Con una batalla constante comunicacional, donde ha primado la mentira promovida por quienes pretenden que todo siga igual. Donde no importa que tanto se ultraje a quien o quienes representan las voces de la ciudadanía que votó mayoritariamente por el cambio. Donde se recurre a toda la distorsión y falsedad para sustentarse en el poder corrupto repleto de privilegios para la exclusiva elite. Las confusiones y desalientos se han afianzado en buena parte del pueblo colombiano.
De todo se dice con tal de que los posibles beneficiarios de las Políticas, Programas y Acciones del actual gobierno, no crean en lo que mejorará su propio bienestar. Que inclusive, como ya se está viendo (aunque aisladamente) se manifiesten en contra de las medidas que pueden comenzar a impactar positivamente en las mayorías ciudadanas y en especial en los trabajadores y en los sectores más pobres. La ejecución del Programa de Gobierno y su respectivo Plan de Desarrollo no es ni será tarea fácil.
Desde la propia campaña electoral ya se habían acrecentado dichos ataques a partir de reiteradas mentiras, de falsas afirmaciones e incluso de insultos. Con el inicio del nuevo gobierno liderado por el presidente Gustavo Francisco Petro Urrego, acompañado en la Vicepresidencia por Francia Elena Márquez Mina, estas se han ido extendiendo y en reiteradas ocasiones han contenido una agresividad que inclusive han llegado a incitar al genocidio y al golpe de estado.
Quizás ante la falta de una comunicación más constante, clara, precisa y mucho más amplia, sectores de la comunidad, manifiestan hoy en día su confusión y se convierten ocasionalmente en opositores, precisamente por desconocimiento, de aquello que el mismo gobierno nacional se ha comprometido en realizar. Pareciera que no se encontrara la fórmula que conllevara al entendimiento necesario, por ausencia de una certera comunicación. Urge acciones integrales para mejorar sustancialmente el dialogo necesario del gobierno central con la ciudadanía.
No es entendible que mientras el gobierno nacional, reitera su disposición en trabajar por el bienestar general, este mensaje no le llegue o no lo asimilen en su integridad las mayorías. Hay innegables dificultades en hacer que el mensaje institucional sea entendido y bien acogido por los sectores de la sociedad y en especial por los más necesitados. Pero mientras esto se repite, las campañas de desinformación de la clase que ha sustentado el poder económico, político y social, llegan con facilidad al pueblo colombiano y lo colocan a su favor para precisamente seguir haciendo a su antojo lo que les beneficien para sus mezquinos intereses.
Ante la falta de una mayor acción comunicacional y la ofensiva agresiva con ayuda de las grandes empresas de comunicación al servicio de la minoría poderosa, la confusión y desaliento se manifiesta cada vez con mayor insistencia. El apoyo al menos en algunas regiones disminuye o se vuelve muy pasivo cayendo en la desmovilización que envalentona a los opositores empecinados en retomar el poder político-administrativo.
Se acercan las próximas elecciones que serán la oportunidad de fortalecer la gobernanza en los territorios. Pero para lograrlo es necesario que la comunicación, que los mensajes a las mayorías, llegue de manera pronta y con claridad para que las mismas apoyen con su movilización y participación activa en las elecciones regionales y se logre que el cambio sea una realidad visible en cada uno de los territorios. Los tiempos avanzan y la población exige resultados positivos. No basta con los buenos discursos y el anuncio de las medidas correspondientes. Las acciones deben ser mediáticamente difundidas de manera amplia y que las comunidades sientan sus beneficios.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: Computer Hoy
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