Desde la salida de Pinochet en 1990 , Chile ha tenido gobiernos de concertación: ni la izquierda ni la derecha han gobernado solos. Son matices de centro izquierda y de centro derecha los que a través de la llamada Concertación (coalición de fracciones y partidos del centro político) han gobernado en estos 30 años, Socialdemócratas, socialistas, progresistas, liberales democratacristianos, gentes de avanzada, todos dispersos en varios partidos de centro, que ha acompañado a los gobiernos de Aylwin, Frei-Ruiz, Lagos, Bachelet, y Piñera. En Chile, el desprestigio de Sebastián Piñera, por su larga tradición con negocios turbios y la confirmación de la desbordada forma de acumular un patrimonio sin reato, evidenciado con el caso Pandora Papers, acabó de desmoronar su imagen, luego de detentar dos veces la presidencia. Y se desdibujo la concertación variopinta de los últimos años. Pero esa constelación de partidos de centro ahora se diluyó y se polarizó la sociedad, dejando reaparecer los suspiros por el pinochetismo, y enfilándose por el discurso autoritario, del miedo, que llama a solucionar los problemas de inseguridad, del ominoso narcotráfico, del desorden, que tampoco han podido contener en otras épocas lo demás gobiernos. Lo cual indica la forma pendular de la sociedad con sus percepciones, sin tomar el rumbo firme hacia otro modelo de Estado. Esto crea perplejidad y desazón.
Sorprenden las similitudes entre la vida política chilena y la colombiana. Ambos países están atenazados por las políticas neoliberales que empobrecieron a los sectores subalternos y dejaron llevar los servicios públicos y los derechos sociales a manos de los particulares ; ambos países no han encontrado un modelo económico de Estado que saqué de la postración/pobreza a más de 20 millones de personas en Colombia y 2 millones y medio de la nación chilena; el abstencionismo en los dos países llega la mitad de los habitantes del potencial electoral, en Chile desmontaron el voto obligatorio desde el año 2012 y lo reconvirtieron en voto voluntario con inscripción automática porque le favorece la abstención a la derecha; y la gente pudiendo decidir no votan; los partidos políticos no logran convencer y arrastrar a los indiferentes e indecisos hacia el cambio; la polarización o división entre dos discursos que alientan pasiones no dejan tener claridad sobre los caminos de solución; etc.
Es necesario resaltar por separado este aspecto: los partidos del centro político en Chile lograron sostener el poder para evitar que el militarismo y las arremetidas autoritarias no volvieran a conducir el Estado, pero el centrismo chileno no logró zafarse de la derecha ideológica en 30 años, lo que hicieron fue contemporizar con ellos. Los partidos tradicionales-oficiales y los partidos del centro político permanecieron tantos años cogobernando para blindar la Democracia que crearon después de tres décadas una desconfianza a lo institucional, desde las bases populares. Esto nos permite ver como la Concertación o convivencia de partidos impidió el aparecimiento de la Dictadura, facilitando la sucesión de 5 gobiernos con la coalición de la centro-izquierda y la centro-derecha, pero no lograron ampliar los derechos sociales, ni consolidar un solo centro político (fue una constelación de partidos y movimientos del centro), y al girar la concertación para apuntalar al gobierno de derecha (Piñera I), se comenzaron a agrietar las relaciones entre los socios de la Concertación y se derechizó la gobernabilidad, se almacenaron y represaron las necesidades de la población hasta llegar al estallido social, aflorando la urgencia de la reforma constitucional a fondo.
Y al llegar la sucesión presidencial para el período (marzo 2022-marzo 2026), se diluyó/dispersó el centro político, se polarizó la sociedad, y reapareció el discurso ultraderechista asustando a la población a través de las redes sociales y los medios de comunicación aliados, con la inseguridad, el terrorismo, el narcotráfico. Esta encrucijada la puede definir solo el centro político, para evitar el regreso de los admiradores de Pinochet, los chilenos amigos del centrismo político tendrían entonces que inclinar sus votos por Gabriel Boric. Tomando las reflexiones de Lauraro Rivara, se tratará de acercar a Yasna Provoste de la Democracia Cristiana, la candidata representativa del concertacionismo remanente, ella quedó en el quinto lugar con el 11.6 por ciento. Lejos quedaron Marco Enriquez-Ominami (7,6) y Eduardo Artés (1,5). Porque en el tercer lugar ocupado por el indescifrable Franco Parisi del “Partido de la Gente, con un 12.8, los votos pueden desperdigarse para ambos lados (derecha e izquierda) ; y el otro líder Sebastián Sichel, que cosechó un 12.8 por ciento de los votos, este es un hombre de confianza del presidente Piñera, los votos se inclinaran a hacia Kast. (Rivara, 2021).
Alfio Mastropaolo, en un brillante escrito citando a Duverger y a Sartori, nos dice que, cuando en una sociedad, “el conflicto político alcanza niveles de aspereza tales que las alas extremas amenazan continuamente y de manera creíble con prevalecer y acallar definitivamente cualquier oposición; en una situación de este tipo se hace necesario un acuerdo de defensa entre los moderados; surge así una coalición de centro con el objeto de salvar la Democracia parlamentaria y de asegurar a todas las partes políticas la sobrevivencia física” (Mastropaolo,1987)
En Colombia las fracciones del centrismo desde 1991 se han acoplado al bipartidismo transmutado con diferentes nombres (Alas Equipo Colombia, Colombia Democrática, Convergencia Ciudadana, Cambio Radical, Partido de la U, excepto el Centro Democrático que nació en el 2014 e hizo una oposición-vengativa contra un presidente al que consideraron traidor porque le habían dado el triunfo desde el imaginario uribista), no han ejercido la oposición en ningún periodo presidencial en estos 30 años, han cogobernado saltuariamente desde el gobierno de César Gaviria, por esa razón la gente no los diferencia, se distinguen más las personas que las organizaciones. Ahora que surgen como dos coaliciones de centro: La Coalición Centro Esperanza (CCE) y la Coalición de la Experiencia. En la primera se encuentran Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Carlos Amaya. Se reorganizaron bajo la orientación de Humberto de la Calle y una especie de vocería de Ingrid Betancourt, se componen por una confluencia de partidos y movimientos políticos. Están distanciados del gobierno de Iván Duque y se presentan como un bloque alternativo para reconducir a Colombia. Tienen aprobado un decálogo inicial para rescatar la Democracia llamando a la moderación en las formas de hacer política y a la reconciliación; le dan prioridad a la extensión de la educación y el conocimiento; hacen un llamado para luchar frontalmente contra la corrupción; invocan el rescate de la seguridad interna, con la protección de los derechos humanos, y evaluar una nueva política para la solución del narcotráfico que difunde todas las violencias, con énfasis en la salud pública; alertan sobre la afectación del acuerdo de Paz que debe rescatarse, igual los derechos de la víctimas, y a reforma rural integral; comparten una visión social de la economía, pensando en promover el desarrollo industrial y agropecuario, igual el empleo formal y de calidad; combatir la desigualdad y la pobreza; visibilización y empoderamiento de las comunidades étnicas y campesinas; buscar una transición energética para no depender tanto de los hidrocarburos, defender el agua y el desarrollo sostenible, entre otros aspectos.
La cohesión y consistencia de esta alianza CCE solo puede funcionar sobre un acuerdo programático sólido y unas claras reglas del juego, por eso sin haber ingresado Alejandro Gaviria y formalizado el compromiso el Partido Verde, la confluencia se veía débil. Como lo expresé en un análisis anterior, les falta convocar a los movimientos sociales. En ninguna de las coaliciones del llamado centro político, se ve todavía que hagan parte de ellas, o hayan sido llamados y reunidos los movimientos sociales, no aparecen en las fotos inaugurales, como si NO fueran formaciones políticas constitucionales. El artículo 107, inciso 10 de la Constitución dice “También se garantiza a las organizaciones sociales el derecho a manifestarse y a participar en eventos políticos”.
La otra coalición que dice ser de centro se autodenomina de la experiencia ( Alex Char, Fico Gutiérrez, Dilian Francisca Toro, Enrique Peñalosa, Juan Carlos Echeverry, David Barguil), un ex ministro, ex gobernadores y ex alcaldes que han convivido con los últimos gobiernos; buscan sobresalir en medio de esta dinámica electoral de coaliciones, y con un doble nombre Coalición de la Experiencia o Equipo Colombia (utilizando el fútbol con la selección Colombia); la táctica es remozar los nombres cuestionados de la mayoría de ellos, y en el tramo final unirse a la derecha gubernamental, formar un bloque anexo a la derecha con el Centro Democrático, los conservadores y los cristianos para concurrir a la consulta interpartidista a fin de seleccionar un solo candidato: Las derechas congregadas.
Hoy cuatro bloques de coaliciones aglutinan diferentes partidos y movimientos.1). Desde la derecha el Centro Democrático CD que no es centrista, es de derecha (tomó el nombre de la UCD española con el líder Adolfo Suárez, en la transición ante la muerte de Franco), alrededor del CD, los conservadores, los liberales gaviristas y los cristianos; 2). La Izquierda alrededor del llamado Pacto Histórico, compuesto por la Colombia Humana, liderado por Gustavo Petro, y varios partidos de izquierda, entre ellos la UP; 3) la coalición Centro Esperanza, y 4) la coalición de la Experiencia. Ambas se relacionan en esta columna.
En Colombia el centro político no se ha expresado como opción independiente de gobierno, pero también han permanecido adheridos al bipartidismo como socios, y después del Frente Nacional, reacomodados desde 1974; en el 2010 el nuevo Partido Verde, de centro, pudo lograr la presidencia, pero su líder Antanas Mockus fue inferior al trajín y retos de la campaña; quienes se presentan como del Centro político, solo en el 2018 trataron de formar un bloque que fracasó y ahora para el 2022 pretenden llegar por fuera de las fuerzas claramente de derecha; pero otras formas de centro camufladas entorpecen la claridad que puedan tener los electores, la Coalición de la Experiencia es un torpedo a los fines del centro político configurado en la Coalición Centro Esperanza, al confundir a la población con quienes han estado vinculados a las administraciones dentro del bipartidismo metamorfoseado en 16 años de gobiernos dirigidos por dos disidentes del liberalismo (Uribe y Santos) que venían trabajando en el mismo proyecto “separatista” de la matriz liberal pero terminaron subsumiendo a liberales y conservadores en lo que quedaba de esos partidos desideologizados, después de la experiencia del Frente Nacional, y del postfrente de cohabitación administrativa y contractual.
En Colombia el bipartidismo del siglo XIX compitió por la vía armada, saltuariamente liberales y conservadores fueron guerrilleros concurriendo a las 8 guerras civiles generales y 35 guerras locales. por varios factores o causas con dos constantes: los asuntos religiosos y el fraude electoral. No conocieron la oposición democrática, acudieron a la violencia para resolver las diferencias. En el siglo XX tampoco se hizo política con la oposición parlamentaria o congresional, ni en las corporaciones regionales (Asambleas y Concejos); la violencia siguió determinando las respuestas y la competencia electoral entre los dos partidos políticos hasta 1958, el convivialismo no sirvió para desterrar la violencia política bipartidista, entre 1974 hasta el 2018 se registran actos sicariales ordenados desde los directorios políticos. La oposición con estatuto legal solo llegó en julio del año 2018, con la Ley 1909 , 27 años después de expedida la Constitución, y aún es burlada su estricta aplicación. Entonces, la falta de una cultura de oposición democrática, la violencia como forma de hacer política y las reiteradas formas de bipartidismo asociado desde La Regeneración, pasando por el Republicanismo, El Unionismo, el Frente Nacional, la milimetría burocrática compartida del postfrente y la transmutación de liberales y conservadores con nuevas vestimentas después de 1991, han hecho que el centro político no se haya expresado con identidad propia.
Pero el centro político anhelado por los colombianos en las encuestas se ve claramente, si es necesario para moderar la crispación que se vive, no solo para que el centrismo sea la bisagra entre la derecha y la izquierda, llame a la cordura y la moderación, sino para obtener sosiego en periodos de gobernabilidad sin violencia y con avance de los derechos sociales no materializados, para lograr otra forma de gobierno. Además, el centro político no convoca a la alteración del sistema político, no acude a la revolución, se desenvuelve dentro de los causes legales y constitucionales, y busca estabilidad a la democracia, que se respete la legalidad. Lo mismo ocurre con el populismo y sus variables, no acuden, los populistas a la revolución, solo aprovechan las crisis de los partidos, y afloran estos outsider de derecha y de izquierda y hasta de centro. Igual ocurre con la desobediencia civil, no llama a la revolución, sino a la corrección democrática y trata de evitar abusos de autoridad o el desbordamiento de las autoridades, antes por el contrario, no acatar los llamados de la gente a manifestarse contra los abusos, puede alentar las rebeliones. Así que el centro político pese a su volatilidad y a los matices que lo conforman puede ser transitoriamente benéfico. No está probado que el centrismo sea perdurable, obedece a las mismas dinámicas de los partidos políticos tradicionales, o los oficiales en diferentes países : se desgastan y vienen los relevos. Desde abril de este año escribí: Colombia está en estos momentos en un proceso de polarización ante el fracaso de la implementación del proceso de PAZ y necesita que un verdadero Centro-Político que convoque y se aplique a la reconstrucción nacional.
En Alemania el centro político con Angela Merkel pudo erigir a ese país como ejemplo de políticas sociales durante 16 años conformó 4 coaliciones de centro derecha incluido en dos ocasiones un partido progresista, durante esos años convulsos, en medio del caos humanitario paneuropeo, con refugiados de varias guerras ocasionadas desde el 2001 después de desatarse la lucha contra el terrorismo internacional que conllevó a una especie de tercera guerra mundial irregular, con una coalición compuesta por los atlantistas y la UE por un lado, y las facciones terroristas de varios países, de otro lado ligadas a Al Qaeda. Las 4 coaliciones centristas las hizo pensando en tener mayorías y control en el parlamento, para evitar ser debilitada; primero en el año 2005 teniendo como base su partido la Unión Democrática Cristiana (CDU), con la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), y el partido Socialdemócrata de Alemania (SPD); desde el 2009 la segunda, con su CDU, más el CSD y el partido Democrático Liberal(FDP); la tercera coalición de centro con el CDU, más CSD y volvió a acudir a los socialdemócratas (SPD); y en la cuarta ocasión, redito la formula coalicionista. Hoy, ante la terminación de sus cuatro mandatos, y ante el triunfo electoral de la Social Democracia y la elección de Olaf Shcolz, en solo dos meses (octubre y noviembre 2021), Shcolz ha conformado una coalición de centro izquierda con el partido de los ecologistas (verdes), liderados por Annalene Baerbock y Robert Habeck, y de otro lado Christian Lindner del partido liberal.
Como lo explica Manuel Garretón, el sistema partidario en Chile al momento del derrumbe del régimen democrático en 1973 estaba constituido por tres polos: la Derecha (principalmente, el Partido Nacional), el Centro (principalmente, la Democracia Cristiana), y la Izquierda (principalmente, los Partidos Socialista y Comunista). Los partidos y movimientos políticos en Chile después de la pérdida del poder de Pinochet han tenido varios nombres y denominaciones: Avanzada Nacional, Democracia Radical, Socialismo Chileno, Democracia Cristiana, la Unión Demócrata Independiente, constituida en 1983, se unió Renovación Nacional en 1988, se formó también en esta época el Partido por la Democracia en 1987, el Partido del Sur en 1987, y en 1988 el Partido Amplio de Izquierda Socialista (PAIS), la Centro, la Alianza por Chile , y los Verdes; La Alianza (también denominada como Alianza por Chile), de corte centroderechista, y que agrupaba a la Unión Demócrata Independiente , y en menor medida el pacto izquierdista Juntos Podemos Más. El mismo Manuel Garretón, explicó que, tácita o explícitamente, la mayoría de la militancia y las autoridades oficiales de la Democracia Cristiana, con importantes excepciones, fueron subsumidas en la estrategia de la Derecha que llevó al golpe militar. De modo que, en los primeros años del régimen militar, el proceso interno de ese partido, declarado oficialmente “en receso” por el Gobierno, consistió en un viraje hacia la oposición. Hasta el Plebiscito de 1980, la Democracia Cristiana es el partido que aparece con la más sólida estructura orgánica a lo largo del país”. Los partidos se han reconfigurado varias veces a través de alianzas como el Frente Amplio, coalición de sectores de izquierda y liberales, luego se estableció el Chile Vamos como coalición oficialista y la Nueva Mayoría; y en esta última etapa, el Frente Social Cristiano , Apruebo Dignidad, el Partido de la Gente, y la Lista del Pueblo, movimiento surgido en el proceso preconstituyente (Garretón).
Usualmente cuando gobierna el centro político se observan coaliciones presididas u organizadas por un partido grande de centro o por un líder independiente (outsider) que triunfó en una coyuntura particular. Algunos de esos gobiernos en manos del centrismo son de centro derecha, otros de centro izquierda y donde hay una gran coalición (a veces son de centro-centro) como hoy en Australia, Bélgica, Francia y Luxemburgo. En otros países europeos, pero no miembros de la UE, hay seis gobiernos de centro, 3 de ellos de centro derecha (Montenegro, Noruega y Reino Unido), y 3 de centro izquierda (Albania, Kosovo y Macedonia). La izquierda como tal, gobierna sola en España y Moldova. En España está acompañado el PSOE con una formación socialista que tuvo origen en las potestas del 15M del 2011, y constituida en el año 2014 como partido político PODEMOS. (Ramos, 2021)
Bibliografía:
Garretón Manuel. “LOS PARTIDOS POLITICOS CHILENOS EN LA PERSPECTIVA DE LA TRANSICION Y CONSOLIDACION DEMOCRATICAS”. Working paper número 138, mayo de 1990. www.kellogg.nd.edu
Mastropaolo Alfio. Concepto de centrismo. Diccionario de política. Dirigido por Norberto Bobbio Siglo XXI editores. Impreso en México, página 242. Quinta edición en español 1987
Ramos Garbiras Alberto. “Devenir y porvenir del centro político”. Columna publicada en el Diario Occidente , de Cali, abril del año 2021.
Rivara Lautaro. “Chile: ¿ la alegría ya viene? “. Columna de análisis publicada en la revista digital de América Latina Alainet. www.alainet.org, noviembre 22 del año 2021.
Alberto Ramos Garbiras, Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magíster en Ciencia Política, Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, derecho constitucional y derecho ambiental, en la Universidad Libre y la Universidad Santiago de Cali (USC). Profesor de la cátedra: derechos humanos.
Foto tomada de: https://www.elespectador.com/
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