Dentro de los tres ejes del nuevo gobierno, como son la defensa de la paz, la justicia social y la justicia ambiental, se reclama por parte de la comunidad, políticas de redistribución equitativa, un compromiso con la protección de la vida y la defensa de los derechos humanos, con la oportunidad de edificar un presente y dar forma a un futuro de Colombia como una potencia de la vida.
Este reto manifiesto en el acto de posesión, donde política y sociológicamente se “demostró” que es posible lograr direccionar una sociedad construida colectivamente sobre la base del respeto, el reconocimiento de las diferencias, de la inclusión de sus voces para superar la exclusión social (de género, raza, etnia) y sentar las bases para una sociedad solidaria con las personas vulnerables y pobres que supera el 60% de la población colombiana, deberá cristalizarse en este primer año de gobierno.
Con base en lo anterior, este columnista diseñó una encuesta para medir la percepción de un grupo heterogéneo de personas, realizando un muestreo intencionado no probabilístico con 88 personas vía WhatsApp, formulando las siguientes preguntas abiertas realizadas el mismo domingo 7 de agosto, posterior al acto:
- ¿Qué significado tiene para usted la posesión del nuevo gobierno?;
- ¿Qué hechos le llamaron la atención en la instalación del nuevo gobierno?;
- ¿Cuáles son para usted los cinco (5) mayores retos de este gobierno?;
- ¿Cuáles son los cinco (5) obstáculos que debe enfrentar este gobierno para cumplir su programa de gobierno?
Con relación a la primera pregunta, en 18 respuestas se incluye la palabra “cambio”, es decir el 60%, de los consultados, se refieren a una transición democrática, un cambio histórico que incluye reformas para lograr la justicia social y la equidad; transformaciones para romper un regimen de privilegios y contribuir en la generación de oportunidades para todas(os). En 8 (26%) respuestas se incluye la palabra “esperanza”, para referirse a una “transformación hacia un mejor país para mis hijos y nuevas generaciones”, al deseo prometido de un nuevo sistema político democrático e incluyente; a los anhelos de avanzar y crecer como país y, al llamado para que Colombia sea fuerte, justa y unida en estos momentos en que los desafíos y retos como nación exigen consensos básicos.
Estos son los hechos que más llamaron la atención en la instalación del nuevo gobierno: El 33%, es decir, en 10 respuestas resalta la participación de diversos y diferentes sectores de la sociedad colombiana, afrodescendientes, indígenas, sindicalistas, mujeres, jóvenes, niños, educadores, religiosos, políticos, venidos de todos los territorios del país; sus expresiones culturales, la música, danza, baile, el colorido de sus vestimentas generaron un ambiente festivo, alegre e incluyente para todos los sectores de la sociedad colombiana; la alusión presidencial a la líderesa barrendera de Medellín; al campesino de Anserma Caldas, al pescador y a la lideresa afro; símbolos de la inclusión, la igualdad y la posibilidad de construir una cultura democrática donde se pueda disentir. Constituyeron un cambio de estilo y un rompimiento con las anteriores posesiones presidenciales marcadas por su carácter elitista y de exclusión.
El 30% de los consultados, le dio suma importancia a la orden que el jefe de Estado en ejercicio y en nombre del constituyente primario, dio a la “Casa de Armas”, de traer la espada del Libertador Simón Bolívar, para continuar con la toma de juramento de la vicepresidente Francia Márquez y seguir con la ceremonia. El presidente demostró temperamento y firmeza al solicitar la espada, símbolo de libertad e igualdad y profesó respeto y acatamiento al Estado social de derecho; le cambio el estilo a los actos protocolarios desde que una hija del inmolado líder del M19 junto al presidente del Senado de la Republica le impusiera la banda presidencial; al igual que, darle la mano a cada comandante de las fuerza pública (Fuerza aérea, naval, ejército y policía) después de su reconocimiento como comandante en jefe, hecho inédito y cargado de un alto simbolismo para la reconciliación de la sociedad colombiana.
Ahora, miremos los mayores retos que debe enfrentar este gobierno, de acuerdo a los (as) ciudadanos (as) consultados:
1.La corrupción. 2. La paz. 3. Reforma a la salud. 4. Reforma educativa. 5.Política de drogas. 6.Protección del medio ambiente. 7.Reforma tributaria. 8. Reforma rural.
El mayor sentir de las personas consultadas está relacionada con la corrupción, es decir, la apropiación de los recursos públicos, el tráfico de influencias, el nepotismo, el desfalco, el encubrimiento, malversación, el soborno a servidores públicos, sanciones o resoluciones injustas, legislar y emitir sentencia en provecho propio, entre otros; el segundo reto se refiere al cumplimiento de los acuerdos de La Habana y a la necesidad de iniciar proceso de negociación con los actores al margen de la ley, parar los asesinatos, masacres y desapariciones de lideres sociales; la reforma a la salud para garantizar el goce efectivo de este derecho y erradicar la concepción mercantilista de la prestación de los servicios de salud. La reforma educativa para garantizar el acceso de forma gratuita y de calidad; definición de una política pública para el tratamiento de las drogas como una problemática de salud pública; la protección del medio ambiente para garantizar la vida de las generaciones futuras y la definición de una política de energías renovables. Otros de los retos, la reforma tributaria progresiva fundamentada en el principio, que el que tenga más pague más, es decir, los que generen mayor rentabilidad en sus negocios, los que tengan mayores patrimonios e ingresos tributen más y, la reforma rural que implica la democratización de la propiedad de la tierra para ponerla a producir y hacer del campo un multiplicador económico, generador de riqueza a partir de la producción de alimentos, por ejemplo.
Para terminar, los cinco (5) obstáculos que debe enfrentar este gobierno para cumplir con su programa, son:
La primera limitación está relacionada con la economía del país, por el incremento de la deuda externa, el déficit fiscal, la devaluación del peso, la contratación exorbitante que a última hora firmó el anterior gobierno, dejando “la olla raspada”, las restricciones económicas, los intereses de empresas mineras y de empresas internacionales y su baja tributación al erario público, la desconfianza y oposición de algunos sectores de la economía. El segundo obstáculo, está vinculado al regimen político, fundamentalmente con el partido Centro Democrático y la radicalización de ciertos sectores de la derecha que ven en riesgo sus privilegios y negocios económicos, de igual manera, la práctica arraigada de presión y chantaje politiquero para aprobar una ley que podría poner en jaque el Frente Amplio (Alianzas y acuerdo electorales) y al Pacto Histórico como sujeto político de la transformación democrática de la sociedad y, la falta de compromiso de las élites tradicionales con los cambios que son urgentes para la sociedad colombiana.
Como tercera dificultad, los grupos ilegales y el narcotráfico, que continúan en una guerra fratricida por el control de la población, del territorio y sus recursos generando violencia en las zonas rurales; actores que se convierten en verdaderos impedimentos para una efectiva gobernanza; el cuarto, el rol de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales, que desde una oposición férrea y a través de una matriz mediática de “desinformación”, generan resistencia al cambio, “no puede morir lo que no ha nacido”, por ejemplo, desinformando sobre los costos del evento de posesión presidencial, el cual estaba a cargo del gobierno saliente (Decreto 770 de 1982, “Por el cual se expide el Reglamento de Protocolo y Ceremonial de la Presidencia de la República.”) o el caso de la reforma pensional. El quinto, está relacionado con los siguientes factores, el contexto internacional de incertidumbre económica (posible recesión económica mundial), los tratados de libre comercio, las relaciones con Venezuela y E.E.U.U que pueden afectar la gobernabilidad; la resistencia al cambio, a las nuevas formas de gobernar y a la apatía de algunos sectores de la sociedad a un gobierno que representa a la población históricamente excluida.
Llama la atención la poca referencia al decálogo de gobierno y compromisos que leyó el presidente ante el poder legislativo y al pueblo, que constituye la hoja de ruta o agenda de su mandato, 2022 – 2026, quizás por las emociones que suscitaban la diversidad de colores y la tonalidad de las voces que anunciaban con emotividad una nueva forma de gobernar de puertas abiertas, incluyente y que busca reformar la participación en la toma de decisiones, dar la garantía a la ciudadanía de sugerir y participar en la formulación y ejecución de políticas públicas que hagan posible la transformación de las características de esta sociedad elitista, racista, excluyente y antidemocrática; en términos del maestro Luis Jorge Garay, “Cambiar esa economía y sociología política de la exclusión para transitar hacia una sociedad incluyente”, para que nadie se quede atrás.
Luis Angel Echeverri Isaza, Trabajador Social, MG en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos.
Foto tomada de: El País Cali
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