Lo extraordinario del panorama caucano es que también han hecho presencia casi todas las expresiones organizadas de los movimientos sociales y casi todas las corrientes políticas que desembocaron en el Pacto Histórico. El enfrentamiento de indígenas con terratenientes se ha entrecruzado con un conflicto con comunidades afros y campesinos que opaca los casos de solidaridad que se han dado en el pasado y en el presente. En el sector popular, agrietado en estos días, todas las partes tienen una gran expectativa por la respuesta del nuevo gobierno nacional. Contribuyeron a elegirlo y en él cual se sienten representados.
Los conflictos del Cauca se incluyen entre las graves dificultades. tempraneras que debe afrontar el gobierno de Petro. La lista incluye el alza del combustible, aplazada por el gobierno anterior; el agotamiento de los recursos presupuestales (Duque dejó la olla raspada); el endeudamiento interno y externo; el desbordamiento de la violencia callejera; las demostraciones de fuerza de grupos ilegales en zonas rurales, etc. La oposición no descansa disparando mensajes de todos los calibres y un sector hasta se atrevió a realizar movilizaciones callejeras. Pero a pesar de todo esto el viento sigue a favor. El trabajo legislativo avanza, el gobierno norteamericano muestra apoyo o al menos comprensión con la agenda de Petro que incluye normalización de relaciones con Venezuela, cuidado de la Amazonía, nueva política sobre cultivos ilícitos, puntos en los cuales habría sido de temer un choque. La ministra de Agricultura, Cecilia López, ha prometido hacer una primera entrega de tierra a campesinos que la necesitan incluyendo compras de tierras en disputa para favorecer campesinos.
Paradójicamente, en el Cauca se dan casi todas las condiciones para un acuerdo social: los movimientos sociales tienen mucha experiencia y el liderazgo popular ha acertado en muchos momentos difíciles. Los indígenas han evocado más de una vez el ejemplo de Juan Tama en la época colonial que supo luchar y negociar. Lo mismo puede decirse de Quintín Lame que se movía en la tradición, pero también en la modernidad de su tiempo, utilizando el marco legal, los contactos políticos, etc. Los dirigentes de los años 70 combinaron sabiduría ancestral y conocimiento de los derechos definidos en diversas leyes de diversas épocas. En 1990, junto claro con otras fuerzas, elaboraron desde la Constituyente un nuevo marco legal para toda Colombia. En los Concejos, las Alcaldías, Gobernaciones y en el Congreso varias generaciones de dirigentes no solo han actuado representando intereses indígenas sino de todo el país. Muchos dieron la vida no solo en la lucha por recuperar los resguardos sino por ganar la paz marcando distancia de los grupos armados, otros perdieron la vida en la lucha por la dignidad oponiéndose a la tentadora producción de drogas. Hoy en día los dirigentes actúan desde las organizaciones de base, las distintas corrientes del movimiento indígena, las posiciones en el Congreso, la dirección de fuerzas políticas y el manejo de los recursos del presupuesto nacional que les corresponden. Los y las dirigentes indígenas pueden hablarle a todo el país. Esta vez no es solo la cuestión de la tierra que todavía les hace falta y que merecen recibir. Es cuestión de las relaciones con los campesinos y las comunidades afros, es cuestión de las relaciones con los pequeños y medianos propietarios que le alquilan su tierra a los ingenios.
Por otra parte, las comunidades afros del norte del Cauca tienen una larga lucha contra el esclavismo y por el derecho a la tierra que una vez conquistada la utilizaron para cultivar cacao, frutas y pancoger. No puede caer en el olvido que también lucharon por el derecho a construir caseríos que muchas veces eran destruidos por autoridades y latifundistas. Un luchador emblemático a comienzos del siglo veinte fue José Sinecio Mina a quien un grupo de salsa le ha rendido un homenaje (https://on.soundcloud.com/RFjkN).
De este proceso histórico de los afros quedó una cultura con rasgos propios, pero también con gran capacidad de fusionarse con otras expresiones, por ejemplo en la música y la danza. La voz de Leonor González Mina fue una de las primeras proyecciones de ese mundo cultural ante la sociedad colombiana que acababa de salir de la violencia de los años cincuenta. Germán Patiño, el fundador del Festival Petronio Álvarez de música afro del Pacífico en Cali, rescató la experiencia de los Violines Caucanos, testimonio de una gran disposición de los afros del norte caucano para integrar otros elementos culturales (en este caso el violín) para poder sobrevivir espiritualmente. El proceso histórico llevó a que se establecieran ingenios azucareros y que miles de campesinos afros se convirtieran en obreros de la caña mientras que miles y miles de mujeres jóvenes emigraban a Cali a trabajar en el servicio doméstico.
Duele saber que los latifundistas han manipulado algunos afros para contener las tomas de tierra, pero es simplista pensar que todo es color de rosa entre indígenas y afros o minimizar los derechos de estos y desconocer sus preocupaciones.
El temor de los afros a quedarse sin trabajo si los indígenas ocupan la tierra, solo se puede despejar si hay un acuerdo social que tome en serio su historia y sus preocupaciones.
Aquí puede jugar un gran papel la intervención del Ministerio de Agricultura comprando tierras en disputa, pero es mucho más lo que puede arrojar un diálogo social regional como los programados para recoger insumos para el Plan d Desarrollo. Si hay alguna región que necesita un plan de desarrollo con enfoque territorial es el norte del Cauca. Es posible que no solo se necesite tierra sino también conocimiento para transformar la economía. La piscicultura ha sido un buen ejemplo de aumento de la productividad y los ingresos, lo mismo podría decirse de los cafés orgánicos y especiales. Para no ir muy lejos, técnica e innovación es lo que se ve en los cultivos legales de canábis con fines medicinales. Podría hacerse lo mismo en otros renglones precisamente para compensar la falta de tierra. Hay una juventud indígena, afro y campesina mucho más preparada que sus padres y abuelos que puede promover innovaciones.
Sería ingenuo olvidarse de los otros actores, especialmente los ilegales, que operan en el Cauca y que tienen sus cálculos estratégicos sea para continuar con la violencia o para negociar la paz que les ofrece el gobierno. Tampoco se han esfumado los intereses de los terratenientes más sectarios y de los sectores políticos más retardatarios que se saben mover en Popayán, Cali, Bogotá y Miami, en otras palabras, saben hacer política en diversos niveles.
Un actor que se puede volver más importante en situaciones como la del Cauca es el militante de izquierda que muchas veces es activista social. Los dirigentes políticos del Pacto Histórico, especialmente los que están libres de cargos en la administración, tienen capacidad de promover y canalizar procesos de luchas sociales y saben que en Colombia no se puede jugar con candela. Sin embargo, hay activismo a la izquierda del Pacto Histórico. Hay quienes piensan que no hay que limitar la lucha social, como la lucha por la tierra, a los marcos legales, sino que es por fuera de estos que se abren las mejores posibilidades de avanzar. Los llamamientos del alto gobierno a detener las ocupaciones de fincas no les debe haber gustado. Y para el gobierno no debió ser nada fácil tener que usar las advertencias frente a una lucha social.
Algunas consultas con dirigentes campesinos muestran que ponen por encima la suerte del proyecto de Reforma Agraria del gobierno sobre la recuperación de algunas fincas. Lo primero sería un cambio histórico y lo segundo una protesta.
Si se piensa en la experiencia de las tomas de 1970 salta a la vista que en esa época se protestaba por la finalización de la reforma agraria llerista y que en cambio, ahora se pone contra la pared a un gobierno reformista, que solo dispone de una mayoría estrecha, que está bajo la presión de la derecha y que apenas comienza su trabajo. Si bien en los setenta se recuperó tierra, también es cierto que luego se perdió esa y mucho más con la ofensiva paramilitar que con complicidad de las autoridades, inclinó la balanza a favor de los terratenientes. Las guerrillas no se plantearon el problema de defender la tierra tomada al latifundio ganadero, sino que se refugiaron en zonas de colonización o de cultivo de coca. ¿Cómo reaccionarían ahora los grandes propietarios frente a una ola de tomas de tierra?
En el sur del Departamento del Magdalena los terratenientes se decidieron por una movilización preventiva. Columnas de camionetas de alta gama desfilaron en una demostración de fuerza. No había habido tomas de tierra, pero querían indicar que iban a reaccionar. En otra zona apareció un escrito a nombre del Ministerio de Agricultura prometiendo legalizar tomas de tierras. Algunas tomas de tierra tienen por objetivo resolver urgentes problemas de falta de vivienda, pero desde la derecha se juntó toda clase de ocupaciones, viejas y nuevas, urbanas y rurales para crear un ambiente negativo al gobierno. Un sector de la oposición quisiera ahora repetir la receta de Laureano Gómez de los años treinta cuando llamaba a sus huestes a hacer la república liberal “invivible”. Frente a los conflictos actuales en el sector agrario ellos saben que pueden perder un poco pero que pueden ganar mucho más creando inestabilidad y vacunando ideológicamente al país contra la izquierda para que Petro sea el único y último y no el primero de una nueva época.
José Miguel Gamboa, ex asesor de la Anuc
Foto tomada de: El Tiempo
Ignacio Oñoro Jiménez says
Muy buen articulo del MS y Phd, Miguel Gamboa, sobre la situación agraria y politica nacional. Sería bueno escuchar a Gamboa, como concibe la nueva Reforma Agraria, propuesta por el Gobierno.
Malena Horleth García says
Claro, con precisión y verdad de los hechos. En los próximos cuatro años hay que ser mayoría, esto depende de la calidad de gobierno de Gustavo Petro nuestro presidente.
Karina Gutiérrez J. says
Muchas gracias por este artículo, Dr. Gamboa. Me gusta mucho que haya tenido en cuenta las posibilidades de innovación que trae consigo la nueva generación.