Pero ¿qué ocurrió? Para hacer la historia corta, el Sillicon Valley Bank (para los amigos SVB) era un banco cuyos clientes eran las Start-ups (una definición rápida sería: empresas de base tecnológica e innovación que buscan crecimientos rápidos y escalables), empresas cuyo crecimiento hace que requieran de grandes inyecciones de capital en sus primeras etapas y que, adicional son de alto riesgo por lo que requerían de una entidad dispuesta a financiar dichos proyectos, ese era el SVB. No obstante, antes del año 2022, estas empresas la habían tenido fácil para recaudar dinero y conseguir inversionistas, así que estas, en lugar de tomar ahora los créditos de alto riesgo y gran renta de SVB empezaron a colocar sus excedentes de liquidez en el Banco. El Banco, con estos excedentes de liquidez decidió invertir en activos de renta fija, particularmente en títulos del tesoro y bonos de hipoteca. En estas posiciones llego a tener 128 B (billones americanos, es decir, miles de millones para nosotros) de dólares.
Para 2022, la subida de los tipos de interés en busca de frenar la inflación afectó el crecimiento de toda la economía y la industria de la tecnología no fue ajena a esto, aquellos que antes gozaban de liquidez comenzaron a requerir pulmón financiero para cubrir nóminas y gastos operacionales, esto hizo que los depósitos en el SCB cayeran en 16B de dólares, tendencia que no cambió y para 2023, en lo corrido del año, ya acumulaba 42B de dólares en retiros. El banco se vio obligado a buscar liquidez para cubrir estas salidas de capital teniendo que vender sus posiciones en renta fija, sin embargo, por las mismas tasas de interés elevadas, estás habían perdido mucho valor en el mercado, perdiendo en el nominal cerca de 1.8B de dólares teniendo que salir a pedir a los inversionistas financiación para cubrir las pérdidas.
Los inversionistas se caracterizan por dar consejos durante las crisis, pero dinero… pues NO. Estos, al contrario, decidieron comenzar a cerrar posiciones para cubrir el riesgo; adicionalmente, más empresas en pánico siguieron retirando sus capitales haciendo más profundo el hueco para SCB, un pozo del que no saldría.
¿Qué consecuencias trae esto? A partir de la crisis del 29, en Estados Unidos funciona la FDIC (Corporación Federal de Seguros de Depósito, por sus siglas en inglés) algo así como Fogafín en Colombia. Esta institución anunció que cubrirá pérdidas de depósitos por 250k dólares, lo que representa apenas el 12,5% de los depósitos en SCB. Esto transferirá la crisis a empresas del mundo de la tecnología, un mundo que había sido refugio para muchos inversionistas y un gran generador de empleo durante la última década.
¿Qué puede pasar? Acá hace presencia la especulación, en primer lugar, existe el temor de que el pánico lleve a ahorradores e inversionistas a sacar su dinero de las instituciones financieras generando una crisis de liquidez que afectaría, en primera instancia, a bancos regionales y medianos y se podría extender como el COVID por todo el mundo. Este pánico se hizo más evidente con la caída de Signature Bank que desde 2018 era uno de los bancos insignia en el mercado cripto y que, por tanto, hace prever que este tipo de activos también podrían sufrir consecuencias. Frente a esto, un cambio en la política pública parece estar enfocada en el rescate de los ahorradores y depósitos en detrimento del rescate de los bancos como ocurrió en 2008 (anuncio del presidente Biden la noche del domingo). La pregunta sin embargo es la misma. ¿De dónde saldrán estos recursos? ¿Podríamos esperar una nieva impresión masiva como la de 2020 que ha llevado a la actual inflación?
¿Y qué pasa en Colombia y el agro? Aunque pueden resultar un poco prematuro, hemos decidido expresar nuestra opinión. Primero miremos qué ha pasado en el país en cifras. Ayer, el MSCI COLCAP (índice de la bolsa de Colombia) caía 2,8%. La caída más fuerte es la de Bancolombia con 6,55%, Preferencial Bancolombia 5,94% y Davivienda 4,37%. También fueron destacadas las caídas de Ecopetrol en 3,45% y Argos con 3,18%. No obstante, la preferencial de Aval subía 3,6%. Por otra parte, el presidente llamó a los fondos de pensiones a traer sus inversiones en el exterior que representan el 55% de la cartera de estos dada la situación del mercado. Como se dijo, son datos preliminares, pero no son una buena señal del mercado inversor colombiano frente a la situación actual. Sin embargo, este pánico no pareciera ser contagioso para los ahorradores lo que puede proteger la liquidez de los bancos en el corto plazo, por otra parte, si puede llevar a que los bancos sean más precavidos en poner inversiones en el mercado lo que puede afectar a los usuarios en términos de la ya compleja disponibilidad de crédito bien sea para inversión o para consumo. Claramente, las inversiones agropecuarias no son ajenas de esta realidad.
Por otra parte, mucho se ha hablado de la necesidad de transformar el sector agropecuario con las llamadas tecnologías 4.0. Al respecto, no podemos olvidar que esta responsabilidad recae en muchos casos en Start-ups y la escaza investigación que logran las Universidades frente al tema. Por tanto, puede que la crisis de financiación de estas empresas y el pánico frente a nuevas inversiones lleven a desaparecer a muchas iniciativas emprendedoras tecnológicas del sector o en el mejor de los casos, reduzca su margen de maniobra afectando así la transformación tecnológica hacia la competitividad que con una gran necesidad el sector lleva pidiendo.
Cabe aclarar que estos son escenarios planteados por los analistas del Observatorio y que esperamos que los cambios en las políticas públicas lleven a contener la crisis de manera eficiente. Así mismo, hay que recordar que durante las crisis de bolsa en Estados Unidos las economías emergentes han sido un lugar de refugio de capitales (ciclos de crecimiento de los emergentes), lo que puede traer nuevas inversiones a sectores como el agropecuario y agroindustrial que permitan dar una nueva vida a la transformación productiva con una visión más local de lo rural.
Néstor Cordero Sáenz, Observatorio Rural, Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de La Salle
Foto tomada de: El Heraldo
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