, Bolívar probablemente no, pero termina haciendo lo mismo.
Diferencias con Petro
En columna reciente Petro[5] da un giro. Ya no le da tanta importancia a la redistribución por parte del Estado. Considera que es una política insuficiente. El punto es lograr una mejor distribución desde la producción y señala que esto se da en algunos países del sudeste asiático y en China. No muestra evidencias, pero es un planteamiento interesante que hay que examinar.
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[1] https://cuartodehora.com/2021/04/18/reforma-tributaria-del-pacto-historico/
[2] http://lalineadelmedio.com/desigualdadencolombia-analisisyperspectivas/
[3] Samuelson, Paul y William Nordhauss, Economics, McGraw-Hill, 2001, p.39.
[4] ¿Por qué no hay justicia tributaria en Colombia? Se pregunta Bolívar. Y responde: “por diferentes razones pero me centraré en la principal: Poder. Poder para arrodillar el Congreso, poder para arrodillar presidentes de la república, poder para comprar organismos de control, poder para comprar y arrodillar la Justicia”.Y a continuación, “comprar poder resulta la mejor inversión, la más lucrativa. Una inversión que se devuelve con creces, se multiplica exponencialmente”. Por tanto es necesario elegir un presidente alternativo que no reciba financiación de ningún grupo económico, ni contratistas y sobra decir que tampoco narcos. Solo así, ese presidente se podrá sentar a gobernar sin ataduras y sin que le tiemble la mano para hacer las reformas que necesita Colombia para alcanzar la igualdad, la justicia social, la paz y el progreso par todos.”
[5] https://cuartodehora.com/2021/04/04/generar-riqueza/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Senado de la República de Colombia
LUIS BEDREDÍN CARVAJAL CELEMÍN says
Mas allá de reorientar el crédito en beneficio de los pequeños y medianos empresarios, una reforma tribuitaruia basada en una fuerte tributaciób a los sectores pduientes y aumentar el gasto social, sin desincentivar la inversión productiva, así como una reforma agraria y rural sólida, no veo una plataforma electoral que atraiga votos. Hablar de cambiar el modelo capitalista o de mercado, da satisfacciones ideológicas, pero no se traduce en votos ni se ve muy claro por cual sistema se debe cambiar. ¿El modelo chino, cubano o venezolano o la sociaildemocracia del norte de Europa? .