En Colombia, los expertos debaten sobre la necesidad de implementar una reforma pensional que tenga las condiciones adecuadas sobre las tres características anteriormente nombradas y vuelve al banquillo la necesidad de replantear que el Estado se haga responsable de las pensiones. La propuesta es que el Estado se haga responsable con respecto a los niveles mínimos, en otras palabras, el Estado deberá garantizar una pensión mínima a las personas que están en la obligación de recibir una pensión mínima con la condición de que las personas que están trabajando igualmente aporten al fondo común sobre el ingreso mínimo. Esto describe en gran medida el funcionamiento del primer pilar de los sistemas pensionales.
Por tal razón, en un escenario ideal donde se asuma que todas la población entre 21 y 60 años, sin importar si es hombre o mujer aportan al esquema pensional bajo un salario mínimo, como también que toda población con más de 61 años accede a una pensión mínima, se vuelve fundamental calcular la tasa de dependencia y la tasa de cotización ideal con el propósito de mostrar que si bajo el escenario ideal la situación del sistema pensional esta delicada, en términos reales con presencia de informalidad y de la regulación actual, el sistema pensional ya es un tema clave para abordar con seriedad.
Con la información de las proyecciones poblacionales del DANE entre 1950 y 2070, se estiman dos tasas de dependencia, la tasa de dependencia general y la tasa de dependencia pensional. La tasa de dependencia general es la razón de la población entre 21 y 60 años sobre la suma de la población entre 0 a 20 años más la población con más de 60 años; mientras que la tasa de dependencia pensional es la relación de la población entre 21 y 60 años sobre la población con más de 60 años. Estas dos tasas muestran su tendencia en la Gráfica 1. Las estimaciones implican que la situación pensional se agrava con un punto de quiebre en 1989, donde la tendencia es decreciente con una pendiente que se acentúa en comparación a lo que venía del periodo 1950 a 1988.
Es decir, que mientras para 1950 de manera ideal se presentan 7.97 trabajadores por cada persona en retiro, para el 2021 hay 4.21 trabajadores por pensionado y se agrava para el 2070 con 1.62 trabajadores por cada pensionado. La aceleración de la tasa de dependencia pensional se evidencia en un envejecimiento poblacional, ya que de 1950 a 2021 que son 71, se disminuye en 3.76 personas y entre 2021 a 2070, que son 49 años, se disminuirá en 2.59 personas. Es decir, cada vez hay más presión en el escenario ideal del sistema pensional que se complica con la disminución de la población trabajadora y con el aumento de la población en etapa de retiro.
La situación se agrava cuando se analiza la información de trabajadores que cotizan a cualquiera de los dos esquemas pensionales en Colombia, información que se obtiene de la Superintendencia Financiera. Entre el 2010 y el 2020, en promedio el 29.59% de los trabajadores cotiza de manera formal a su protección pensional, es decir, menos de la tercera parte de la población entre los 21 y 60 años. Ahora, si con estas personas se estimara la tasa de dependencia pensional se tendría que a 2020, solo hay 1.42 trabajadores por cada pensional, mucho más grave que la situación ideal incluso para el 2070. En el escenario real del 2020 ya se está en una peor condición que el escenario ideal de 2070.
Ahora, cuando se analiza la tasa de cotización ideal mediante las mismas proyecciones del DANE entre 1950 y 2070, se tiene un crecimiento exponencial que se pronuncia en el 2013, periodo en el cual la tasa de cotización recomendada ya es del 20%. Esto quiere decir que, en el 2013, del ingreso mínimo se debe cotizar el 20% para garantizar las pensiones de la población en etapa pensional. Y es preocupante ya que para 2070, la tasa de cotización óptima es de 62%. Esto implica que una persona que devengue el salario mínimo para 2070, tendrá que dar el 62% de su salario para garantizar la protección a la vejez, lo cual es ridículo y por lo tanto necesario el actuar del gobierno en la materia.
Para terminar, si se sigue el mismo ejercicio con las personas que cotizan a los esquemas pensionales, la tasa de cotización en promedio entre 2010 y 2020 sería de 70.4%, lo cual es una cifra descabellada sobre todo para la población que gana el salario mínimo. Por lo tanto, queda sobre el debate que la tasa de cotización para población que gana el mínimo no debe afectar el ingreso disponible y a medida que las personas tengan mejores condiciones salariales se les suba la tasa de cotización, pero siempre con el ingreso mínimo y que vayan encaminadas a garantizar pensiones de personas que aportaron de igual forma al sistema pensional, que se evidencia la solidaridad inter generacional e intra generacional.
El escenario ideal es que toda aquella persona en edad de trabajar lo haga y de igual forma contribuya al sistema pensional, mientras que toda persona en edad de retiro reciba su pensión. Este escenario ideal exige que no se presenten problemas estructurales de cualquier economía como la informalidad, el desempleo, que personas “inactivas” laboralmente como los estudiantes, aportarán al sistema pensional. Luego, se debería aplicar un sentido de justicia, en que las personas que no cotizaron no reciban de manera gratuita una pensión sin ninguna justificación, ya que a pesar de que el problema pensional tiene matices de colaboración generacional también tiene un componente de responsabilidad individual de contribuir al sistema para que sea sostenible el mayor tiempo posible. Claramente estás personas que no contribuyeron pero que llegan a la etapa pensional, representan un reto para las políticas públicas porque cómo premiar a la persona que no contribuyó en comparación a la que sí lo hizo, pero de igual forma no dejar desamparada una persona que no tiene ninguna protección para la vejez es a la vez el desafío de la política pública.
Pablo Bermudez & Luis Carlos Calixto
Foto tomada de: Pulzo
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