Según la encuesta de CNC, aplicada a 1200 potenciales electores en 43 municipios, por primera vez en toda la campaña el candidato del Pacto Histórico no aparece en el primer lugar en las preferencias electorales de los colombianos puesto que un 41% de los encuestados afirmó que votaría por el ingeniero, mientras que un 39% lo haría por Gustavo Petro. Habida cuenta de un margen de error de 2.8%, los dos puntos de diferencia están en la franja del empate técnico, lo que augura un enfrentamiento muy duro si el resultado se mantiene.
De acuerdo con esta primera encuesta, Petro se mantiene en intención de voto en un porcentaje muy parecido al que obtuvo en la primera vuelta, lo que indica que cuenta con un electorado fiel que ya tiene clara su elección. Sorprende, por el contrario, la rápida subida en intención de voto de Rodolfo Hernández, quien ahora ocupa el primer lugar entre los encuestados, puesto que el resultado que obtuvo en la primera vuelta se situó alrededor del 28% de los votos depositados en las urnas.
Antes de especular acerca de lo que puede pasar de aquí al próximo 19 de junio cuando se lleve a cabo la segunda vuelta para elegir al nuevo presidente de la República conviene hacer algunas precisiones que pueden ayudar a la comprensión de lo que ocurre en el panorama político actual.
En primer lugar, es claro que el resultado de la primera vuelta fue un durísimo golpe para la clase política y los partidos tradicionales que ahora están llamados a decidir a qué candidato respaldarán, a pesar de que ambos han sido críticos de las élites políticas y se han presentado como alejados de las maquinarias que apoyaron a Federico Gutiérrez, el aspirante de la coalición de derecha que quedó tercero con el 24% de los votos en la primera vuelta, víctima de un voto de castigo a un gobierno desgastado, desprestigiado e identificado con el nepotismo y la corrupción.
En segundo lugar, es evidente que el uribismo perdió, pero no puede decirse que haya desaparecido. El Centro Democrático no logró tener candidato propio, y como lo ha recordado La Silla Vacía, esta vez el expresidente Uribe no fue el eje de la campaña electoral. En realidad, el resultado de las elecciones lo que evidencia es el hartazgo del electorado con el impopular gobierno de Iván Duque y el deterioro de los indicadores socioeconómicos. Los datos macroeconómicos son positivos, pero casi la mitad de los colombianos tiene hambre, lo que es una clara muestra de la creciente concentración del ingreso y del marginamiento de amplios grupos poblacionales. Federico Gutiérrez no convenció por ser visto como el representante del continuismo.
Rodolfo Hernández ha afirmado que no necesita a la estructura clientelista para ganar, pero ello no ha impedido que la derecha se de por vencida y trate de subirse a la caravana del ingeniero Hernández así este no lo esté pidiendo. De hecho, a Gutiérrez no le tomó más que unas horas para volcar su apoyo a Hernández en el discurso en que reconoció su derrota. Su adhesión fue la primera seguida de otras de figuras destacadas del uribismo y la derecha que se ponen del lado que sea con tal de evitar que Petro sea presidente para no verse alejados del poder que han controlado durante años.
Conocidos los resultados de la primera vuelta de la elección presidencial y de la primera encuesta realizada después de los comicios, lo que se pregunta la sociedad es qué sucederá en a partir de ahora, en una situación inédita marcada por la derrota del candidato del establecimiento en la contienda presidencial y la presencia de dos críticos del sistema que aseguran luchar contra el orden restablecido.
La presencia de Rodolfo Hernández y su alto nivel de favorabilidad marcan un hito en la contienda electoral a la vez que abren las puertas a una nueva campaña y a un cambio de estrategias orientadas a posiciones moderadas para alcanzar los votos que aseguren la presidencia.
Los diarios han dado a conocer que Gustavo Petro buscará un mayor contacto con la población sin manifestaciones en plaza pública mientras que Rodolfo Hernández solamente asistirá a debates en los que pueda explicar sus propuestas. De ser así, conviene que Petro sea más conciso en sus declaraciones y que Hernández sea más explícito cuando exponga las grandes líneas de su plan de gobierno.
En cuanto a los destinatarios de las acciones que emprendan los candidatos, es importante no perder de vista que, según la encuesta del CNC, un 14% están todavía indecisos, 5% dijo que votaría en blanco y el 1% se abstendría. Tomando en cuenta esta cantera y las migraciones de votantes a un bando u otro, el resultado es todavía incierto. No todos los votantes de Federico Gutiérrez engrosarán las filas de Rodolfo Hernández porque muchos de los que votaron por el ingeniero votaron contra el establecimiento y se niegan a compartir sábanas con los uribistas. Tampoco todos los que votaron por Sergio Fajardo se unirán a Petro.
El ingeniero es un outsider que ha prometido recortar la nómina del Estado y muchos empleados cuyo ingreso depende del erario pueden sentirse amenazados; otros electores consideran que las soluciones propuestas por Hernández son demasiado vagas o utópicas. Del lado de Petro, tal como lo han explicado diversos analistas, no quedarían muchos votantes más que convencer a su favor y los votos que necesita debe buscarlos en el sector de los abstencionistas y los indecisos, el voto en blanco, los jóvenes y las mujeres.
En las elecciones presidenciales el voto de opinión tiene más juego que en las elecciones para Congreso, pero también se ha visto que, por lo general, la participación es menor. En los comicios pasados la participación fue relativamente alta si se la compara en términos históricos (54.9%) y el reto es incrementarla.
Por el momento, nada está ganado, nada está perdido, pero hay un dato insoslayable que no puede ser pasado por alto. En ciertos sectores la Petrofobia es impermeable a todo razonamiento. Además, la política es un campo de pasiones y símbolos que superan el entendimiento. En este orden de ideas, a pesar de que los candidatos que disputan hoy la presidencia de Colombia se presenten como críticos de la clase política tradicional, el enfrentamiento final será entre el establecimiento y los que explícitamente buscan un cambio.
Rubén Sánchez David, Profesor Universidad del Rosario
Foto tomada de: Diario Criterio
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