Las metas trazadoras
Fico se fija en su programa de gobierno[2] las siguientes metas para 2026:
1) Reducir la desigualdad (índice de Gini) de 0,544 a 0,49, es decir, pasar de una distribución pésima del ingreso a una distribución muy mala del ingreso. No propone metas con relación a la distribución de la riqueza. En otros términos, su propuesta es continuar incumpliendo el mandato constitucional que establece que todos los colombianos son iguales. (En el PND del gobierno Duque las metas eran pasar de 0,508 a 0,470[3]).
2) Reducir la pobreza monetaria total de 42,5% a 33%, es decir, mantener a la tercera parte de los colombianos – 16 millones de personas- en condiciones infrahumanas, es decir, no garantizar el derecho constitucional a un ingreso digno. Fico no fija ninguna meta con relación a la población en miseria, a pesar de que menciona en su diagnóstico a los 7,5 millones de pobres extremos. (En el plan de desarrollo de Duque la meta era pasar de 26,9% a 21%; en pobreza extrema de 7,4% a 4,4%).
3) Reducir la pobreza multidimensional total de 18,1% a 16%, es decir, mantener la situación casi igual. El indicador de pobreza multidimensional incluye variables en materia de vivienda y acceso a servicios públicos, lo cual indica que no espera lograr mayores impactos con los recursos destinados a la inversión en estos sectores. (La meta de Duque era pasar de 17% a 11,9%).
4) Reducir el desempleo abierto de 12,6% a 9%, es decir, mantener a millones de personas sin garantizarle el derecho a un trabajo digno establecido en la Constitución. (La meta de Duque era pasar de 9,4% a7,9%).
En conclusión, la propuesta de Fico es mantener, suponiendo que logre cumplir sus metas, un estado de cosas inconstitucional en el cual no se garantizan derechos fundamentales a millones de colombianos: derecho a un mínimo vital, derecho a un ingreso adecuado para satisfacer sus necesidades, derecho a un trabajo digno, derecho a una vivienda digna, entre otros. Su programa de gobierno apunta solamente a unas mejorías insignificantes. Ni siquiera en el marco de las posibilidades del capitalismo Fico se compromete seriamente con tener unos esclavos asalariados mejor alimentados viviendo en casas mejores.
El enfoque de Fico es el enfoque tradicional de todos los gobiernos, que se expresa legalmente en sus planes de desarrollo. Consiste, básicamente, en ofrecer algunos paliativos al ejército de pobres, fijando metas muy bajas, lejanas del mandato constitucional de garantizar los derechos a todos los colombianos.
Las propuestas para alcanzar las metas en estos puntos se exponen en tres partes del programa de gobierno: 1) Crecimiento económico sostenible para generar empleo; 2) Política social para la reducción de la pobreza; 3) Enfoques diferenciales y poblacionales para la reducción de desigualdades. A continuación, examino algunos aspectos de la política social para reducir la pobreza.
Política social para reducir la pobreza
Fico considera que “para reducir la pobreza, no hay mejor política social que la generación de empleo el cual mejora el ingreso de los hogares. Ambos dependen directamente del crecimiento económico.” Este tema lo examinaré en artículo posterior. Pero dado que no hay fórmula para garantizar crecimiento económico, ni para lograr que este crecimiento se traduzca en mayor y mejor generación de empleo, hay que seguir con la limosna social: “…las transferencias y programas sociales de apoyo, especialmente cuando están bien focalizados, mejoran la demanda de los hogares y poblaciones vulnerables, y contribuyen a mitigar la pobreza y la desigualdad.” Este gasto nos dice, permite redistribuir “parte de la riqueza del país (que el Estado obtiene de los impuestos) hacia quienes no cuentan con los recursos mínimos para sostener a sus familias.” (p. 52).
Todo esto son los lugares comunes que se encuentran en todos los planes de desarrollo, incluso en los candidatos de derecha. Es una realidad que cualquier gobierno que administre asuntos colectivos en una sociedad capitalista tiene que abordar, de una u otra manera. Esos millones de pobres deben recibir algo de pan, mucho circo y bastante represión si protestan. Por esta razón se encuentran tantas similitudes en los objetivos de los programas de gobierno de derecha y de izquierda.
Los programas para alcanzar las metas son:
* Integrar y ampliar la red de protección y asistencia social para llegar con transferencias monetarias a 5 millones de hogares pobres.
* Garantizar las 3 comidas diarias a las familias más pobres con “Colombia sin Hambre”, una estrategia de alianzas público-privadas que permitirá aprovechar 10 millones de toneladas de alimentos que se pierden anualmente.
* Mantener Familias en Acción, Colombia Mayor, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario y la devolución del IVA.
* Programa de recuperación de las capacidades laborales de las madres trabajadoras.
* Creación de un gran sistema de cuidado de las niñas y los niños, personas con discapacidad y adultos mayores.
* Conformar un sistema integral de protección a la vejez para 3,5 millones de adultos mayores de 65 años que hoy no tienen pensión.
Mucha novedad no hay aquí. Básicamente se mantendrán y ampliarán un poco los programas ya existentes para lograr que el enorme ejército de pobres alivie un poco su miseria. Ni siquiera se compromete con una renta básica universal o con metas de cobertura completas en vivienda y servicios públicos.
Fico acoge, con convicción, los sabios consejos de los economistas que le advierten que no hay recursos suficientes y que donde existen estos recursos, en los bolsillos de los más ricos, es mejor no meterse.
La simpleza de Eduardo Lora
A propósito de la sabiduría de los economistas escribe Eduardo Lora una columna en Semana[4] en la que hace gala de profunda simpleza. Se pregunta Lora por qué la gente no vota por economistas como Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry y Alejandro Gaviria, personajes con mucho conocimiento, prestigio y experiencia en altos cargos públicos:
“¿Por qué fracasan en la política personas que le han dedicado su vida a estudiar la economía del país, es decir, a entender el funcionamiento de los individuos, las empresas y las instituciones en las actividades relacionadas con el uso de los recursos productivos, la provisión de bienes y servicios de todo tipo y el bienestar privado y social?”
No parece justa esta situación, le duele mucho a Lora. ¿Cuál es la respuesta a su interrogante? “La razón principal es que el electorado no escoge a los presidentes por su experiencia o sus conocimientos, sino por qué tan bien reflejan las emociones y los ideales de los votantes.”
Y continua, “la formación de los economistas choca de frente contra esto. Para funcionar como economista, uno tiene que dejar de lado las emociones y atenerse en lo posible a los datos. Todo economista aprende (o, al menos debería aprender) que casi todo lo que suena ideal es inviable en la realidad, y que no hay atajos para llegar a la tierra prometida. Los economistas se entrenan para tener sentido de prioridades y para reconocer las restricciones que impone la realidad.” Y aunque Petro tiene título de economista, no lo reconoce como tal porque “no tiene la disciplina mental que exige la profesión” pero si “el arrojo para prometer fantasías.”
Es un estupendo ejemplo de simpleza (bobería, necedad, cosa de poca de importancia). Dejando de lado la superficialidad de su análisis del comportamiento político, miremos qué está diciendo en el fondo. Se trata de algo muy simple, sencillo: la Constitución de 1991 es una fantasía, no tiene en cuenta las restricciones que impone la realidad y es inviable. A esto se reducen sus afirmaciones basadas en sus profundos estudios de economía.
La Constitución política colombiana establece claramente que todas las personas son iguales y que entre otras cosas tienen derecho a un mínimo vital, a un trabajo digno, a un ingreso que permita cubrir sus necesidades y a una vivienda digna (y muchas más fantasías). Y millones de personas que creen en el Estado de derecho y le tienen a la Constitución una fe casi religiosa, pues consideran que lo mínimo en una sociedad democrática es cumplir lo que dice la ley de leyes. ¿Es demasiado pedir esto, es una fantasía? La tierra prometida se encuentra en la norma máxima que rige la vida de los colombianos. Y millones de votantes en la miseria y la pobreza se dan cuenta de que hay un grupo de personas que si tiene el dinero suficiente para cumplir con todos sus ideales y realizar casi todas sus fantasías. ¿No es apenas natural que quieran algo parecido? Para Lora esto es populismo, la Constitución Política, por tanto, es populista.
En esta perspectiva ¿no sería mejor educar a los economistas para que teniendo como meta cumplir la Constitución examinen cómo reorganizar la producción, la distribución de los recursos productivos y la distribución de los resultados en forma tal que se garanticen los derechos a todos los colombianos?
La economía colombiana comparada con los países capitalistas más desarrollados es pobre, su nivel de ingreso por habitante es bajo, su productividad es inferior, pero si se distribuyera el PIB por partes iguales cada familia de cuatro personas recibiría mensualmente por los menos 6 millones de pesos. Esto no es la tierra prometida, pero sería mucho mejor que lo que tenemos actualmente. Recursos no faltan, pero están en los bolsillos de unos pocos. Además, tenemos millones de personas que quieren trabajar y producir y no consiguen quien los contrate; o capacidad instalada en empresas que no se utiliza. El asunto no es de limitación de recursos para producir.
Pero, la simpleza de Lora está bien fundamentada. Él sabe que todo esto es inviable (que no tiene posibilidades de llevarse a cabo), que los ideales no tienen asidero en la realidad. La realidad impone restricciones, no hay nada que hacer: está por encima de la Constitución. Lora sabe muy bien que la sociedad capitalista se basa precisamente en la concentración de la propiedad de los medios de producción, de la riqueza y del producto en pocas manos y en la existencia de un enorme ejército de pobres, desempleados y miserables. Y sabe muy bien que los capitalistas tienen el poder suficiente para mantener este estado de cosas y para controlar y suprimir a aquellos que quieran oponerse.
Y como buen economista, que se beneficia de los pagos que le hacen los capitalistas, el Estado y los organismos internacionales, Lora se dedica a estudiar cómo no entender el capitalismo, a mirarlo solamente por encima, a no profundizar, a encubrirlo. Todo economista rápidamente aprende que, si quiere tener una buena carrera como la de Cárdenas, Echeverry, Gaviria y Lora, no debe investigar mucho ni tener un pensamiento crítico. Los economistas rápidamente aprenden a tener sentido de prioridades: el bienestar personal depende de la sumisión al sistema. Y no es cierto, como dice al final de su artículo Lora que los buenos economistas tienden a fracasar en la política: Cárdenas, Echeverry y Gaviria se han dedicado a hacer política (principalmente no electoral), y les ha ido mucho mejor que al 99% de sus compatriotas.
Hace ya muchísimo tiempo un economista fantasioso y con ideales señaló que los economistas clásicos (Ricardo, Smith, etc.) a pesar de ser defensores del capitalismo tenían un compromiso con la búsqueda de la verdad, compromiso que fueron perdiendo sus sucesores, más conscientes de las restricciones que impone la realidad:
“La burguesía había conquistado el poder político en Francia y en Inglaterra. A partir de este momento, la lucha de clases comienza a revestir, práctica y teóricamente, formas cada vez más acusadas y más amenazadoras. Había sonado la campana funeral de la ciencia económica burguesa. Ya no se trataba de si tal o cual teorema era o no verdadero, sino de si resultaba beneficioso o perjudicial, cómodo o molesto, de si infringía o no las ordenanzas de policía. Los investigadores desinteresados fueron sustituidos por espadachines a sueldo y los estudios científicos imparciales dejaron el puesto a la conciencia turbia y a las perversas intenciones de la apologética.” (Marx, postfacio a la segunda edición de El Capital)
¿Qué son Cárdenas, Echeverry, Gaviria y Lora? 1) ¿Investigadores desinteresados que buscan la verdad?; 2) ¿Espadachines a sueldo y apologetas del capitalismo?
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[1] https://www.sur.org.co/la-desigualdad-y-la-pobreza-en-el-programa-de-fico/
[2] https://federicogutierrez.com/wp-content/uploads/2022/04/PROGRAMA-DE-GOBIERNO_FICO-GUTIERREZ.pdf
[3] Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, Pacto por Colombia, pacto por la equidad, Bogotá, Departamento Nacional de Planeación, 2019.
[4] https://www.semana.com/economia/opinion/articulo/por-que-fracasan-los-economistas-en-la-politica/202200/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Semana.com
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