Estoy contra la crítica ideológica barata al candidato Rodolfo Hernández y contra la agresión despectiva a quienes votaron por él. Seguramente ese voto de casi seis millones de colombianos y colombianas expresa un hastío sincero frente a la corrupción y las maquinarias clientelistas de los partidos tradicionales y unas expectativas respetables frente a un candidato que les promete con una eficaz campaña publicitaria, una única y básica idea, “barrer a los corruptos y acabar con la robadera”.
Desafortunadamente, el candidato no está libre de investigaciones por sus manejos administrativos para favorecer a familiares cercanos, evidencia una gran ignorancia en el manejo del Estado y de los distintos temas de lo público, deja ver un talante irascible, agresivo e intolerante, expresa públicamente su admiración por Adolfo Hitler, hace afirmaciones cínicas acerca de cómo ha obtenido su riqueza explotando a “hombrecitos” que le pagan durante 15 años sus viviendas de 5 por 8 metros que él les vende por 100 millones de pesos, lo cual él mismo considera “un atraco”; presenta propuestas desacertadas como la de fusionar el Ministerio del Medio Ambiente con el de Cultura, y anuncia que establecerá apenas se posesione, el Estado de Conmoción Interior para aprobar una serie de decretos sin ningún control parlamentario. Se trata del retorno del “Estado de opinión” de Uribe Vélez (me puedo elegir y reelegir porque le gusto al pueblo) en una versión mucho más rústica y chabacana, que va contra cualquier aspiración a fortalecer un Estado de Derecho.
El candidato Hernández, sin propuestas sectoriales sólidas, representa un verdadero salto al vacío en la medida en que tareas colectivas estratégicas para el desarrollo de Colombia en los próximos años, como el fortalecimiento de la paz y la reconciliación, el desarrollo económico y pacífico del campo, la seguridad para la vida de los líderes sociales y ex combatientes reincorporados a la vida civil, el fortalecimiento de una educación pública gratuita, la superación de la pobreza o la reforma al sistema de salud, requieren de un buen conocimiento del Estado y sus instituciones por parte del presidente y de un equipo de altos y medios funcionarios bien formados. De lo contrario, quedaremos en manos de incompetentes, como lo hemos visto muy bien en estos cuatro años de Iván Duque, quien le ganó de lejos a los peores ex presidentes en cuanto a estándares de vanidad, mediocridad e incompetencia. El país no soportaría 4 años más de improvisación y desgobierno frente a los grandes temas nacionales.
Hernández, concentrado en su monotema de “la robadera”, y en su puesta en escena regionalista “auténtica” y “santandereana”, libre de cualquier convencionalismo, elude los debates programáticos de los candidatos, donde fácilmente quedaría en evidencia su incompetencia y su discurso moralizante contradictorio y vacío.
Esa autenticidad pueblerina que le produce votos, ese autoritarismo moral justiciero y pendenciero que se aleja de los derechos humanos y de las nuevas ciudadanías, significa también un profundo retroceso en la cultura política, al avalar la violencia, el desprecio a la ley, el machismo (con su negación vehemente de los feminicidios) y la figura del “matón de pueblo”.
Sin una bancada propia en el Congreso que respalde sus propuestas, se apoyará probablemente en los partidos tradicionales que votaron por el candidato de la derecha Federico Gutiérrez y en el uribismo que a través de sus parlamentarios María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y José Obdulio Gaviria, ya le expresaron la adhesión a su candidatura.
Creo que Colombia debe aprender de las experiencias de Donald Trump en Estados Unidos y de Jair Mesías Bolsonaro en Brasil y no favorecer la llegada de ignorantes, incompetentes y patanes al poder. Los votantes de Rodolfo deben reflexionar acerca de la persona a quien están llevando a la Presidencia de la República y sobre su responsabilidad personal en esa decisión.
Colombia necesita de la construcción de un norte como país y como sociedad y eso no lo garantiza el candidato Rodolfo Hernández pese a su retórica facilista y elemental de unidad y compromiso en la lucha contra “la robadera”.
Por las anteriores razones, votaré por Gustavo Petro en segunda vuelta, consciente de todas sus fragilidades (su arrogancia intelectual, su dificultad de trabajar en equipo, su tendencia a cazar peleas innecesarias), pero también consciente de sus virtudes: honestidad (Petro no es un desfalcador del Estado), una tradición de lucha valiente contra el paramilitarismo y las mafias de la contratación, y algo muy importante: un programa de transformaciones que comparto (implementación de la paz, desarrollo rural integral, cuidado del medio ambiente, reforma del sistema de salud, fortalecimiento de la educación pública gratuita, apuesta por la industria y la agroindustria, inversión en ciencia y tecnología e inversión social para los sectores más necesitados y afectados por la pandemia).
El discurso de Petro como supuesta versión del castrochavismo y la posible conversión de Colombia en una nueva Venezuela no me preocupan en absoluto porque es parte de la cantinela y la propaganda barata que la derecha usa en América Latina desde hace un buen tiempo para descalificar a los movimientos progresistas.
Como estudioso y crítico de la izquierda colombiana he visto sus transformaciones y puedo dar fe de que hay hoy en nuestro país dentro de las izquierdas mucha gente buena, honesta, preparada, con buena formación técnica, con amor por Colombia, demócratas que respetan las reglas de la democracia y que pueden contribuir a su profundización y hacia algo muy importante para nuestra sociedad: el respeto de la vida humana de todos y cada uno de los colombianos. Esta debe constituir una tarea central del próximo gobierno[1].
La izquierda colombiana debe tener un reconocimiento y un lugar dentro de las instituciones políticas y contribuir desde su ideario al manejo eficiente de lo público y al desarrollo del país como lo han hecho otras izquierdas en escenarios latinoamericanos y europeos.
En nuestro medio tradicionalmente excluyente, no solo exterminaron a todo un partido político de la izquierda, la Unión Patriótica (más de 4.000 militantes fueron ultimados), sino que asesinaron a jóvenes y carismáticos dirigentes como Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro León-Gómez, el primero un destacado jurista, y los dos últimos, políticos renovadores y comprometidos en el trabajo por la paz y la reconciliación. Mucho hubieran contribuido a la renovación democrática de las izquierdas si no hubieran sido asesinados en la flor de la vida por la intolerancia de las derechas homicidas confabuladas con el narcotráfico.
Para poder impulsar su política de “seguridad democrática” y neutralizar a sus críticos, el presidente Uribe (2002-2010), un extraordinario comunicador, estigmatizó sistemáticamente a la izquierda, equiparándola a lo peor de la sociedad. Al antizquierdismo y anticomunismo dominantes históricamente en la cultura política colombiana, Uribe Vélez, con una alta popularidad por su lucha exitosa frente a las Farc, sumó renovados señalamientos desde su discurso público, a dirigentes políticos de izquierda, periodistas críticos y defensores de los derechos humanos. A León Valencia y Gustavo Petro los tildó reiteradamente de “guerrilleros vestidos de civil”, mientras no tuvo ningún inconveniente para incorporar entre sus partidarios y funcionarios a ex combatientes del M-19 como Rosemberg Pabón y Everth Bustamante; y en su lógica de “estás conmigo o estás contra mí”, a periodistas como Hollman Morris y Jorge Enrique Botero, críticos de su gobierno, los llamó varias “cómplices del terrorismo”.
La izquierda colombiana hoy, si bien tiene distintas vertientes, unas más radicales y sectarias, otras más centristas y transaccionales, como suele pasar dentro de los partidos y organizaciones políticas, dista mucho de representar eso que Norbert Lechner llamara, refiriéndose a ciertas izquierdas latinoamericanas de los años 60 y 70, “la inflación ideológica”.
En la Colombia de hoy es justamente la derecha, con su invocación del “castrochavismo”, de la supuesta entrega del país a las Farc y a Cuba por Juan Manuel Santos, con su desconocimiento deliberado del derecho a la protesta, con su negacionismo del conflicto armado y su visión sectaria y mezquina de la paz, con su negativa al diálogo y su represión asesina de la protesta juvenil pospandemia durante el Paro Nacional del 28 de abril de 2021, el sujeto por excelencia del maximalismo ideológico[2].
El proyecto uribista ha sido castigado en las elecciones parlamentarias y derrotado estruendosamente en la primera vuelta presidencial del 29 de mayo, y la izquierda y la centro izquierda han obtenido una histórica votación que puede permitirles, a través de una buena gestión, la posibilidad de revertir esta cultura política tradicionalmente estigmatizante y descalificatoria de la izquierda.
El uribismo corrupto, favorecedor de mafias, hostil a la paz, indiferente ante las masacres y asesinatos de líderes sociales y ambientales, irrespetuoso de los derechos humanos, que bajo Iván Duque capturó todas las instituciones de control subordinándolas al Ejecutivo, ahora aspira nuevamente a gobernar, por interpuesta persona, a través de Rodolfo Hernández, derechista y autoritario mal camuflado en la figura publicitaria de un político supuestamente independiente.
Por todas estas razones considero que es la propuesta de Petro, de centro izquierda y con ciertos matices y valores liberales y pluralistas, de defensa y fortalecimiento del Estado de Derecho y de la Constitución de 1991, la que puede conducir al país a salir de su actual encrucijada y comenzar una senda de democratización y reconciliación social.
No va a ser fácil en buena medida porque de ser elegido presidente, Gustavo Petro va a tener que enfrentar el embate de una derecha política, militar y empresarial intransigente que lo odia y que intentará desestabilizar su gobierno y torpedear sus proyectos y decisiones, a través de múltiples recursos, entre ellos los de la violencia física. Esa historia ya la vivimos en su paso por la alcaldía de Bogotá con la destitución de Petro y el intento de inhabilitarlo por 12 años que llevó a cabo el Procurador ultraconservador Alejandro Ordóñez.
Mucho tendrá que hacer Petro presidente para construir sólidos consensos, para armar equipos administrativos competentes y para mantener un pragmatismo y un piso de realidad que pueda moderar y aterrizar sus propuestas frecuentemente maximalistas.
Fortalecer el Estado en salud y justicia, es también generar una nueva burocracia que si bien es legítimo que promueva el acceso al poder de nuevos grupos sociales tradicionalmente excluidos, debería ser por sobre todo, un esfuerzo deliberado de creación de un funcionariado o burocracia de nuevo tipo, claramente imbuido de una lógica de servicio a la gente y del cuidado a los usuarios y a la sociedad.
Los retos para un gobierno de Gustavo Petro no son menores pero son estratégicos para pensar en una Colombia distinta al país violento, mafioso y corrupto enquistado hoy en el poder. A esa propuesta de país me sumo y le daré mi voto este 19 de junio de 2022.
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[1] Ver Fabio López de la Roche, “Reconocimientos y transformaciones en las culturas políticas de la izquierda”, en Mauricio García Villegas (editor), Cómo mejorar a Colombia. 25 ideas para reparar el futuro, IEPRI – Planeta, Bogotá, 2019.
[2] Esa “inflación ideológica” de la ultra derecha colombiana rayana en la irrealidad y el delirio, puede verse (literalmente) en mi ensayo fotográfico “Posverdad, ideología y odio en la movilización del Centro Democrático del I de abril de 2017 contra el presidente Santos y el proceso de paz: análisis del registro fotográfico del evento”, en Sergio Roncallo-Dow, Juan David Cárdenas Ruiz y Juan Carlos Gómez Giraldo -Editores Académicos-, Nosotros, Colombia… Comunicación, paz y (pos) conflicto, Universidad de La Sabana, Chía, 2019.
Fabio López de la Roche, Historiador. Analista cultural y de cultura política. Ph.D en Literatura y Estudios Culturales Universidad de Pittsburgh. Director entre 2014 y 2018 del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI de la Universidad Nacional de Colombia, donde es Profesor Asociado.
Foto tomada de: Semana.com
Óscar Manuel Urrego says
Excelente reflexión sobre una situación política que, desde la óptica académica y también desde la experiencia en las luchas sociales de múltiples colectivos y gremios, se considera propicia para haya un cambio protagonizado por el Pacto Histórico y su candidato Petro.
No obstante, se corre riesgo que un pueblo, escasamente educado, corra a elegir la última carta que le queda al uribismo, es decir, la Rodolfoneta mal hablada, autoritaria e irrespetuosa de la ley.
Razones sobran y nos sintonizamos contigo estimador Dr Fabio, por eso votaremos Pactó Histórico. Petro presidente
Guillermo Calvo Mahé says
Excelente y bien pensado articulo, como siempre son los de Fabio Lopez de la Roche. Pesar que no lo podemos convencer lanzarse directamente a lao politico. Hombres como el lo necesitamos en la vida publica.
William de Jesús Escalante Restrepo says
Mi estimado Maestro Fabio, gracias por tan rigurosa y a la vez afable disertación aclaratoria entre las dos posiciones políticas que enfrentan los candidatos a seguir en esta segunda vuelta democrática de nuestra eximia democracia, como usted mismo no lo ha hecho saber, aclara las posiciones y la escogencia está a nuestra diestra o siniestra, un abrazo desde esta página, abierta llamada la otra bella Colombia. Y tenga la plena seguridad que este ejercicio del voto de nosotros sus ex alumnos y los seres que tenemos a nuestro alcance, no sólo para convencer, sino para aclarar y compartir con conciencia electoral, ya sabemos cuál es la posición que conviene a nuestra precaria democracia. Un abrazo.
Issy Paola Tobías Pico says
Con su discurso nos dejó claro, que nos espera si votamos, por alguien equivocado y nos aclaro las ventajas que tiene la otra propuesta. Gracias profe. Por un mejor país.🙏❤️💯
Eduardo Rosero Pantoja says
Excelente artículo. Abarca todos los aspectos que nos conciernen de la vida nacional, con profundidad y sapiencia. Un escrito que nos deja una sola opción racional: votar por Petro. Felicitaciones.
Bertha Lucía says
Un análisis muy completo de los candidatos a la Presidencia y de la realidad política y social de nuestra amada Colombia. Petro va a ganar y realizará con su equipo de trabajo un mejor sociedad colombiana.
Bertha Lucía says
Quiero agregar que el título de este articulo no es coherente con lo que escriben.
Dar a entender que se debe apoyar al ingeniero con el voto.
De ninguna manera.
Edilma Cubillos says
Excelente resumen de la situación política del país. Elegir un payaso ignorante en lo que es gobernar una nación, es dejar que sigan Uribe, Gaviria, Pastrana, Vargas lleras, robando al país, como si fuera su finca.
Guido Solarte says
Me parece un equilibrado analisis de la situacion politica del pais. Hacer estas lecturas nos coloca en mejores espacios de la realidad colombiana y de la crisis gubernamental donde los que siguen perdiendo son las clases marginadas, la pequeña y mediana empresa. Lo preocupante es la miseria encarnada en la ignorancia del señor Rodolfo y de la ceguedad de sus seguidores que en ultimas son una base social que necesita urgente educacion y formacion academica en todos los sectores. Asi mismo desde la otra orilla los jovenes reclaman ansiosos lo mismo un pico mas concientes de sus necesidades y carencias.
Gracias por el escrito.
José Francisco Padilla M. says
Excelente razonamiento del historiador Fabio López. Permite la conscientizacion y reflexión sobre la controversia política actual en nuestra querida Colombia. Muchas gracias, felicitaciones.
Ana julia Castrillon camayo says
Brillante…como de su pluma maestro.
Edgar Rodríguez says
Fabio excelente análisis de la coyuntura electoral colombiana actual. Se evidencia en lo escrito un gran rigor y seriedad intelectual e investigativo. Muchas gracias. Buena herramienta analítica para difundir.
Julián says
Saludos Fabio: todo a tu nivel! Agradecer tu valiosa análisis y razones de tu Voto!
Razones q comparto en fondo y forma !
Petro es un nuevo proyecto de vida una propuesta x el cambio de mentalidad y reorganización de una suciedad q nos dejó la derecha totalmente roto el tejido social !
Abrazo fraternal y justo en el tren de regreso a Gotemburgo desde Estocolmo donde hemos depositado x 2 vez el Voto por el demócrata grande : Petro!!! Julián .