La inflación en tiempos de guerra

Este artículo lleva el mismo nombre del texto de una conferencia pronunciada por Joan Robinson en París en enero de 1945. Su intención era mostrar cómo en la guerra se generaba inflación por demanda, debido a que había ingresos provenientes de personas que trabajaban en las fuerzas armadas y en fábricas relacionadas con el mundo bélico, que luego salían a gastarlo; pero, como no aumentaba la producción de bienes básicos entonces se generaba un desequilibrio porque la demanda era mayor que la oferta y terminaban elevándose los precios.

Este planteamiento de Robinson sirve para aproximar ideas frente a lo que ocurre en Colombia para ir derrumbando relatos. Hay que empezar diciendo que no es fácil entender cómo un país con todas las condiciones de clima, suelo y vocación agrícola importa el 30% de los alimentos que consume y los insumos necesarios para su producción. Esta situación plantea una restricción de oferta, especialmente, cuando en el mundo tiene lugar una guerra, aparece una pandemia o se produce una crisis de contenedores. La mayor importación de alimentos expone a las personas a depender de la cantidad ofrecida y a la volatilidad de precios, ya sea por cambios en los costos de producción o por razones del tipo de cambio que, ante una devaluación, encarece los productos importados.

La propuesta del presidente Petro es dar giro en el sentido de aumentar la producción de alimentos en el país y avanzar hacia lo que ha denominado: soberanía alimentaria. Sin duda esta es una ambición que nadie sensato podría rechazar, aunque los logros no serán de la noche a la mañana, pero si no se hubiese empezado ya, los costos de toda índole serían muy altos, especialmente en mayor pobreza y desigualdad.

Para entender entonces lo que ha ocurrido con la inflación en Colombia se necesita tener presente tres momentos, que se traslapan entre sí:

1. Confinamiento y políticas de reactivación económica
2. Guerra que se libra en Ucrania
3. Temporada invernal.

Durante el primer momento la inflación se redujo pasando de 3,8% en 2019 a 1,61% en 2020. Este año hubo incluso cinco meses con variaciones negativas debido al confinamiento. La explicación a esta reducción es el exceso de oferta ante una demanda que se detuvo inesperadamente. Por eso fue necesario lanzar programas de reactivación que implicaron la inyección de recursos y más gasto público, especialmente vía subsidios. Este mayor gasto elevó la deuda pública de 40% del PIB a niveles del 60%.

Empezando el 2021 aparece el segundo momento donde se empieza a sentir el impacto en los precios de los insumos, que se van trasladando casi inmediatamente a los alimentos. Aquí los precios empiezan a subir y los primero cinco meses fueron inflacionarios. La inflación de mayo de 2021 se explica por el paro nacional, pero al mes siguiente la inflación fue negativa (-0,05%). Este fenómeno fue coyuntural, aunque todavía algunos sostienen que es la variable que explica el nivel de inflación que se vive en el país, lo cual no es cierto, pues hay que recordar que el dólar también ha jugado papel protagónico debido a que su valor subió durante todo el 2021, pues inició en $3.494 y terminó en $3.967 en diciembre, lo que encareció aún más los productos importados (insumos, materias primas, alimentos, etc.).

No se puede olvidar que también hubo picos de pandemia que incidieron sobre la reactivación y durante el 2021 se alcanzan a ver los efectos de la reactivación, especialmente al final del año. La inflación pasa de 1,61% en 2020 a 5,6% en 2021 y se explica por razones de demanda, pero en mayor medida por componentes de oferta, especialmente por el aumento de costos.

Finalmente, llega el tercer momento, que empieza a finales de 2021 y se extiende durante todo 2022. Esta temporada invernal incidió sobre los ciclos productivos y las cosechas. Todo ello tuvo lugar en un momento donde todavía se implementaban políticas de choque para reactivar la economía por la pandemia, pero los costos de los productos ya habían subido y continuaron subiendo, luego la inflación se siguió explicando por este motivo, advirtiendo que el tipo de cambio también subió en virtud al alza que experimentaron las tasas de interés y a factores especulativos, especialmente.

En síntesis, a diferencia de lo planteado por Robinson y aunque existe una guerra que se libra en Ucrania, la inflación de Colombia hoy no se explica por presión de la demanda, sino todo lo contrario. Además, mucho menos es resultado de las políticas del nuevo gobierno, como lo ha querido presentar la oposición.

Jorge Coronel López, Economista, Mg. en Economía, Columnista Diario Portafolio.

Foto tomada de: Pulzo