El 1o. de mayo, en el estand de la Universidad Nacional, entre las 3 y las 4 pm., cuando presentamos el último libro del grupo Presidencialismo y participación, Las Farc-Ep en la coyuntura estratégica de la paz negociada (2010-2017). Un acercamiento a su lenguaje político subalterno, su editor, el maestro investigador, Juan Carlos García Lozano, preguntaba, en el conversatorio, sobre qué hechos y desarrollos tenemos a la vista para el análisis de la coyuntura nacional, ad portas de una elección presidencial definitiva por muchas razones.
Es conveniente precisar que coyuntura estratégica es una expresión acuñada entre otros, por Antonio Gramsci, refundador de la ciencia política moderna, e interlocutor válido del sociólogo Max Weber, como se ha venido probando después de muertos ambos.
El libro indagaba por el lenguaje político subalterno de las Farc-Ep con ocasión de la paz firmada, y en sus últimas páginas reproducía, una de varias entrevistas, la realizada con Jesús Santrich en agosto de 2017, libre por esas calendas. El lenguaje de la insurgencia, negociada la paz, para Santrich era claro en el dictum de la guerra que según ellos le fuera impuesta por el bloque de poder dominante durante más de medio siglo.
Un después de la Paz: la elección del siglo
Después de acordada la paz neoliberal, la guerra en Colombia no ha cesado. Los grupos paramilitares, el Eln, los reductos del Epl, las disidencias de las Farc-Ep, la Nueva Marquetalia de la que hacía parte, en rebeldía renovada, Jesús Santrich, continúan con sus acciones. Aunque el quehacer de los nuevos organismos creados por los Acuerdos de 2016, la Comisión para el esclarecimiento de la verdad, y la JEP, con todo y trabas, tratan de cumplir con los cometidos establecidos con ocasión de la paz pactada.
En materia de representación política, el año 2018 produjo una primera prueba del compromiso a propósito de estructurar con respaldo ciudadano la anhelada transición democrática y el necesario desmonte del Régimen parapresidencial. Pero no aconteció así. Conocidos los resultados de la elección para Congreso, separada por diseño institucional del premio mayor: la elección presidencial, aquellos dejaron de nuevo en minoría a la oposición política, que ya gozaba del estatuto que había tardado más de un cuarto de siglo en sancionarse, luego de quedar establecido en la nueva Constitución de 1991.
Sin embargo, el candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro, partícipe de una de las dos consultas principales, – la otra la hizo el partido de la reacción, el Centro Democrático-, obtuvo la más alta votación de un candidato de la oposición política enfrentado al consabido arreglo bipartidista, que con sus mutaciones conserva la sombra del partido único que extiende la agonía de la dominación sin hegemonía.[1]
A pesar de la ventana abierta por los acuerdos de paz, cuyo cumplimiento aparecía en el año 2017 incierto, plagado de incertidumbres, y con la presencia de un enemigo desarmado, las Farc-Ep, quienes hicieron la dejación de armas. Ellas seguían la tradición inaugurada por el M19 en la paz acordada durante la presidencia de Virgilio Barco Vargas que se selló con la segunda experiencia de asamblea constituyente de Colombia en el siglo XX.[2]
La segunda vuelta del 2018, dio el triunfo y el retorno al gobierno del Centro Democrático,[3] con 2 millones de votos de ventaja sobre su adversario, Gustavo Petro. A pesar del señalamiento por la Colombia Humana de la existencia de un fraude electoral, sustentado, precisamente, en los resultados atípicos de la segunda vuelta. Ella arrojó un vuelco radical en la votación de la primera vuelta, que antes había favorecido la aspiración presidencial del rival de Iván Duque, candidato de la coalición de la reacción, la derecha liberal y la centro derecha liderada por el maestro Sergio Fajardo.
De otra parte, dispuesto el ocupante del solio de Bolívar, el ungido Iván Duque, Colombia adelantó la Consulta anticorrupción que lideró la Alianza Verde,[4] contra todo pronóstico, resultó más votada que la elección presidencial. Sonó como una clarinada más en el interés de anunciar la urgencia de darle solución a la crisis de hegemonía del régimen de la guerra que prolongaba su existencia agonal. Pero tampoco fue atendida aquella señal, y la mayoría en el congreso erizó de garantías lo indicado en la consulta que, en todo caso, no obtuvo todos los votos requeridos para que fuese de obligatorio cumplimiento, aunque superó sí los 11 millones de votos.
En paralelo, en seguida, la praxis subalterna de los jóvenes y de las minorías tensaron en Colombia la cuerda con sus demandas específicas. En particular, un asunto, la crisis financiera de la educación pública superior produjo grandes movilizaciones que a la postre modificaron lo pactado entre el gobierno Duque y rectores del SUE. Obtuvieron un presupuesto de emergencia que en ningún caso colma el déficit acumulado, pero que sí conjuró la que habría sido la parálisis inmediata del sistema universitario nacional.[5]
Se puso a prueba en esta coyuntura de gran presencia ciudadana, con una multitud plural movilizada, la realidad de una efectiva transformación del sentido común dominante,[6] haciendo evidente la disputa por la dirección de la sociedad civil en demanda de la igualdad social prometida y aplazada. Con todo, la prueba mayor provino del intento de imponer una contrarreforma tributaria, regresiva en todo sentido, para conjurar una amenaza de recesión interna, resultado de un favorecimiento descarado al capital financiero al comando especulativo de la economía nacional. La contrarreforma y su mentor, Alberto Carrasquilla cayeron.
Luego, se hizo pública la prueba de las 6402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales por parte de la JEP, la instancia creada por exigencia de los Acuerdos; y se logró la confirmación por parte de la Corte Penal de Roma de la relevancia de dicho mecanismo y el compromiso gubernamental de preservarlo. Hubo las comparecencias de militares responsables de genocidios y masacres, y en fecha reciente, una audiencia en Ocaña, donde hasta un general admitió y se arrepintió de las bestialidades cometidas. Probando a propios y extraños la importancia de la JEP.
Antes hubo las audiencias libres organizadas por la Comisión de la Verdad para escuchar a los actores principales en las acciones de la política pública de guerra. Efectivas desde las postrimerías del gobierno de Ernesto Samper, que se hicieron generalizadas durante las siguientes administraciones, a través del dispositivo del Plan Colombia y sus extensiones. Para ser objeto de preguntas esclarecedoras que no siempre fueron respondidas por los responsables gubernamentales.
Así, la coyuntura estratégica en la que se disputa la solución de la crisis de hegemonía de la sociedad política, entre el partido de la guerra y el pacto por la paz, vivió la experiencia más definitiva con el Estallido Social como antesala. No lo impidió la pandemia severa del Covid-19, que implacable golpeó al frágil sistema de salud nacional – afectado por indecisión e imprevisión inexcusables-, con los miles de compatriotas muertos, en particular el grupo de los adultos mayores.
En cifras, a partir del 28 de abril de 2021, y durante los dos primeros meses, estudiosos como León Valencia calculan que se movilizaron 7 millones de colombianos en algo más de 600 municipios,[7] quienes tomaron las calles y plazas. Ensayaron diferentes formas de lucha y resistencia, al tiempo que eran brutalmente reprimidos. Está el listado de 80 víctimas reportados por el Observatorio de DDHH, Conflictividades y Paz, divulgado el 21 de julio de 2021.
Dicho reporte contabilizó el homicidio de 3 miembros de la fuerza pública y uno del CTI. Todo lo cual prueba quiénes fueron las verdaderas víctimas de la violencia. Cali y el Valle del Cauca fueron los epicentros de la rebelión ciudadana contra la guerra y el hambre impuestas por la política pública de guerra que en sus estertores añade nuevos números a la caravana de la muerte.
La represión de la protesta social que alcanzó resultados nefastos superiores al paro cívico de 1977, cuando el epicentro fuera la capital de la república, igualmente, catapultó el liderazgo cívico y la prestancia electoral de una figura femenina, Francia Márquez, crecida en una de las regiones más deprimidas, ricas, y olvidadas de Colombia. La favorabilidad de los potenciales votantes en la carrera presidencial señaló la notoriedad de su liderazgo, que la colocó en la delantera en la aspiración a la vicepresidencia por el Pacto Histórico con 785.215 votos. La abogada Márquez pronto dejó clara su ruta y la representación de la rebeldía contra la exclusión y la desigualdad, cuando hizo blanco en la impostura del jefe del liberalismo, César Gaviria, quien probó como el suyo es dudas un liberalismo oligárquico como el paladín que ha sido de la contrarreforma neoliberal desde que ganó la consulta “secreta” para reemplazar al inmolado líder del nuevo liberalismo, Luis Carlos Galán.
¿Qué nos dice la economía glocAL?
“Es muy positivo que vayamos adelante en la carrera del desempeño económico de A.Latina. Pero esta no es una competencia de cien metros planos, sino una maratón.” Ricardo Ávila, En los primeros puestos. ET, 5/1/2022, 1.19.
El analista Ávila, quien moja prensa los domingos en el diario de Sarmiento Angulo, recoge los siguientes indicadores de la economía colombiana, que parecen ejemplares a primera vista: el FM pronostica que creceremos el 5,8 por ciento, mientras que la Cepal habla del 4,8 por ciento, y el BM, pronostica el 4,4 por ciento. Con estas cifras, el Banco de la República subió el pronóstico al 5 por ciento, en tanto que la poderosa banca financiera del JP Morgan superó los optimismos anteriores, asignando al país el 6,5 por ciento.
Tales guarismos, sin embargo, pueden resultar un espejismo, si la carrera como dice Ávila no es de cien metros. ¿Por qué? En medio de la guerra entre Rusia y “Occidente”, y cuando la pandemia del Covid-19 da sus penúltimos coletazos, sobre todo en China, y el puerto más grande del planeta, Shanghái, según el analista citado: “el mundo enfrenta una especie de tenaza inmediata cuyas pinzas son inflación y menor crecimiento…Volver a las complejidades de la década de los setenta del siglo pasado, cuando la estanflación hizo de las suyas, parece ahora mucho más probable.”
Sobre el particular, se subraya también como sintomático de un panorama oscuro a mediano plazo, el endeudamiento creciente de las economías emergentes que hoy por hoy es el más elevado de la historia conocida, por lo que la respuesta de subir los intereses en el hemisferio norte, como se está experimentando, podría producir como reacción devastación económica en el sur global, del cual hace parte Colombia ad portas de la más crucial elección presidencial después de la de 1946.
Para completar el cuadro están los pataleos del presidente de Joe Biden, embarcado en la guerra por interpuesta persona contra la invasión rusa de Ucrania. No logra el establecimiento bipartidista bajarle la temperatura recalentada a la olla estadounidense, cuando están a la vista elecciones que pueden cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso, donde hay un empate 50 a 50, que desempata la vicepresidenta Kamala Harris, pero no en todos los casos como lo ha vista el mundo de la economía y la política.
En todo caso, Biden ensaya el repertorio de los estímulos a su alcance, con la trágica esperanza, siempre una pasión triste, de “que el peligro de una recesión no se concrete”. Es tal la situación de riesgo que el guasón de Donald Trumpo vuelve a asomar las orejas. En cualquier caso, dichas maniobras condujeron al fortalecimiento de la hegemonía del dólar frente a las monedas principales, incluidas las diversas versiones del bitcoin, con la más alta cotización de los últimos veinte años. ¿Por qué? Porque existe la creencia, que otros llaman convicción, que la rentabilidad de bonos y depósitos en renta fija es la mejor frente al ventarrón de la estanflación que se insinúa en el horizonte.
Para que no queden dudas de lo que pasa en la economía mundo, el miércoles pasado, la Fed subió el porcentaje de sus tasas de interés, entre el 0,75 y el 1%. Es el más alto desde el año 2000, entonces a 8 años del despiporre de las hipotecas subprime. La medida busca combatir una inflación de 8.5 por ciento, que tiene asolados a los hogares de clase media, que, por lo general, son los que más votan, donde siendo libre el ejercicio del sufragio, pocas veces superan el 50 por ciento el total de sus votantes.
Igualmente, a propósito de votaciones para senado, en las primarias de Ohio, entre los republicanos puntea el aspirante J.D. Vance, quien está respaldado por Donald Trump, el gran elector, después del asalto al capitolio en enero de 2021. Será el rival del demócrata Tim Ryan, quien aspira a ocupar la curul que dejará el republicano Rob Portman. Las elecciones de medio mandato ocurrirán en noviembre de 2022.
El bosque de las encuestas y la amenaza del Pacto Histórico
Sí, el discurso de Francia, muchas veces poético, otras patético, es una caja de resonancia de la izquierda woke, la forma chic de la izquierda americana que gana terreno en los encumbrados campus universitarios del norte de Estados Unidos.” Viviane Morales, “Francia Márquez: ¡qué ancestros ni qué ocho cuartos!,” en: ET 5/04/2022, 1.13.
“…fueron poco más de 12,2 millones de colombianos los que pidieron el tarjetón de una de las tres coaliciones presidenciales, mientras que al senado y a la cámara, ese mismo día, votaron 17,8 millones…
Hace cuatro años también fueron 17,8 millones los colombianos que participaron en las elecciones legislativas, pero el día de los comicios presidenciales, 19,6 millones asistieron a las urnas.” Laura C. Vargas, en ET, 22/04/2022, 1.6.
“He estado trabajando en alianzas con otros sectores que realmente les permitan salir de una votación entre el odio y el miedo.” Ingrid Betancourt, ET 30/4/2022, 1.5.
No queda la menor duda que, en Colombia urge tener un Instituto interuniversitario electoral que discipline el bosque de las encuestas, que tenga idoneidad, solvencia y cubrimiento adecuados en materia de estadísticas, para que éstas no sigan siendo el objeto de manipulaciones y amañamientos. En particular, como se delata en esta hora crucial para la cuasi democracia liberal que tenemos, a raíz de la lectura propuesta para la última encuesta divulgada por la revista Semana, realizada por Guarumo-Ecoanalítica.
Un primer indicador de lo que hablamos se agrava con una vieja sentencia que hizo carrera, quien escruta elige, durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando la contienda electoral entre radicales y conservadores/moderados era estrecha. Este fantasma hizo su recorrido, primero, en la elección presidencial de 2018, como ya se recordó en este ensayo, con los resultados atípicos durante la segunda vuelta en los departamentos de la región costeña.
Segundo, durante la pasada elección para congreso, cuando la veeduría del Pacto Histórico probó que no se contabilizaron votos a su favor que le dieron el primer lugar en elección individual de senadores, y la segunda de representantes a menos de un mes de la primera vuelta de la elección presidencial.
El pasado 30 de abril sonó la alarma para el establecimiento reaccionario y sus socios de derecha, quienes favorecen el partido de la guerra, interna y externa, al conocerse una nueva encuesta de intención de voto de la firma Invamer S.A.S, contratada por Caracol noticias, BLu Radio y el Espectador.
En la primera vuelta punteaba Petro con el 43,6, cuando en la encuesta de febrero marcaba 44,6. El segundo era Fico Gutiérrez con el 26,7 en febrero, antes de la consulta del Equipo por Colombia, la cual ganó, era del 8,7 por ciento. Así que este “inusitado” crecimiento es más que explicable porque ahora sumaba el voto de sus socios en la consulta.
Ahora bien, para la segunda vuelta, según Invamer, el triunfador es el Pacto Histórico con el 52,4, mientras que el exalcalde de Medellín obtendría el 45,2. Se contemplan otras opciones para la segunda vuelta. Si el rival fuera Rodolfo Hernández, Petro también ganaría con el 56 por ciento, mientras que el exalcalde de Bucaramanga llegaría al 40,6.
Si, en cambio, el adversario electoral fuese el maestro Fajardo, el resultado sería similar, Petro, 56,5, mientras que Fajardo alcanzaría el 40,4. La encuestadora certifica que realizaron una muestra de 2000 encuestas, con personas mayores de 18 años, y entrevistadas en cada hogar. El muestreo fue probabilístico por etapas, en todo el país. En lo general, el margen de error es de 5 por ciento. Y los datos se recolectaron entre el 21 y el 27 de abril con la participación de 78 encuestadores.
En el repaso de la última encuesta de Guarumo y Ecoanalítica, cuya muestra fue de 2.132 encuestas, cumplidas entre el 22-29 de abril, con una confianza del 95 por ciento. La abarcó a 28 municipios, entre los cuales se cuentan Bogotá (286), Barranquilla (113), Bucaramanga (87), Medellín (123), Pasto (117), Soledad (113), Cali (97), Manizales (99). Estos fueron los resultados. Primera vuelta, puntero Gustavo Petro, 36,4 por ciento; Federico Gutiérrez, 30, 6 por ciento; Rodolfo Hernández, 12,4 por ciento; Sergio Fajardo, 6,9 por ciento; ingrid Betancourt, 1,3 por ciento. Además, la medición arrojó que el voto en blanco es 5,7, y no sabe no responde, 4,3 por ciento.
Las cifras para la segunda vuelta son: Gustavo Petro, 43,8 por ciento y Federico Gutiérrez, 40,9 por ciento, mientras que el voto en blanco es 8,8, y N/S/N/R es 6,5 por ciento. Si se revisan las tres mediciones de la encuestadora, a propósito de la elección presidencial en la primera vuelta hay un incremento sostenido. En el caso de Petro, así: 32,7, 34, y 36,4 %, en tanto que para Federico Gutiérrez es la siguiente: 7,7%, 25% (que corresponde al momento posterior a su triunfo en la consulta del Equipo por Colombia, y que sumó a la mayoría de sus socios perdedores en ella), y 30,6%.
Hecha dicha revisión las tendencias se mantienen, pero con un mayor incremento en la última medición por parte de Fico, quien subió 5,6%, mientras que Petro lo hizo en 2,4%. En todo caso, para la segunda vuelta, la diferencia favorable a Petro es de 2,9 %, con la posibilidad que haya un crecimiento en ambos casos repartiéndose los guarismos del voto en blanco que siempre disminuye y los que no saben por quién votar.
De otra parte, los votantes de centro que son la mayoría en Colombia, alcanzan el 60 por ciento, se han venido desvaneciendo. Por lo que se entiende que haya un interés cierto en que se junten las fuerzas de Fajardo y Hernández, más allá de la primera vuelta. La figura de más arrastre es la de Rodolfo que interpela con una jerga popular al electorado más reacio y espontáneo. Y lo celebra, cuando dice: “Yo estoy en el 14 por ciento y él está (Fajardo), desafortunadamente, en el 6 por ciento. Ese resultado no me lo inventé yo…Lo que esperamos es que en el resto del día o mañana o la semana entrante, él, para hacerle honor a su palabra, la cumpla y me apoye”.
Sergio Fajardo, primero, contestó que no se retiraba, así: “Entramos a la política para transformarla, por convicción y por el fin superior que es Colombia…vamos a demostrar en estos 30 días que somos la mejor opción de cambio.” Sin embargo, el maestro matemático sabe que los números están a la vista; la duda que queda es si al perder apoyarán en la segunda vuelta al rival de Federico Gutiérrez, que a todas luces sería, de no ganar la primera vuelta, Gustavo Petro, contra quien viene despotricando desde el año 2018, cuando prefirió irse de paseo a Bahía Solano, y cosechar la fama de “tibio” que lo acompaña como su sombra.
El foto finish y sus protagonistas
“Una victoria en primera vuelta parece improbable, aunque no totalmente imposible.”Yann Basset, U. del Rosario, ET 1/04/2022, 1.3.
Con los escenarios de segunda vuelta pasa lo mismo que pasaba cuando preguntaban por primera vuelta antes de las consultas. Dan una guía, pero no son un buen reflejo…” Andrés Segura, comunicador, ET 1/04/2022, 1.3.
“Lo que más interesa a los jóvenes es la educación porque de eso depende, en buena medida, su inserción laboral.” Mauricio Jassir, U.del Rosario.
La encuesta de Guarumo/Ecoanalítica hace también un comparativo de las tres muestras que realizaron, y fija la atención en la segunda, de principios de abril, después que se supo quién ganó en cada una de las consultas. Para ese momento hubo un cambio en la percepción ciudadana, y Fico apareció adelante en la segunda vuelta: 43,5 por ciento, mientras que Petro marcó 40,1 por ciento. Fue su momento de “mayor y fugaz” gloria preelectoral.
Previa a las dos encuestas citadas antes, hubo también otra, del Centro nacional de consultoría (CNC) para Semana. Los registros de su tercera muestra fueron: 38 por ciento, Petro; 23,8 para Fico; Hernández, 9,6, y Fajardo 7,2 por ciento. Y con relación a la segunda vuelta, Petro, igual ganaría con 44,8 mientras que Fico tendría 36,9 por ciento.
Al discriminar las encuestas por regiones, es evidente que hay unas donde las preferencias son por Petro, mientras que otras lo son por Fico. Hay, sin embargo, un territorio por colonizar a favor de uno u otro, es la región de Oriente que conforman Boyacá y Santanderes. Cómo votará tal electorado, a la fecha, establecerá la diferencia y quién triunfará en la primera o la segunda vuelta.
En dicho territorio se enseñorea el populismo justiciero y demagógico de Rodolfo Hernández, quien sin renunciar a participar en la primera vuelta, no ha denostado de la posible presidencia de Gustavo Petro, y, en cambio, no ha abierto todavía la “caja de Pandora” para favorecer a la figura del establecimiento reaccionario, Fico Gutiérrez, quien se viene autoproclamando candidato del sentido común dominante, es decir, el que la apuesta a la guerra para enderezar el rumbo de Colombia, y acabar con los malandros de toda laya, arriba y abajo.
La otra carta de la baraja que se jugará en los casi dos meses que faltan es la del partido liberal, y su cacique clientelista, César Gaviria, quien desenmascarado por las declaraciones de Francia Márquez puso un as rojo en la mesa en favor abierto de Fico Gutiérrez. Con esta decisión, Gaviria produjo el desprendimiento de algunos congresistas de la casa liberal,[8] una minoría significativa, y un documento que registra las coincidencias entre la reacción y el liberalismo oligárquico, cocidas ambas al programa neoliberal contra reformista.
Con tal adhesión, de otra parte, quedó probado que ni conservadores ni liberales pueden más a aspirar a ganar una elección con sus propias fuerzas. Así las cosas, la “moda” se impuso. El remedio son las coaliciones, y a contravía de quienes dicen que las diferencias ideológicas desaparecieron en todas partes, la realidad los desmiente con rotundidad. Está claro que el escenario está polarizado aquí, como lo fuera también antes en Perú, después en Honduras, y en fecha reciente, en Francia, con sus variaciones.
En las condiciones de Colombia, el candidato más opcionado se rehusa a asumir tales vestimentas. Tampoco lo hace Fico. Uno, Petro, dice que su partido es la vida, y, en mucho se parece a su mentor liberal social, Jorge E. Gaitán, quien en campaña sentenciaba que el hambre no era ni liberal ni conservadora, para posicionarse como adalid del progresismo capitalista. Mientras que Gutiérrez esgrime como fórmula la de ser el candidato del sentido común dominante, protagonizando con desenfado el gatopardismo nacional, luciendo una pinta descomplicada, de bluyin, tennis y melena al aire, con la que compite con el maestro Fajardo.
Una última carta, cada vez más poderosa, son los jóvenes votantes. Es la población que está entre los 18 y los 32 años. El repertorio de sus demandas es como sigue: educación (34%), seguridad (21%), empleo (20%), igualdad/equidad (12%) y economía (10%). Estos jóvenes le dan crédito mayor a las redes sociales, que a los consagrados mass media del pasado, que constituyen a hoy, en el mundo, y no solamente en Colombia, el principal medio de información que se consulta a gusto y con la mayor celeridad. De esa manera combaten tanto las “bodegas” como las fake news a la usanza en la última década.
La encuesta de jóvenes fue realizada por la U. Rosario. Tomó una muestra de 2010 encuestas, incluyó las capitales de departamento y 210 municipios rurales dispersos, y a la población que está entre los 18 y los 32 años. El margen de error para los municipios rurales es de 9.9%, y para las capitales de 3,6%. La encuesta se realizó entre el 7 y el 21 de abril.
En la encuesta no se atrevieron sus autores a preguntar de modo directo por los candidatos, pero, en forma indirecta se pueden hacer las siguientes inferencias. El 63% voto la consulta interpartidista, el 26%, no. El 80% señaló que votará en la primera vuelta por el candidato que ganó la consulta, mientras que el 48% afirma que no se siente representado por los candidatos que participarán de la primera vuelta.
Para cerrar nuestra reflexión y pronóstico indiquemos que Vanessa de la Torre, quien conduce un programa radial en Caracol, realizó un sondeo de 30.000 personas, y el resultado de preferencias fue de 60% favorable a Gustavo Petro. Y en cuanto al abanico de encuestas, la del CNC, que se realizó entre el 18 y 21 de abril, fue la más amplia en su auscultación, 4.159 casos presenciales, y 440 telefónicos, con 7 preguntas en la encuesta. Abarcó 101 municipios de todas las regiones de Colombia.
Así las cosas, el grado de credibilidad y rigor son mayores para la encuesta del CNC. El resultado fue para la primera vuelta: Petro, 38%, Gutiérrez, 23,8%, Rodolfo Hernández, 9,6%. Y para la segunda vuelta, Petro obtendría 44,8%, mientras que Gutiérrez 36,9.
Entonces, a la fecha es posible uno, vaticinar que el ganador en la primera vuelta será Gustavo Petro, mientras que en la segunda ninguna de las encuestas registra que alguno de los competidores alcanza el 50% más 1 de las preferencias, pero en el caso del CNC si establece para la primera vuelta que hay el siguiente margen: voto en blanco, 7,6%, y NR/NS: 8,8%, es decir, 16, 4 % que podrán ser sumados a partir de la tercera semana del mes de abril.
Con lo anterior, y dichos indicadores, anticipo que es altamente probable el triunfo de Gustavo Petro, en la primera vuelta, pasando de 44,8 % al 52%. En todo caso, de ser la segunda vuelta el voto finish, la victoria de Petro se incrementará hasta el 55%, capitalizando la mayoría del voto en blanco y parte del porcentaje de los que no responden.
En cualquier caso, son vaticinios, y están las encuestas a la vista que registran los momentos a los que corresponden, y serán las votaciones las que digan la verdad de las preferencias de mujeres, jóvenes y pobres que esta vez le darán la carta de triunfo a la oposición política, cuyo primer estartazo estuvo marcado por la participación en el llamado “estallido social”. Este, venía precedido por una significativa serie de hitos donde jóvenes, mujeres y pobrería mostraron que el sentido común dominante había mutado, y que el tránsito de la paz neoliberal a la paz subalterna marchaba rompiendo todas las talanqueras puestas por el bloque de la guerra.
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[1] La expresión hegemonía es de cuño gramsciano-leninista. Corresponde al aspecto, la función política de dirección, consentimiento, persuasión; y prueba en la praxis la potencia creadora, productiva de la política, que no es ni puede ser reducida a la función de dominio, coerción o violencia. En últimas, según el propio Gramsci, el entendimiento complejo de la política hace parte de la cosecha intelectual y práxica de Nicolás de Maquiavelo, quien en De Principatibus la metaforiza en forma plástica a la política con la figura del Centauro, el ser mítico que es animal y humano al mismo tiempo.
[2] La otra se le atribuye al dictador, el pacificador de la Violencia, el general Gustavo Rojas Pinilla. En esta tuvo participación el notable científico social, y activista socialista, Antonio García Nossa, por lo que fue censurado a lo largo de su vida.
[3] El líder incontestado del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, alega hasta hoy, la traición del presidente de la paz negociada, Juan Manuel Santos, quien supuestamente engañó al gran elector de entonces. En lugar de someter a las Farc-Ep, vendió la pretendida victoria militar, que no política, sobre la insurgencia subalterna.
[4] Esta coalición permitida por la ley electoral, y reforzada luego por el Estatuto de la Oposición, Ley 1908 de 9 de julio de 2018. La Alianza Verde obtuvo los segundos mejores resultados en las elecciones para Congreso del 11 de marzo de 2018, obrando como fuerza de oposición moderada.
[5] Jennifer Pedraza, la líder estudiantil de ACREES, quien fue una caracterizada interlocutora en aquella lucha, tres años después, en la elección de Congreso de 2022, fue elegida representante a la cámara por Bogotá, en su condición de candidata del partido Dignidad, el nombre que adoptó el MOIR luego de separarse del PDA, y asumir una nueva identidad política en interlocución con nuevas fuerzas gremiales y políticas de la burguesía agro-industrial y la pequeña burguesía urbana de las ciudades intermedias.
[6] En los Cuadernos de la cárcel (1929-1935), Antonio Gramsci escribe un conjunto de notas que responden a cómo los grupos y clases subalternas, objeto de dominación, explotación, subordinación y opresión se sacuden de éstas, y conquistan de modo progresivo la autonomía política, a través de la lucha contra hegemónica que libran contra el bloque de poder dominante en una determinada formación social estatal nacional. Esta situación prueba cuál es la relevancia de la función intelectual que hace posible la catarsis que posibilita el paso de la infraestructura económica-social a las superestructuras complejas. Para transformar en sus luchas democráticas el sentido común de los subalternos sujetos a la dominación del bloque oligárquico para referirla en el caso colombiano.
[7] Es lo informado en el estudio que divulgó en parte el analista León Valencia, el pasado 28 de abril de 2022.
[8] Luis Fernando Velasco, Guillermo García, Julián Bedoya, senadores; y los representantes Andrés Calle, Juan Carlos Losada y José Luis Correa, quien es uno de los dos jefes de debate de Gustavo Petro.
Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD, Director Grupo Presidencialismo y participación, Minciencias/Unijus, UNAL, Presidente IGS-Colombia, Director Revista Pensamiento de Ruptura.
Foto tomada de: RCN Radio
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