A mediados del siglo pasado, Occidente se había reducido tanto que un conjunto de países recién independizados tomó la decisión de no alinearse ni con Occidente ni con el bloque que había surgido como su rival, el bloque soviético. Así, de 1955 a 1961, se creó el Movimiento de Países No Alineados. Con el fin del bloque soviético en 1991, Occidente pareció atravesar un periodo de entusiasta expansión. Fue el tiempo de Gorbachov y su deseo de que Rusia pasara a formar parte de la “casa común” de Europa, con el apoyo del presidente Bush padre, un deseo reafirmado por Putin cuando asumió el poder. Fue un periodo histórico corto, y los acontecimientos recientes muestran que, sin embargo, el “tamaño” de Occidente ha sufrido una drástica contracción. A raíz de la guerra de Ucrania, Occidente, por iniciativa propia, decidió que solo serían occidentales quienes aplicaran sanciones a Rusia. Actualmente son alrededor del 21% de los países miembros de la ONU, que es menos del 15% de la población mundial. Si continúa por este camino, Occidente podría incluso desaparecer. Surgen varias preguntas.
En la etapa actual, las manifestaciones de debilidad son paralelas a las de la fuerza, lo que vuelve el análisis muy difícil. Dos ejemplos en contraste. Estados Unidos es la mayor potencia militar mundial (aunque no ha ganado ninguna guerra desde 1945), con bases militares en, al menos, 80 países. Un caso extremo de dominación es su presencia en Ghana donde, por acuerdos establecidos en 2018, Estados Unidos utiliza el aeropuerto de Acra sin ningún tipo de control o inspección, los soldados estadounidenses ni siquiera necesitan pasaporte para entrar en el país y gozan de inmunidad extraterritorial, es decir, si cometieran algún crimen, por grave que sea, no pueden ser juzgados por los tribunales de Ghana. Por el contrario, las miles de sanciones a Rusia están, por ahora, haciendo más daño en el mundo occidental que en el espacio geopolítico que Occidente está construyendo como no occidental. Las monedas de los que parecen estar ganando la guerra son las que están más devaluadas. La inflación y la recesión que se avecina llevan al CEO de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, a decir que se aproxima un huracán.
¿Es la contracción una pérdida de cohesión interna? La contracción en realidad puede significar más cohesión, y esto es claramente visible. El liderazgo de la Unión Europea, es decir, la Comisión, ha estado en los últimos veinte años mucho más alineado con los Estados Unidos que los países que forman la Unión. Se vio con el giro neoliberal y el apoyo entusiasta a la invasión de Irak por parte de Durão Barroso y lo vemos ahora con Ursula von der Leyen transformada en subsecretaria de defensa de Estados Unidos. Lo cierto es que esta cohesión, si es eficaz en la producción de políticas, puede ser desastrosa en la gestión de sus consecuencias. Europa es un espacio geopolítico que desde el siglo XVI vive de los recursos de otros países que directa o indirectamente domina y a los que impone un intercambio desigual. Nada de esto es posible cuando el socio es Estados Unidos o sus aliados. Además, la cohesión está hecha de incoherencias: al fin y al cabo, ¿Rusia es el país con un PIB inferior al de muchos países europeos, o es una potencia que quiere invadir Europa, una amenaza global que solo se puede frenar con una inversión que ya ronda los 10 mil millones de dólares en armas y seguridad por parte de Estados Unidos en un país lejano del cual quedará poco si la guerra continúa por mucho tiempo?
¿La contracción ocurre por razones internas o externas? La literatura sobre la decadencia y el fin de los imperios muestra que, salvo casos excepcionales en los que los imperios son destruidos por fuerzas externas –como los imperios azteca e inca con la llegada de los conquistadores españoles–, generalmente dominan los factores internos, aunque el declive pueda ser precipitado por factores externos. Es difícil desentrañar lo interno de lo externo, y la identificación específica es siempre más ideológica que otra cosa. Por ejemplo, en 1964 el conocido filósofo conservador estadounidense James Burnham publicó un libro titulado El suicidio de Occidente. Según él, el liberalismo, entonces dominante en Estados Unidos, fue la ideología de este declive. Para los liberales de la época, el liberalismo era, por el contrario, la ideología que permitiría una nueva hegemonía mundial a Occidente, más pacífica y más justa. Hoy, el liberalismo murió en Estados Unidos (domina el neoliberalismo, que es su opuesto) e incluso los conservadores de la vieja guardia han sido totalmente superados por los neoconservadores. Es por eso que Henry Kissinger (para muchos, un criminal de guerra) incomodó a los prosélitos antirrusos al pedir conversaciones de paz en Davos. Sea como fuere, la guerra de Ucrania es el gran acelerador de la contracción de Occidente. Está surgiendo una nueva generación de países no alineados, de hecho alineados con la potencia que Occidente quiere aislar: China. Los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái, el Foro Económico Euroasiático son, entre otras, las nuevas caras de no-Occidente.
¿Qué viene después? No lo sabemos. Tan difícil es imaginar Occidente como un espacio subalterno en el contexto mundial como imaginarlo en una relación igualitaria y pacífica con otros espacios geopolíticos. Sólo sabemos que para quienes gobiernan Occidente cualquiera de estas hipótesis es imposible o, si cabe, apocalíptica. Por ello se han multiplicado las reuniones en los últimos meses, desde el Foro Económico de Davos (mayo) hasta la más reciente reunión del grupo Bilderberg (junio). En esta última, de los 14 temas, siete tuvieron que ver directamente con los rivales de Occidente. Descubriremos lo que discutieron y decidieron siguiendo de cerca las portadas de The Economist durante los próximos meses.
BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS
Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez
Fuente: https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2022/06/30/la-contraccion-de-occidente/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4×15-t1;mm=mobile-big
Foto tomada de: https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2022/06/30/la-contraccion-de-occidente/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4×15-t1;mm=mobile-big
Miguel Ángel Herrera zgaib says
¿Entons qué?, ¿cómo es la movida?
Bonaventura hace una historia sobre Occidente y arranca desde el siglo XVI. La contracción que no es necesariamente decadencia fija como parámetro a lo que pasó con las grandes revoluciones socialistas rusa y china, y los movimientos anticolonialistas. Llega al desenlace de la II Guerra Mundial y el ascenso de EUA y en menor medida URSS, hasta su caída en 1991.
Boave emplea a veces las expresiones: hegemonía occidental y mete en el costal a Rusia (Unión Sovietica), pero no recuerda el debate y lectura de Oriente y Occidente. En cambio, Gramsci, parte de la intelectualidad de la Internacional III, sí.
Más aún, explica esa división para entender por qué Rusia (Oriente) vive la experiencia de una revolución socialista triunfante, mientras que las demás fracasan hasta la revolución china que, por supuesto, él no vio, porque sólo vivió hasta abril de 1937. Pero, en cambio,,sí supo del fracaso de la insurrección en Shangai, parte de Oriente.
Boave habla también de “ subalternos” para referirse, en últimas a estados vasallos. No los llamó así Gramsci en los Quaderni, pero sí habló, en cambio de dependientes y periféricos, y de sistemas hegemónicos y de hegemonías internacionales. No fue el suyo el tiempo actual de la globalización, al menos desde 1973.
Dicho lo cual, hoy, qué tenemos? Un nuevo episodio de la guerra fría? O la contracción catastrófica de la posguerra fría, y en esos términos la decadencia de un nuevo imperio que no es el calco del Romano?
Al respecto, aquí, Boave no distingue entre imperio, a lo Negri&Hardt, y nuevo imperialismo al modo del geógrafo David Harvey, y la acumulación por desposesión. Pero, sí parece abrazar la causa del imperialismo europeo con diferentes nombres, hasta que EUA tomó la posta con su triunfo desde 1945, y siguió sin ganar ninguna guerra, presidiendo, en todo caso, la guerra de tronos, mientras los “reinos del sur” se fortalecen con China a la cabeza de las Brics, y se preparan para el asalto. Pero, qué? China es oriente, y encauza otra revolución de alcance global y junta aliados, entre el restante 85% de miembros de la ONU?