De acuerdo con un estudio de la Universidad de Hawái confirmada por el IPCC1 —organismo del cual, últimamente, se habla en todas partes—, si no reducimos de manera drástica las emisiones de CO2, el 75% de los habitantes humanos del planeta serán víctimas de olas de calor letales en 2100, ya que las temperaturas ascenderán entre 3,7ºC y 4,8ºC respecto al período 1986-2005. Su consecuencia más inmediata: la muerte de tres cuartas partes de la humanidad. Con todo, un agravante no baladí es que hace ya cuarenta años que nuestros dirigentes lo saben y no le han puesto ningún freno a tamaña catástrofe.
Asimismo, contamos con más de 30.000 publicaciones con datos fidedignos que han cuantificado una cifra espeluznante de muertos ocasionados por las olas de calor; de las cuales, por cierto, nada dicen los medios de comunicación españoles mayoritarios… Una de dichas publicaciones2 ha verificado que el 30% de la población actual está ya expuesta a olas de calor potencialmente fatídicas más de veinte días al año. Es decir, las canículas peligrosas son mucho más frecuentes ahora de lo previsto y causan muertes en más de sesenta regiones del globo cada año3.
Posiblemente, todos somos sabedores de las altas temperaturas que se están alcanzando este verano en el hemisferio norte; también de que dejará de ser un fenómeno inusual. No obstante, los países del sur serán, como siempre, los más afectados. En el caso de las regiones tropicales húmedas, por ejemplo, un ligero aumento de temperaturas unido a su humedad habitual puede ser mortífero, incluso a temperaturas inferiores a los 30º. Y el calor puede alcanzar picos más elevados todavía en países subtropicales…
De acuerdo con el IPCC, si la contaminación por carbono se redujera radicalmente en los próximos años —hecho muy improbable por la ausencia total de acciones preventivas emanadas de nuestros gobernantes— quedaría afectada una cuarta parte del planeta y la mitad de la humanidad. Si disminuyera desde ahora hasta finales de siglo, se vería dañado de forma continuada un 48% de la población humana, ya que el CO2 tiene un «tiempo de vida»4 en la atmósfera entre 100 y 200 años. Ahora bien, lo más probable es que la emisión de gases de efecto invernadero aumente, tal como han constatado los científicos, lo cual afectaría a la mitad del planeta y supondría un serio peligro de muerte para, repito, las tres cuartas partes de la población mundial.
En resumen, tenemos muy poco tiempo para erradicar de nuestro planeta la emisión de gases de efecto invernadero si queremos sobrevivir.
Volviendo al calor húmedo, será extremo en Asia y hará inhabitable el sur de dicho continente a finales de siglo. Asimismo, las olas de calor fatales podrían producirse muy pronto en India, Pakistán, Bangladés, la llanura del norte de China y la región del Golfo. Si bien el continente africano será el más duramente afectado, seguido de América Central y Sur. En cuanto a EEUU y Europa, los efectos serán más perjudiciales cuanto más al sur descendamos.
Tal vez, la población europea piense que lo que ocurra en Asia, África o América Central y del Sur no la afectará, pero no es cierto en absoluto. En efecto: además de provocar la muerte de millones de personas de ambos países, aumentará la migración de miles de millones de seres humanos procedentes de regiones asoladas hacia zonas más habitables; así como la muerte de aquellos seres vivos —animales y vegetales— que son la base de nuestra alimentación. Es decir, preparémonos, además, para pasar hambre.
Por otro lado, si no teníamos bastante con los fenómenos meteorológicos graves, hay que tener también en cuenta la aparición de epidemias que recorrerán a sus anchas todos los continentes. Así como la subida del nivel del mar, que ya ha echado de sus islas a ingentes cantidades de personas en Oceanía; y todavía echará a más en el resto de continentes. Por cierto, quienes adoran residir a orillas de nuestros soleados litorales deberían ir preparándose para perder sus propiedades en las costas.
Otro efecto del aumento de temperaturas es el deshielo del pergelisol5, con la liberación de enormes cantidades de metano y sus catastróficas consecuencias para la vida en el planeta.
Hasta ahora, ni el Acuerdo de París ni los sucesivos COP6s han conseguido nada y, ciertamente, si aumenta la temperatura más de 1,5ºC, es un auténtico riesgo de muerte para ese 75% de la humanidad, opción indignante e inconsciente a la que nos han abocado nuestros poderes fácticos, los medios de comunicación a su servicio y nuestros gobernantes.
Si no se hace nada decisivo hasta 2030 y seguimos igual hasta 2050, la humanidad entera desaparecerá.
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1 Intergovernmental Panel on Climate Change (Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático): analiza de forma exhaustiva, objetiva, abierta y transparente la información científica, técnica y socioeconómica pertinente para entender el cambio climático, sus repercusiones y riesgos futuros, así como las opciones que tenemos.
4 No significa que desaparezca de forma radical durante ese tiempo ni que todos los gases contaminantes lo hagan en el mismo periodo, pero son letales y pueden transformarse en otros también letales.
5 La capa helada más profunda del permafrost.
6 Conference Of the Parties (Conferencia de las Partes), órgano rector de ciertas convenciones internacionales, como las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.
Pepa Úbeda
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