Este último apunte en cuanto aporte al pensamiento crítico transformador, merece ser profundizado en otro artículo, pues hay que ponerlo en dialogo creador, con los logros que al respecto de la mencionada búsqueda, reivindican las direcciones políticas de algunos procesos del cambio histórico, como lo hace por ejemplo el partido único revolucionario en China, el cual anuncia que para el año 2049, año del centenario de la República Popular, la sociedad de 1.400 millones de personas habrá cubierto todas las necesidades básicas para reproducir la vida, y a partir de ahí se proclamaría la construcción de una sociedad socialista bajo las características chinas. También el partido único comunista que orienta a Cuba considera que, en el año 2059, año del centenario de su revolución, caracterizada como socialista, el país habrá avanzado de manera significativa en el cambio histórico, junto a otros países del mundo.
Las búsquedas avanzadas de los partidos comunistas chino y cubano y la que Petro prefigura como alternativa de democracia profunda participativa, requieren cumplir por lo menos con dos cuestiones esenciales interrelacionadas, para sostenerse, en la dinámica de un proceso abierto en el presente siglo. Proceso que de ninguna manera ha marcado el fin de la historia en los linderos de la economía de las ganancias repartidas o no con rostro humano y su democracia liberal representativa. Las dos cuestiones son:
1. Avanzar en la superación de la reproducción metabólica del capital y sus determinaciones milenarias que atraviesan todas las dimensiones de los procesos de cambio: La economía de la ganancia (crematística), el poder, la conciencia, la división social del trabajo y estructura jerárquica, el control y distribución de los excedentes y la satisfacción de necesidades humanas. Esta reproducción metabólica ya se engulló a la Unión soviética y al llamado campo socialista europeo, que se proponían erigirse según sus partidos dirigentes como ejemplos de superación de la forma histórica del capitalismo, sin tener en cuenta la necesidad de superar todas las determinaciones de la época del capital y no sólo algunas.
2. Elaborar y poner en práctica una teoría de la transición en la construcción del cambio histórico, proceso que debe enunciar con precisión desde su dirección y la comprensión de sus bases sociales, cuáles son las determinaciones milenarias a superar y cuales las nuevas a establecer. Por ejemplo, la nueva toma de decisiones esenciales del país por parte de la mayoría de su población.
Abordar en profundidad semejantes cuestiones requiere otro espacio. Por ahora aquí, retomaremos los significados de capital, capitalismo y capitalismo de rostro humano, expresiones categóricas muy vinculadas con el desarrollo consciente de la propuesta en curso del cambio histórico de Petro y la dinámica del movimiento del Pacto Histórico que lo promueve.
El Capital.
El capital es milenario, tiene su prehistoria, configura la segunda gran época de la historia de las sociedades y la humanidad. La primera gran época fue la de las sociedades originarias sin dinero y sin aparato de Estado y la tercera está en prefiguración y muestra algunos intentos como el soviético por avanzar en ella. Se transita en su realización desde distintos enfoques de cambio histórico o de cambio epocal, y dentro de estos, algunos dicen que la marcha de las sociedades es abierta y no cabe en el marco de una tercera época prefigurada.
La época del capital que según algunos historiadores empezó a fraguarse en una parte del planeta, durante la llamada primera gran transición iniciada hace menos de 5 mil años con la conversión de los primeros excedentes de la producción en el dinero proveniente de la distribución en los primeros mercados de los frutos del trabajo productivo. Con este proceso se establecieron en la historia las primeras personificaciones acumuladoras de dinero, separadas del trabajo productivo, y puntales de la primera gran división social del trabajo con su estructura jerárquica y la apropiación por minorías de la toma de decisiones esenciales de la vida. Este proceso parió al sujeto social de los comerciantes acumuladores y reproductores del dinero, los guerreros cuidadores de sus mercancías y las comunidades productoras excluidas de las decisiones esenciales económicas y políticas. Crecieron pues en la segunda época los aparatos de poder político, los manejadores de las decisiones esenciales de la vida y de las ideas que justifican la reproducción de un tipo de economía dirigida a la obtención de ganancias (la crematística).
La esencia económica del sistema de la segunda gran Época o del capital, es la que crítica Marx en su gran obra, Das Kapital, y en la cual propone para su comprensión la categoría esencial de la plusvalía, cuyas formas y masas vienen acumulándose como dinero desde que éste irrumpió en el mundo. Marx no crítica en su obra al capitalismo, por eso no escribió Der Kapitalismus. Semejante acumulación desde la prehistoria del capital, hasta la forma actual, según lo cita Mészáros[1], en su obra la “Crisis estructural del capital” tiene un tamaño exorbitante. Y acorde con Marx esta gran acumulación no es un producto del dinero mismo, sino de la fuerza de trabajo humano, que hoy existe bajo las formas de fuerzas laborales asalariadas con el ejercicio de funciones de operación, supervisión, dirección y trabajo científico.
“El tamaño de la “economía real” global, en la que se producen y comercian bienes y servicios, está estimado en 48.1 trillones de dólares. Por otra parte, el tamaño de la “economía financiera” global, el monto total de los títulos, los valores y los depósitos llega a 151.8 trillones de dólares. La economía financiera se ha devorado hasta más de tres veces el tamaño de la economía real, y crecido de modo especialmente rápido durante las últimas dos décadas. La brecha es nada menos que de 100 trillones de dólares. Un analista participante en esa estimación dijo que apenas alrededor de la mitad del monto, 50 trillones de dólares, resultan necesarios para la economía real. Cincuenta trillones de dólares valen mucho más de 5.000 trillones de yens, una cifra demasiado grande”.
Esta acumulación creció a lo largo de milenios, gracias a las guerras, los saqueos y la plusvalía convertida en dinero, es la misma que se engulló, valga reiterarlo, al sistema socialista soviético, pero que hoy está en profunda crisis. La crisis del sistema insaciable busca ahora aumentar esa acumulación y es responsable de la emergencia que viven todos los pueblos de la tierra, acosados por el cambio climático, el hambre y la falta de dignidad. Hay que prestar especial atención a la manifestación económica de la crisis, que viene reptando desde principios de los años 70 del siglo anterior, expresada en el aspecto esencial de la caída tendencial de la tasa de ganancias. En datos de Maito (2013)[2], se observa esta caída.
Desde el año 2010, la tasa general de ganancia (TG) puede expresarse, según Carcanholo (2013)[3] como igual a la masa de plusvalía (m) obtenida en un periodo anual, dividida por la masa de capital constante + capital variable (TG igual a, m/(Cc+Cv), prosigue en caída tendencial. Y una de las estrategias principales ordenadas por los mandos del capital para contrarrestar esta caída, sigue siendo la guerra o el asedio violento a países para obtener a cambio, territorios, trabajo humano barato, materias primas a precios bajos y control de los suministros de insumos y productos esenciales para la vida. Además, el alto mando del dinero aplica otra estrategia contrarrestante, la de someter a sus designios autoritarios los capitalismos no neoliberales o de rostro humano como los europeos, pero también las propuestas de desarrollo social de la República Popular China, India, Rusia, Irán y Cuba. Las cuestiones bélicas en Siria, Ucrania y Taiwán son una expresión de ello.
Capitalismo.
El capitalismo es una forma histórica del sistema del capital o de la segunda gran época de la historia socioeconómica y política de las sociedades. Su parto emblemático tiene lugar en Europa con el gran desarrollo del comercio, la industria y la tecnología desde los años 1600-1700, es un sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la exaltación del capital como generador de la riqueza, en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado, en la producción a gran escala de ganancias, a su vez convertidas en dinero y capital acumulado.
Esta forma del capital se fraguó, sin purezas, en medio de revoluciones como la francesa, el crecimiento de la organización de los productores directos en tradeuniones y cooperativismo, el parto contra los absolutismos de las democracias liberales con poderes separados, el florecimiento de la ciencia y la tecnología para aumentar las ganancias y la eficiencia de las guerras, pero también para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. E incluyó en su marcha, gracias a las acciones de los sujetos sociales progresivos las formas de propiedad estatal y cooperativa en la producción de bienes y servicios, como también la circulación de ideales pluralistas de vida.
El capitalismo en su misión histórica de reproducir el capital tiene modelos y particularidades. Uno de estos, el modelo neoliberal del capitalismo fue impulsado por personificaciones connotadas de su desarrollo en el mundo, como fueron Thatcher y Reagan en la dimensión política y Friedman en la creación de su pensamiento rector como único irremplazable. Esto se produjo para intentar superar la crisis estructural y se puso en evidencia a principios de los años 70s del siglo anterior; consistió en la aplicación de un recetario que inundó al mundo proponiendo menos Estado, menos servicios sociales públicos y más empresa privada. Se trataba como hoy de impedir el avance de la caída tendencial de la tasa de ganancias. En muchos países el modelo fue impuesto por la fuerza abierta, dictatorial, como por ejemplo en Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina, y en otros por la fuerza sin dictadura abierta como en Colombia y México.
Esta crisis estructural, aunque reptante, persiste y hoy tiene en aprietos a su forma peculiar de capitalismo en los propios Estados Unidos y Europa, hasta el punto que la tendencia contrarrestante principal parece ser la guerra, la cual adquiría la forma de civil en los propios Estados Unidos, o entre países, como ya se manifiesta en la tensa cuestión ucraniana en Europa.
Petro: capitalismo de rostro humano, profundización de la democracia participativa y teoría de la transición.
El proyecto de cambio histórico de Petro, de una manera o de otra, será asediado por los mandos y personificaciones del capital, y por su reproducción metabólica. Él ha dicho ante asambleas o reuniones de diferentes sujetos sociales en los últimos 10 años, por ejemplo, en la reciente asamblea de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) en agosto de 2022, que el cambio que propone pasa por desarrollar el capitalismo no depredador, el capitalismo reproductor de riqueza social para beneficio de los industriales propietarios, el trabajo productivo y la ciudadanía. El proyecto Petro respaldado por más de 11 millones de electores, retoma como uno de sus soportes esenciales la idea del capitalismo de rostro humano, de hambre cero y salud y educación para toda la población sin exclusiones, el que ha reinado en Europa Central y Escandinavia como Estado de Bienestar.
Pero tal propósito humanista, tal como Honduras, Ecuador, Venezuela y Bolivia lo enseñan, obliga a pensar que su sostenibilidad, requiere de la aplicación simultanea exitosa tanto del decálogo del gobierno del Buen Vivir, como la orientación del compromiso del pueblo, para resistir al asedio implacable que sucederá a todo nivel por parte de las fuerzas de reacción interna y externa que se oponen al cambio cultural en la vida de la sociedad colombiana.
La mencionada simultaneidad está contemplada como principio rector dentro de la elaboración y aplicación de una teoría de la transición democrática, que tenga en cuenta, ritmos, tiempos, prioridades y medidas, aceptados y practicados por el sujeto social transformador e incluso por algunos de sus posibles contradictores. La profundización de la democracia participativa y el crecimiento de su base social y del pensamiento creador humano y solidario, es un camino que exige la formación de una gran conciencia militante de las inmensas mayorías respecto a lo que es el capital y la manera como reproduce sus determinaciones milenarias y cómo deben ser superadas en una larga travesía que para el caso de Colombia implica que la dirección del Pacto Histórico y el Frente Amplio actúe de manera creadora por lo menos durante cuatro periodos gubernamentales sucesivos, mientras que <la dignidad se hace costumbre>. Un hecho relevante en la construcción de la Democracia Profunda sería que progresivamente el pueblo participe de forma directa en la elaboración, aprobación y control social del Presupuesto Nacional y del Plan Nacional de Desarrollo. Otro que, en las grandes empresas estatales, como Ecopetrol, los trabajadores participen de la aprobación y control de los presupuestos, planes de desarrollo y producción.
La clave en la gestión de este horizonte de ser gobierno y poder, reside en la participación del pueblo laborioso y culto en la toma de las decisiones fundamentales, como se acaba de decir, y que tiene como otro ejemplo sustancial la participación de los pueblos originarios en la conservación de la Selva Amazónica. Esta es una forma de consolidar a Colombia como potencia de la vida y la democracia y convertir al pueblo en sociedad del conocimiento. El llamado de Petro a la organización humana de millones de personas para la realización del cambio, que incluye a la formación de la conciencia de paz de las fuerzas armadas, va en la dirección acertada, pues se trata de crear las condiciones para que éste no sea reversible en el corto o mediano plazo.
Por lo anterior, es preciso no pasar por alto una realidad, la del contexto de la geoeconomía política y militar en el cual se manifiestan altas tensiones destructivas de la vida, pero que al mismo tiempo dicen que el mundo ya no es unipolar, que no tiene solo a los Estados Unidos como pivote de la geografía mundial. Frente a esta realidad y las presiones que posiblemente surjan contra el país, sólo la participación de la calle social de Bogotá y las regiones en los actos de gobierno, de la legislación y la justicia, será la mejor garantía y el mejor indicador de la producción de hechos del avance en la búsqueda del cambio histórico, con su propuesta soberana colombiana de <más democracia y más democracia>, de cara al mundo interrelacionado y tensionado. Los primeros 15 días de gobierno indican que el pueblo percibe que su gobierno es de cambio, esa imagen hay que sostenerla en el tiempo con nuevas realizaciones que benefician al pueblo.
El desafío para las próximas dos décadas del Pacto Histórico colombiano, obliga sin duda a una gran convergencia con los países que buscan el cambio histórico o el advenimiento del cambio epocal para crear vida y salvar el planeta. Solos como pacto histórico y Frente amplio no llegamos al puerto común universal de la dignidad humana.
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[1] Mészáros, István (2009). La crisis estructural del capital. Ministerio de Información y comunicación. Caracas.
[2] Maito, Esteban (2013). La transitoriedad histórica del capital. La tendencia descendente de la tasa de ganancia desde el siglo XIX). Razón y Revolución, 2013, pp. 129-159.
[3] Carcanholo, Reynaldo (2013). La ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia. Laberinto nº 38
Jaime Corena Parra
Foto tomada de: El Colombiano
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