Los candidatos a la presidencia de Francia madrugan mucho estos días y terminan la jornada muy tarde. Quedan tres semanas para la primera vuelta y la batalla por entrar en la final se endurece. Su principal problema: siguen sin convencer a muchos electores. La abstención llega al 34%, cifra sin precedentes en la Francia moderna. Además, un 36% dice que podría cambiar su voto, según un sondeo de Ipsos que ayer publicó Le Monde. De ahí que el debate que la noche del martes convocó, por primera vez, a los 11 candidatos revistió un interés especial. Aunque acabara de madrugada, tras casi cuatro horas de intercambios por momentos acalorados. En un sondeo rápido realizado por una de las cadenas organizadoras, BFMTV, los espectadores dieron como ganador al candidato de izquierda de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, seguido de Macron.
Los candidatos defendieron sus proyectos en el primer debate que incluía a todos los aspirantes al Elíseo y no solo a los cinco que más posibilidades tienen de pasar a la segunda vuelta, como el celebrado el 20 de marzo. Los principales rivales a batir eran la ultraderechista Marine Le Pen, y el centrista Emmanuel Macron, que encabezan la intención de voto. Pero en un ciclo electoral que no ha parado de dar sorpresas y con cifras anormalmente altas de abstención y de indecisos, nadie bajó la guardia y los dardos volaron en todas las direcciones.
Un debate largo e intenso
Las moderadoras lo habían advertido nada más comenzar el cara a cara: con tantos invitados (era la primera y quizás única ocasión de que los candidatos menores dispusiesen de un público tan amplio), serían probables “los momentos de frustración o impaciencia”. Y estos abundaron en una discusión muy viva, pero extremadamente larga en que los aspirantes defendieron y discutieron sus propuestas económicas, sociales, en lucha antiterrorista y sobre Europa, cuestión candente en unas elecciones en las que Le Pen no es la única que aboga por un Frexit.
La hora de los “pequeños candidatos”
También abundaron desde el primer momento los esperados ataques liderados, en muchas ocasiones, por los “pequeños candidatos” que buscaban su momento. “Hace diez años que nos cuentan los mismos cuentos”, les espetó el euroescéptico Nicolas Dupont-Aignan a Macron y al conservador François Fillon, tercero en intención de voto. Le Pen fue diana de buena parte de los dardos de Mélenchon, que intenta adelantar a Fillon tras lograr el sorpasso al socialista Benoît Hamon. La dirigente del Frente Nacional fue también la diana favorita de Macron, quien le advirtió del peligro que supone su proteccionismo y eurofobia. “El nacionalismo es la guerra (…) Europa protege”, le dijo el único candidato, junto al socialista Hamon, que defendió sin ambages la apuesta europea.
Las dudas de la abstención
A tres semanas de la primera cita en las urnas, el 23 de abril, la abstención llega al 34% y promete batir un nuevo récord. La indecisión que provocan los candidatos —el 36% de los electores reconoce que podría cambiar su voto— añade otro interrogante inquietante en este tramo final de campaña.
Estos datos chocan con el alto interés que la mayoría de los franceses (el 79%) dicen sentir por el proceso electoral. La asimetría se puede atribuir a “una desconfianza muy fuerte hacia la clase política, porque no ha obtenido, ni la izquierda ni la derecha, resultados en materia económica o social”, explica a EL PAÍS Fédérico Vacas, director adjunto del departamento de Política y Opinión de Ipsos. Luego está la corrupción, “un tema particularmente fuerte en esta campaña”. Y que tuvo su espacio en el debate.
Ataques a los “corruptos”
Fue de nuevo uno de los “candidatos pequeños”, el del izquierdista Nuevo Partido Anticapitalista, Philippe Poutou, el que encabezó el ataque contra Fillon y Le Pen, los dos candidatos investigados por presuntos casos de corrupción. El aspirante presidencial de Los Republicanos “es un hombre que dice que hace falta austeridad pero que roba de los fondos públicos. Y Le Pen, lo mismo”, lanzó el obrero, que al inicio del debate se negó a posar con los demás candidatos para la foto de familia.“Yo no tengo inmunidad obrera y cuando la policía me convoca, voy”, agregó. Mientras que Fillon volvía a defender el “derecho a la presunción de inocencia” y pedía el juicio de las urnas, no de los tribunales, Le Pen se consideró una “perseguida política”, respuesta que le valió nuevas reprobaciones de Hamon y Macron.
Indecisos, el otro gran interrogante
Por el momento, Le Pen es la única a quien todas las quinielas dan acceso casi seguro a la segunda vuelta, el 7 de mayo. La batalla principal se libra por tanto entre quienes aspiran a retarla en la cita definitiva y, probablemente, convertirse en el nuevo inquilino del Elíseo, ya que, hoy por hoy, los expertos siguen convencidos de que el camino de Le Pen se pararía en seco en esa segunda vuelta.
Pero es ahí donde quienes buscan estar en la recta final se topan con otra barrera: la fuerte indecisión de muchas de sus candidaturas. Al menos uno de cada tres de los electores —otros sondeos elevan la cifra al 40%— no ha decidido aún por quién votará o piensa que podría cambiar su decisión en el último momento. Ese porcentaje también resulta inusualmente alto a tan poco tiempo para los comicios.
La indecisión es mayor entre los votantes de los candidatos de izquierda, Mélenchon y Hamon. También los que dicen que votarán a Macron, hoy por hoy el favorito a pasar a la segunda vuelta con Le Pen, tienen más dudas que quienes apostarán por Fillon o por Le Pen, que cuenta con el electorado más fiel (aunque, en teoría, insuficiente para imponerse en una segunda vuelta).
“El centro y la izquierda en Francia están hoy en un período de transición. Aún no se sabe cuál va a ser el resultado definitivo, si va a haber una recomposición de estos partidos”, señala Vacas.
Silvia Ayuso:
París 5 ABR 2017