A Fico, aparentemente le preocupan mucho la pobreza y la desigualdad: “…la pobreza y desigualdad que vive el país es intolerable e irritante.” (p. 11). No nos dice por qué es intolerable ni irritante. La evidencia disponible muestra que en el último siglo los trabajadores han tolerado, casi siempre con paciencia, la enorme desigualdad. ¿Será simplemente que a él le parece intolerable, aunque se ha beneficiado de ella? Y millones de “pobres” han aguantado estoicamente su situación durante décadas y la siguen soportando. Es posible que Fico sienta ira al saber de la existencia de la desigualdad y de la pobreza, pero parecería que esto no lo siente mucha gente, empezando por los capitalistas que financian su campaña. Se trata de expresiones generales y vacías que no aportan un ápice al conocimiento del asunto.
El tratamiento que da al tema luego de expresar sus profundos sentimientos sobre la desigualdad y la pobreza es más bien pobre y desequilibrado. Expone unos datos y descripciones de conocimiento general:
a) Hay 21 millones de personas en situación de pobreza, el 42,5 por ciento de la población, de los cuales 7.5 millones están en pobreza extrema.
b) se trata de una “pobreza y desigualdad estructurales que no son solo urbano-rurales, sino entre regiones y dentro de estas, lo que convierte a Colombia en uno de los países más desiguales de América Latina, con un índice de Gini de 0.54 en el 2020”
Nada más. No hay explicación alguna sobre qué es la pobreza y cuáles son sus causas, o qué es la desigualdad (el dato que presenta se refiere solo a ingresos) y a qué se debe. Sin querer queriendo no aborda el asunto con seriedad y simplemente salta a afirmar que esta situación “demanda una respuesta por la vía de la inversión social”, con lo cual da una explicación implícita: la pobreza y la desigualdad son causadas por el Estado que no realiza una suficiente inversión social (la cual tampoco explica). Pero aquí se detiene: el camino de la inversión social es limitado debido a la precaria situación fiscal, al elevado endeudamiento público y el déficit fiscal y a la dificultad para aumentar los ingresos tributarios. El mensaje es claro: es difícil cobrarle más impuestos lo más ricos.
Y a continuación dice que esta situación de “vulnerabilidad” de millones de hogares demanda una respuesta por la vía de la inversión social, pero que este camino se encuentra limitado debido a la precaria situación fiscal, con un endeudamiento público superior al 60 por ciento del PIB, un déficit fiscal del 7,5 por ciento del PIB y una dificultad para aumentar los ingresos tributarios (p. 12).
Dado que este camino está cerrado o es muy difícil, llega al lugar común del crecimiento económico: “…la reducción sustancial de la pobreza dependerá de nuestras posibilidades para recuperar el crecimiento económico. No hay mejor política social que la generación de empleo y tampoco mejor política de generación de empleo que el crecimiento.” (p. 12).
Pero lo anterior no es suficiente: “también deberemos ampliar la protección social focalizando los subsidios y las políticas sociales en quienes realmente los necesitan. Con ellos fortaleceremos el papel redistributivo del Estado atendiendo a los hogares más vulnerables.”
Es decir: 1) el problema es causado por la causa de inversión social, pero; 2) la situación fiscal es complicada y no le va a cobrar más impuestos a los ricos; 3) así que toca impulsar el crecimiento; 4) pero el crecimiento no es suficiente así que hay que ampliar la protección social. Cantinflesco el esquema.
El diagnóstico de Fico es muy simple y pobre pero refleja adecuadamente la profundidad del conocimiento de los economistas tradicionales que dominan la academia y el aparato estatal, algunos de los cuales le escribieron estos párrafos. Lo que dicen aquí se ha planteado en los “planes de desarrollo” desde 1950. Al candidato y sus asesores económicos no tienen un mínimo de rigor que los lleve a examinar por qué razón a pesar de todas las manifestaciones, discursos, planes de desarrollo y políticas, la mayoría de los colombianos es pobre de solemnidad y la riqueza y el ingreso está concentrados. Fico y sus asesores saben que están cañando, que su irritación con la pobreza y la desigualdad es un acto teatral para la galería. Fico y sus asesores saben mucho más de lo que dicen. De hecho, es claro que Fico es el candidato del gran capital lo cual se evidencia aún más con la llegada de Luis Felipe Henao como su jefe de debate.
Fico y sus asesores saben que viven en el capitalismo y que la razón de ser de este sistema es la obtención de ganancias. La ganancia está por encima de la gente. Pero capitalismo y ganancia no aparecen en su programa por ninguna parte, aunque es el candidato de los capitalistas y de sus sirvientes. En esto Fico es consistente con la sabiduría económica dominante que intenta por todos los medios eludir el examen a fondo de la naturaleza y objetivos del capitalismo, comenzando incluso por eludir el término para utilizar mejor nociones alternativas ocultadoras, como sociedad de mercado o democracias.
Fico y sus asesores económicos saben que: 1) El objetivo y finalidad esencial de una sociedad capitalista es la obtención de ganancias; 2) En la búsqueda de este objetivo hay que reducir o mantener el salario lo más bajo posible; 3) El propósito de la producción no es por tanto satisfacer necesidades; 4) Se contratan trabajadores en la medida en que generen ganancia, en caso contrario se somete a una proporción enorme al desempleo y al rebusque; 5) La riqueza de unos pocos está fundamentada en la pobreza de la gran mayoría. Saben todo esto y mucho más.
Su misión es defender los intereses de los capitalistas y embaucar a los trabajadores. Tal como lo han venido haciendo históricamente los políticos y los gobiernos.
Las propuestas para resolver el problema estructural de la pobreza y la desigualdad las examino en próximo artículo.
Los progresistas stiglizianos consideran qué si se puede mejorar la distribución del ingreso, pero tampoco van a fondo en su diagnóstico
Cecilia López y Pablo Bermúdez escriben un artículo en Razón Pública[1] en el cual examinan algunos aspectos de un informe de la OCDE y otro del Banco Mundial sobre el crecimiento económico y la calidad de vida de las personas en el cual señalan que existe una “anomalía” distributiva o un “rezago distributivo” en la economía colombiana. Esta anomalía consiste en que la distribución del ingreso en Colombia es peor que en países de similar tamaño o grado de desarrollo económico. La conclusión es que existen recursos y espacio para tener una sociedad más equitativa.
Suena muy interesante y es uno de los elementos centrales del discurso progresista sobre el desarrollo en Colombia. Pero al tiempo que muestra las buenas intenciones progresistas es otro claro ejemplo de los límites de una de las interpretaciones predominantes sobre la sociedad colombiana, una interpretación que aparece favorable a los intereses de los trabajadores (asalariados y por cuenta propia) pero que en el fondo constituye básicamente un reconocimiento de la situación de esclavitud de millones de personas y por tanto un discurso conservador favorable a los intereses de los capitalistas. Para Cecilia López y Pablo Bermúdez es una anomalía la desviación de la distribución del ingreso con relación a otros países, pero les parece perfectamente normal y ajustado al funcionamiento de la economía que haya millones de personas obligadas a vender su trabajo a un puñado de capitalistas que la compran. Esta extraordinaria desigualdad entre los seres humanos, en el marco de una constitución que establece que todas las personas son iguales, no les parece ninguna anomalía, todo lo contrario, lo consideran algo completamente normal.
Cecilia López y Pablo Bermúdez naturalizan las condiciones y categorías propias del capitalismo. Se mueven dentro de dichas condiciones y se preocupan por entender cómo producir más y como distribuir mejor, pero nunca se cuestionan la esencia del modo de producción. Por esto, muchas de sus afirmaciones son apenas obviedades o planteamientos superficiales.
En primer lugar afirman que los informes de la OCDE y el Banco Mundial son demoledores: “el crecimiento económico no se traduce en una mejora en la calidad de vida en Colombia.” La frase es muy general y exige profundizar un poco. Por una parte se refiere a Colombia en su conjunto, con lo cual parecería que nadie se beneficia en su calidad de vida con el crecimiento económico, pero resulta que una porción ínfima de la población mejora sus ingresos y aumenta su riqueza. La afirmación es por tanto, por decir lo menos, muy imprecisa. Puede ser que no mejore la calidad de vida para la gran mayoría pero si mejora para una parte de la población.
A continuación se refieren a los grandes problemas que debe solucionar el país y se lamentan de la apatía de la opinión frente a dichos problemas; con base en los informes señalan que el tamaño de la economía colombiana no se corresponde con la realidad social y señalan los principales hallazgos de la OCDE.
- La actividad económica ha tenido un sólido repunte, pero los puestos de trabajo no se han recuperado de la misma forma.
- Los ingresos fiscales son insuficientes para resolver las demandas sociales y cubrir la inversión pública.
- El sistema fiscal contribuye poco a reducir las desigualdades con un sistema tributario que se nutre más de impuestos a sociedades que de impuestos a la renta de las personas naturales.
- El 60 % de los trabajadores son informales y están excluidos de los sistemas de seguridad social, algo que implica una baja productividad.
- Hay excesivas cargas sociales sobre el trabajo. Esto frena la contratación formal y mantiene elevada la informalidad.
Y apuntan que estos problemas están relacionados con la baja capacidad redistributiva e la economía colombiana. Este sería uno de los puntos centrales: la baja capacidad redistributiva. Dicen que los indicadores anotados “desembocan en el elevado nivel de pobreza del país”, pero realmente no presentan indicadores en todos los temas señalados.
Uno de los mayores desafíos del país es reducir el elevado nivel de pobreza, pero, afortunadamente, nos dicen que el país va por buen camino. Por una parte nos muestran con indicadores del Banco Mundial que la pobreza ha disminuido en los últimos 20 años, pero luego con datos del DANE nos indican que ha empeorado en los últimos años, y señalan diferencias metodológicas. Pero el hecho es que:
Pero aunque el avance haya sido inmenso, 14,8 millones de colombianos aún viven en situación de pobreza extrema según el Banco Mundial, casi el doble de la población de Bogotá. Además, se fija un límite tan bajo para clasificar a alguien como pobre que deja por fuera a muchos que son también bastante pobres, pero no aparecen como tales.
El punto central es que a su juicio, el problema no es solo de nivel elevado de ingreso per capíta: “…el crecimiento económico no es suficiente para mejorar la calidad de vida de la gente, especialmente en Colombia. La pobreza extrema es un problema mayor en el país que en sus pares regionales, y la diferencia es aún más notoria con respecto de los países de ingresos altos.”
Anomalía distributiva: “Esto significa que en Colombia hay una notoria anomalía distributiva, pues países con ingresos similares tienen mejores indicadores de pobreza. Hay una proporción muy grande de pobres extremos respecto del nivel de ingreso per cápita del país. Hay espacio y recursos para configurar una sociedad más equitativa; otros países lograron sociedades menos pobres en condiciones económicas similares.”
Sin embargo, no se presenta una explicación del porqué del rezago distributivo, simplemente se afirman algunas generalidades: “Los problemas económicos del país explican el rezago distributivo: un mercado laboral principalmente informal, un sistema tributario deficiente y regresivo que desincentiva la creación de empresa, un aparato productivo primarizado que no crea el empleo suficiente, e incluso los problemas de focalización de la política social. Las preocupantes características del mercado laboral son cruciales para entender esta realidad. Un mercado laboral saludable mejoraría las rentas del trabajo, una parte importante del ingreso total de la economía.”.
No hay explicaciones sobre el mercado laboral predominantemente informal, ni tampoco sobre la baja creación de empleo. Caen en tonterías como decir que un mejor mercado laboral, más saludable, mejoraría las rentas del trabajo. Ni siquiera dentro de la mirada limitada hay una exposición sustentada sobre las razones por las cuales la economía colombiana tiene una distribución del ingreso peor que países similares en tamaño y crecimiento económico.
Lo más destacable del análisis es su pobreza teórica. Pero esto no es una anomalía. Es una decisión consciente de la gran mayoría de economistas y especialmente de aquellos que ocupan o han ocupado altos puestos en el Estado colombiano y organismos internacionales. Su decisión es no entender el capitalismo, su decisión es tratar de lograr que funcione mejor. Y en la perspectiva de los progresistas, lograr que mejore algo las condiciones de vida de los trabajadores. Pero se trata de un enfoque engañoso, consiste en buscar una utopía, en lograr algo imposible dentro del capitalismo.
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[1] https://razonpublica.com/problemas-de-la-economia-y-la-calidad-vida-colombia/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: tengoderechogt
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