“Que vivan los estudiantes
Jardín de nuestra alegría
Son aves que no se asustan
De animal ni policía
…
Me gustan los estudiantes
Que rujen como los vientos
Cuando le meten al oído
Sotanas y regimientos”
“Me gustan los estudiantes” (letra de Violeta Parra y voz de Mercedes Sosa)
Palabras clave: estudiantes, revolución, movimiento, revuelta, educación, cultura, capitalismo, imperialismo, mayo 68, Sorbona, Tlatelolco, Colombia, La Tebaida (Q).
INTRODUCCIÓN
El poeta y ensayista mexicano, el Premio Nobel de Literatura (1990) Octavio Paz, después de publicar su famoso libro titulado El Laberinto de la Sociedad (FCE. México. 1950), dados los estruendosos sucesos de la masacre estudiantil en su país, dictó unas conferencias en la Universidad de Austin en los EE.EE., donde reflexionaba una vez más sobre la historia y la identidad de su nación. En esta oportunidad ya no abordaba, entre otros temas, la Revolución Mejicana, sino, la Revuelta Estudiantil. Aquí se hace una paráfrasis de lo tratado en el Primer Capítulo: Olimpiada y Tlatelolco (Paz, Octavio. Posdata. Siglo XXI Editores. México. 1970). Para este escritor la única clase verdadera mente revolucionaria y de presencia mundial, serían los estudiantes, principalmente los universitarios, lo que así se había evidenciado en el Mayo del 68.
Creemos al respecto que esta postulación está caracterizada, en primer lugar, dada la presencia universal de la academia o la escuela y sus usuarios, pero también por lo que este sector social – no una clase socio económica, estrictamente hablando – es fundamentalmente constituido por las personas jóvenes, casi siempre dispuestas a lo nuevo y a la rebeldía, con una expresión pasional, de deseo, de valentía y euforia, que les ha permitido grandes levantamientos en todo el mundo; tanto en países desarrollados, como en los subdesarrollados; en favor de los intereses más nobles de la sociedad y en contra de tradicionalismos y autoritarismos. Por eso, las banderas de la paz y los derechos humanos han sido centros de atención de sus protestas. Esta concepción suplantaría en gran parte las tesis internacionalistas de los comunistas clásicos o si se quiere, las renovaría sustancialmente. Y este sería un fenómeno social y político, muy particular, surgido un siglo después de lo tratado por los pensadores alemanes.
La teoría marxista leninista había acuñado en la mitad del siglo XIX el concepto de Movimiento Obrero Internacional y el de Revolución Proletaria; esencialmente para designar las organizaciones, las acciones, los procesos, las ideas y las consignas relacionadas con la búsqueda del poder político y económico, basados en su Manifiesto Comunista de 1848, obra central de la nueva ideología, que se basaba en el materialismo histórico, la dialéctica materialista y la economía política concebidas por Carlos Marx y Federico Engels. Posteriormente, con la llegada de la Revolución Rusa (1917) a la cabeza de Lenin se hablaría de la Revolución Soviética, a propósito de la consigna “Todo el poder a los soviets”, refiriéndose al empoderamiento total de aquellas organizaciones de base. Y en 1938 durante la Cuarta Internacional bajo la batuta de León Trotsky; se hablaría, ya no de la revolución en un solo país, sino de la Revolución Mundial, con el protagonismo de los obreros en todas partes, que consideraban la única clase revolucionaria mundial.
Paz, en Los Hijos del Limo (Seix Barral, Madrid, 1974) trata fundamentalmente del romanticismo y las vanguardias, en materia de literatura y arte; pero también introduce una diferencia entre los conceptos de revuelta y revolución. Precisamente consideramos que esto nos sirve para abordar el tema de los movimientos estudiantiles; pues son fundamentalmente revueltas y no propiamente una revolución. Aquella es un desorden o agitación que produce una alteración del orden público, mientras la revolución tiene pretensiones mayores como la toma del poder en un determinado país. Hay pues diferencias sustanciales en el número de protagonistas y en sus alcances. El uno abarca sobre todo un sector de la sociedad y el otro involucra la mayoría de la población.
Otro concepto que es necesario para el desarrollo de este escrito es el de Contracultura, muy similar al de Cultura Underground. Lo acuñó el historiador norteamericano Theodore Roszak en su texto El Nacimiento de una Contracultura (1968), cuando estaban frescos los acontecimientos del Mayo Francés y sus manifestaciones en Norteamérica; donde se refería básicamente a la irrupción de nuevos valores sociales en contravía de los tradicionales, relacionados con la moda, el sexo, los alucinógenos y la lucha contra la familia, la sociedad y la escuela tradicionales. Posteriormente autores como Rosario Peiró, extienden el tema a las reivindicaciones feministas y homosexuales y, analiza el impacto del internet y las nuevas tecnologías de la comunicación en la promoción de otros valores, modas e ideas que se oponen a lo establecido. (Contracultura En: Economipedia. 21 de marzo de 2022).
Y la Cultura Underground hace referencia a los movimientos sociales, juveniles y artísticos de carácter crítico, contestatario y experimental, emparentados con las denominadas culturas urbanas; que se manifiestan principalmente como algo subterráneo, clandestino y alternativo. Aquí se pueden englobar el famoso Festival de Woodstock, los beatniks, los hippies, el punk, los grafitis, el hip hop, el rap (precisamente significado inicial de Revolución Artística Popular) y el metal, entre muchas otras expresiones. (https://www.significados.com/underground/12 de abril 2023). Es bueno recordar que casi todos los movimientos estudiantiles, no solo en los países centrales, sino aquí, han recurrido a las consignas con aerosol en las paredes, a las músicas alternativas y a las formas clandestinas de organización, como a las capuchas y pasamontañas para guardar el anonimato de los protagonistas; sobre todo, en los últimos tiempos, la denominada Primera Línea. Claro que esto ya se veía en el transcurrir de las revueltas estudiantiles anteriores.
Por último, en esta breve introducción teórica, es necesario traer a colación la calificación de Movimientos Sociales, muy impulsada en Colombia por las llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y, para designar organizaciones y movimientos de ciertos grupos sociales, agrupados en torno a intereses particulares como los afrodescendientes, las mujeres, los LGTBI+, los vivienditas, los comunales, los ambientalistas, los animalistas, algunas pequeñas organizaciones agrarias e indígenas y grupos de pobladores urbanos marginales. Mucho de este tratamiento conceptual y de la visibilización de los mismos, se le debe a los investigadores de la Fundación Foro Nacional por Colombia y su divulgación en la Revista Foro, con intelectuales laicos y escritores de todo el mundo, principalmente latinoamericanos. Al Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), que ha agrupado a una serie de investigadores y sacerdotes animados por el ala progresista de la Compañía de Jesús en Colombia. En esto también jugó un papel muy destacado la Corporación Viva la Ciudadanía y su órgano de expresión Caja de Herramientas, con expresión y conexión nacional. En este panorama variopinto, se trasciende lo relacionado con obreros, campesino, indígenas y estudiantes; que eran las principales preocupaciones de la politología y la sociología, antes de finales del siglo XX e inicios del XXI.
Así las cosas, el Movimiento Estudiantil del cual aquí se trata, es parte de la cultura urbana, igualmente puede incluirse dentro de las expresiones contraculturales, es un movimiento social específico, puede hacer parte de un movimiento revolucionario, y está emparentado, pero es diferente con el movimiento obrero y el movimiento campesino. Y es bien diferente a una revolución propiamente dicha. Vamos a ver algunas manifestaciones internacionales antes de llegar a las nacionales y locales, que pretende reivindicar este escrito.
EL DETONANTE DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Hay una noticia lejana, que ya es historia universal y, es la siguiente: el joven estudiante, anarquista y nacionalista Gavrilo Princip de nacionalidad serbiobosnia, de 19 años de edad, pretendía con sus compañeros, el fin del dominio austroúngaro y, por lo cual asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su esposa Sofia duquesa de Hohenberg el día 28 de junio de 1914; dando lugar a la bautizada como “crisis de julio” y desatando posteriormente la Primera Guerra Mundial. Para hacer diferenciaciones del interés de este ensayo, este hecho histórico es producto del nacionalismo extremista y no es parte propiamente de un movimiento estudiantil, sino de un movimiento mucho más amplio y con pretensiones más grandes y complicadas. Y es todo un asesinato que detona una sangrienta guerra bastante larga y de cobertura mundial, en el entorno de las naciones de la segunda década de Siglo XX. Es necesario decir que los asesinatos sí se han producido de parte y parte en la confrontación entre estudiantes y fuerzas gubernamentales; pero la historia lo ha demostrado, que aquellos han sido más víctimas que victimarios. Así lo atestiguan la Masacre de Tlatelolco en México, y las de 1954, 1971 y 2020 en Colombia, entre muchas otras. Y una cosa es una guerra, otra una revolución y otra un movimiento estudiantil. Veamos.
EL MAYO FRANCÉS DE 1968
Lo sucedido en Francia, durante los meses de mayo y junio de 1968, se le conoce como Mayo Francés o simplemente “Mayo del 68”. Fue toda una revuelta estudiantil, principalmente de universitarios y a la cual posteriormente se sumaron el movimiento obrero y sindical. Inicialmente las banderas de los jóvenes estaban dirigidas contra el capitalismo, el imperialismo, el colonialismo y contra la sociedad de consumo y el autoritarismo. Así pues, se agruparon por un lado el gobierno francés en cabeza de Charles de Gaulle y los partidos políticos tradicionales y, por otro lado, la mayoría de las universidades, los sindicatos, el Partido Comunista francés, las feministas y el movimiento hippy. Además del autoritarismo señado, había un desgaste político del gobierno del General y un aumento considerable del desempleo.
En París no se estaba concibiendo propiamente la Revolución Comunista como ya se conocía en Rusia, China, la Cortina de Hierro y Cuba, sino que más bien se trataba, de una Revolución Cultural, aunque se dio la adhesión de los camaradas franceses. Eran otras ilusiones y otros valores, aunque persistía una admiración por los barbudos cubanos, al lado de un desencanto por la cruda realidad del dominio soviético en la Europa Oriental. Tampoco era una juventud católica en su acepción tradicional, más bien muy distanciada de los ritos y las creencias de sus mayores. Esto está muy bien retratado en la obra “Ni Marx Ni Jesús” del escritor francés Jean François Revel (Editorial Laffont. París. 1970), quien ensayó una teorización novedosa, justo dos años después del movimiento parisino; pero que tuvo carácter mundial, ya que se extendió por los países europeos de la República Federal Alemana, Suiza, España, Checoslovaquia e Italia y, en el continente americano en los Estados Unidos, México, Colombia, Argentina y Uruguay.
En la década del 60 hubo un cierto internacionalismo de ideas, prácticas y solidaridades principalmente cuestionando el sistema de domino europeo y norteamericano en las colonias de Asia, África y Latinoamérica. También se manifestaron fuertemente contra la Guerra del Viet Nam, principalmente en las universidades norteamericanas.
Repetimos, no fue un movimiento de naturaleza comunista; pero aún había admiración por la Revolución Cubana y sus principales dirigentes, los comandantes Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara; ya que inicialmente estaban distanciados del Partido Comunista Cubano, acababan de derrotar una dictadura tropical y pretendían construir un “Hombre Nuevo”; pero además empezaban a sufrir las consecuencias del Bloqueo de los EE.UU. y, por eso despertaban mucha solidaridad. También se veía con buenos ojos a la Revolución China y a su gran líder, el filósofo y militar Mao Tse Tung, como también a su Revolución Cultural China. Así, el maoísmo se mostraba como una alternativa frente al denominado Social Imperialismo Ruso, que mostraba sus garras agresivamente en Europa del Este.
En este contexto se destacan las innovaciones frente a marxismo clásico, principalmente por parte de las contribuciones de las obras de los teóricos críticos alemanes, de la llamada Primera Generación de la Escuela de Fráncfort, entre ellos Herbert Marcuse, Max Horkheimer, Teodoro Adorno, Walter Benjamín y Erich Fromm, y los nuevos filósofos franceses como Jean Paul Sartre, Louis Althusser, Michel Foucault y Giles Deleuze. En estas corrientes de pensamiento se iba más allá de Marx, incluyéndose el psicoanálisis de Sigmund Freud. Pero Marcuse y Sartre sí fueron animadores e inspiradores del Mayo del 68. Como dijimos, también hace parte de este panorama el distanciamiento y la crítica al llamado socialimperialismo soviético y en defensa de las revueltas en la Europa Oriental, sobre todo en solidaridad con la revolución estudiantil en la Primavera de Praga. Y las reivindicaciones sexuales a partir de las obras del psicoanalista alemán Wilhelm Reich, como las contenidas en su texto La Revolución Sexual de los Jóvenes. Y la filósofa y activista francesa Simone de Beauvoir, pareja de Sartre, inspiró los inicios del feminismo con obras como El Segundo Sexo de 1949 y La Mujer Rota de 1967.
Hubo un acercamiento entre el movimiento estudiantil, el movimiento obrero de los países industrializados, los nacionalismos decolonialistas y las llamadas en ese entonces subculturas juveniles; categorías que hoy se han resignificado a la luz de los denominados movimientos sociales y culturales; como la cultura undergraund, el movimiento beatnik, el feminismo, los queer, el hipismo, el pacifismo y cierto orientalismo; lo que posteriormente daría origen al movimiento de la Nueva Era, que abrazaron muchos jóvenes e intelectuales del mundo occidental, ante los desencantos del racionalismo, las guerras y el marxismo.
El Movimiento inició en la Universidad de Nanterre, se extendió a la Universidad de la Sorbona y otros centros educativos, a la Plaza de la Sorbona y el Barrio Latino. El principal dirigente que recuerda la historia fue Danniel Conh Bendt, que con los años se convertiría en diputado del parlamento alemán en representación de Los Verdes.
Las protestas estudiantiles fueron masivas, con pedreas y barricadas y represión violenta del gobierno y las autoridades universitarias. Allí se cantaba “La Internacional”, que siendo de estirpe comunista la entonaron todos los libertarios.
El movimiento estudiantil evolucionó hacia un cierto anarquismo combinado con utopismo, con sus consignas de “Prohibido Prohibir”, “Cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor” y “La Imaginación al Poder”, mientras el sistema francés se renovó con figuras como George Pompidou y François Mitterrand. Por supuesto, el poder no se lo tomaron, pero realizaron un corte en la cultura y dejaron una huella trascendental, que aún hoy anima a las nuevas culturas juveniles y a los movimientos estudiantiles, que serán intermitentes e interminables; ya que prosiguen sus causas y aparecen otras. Entre otros elementos, la llamada Revolución Cultural colocó de manifiesto la libertad sexual y el uso recreativo de alucinógenos y, una fuerte renovación del arte y la cultura y las costumbres cotidianas de la juventud. (Mayo francés o mayo del 68. Blog Dialektika.org)
En Francia algunas consecuencias importantes fueron: Reformas profundas en el sistema ante el malestar social, impulso de proyectos de regionalización y descentralización del Estado, reforma del senado y retirada de De Gaulle de la escena política.
EL MOVIMIENTO EN EE.UU.
Antes y después del 68, hubo conmoción entre la juventud estadounidense y sus centros principales fueron en los recintos de la Universidad de Harvard y la Universidad de California. Todo esto estuvo muy ligado a la lucha por Los Derechos Civiles, cuya figura sobresaliente fue el líder de color Martín Luther King, asesinado en 1968. También tomaron como ícono al líder Macon X del llamado Poder Negro. Sobre este tema se escribió un libro titulado Black Power de la autoría de Richard Wright en 1954. Y fue muy importante la profesora y filósofa marxista Angela Yvonne Davis, cuya pinta ensortijada nos llegó en afiches en blanco y negro, animando la lucha estudiantil colombiana. Es decir, la lucha contra la discriminación racial hizo parte sustancial del ideario de la juventud estudiantil norteamericana, a más de otros sectores de la sociedad y la política.
En Latinoamérica hubo muchas dictaduras militares apoyadas abiertamente por los gobiernos gringos y esto fue motivo de descontento entre civilistas, pacifistas, comunistas y libertarios de toda índole, que también se pronunciaron en el norte. Pero una causa fundamental la constituye la protesta contra la Guerra de Vietnam, en la cual estaba totalmente comprometido el Estado y para la cual llevaban miles de jóvenes estadounidenses como carne de cañón en una guerra que les era distante y ajena.
En música eran seguidores de la Nueva Canción Francesa como la de George Brasens, los Beatles con la pareja sobresaliente de John Lennon y Yoko Ono y su lucha por la paz, los Rolling Stone y Bob Dylan que después sería congratulado con el Premio Nobel de la Literatura en 2016, como reconocimiento a la poética de toda una generación. Estos aires también llegaron a Colombia y era común escucharlos entre los universitarios.
En Norteamérica se inspiraron en los escritores Walt Whitman y sus Hojas de Hierba, en Jan Jack Kerouac y Los Vagabundos del Karma, en Alen Ginsberg y su famoso Aullido, en Henry David Thoreau con Walden y Desobediencia Civil. En las novelas eróticas de Henrry Miller y en los textos alucinados de William Burrough, autor de Almuerzo al Desnudo y Aldox Huxley escritor de Un Mundo Feliz. Todo esto nos llegó a Colombia, con muchos lectores entre nuestra juventud.
LA MATANZA DE TLATELOLCO
En México, el telón de fondo fueron los preparativos para los Juegos Olímpicos de México 1968; pues el gobierno estaba concentrado en eso, mientras tanto por dentro se vivía toda una conmoción social y política, dadas las injusticias sociales, la corrupción gubernamental y la perpetuación en el poder del partido político llamado PRI (Partido Revolucionario Institucional). Por consiguiente, el movimiento no solo fue estudiantil; fue político, social y estudiantil. Por lo tanto, no se levantó solo la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), sino muchas otras universidades y organizaciones sociales y políticas marginales al sistema. Sus banderas eran contra el autoritarismo y pidiendo más democracia. Sus frases más famosas según la novelista mexicana Elena Poniatowska fueron: “estos son los agitadores: ignorancia, hambre y miseria”, “porque no han hecho una manifestación en contra de sus propios prejuicios”, “en los únicos momentos en que me llevo bien con mis papas es cuando vamos al cine, poque entonces nadie habla” (La Noche de Tlatelolco. Editorial ERA, México. 1971)
Así, el movimiento fue independiente, contestatario, de resistencia civil y no parte de un complot comunista para sabotear los Juegos Olímpicos, como aducía el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, macartizando al movimiento y respondiendo con una masacre que no olvidará la historia, violando flagrantemente los Derechos Humanos, conocida como la Matanza de Tlatelolco o la de la Plaza de las Tres Culturas, con más de 300 muertos. Además de ella, hubo desapariciones, torturas, criminalización y coerción a todas las libertades civiles, sindicales y políticas. Todo ello asesorado por la Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos de Norte América.
Ya desde 1965 había un fuerte movimiento revolucionario del magisterio mejicano. Y como consecuencia de Tlatelolco se generó una actitud más crítica de la sociedad civil y el surgimiento de guerrillas urbanas y rurales. Pero en gran parte se habla de una derrota estudiantil; porque el sistema, ante la crítica mundial, se replegó y posteriormente se revitalizó. Sin embargo, todo esto entró a la historia y a la nueva cultura, como las banderas francesas y de la juventud norteamericana anti Vietnam. Es decir, todo esto ha convergido en la llamada Revolución Cultural del Mayo del 68. El primer historiador que acuñó la categoría de “Revolución Cultural” fue el escritor francés Fernand Braudel, de la llamada Escuela de los Anales; para diferenciarla sustancialmente de la “Revolución Industrial” y de la “Revolución Comunista”; acentuando los temas álgidos relacionados con la familia, las costumbres, las comunicaciones, la escuela, el sexo, las drogas y el feminismo. (Braudel, Fernand y Wallerstein, Immanuel. La Revolución Cultural Mundial de 1968. Ediciones Desde Abajo, Bogotá. 2018).
EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL COLOMBIANO EN LA DECADA DE 1970
La influencia cultural, política y social de los anteriores elementos y circunstancias se produciría en Colombia en el llamado Movimiento Estudiantil de 1971, una oleada de protesta que no tiene comparación sino con los movimientos del 2020; llegando a producir hasta 20 muertes en el solo 26 de febrero de 1971; año aciago para el movimiento estudiantil y detonante de mayores protestas y de recrudecimiento de la represión estatal.
Inició en la tradicionalista Universidad del Cauca y se continuó en la Universidad del Valle, pidiendo cambios en el gobierno universitario, donde tenían puesto determinante la Iglesia Católica, el gobierno y los gremios privados y, una fuerte influencia extranjera de parte de los EE.UU., con su política de la Alianza para el Progreso y los denominados Cuerpos de Paz. A ello se adhirió la Universidad Nacional de Bogotá en solidaridad, con marchas y enfrentamientos violentos con la fuerza pública. Las adhesiones y manifestaciones se extendieron a las universidades de Bogotá, Cali, Medellín, Popayán y Armenia.
Los principales dirigentes universitarios fueron encarcelados, pues eran sindicados por el Ministerio de Defensa como responsables de los disturbios y de un complot para entorpecer los Juegos Panamericanos de Cali. Ellos eran Marcelo Torres, máximo dirigente del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR), Leonardo Posada del Partido Comunista y Morris Ackerman. Pero en cada capital hubo grandes dirigentes, que también fueron perseguidos y encarcelados. Además de la Juventud Patriótica (JUPA) y la Juventud Comunista (JUCO), existieron otras organizaciones maoístas y trotskistas, que participaron activamente en el movimiento; incidiendo fuertemente en los consejos estudiantiles universitarios y de secundaria.
El movimiento estudiantil universitario colombiano propuso el famoso “Programa Mínimo”, que contenía:
- Reforma a los Consejos Superiores Universitarios; sobre todo expulsión de la Iglesia y el sector privado.
- Adoptar un sistema democrático para la elección de autoridades universitarias.
- Destinar como mínimo el 15% del Presupuesto Nacional para la educación universitaria y sobre todo el rescate de la Universidad Nacional.
- Acabar con el Instituto Colombiano de Educación Superior (ICFES), dada la influencia de los EE.UU. En su seno, vía organizaciones como la Fundación Rockefeller y otras.
- Derecho a crear organizaciones gremiales,
Con estas banderas se nutrió el movimiento y, entre el 18 y el 25 de febrero de 1971 ya había entre 60 mil y 70 mil estudiantes en paro. Todas las universidades públicas estaban cerradas e incluso algunas privadas, que habían salido a solidarizarse con el movimiento de las públicas. El VI Encuentro Nacional Estudiantil, tuvo como centro de discusiones el denominado Cogobierno Universitario. (W https://es.m.wikipedia.org.wiki)
También se luchaba contra el llamado Plan Atcon o Plan Básico, del gobierno nacional, pero con diseño norteamericano. Y en medio de esta lucha, se presenta la masacre de Cali el 26 de febrero de 1971. Aquí es necesario recordar que el gobierno del conservador Misael Pastrana Borrero, había surgido de un fraude electoral, en detrimento de las aspiraciones mayoritarias del General Gustavo Rojas Pinilla. Este hecho delictivo del gobierno nacional y de las élites, daría para que dentro del seno de la Alianza Nacional Popular surgiera el Movimiento 19 de Abril; cuyos herederos están hoy en la presidencia de la república a la cabeza de Gustavo Petro.
El movimiento fue democrático, revolucionario, contra el imperialismo norteamericano, masivo, con el apoyo social y de los trabajadores de la época. Su mayor repercusión estuvo en las aulas de la educación secundaria, donde surgieron los famosos Consejos Estudiantiles y muchas huelgas contra rectores represivos y por la defensa de la educación pública. Es de resaltar que se presentaron valiosas manifestaciones artísticas y culturales que nutrieron el movimiento y le dieron un perfil muy especial donde la cultura y la política se hermanaron. (Aportes del movimiento estudiantil a los procesos de movilización social. https://cuadernos.utem.cl.artículos)
Esta gran herencia fue recogida por el movimiento estudiantil de 2019. 2020 y 2021, que hizo tambalear el gobierno del presidente derechista de Iván Duque Marques y que dio origen a un Paro Nacional de gran duración y mayores pretensiones sociales y económicas. Todo quedó opacado mientras llegó la pandemia del COVID-19, con su cuarentena y por supuesto el cierre de todos los establecimientos educativos y de los habitantes en general. Es decir, el COVID salvó a Duque; sin embargo, vendría un rebote del movimiento con consecuencias en la economía y la política, que le abonaron terreno a la llegada al poder del Pacto Histórico con Petro y Francia Márquez a la cabeza; pero en la cual se expresaron los movimientos sociales, los marginales, los ambientalistas, las negritudes, las mujeres y sobre todo la juventud. A las banderas tradicionales estudiantiles y las reivindicaciones económicas de la mayoría de la población colombiana, se sumó el apoyo a la continuación de lo pactado en el Acuerdo de Paz negociado entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC EP). A todo esto, se sumó la corrupción protuberante y descarada del gobierno Duque, que lo desgastó no solo a él, sino al Uribismo y a todos los partidos tradicionales. En todo esto tuvo mucho que ver la Mesa Ampliada Estudiantil (MAE), que llegó a negociar directamente con el gobierno nacional, al lado de los otros actores importantes como la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) y diversos sindicatos.
Regresando al Movimiento Estudiantil Colombiano, es necesario reconocer que la llamada “Séptima Papeleta” nació de los universitarios con amplia participación de los pertenecientes a las universidades de alcurnia como el Colegio Mayor del Rosario y la Universidad de los Andes y, se extendió a toda la sociedad, dando paso a la histórica Asamblea Nacional Constituyente y a su magnífico logro de la Constitución de 1991, que llevó a la cima los Derechos Fundamentales y al reconocimiento, entre otras cosas, de las regiones geográficas y culturales del país, de la diversidad, del Estado laico, del Estado Social de Derecho, de la independencia del Banco de la República, de la planeación participativa y del surgimiento de varias instituciones democráticas y modernas como la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo. (Séptima papeleta: 30 años del movimiento. uniandes.edu.co. 10 de marzo 2020)
Además, en la actualidad, como conquistas o herencia de aquellos tiempos se puede señalar lo siguiente: la Iglesia Católica ya no tiene representación en los Consejos Superiores; pero en muchas se conserva la de los gremios. Existen diferentes sistemas para la elección y designación de las autoridades universitarias, donde se combina una participación del estudiantado, el profesorado, los exalumnos y los empleados, al lado del gobierno nacional, departamental y municipal y, por supuesto de los estamentos propiamente académicos. El ICFES se ha reformado, volviéndose una entidad más dedicada a la promoción y la evaluación. Ya es normal y legal la organización gremial de profesores, estudiantes y trabajadores universitarios. Y cada día se aumenta más el presupuesto para los tres niveles de la educación, sin estar totalmente solucionados los problemas de financiación, construcción, dotación, cobertura y calidad; pero empieza a surgir la gratuidad de la educación universitaria. También se conquistó la libertad de cátedra y mayor presupuesto para la investigación, separándola de la mera profesionalización, con un papel muy activo de Colciencias, que ya se elevó a Ministerio.
EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN EL QUINDÍO Y LA TEBAIDA.
En la breve descripción de este contexto internacional y nacional, surge el movimiento estudiantil en el Departamento del Quindío y particularmente en el municipio de La Tebaida y el Instituto Tebaida (Instebaida) en concreto; a lo que exclusivamente nos referiremos en esta pequeña contribución a la historia general del movimiento estudiantil y cultural de la década del 70 del Siglo XX.
En La Tebaida había un ambiente cultural propicio a las nuevas ideas y a las noticias de fuera, siendo realmente esta solo una pequeña provincia cafetera, con una población de escasos 20 mil habitantes y con una presencia rural importantísima en la demografía, la economía y las costumbres. Había una escuela para las niñas llamada “Gabriela Mistral” en honor a la poetisa chilena primer Premio Nobel de Literatura en Latinoamérica y, una escuela para los niños bautizada como la “Antonio Nariño”, como homenaje al hombre que había traducido y promulgado los Derechos Humanos en la Nueva Granada. Estos dos datos poéticos, culturales y políticos son de una gran envergadura para la memoria y la identidad estudiantiles, que más adelante darían resultados, consciente e inconscientemente, marcando las actividades y luchas posteriores. Existía ya el distinguido Colegio de las Hermanas Teresitas, con una educación marcadamente religiosa y tradicionalista y, el colegio para varones llamado simplemente Instituto Tebaida o Instebaida como también se le conoce, brindando una educación más laica y un poco modernizante. Allí vendrían en los años setenta los primeros profesores estudiantes de la Universidad del Quindío o recién graduados como Licenciados; marcando así, ya una diferencia con los profes simplemente bachilleres o normalistas a los que antes estaba encomendada la educación de los adolescentes y jóvenes de la comarca. Esto también permitió la transmisión de nuevas ideas y de una renovación en la educación, la pedagogía y la didáctica.
A esto es necesario agregar que la religión católica ha sido muy importante en la tradición cultural y espiritual del municipio, consagrado a la devoción de La Virgen del Carmen y, a cuyas celebraciones se dedica casi que la sociedad entera, con alborozo, fervor, colorido y pasión. En este contexto y, de acuerdo a la tradición nacional de la época, también en el colegio de varones había presencia permanente de la institucionalidad religiosa; pues era el sacerdote de turno en la parroquia, quien se encargaba de la asignatura de religión; a la sazón totalmente sesgada hacia el catolicismo y sus perspectivas morales y éticas. Así, en consecuencia, la ritualidad no era menor; pues era obligación asistir a misa todas las mañanas cada domingo, en ayunas, para recibir comunión, eso sí, previa confesión. Lo que implicaba que el Instebaida, aunque tenía directivas y docentes laicos, estaba muy inmerso dentro de la cultura católica, apostólica y romana.
El sacerdote Antonio Orozco Silva, que había sido educado en la Universidad Gregoriana de Roma, en los inicios de la década de 1970 era docente en la Universidad del Quindío y en el Instituto Tebaida; con él se dieron debates interesantes en nuestra Aula Máxima, en controversia con el docente Gilberto Álvarez Henao, a la sazón cerebro del maoísmo en el Eje Cafetero. Aunque el padre Orozco, fue el líder religioso y líder cívico en La Tebaida, sobre todo en algunos programas de vivienda popular por autoconstrucción; fue objeto señalamiento por parte del movimiento crítico del estudiantado, hasta separarse de la docencia, tanto en la Universidad como en el colegio. Este fue el último sacerdote vinculado al Instebaida.
Pero con justicia histórica y cultural es preciso registrar que los sacerdotes y las monjas eran organizadores y animadores de los famosos Clubes Juveniles, en los cuales participamos estudiantes de ambos colegios de bachillerato en La Tebaida. Había una orientación católica; pero se promulgaba el servicio social, la convivencia juvenil entre géneros y colegios, la sana recreación, el disfrute de la naturaleza en las salidas de campo y eran en algún grado vehículos de modernización y culturización de la juventud del poblado y del departamento. Muchos estudiantes, antes de ser de izquierda, éramos de estas lides como fue el caso personal y de Arcesio Arango Posada, quien viró al protestantismo.
Pero por otro lado aquí ya se hablaba del Camilismo, de los Curas de Golconda, del Concilio Vaticano II, de Helder Cámara, de Oscar Romero, de Paulo Freire y la Educación Popular y hacía asomo la llamada Teología de la Liberación. Todo esto también contribuyó al bagaje que animó el movimiento estudiantil.
La sociedad tebaidense había sido protagonista de la sangrienta violencia bipartidista de las dos décadas anteriores; pero con el desenvolvimiento de esta lucha banderín, el Partido Liberal era mayoritario y, además era muy fuerte el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) e incluso tenía una presencia importante el Partido Comunista. Pero además para el período en mención es de resaltar el surgimiento de la Alianza Nacional Popular (ANAPO), que tuvo sus mayores adherentes en las clases populares, todos ellos seguidores del General Pinilla y su hija María Eugenia Rojas de Moreno Díaz. A Pinilla se le debía en el pueblo el edificio de la Alcaldía y el parque principal. La ANAPO fue muy importante en la política local, con representación en el Concejo Municipal y en la Asamblea Departamental. Tuvo líderes influyentes como los comerciantes Roberto Hernández, farmaceuta y Alcides Vera, zapatero. Incluso hubo algunos líderes estudiantiles que acogieron estas banderas; pues era otra forma de ser revolucionarios y contestatarios frente a la política tradicional.
El Partido Conservador había sido derrotado por el Partido Liberal, reduciéndolo a un solo concejal y con la creación del Departamento del Quindío y, el nombramiento del Doctor Ancizar López López como el Primer Gobernador, también en La Tebaida se erigiría el movimiento Ancizarista, como el mayoritario. Pero frente a esta vertiente mayoritaria del liberalismo, se levantarían los contradictores agrupados en el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), encabezados por el abogado Horacio Ramírez Castrillón, con adeptos muy importantes en La Tebaida como Alfonso Buitrago y Teresa Sánchez y, a esta oposición se sumarían los comunistas y los jóvenes rebeldes.
Es decir, en este escenario de la política tradicional y de la región, el movimiento estudiantil en La Tebaida Q. se pronunciaría en contra del excluyente y dualista Frente Nacional y en contra del ancizarismo, que, por supuesto manipulaba toda la educación, donde ya había voces muy disidentes entre profesores y estudiantes. Esta animadversión llegó hasta el punto en que los estudiantes saboteamos una reunión del ancizarismo en el Teatro Paraná, donde hacía maravillas la oratoria del abogado Jaime Peralta Figueroa, esparciendo un “pedo químico” que nos había enseñado a fabricar el profesor de Química Salvador Pinto, producto de lo cual se evacuó totalmente el recinto, dado su inmundo olor. Esta era el arma del estudiantado, además de muchísimas piedras.
Pero la cultura y particularmente a circulación de los periódicos y revistas de diversa índole fueron muy importantes para la definición del perfil social y político del poblado y, en particular del estudiantado ávido de lecturas y conocimientos, más allá de los textos meramente académicos y para lo cual poseíamos una gran biblioteca muy bien dotada en el INSTEBAIDA. En consecuencia, a La Tebaida llegaban los periódicos liberales El Tiempo y El Espectador, La Patria y El Siglo de los conservadores, El Campesino de la Iglesia Católica, La Voz Proletaria del Partido Comunista, Granma de Cuba, Tribuna Roja del MOIR, un boletín del M-19 cuyo lema rezaba “Con el pueblo con las armas al poder”, boletines de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), el periódico de la ANAPO y los volantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PC ML). Las revistas que más circulaban eran las siguientes: Selecciones Readers Digest, Cromos, Life, Alternativa, Scala, Cuadernos de la Paz y del Socialismo, Tiempos Nuevos, Pekín Informa y Sputnik. Ya en pleno movimiento surgió un pequeño periódico titulado Canchimalo, aludiendo a un pez grande que se comía al pequeño y ahí nos expresábamos los estudiantes rebeldes,
El movimiento estudiantil tuvo un perfil muy cultural desde sus inicios. Pues el movimiento cultural en La Tebaida ha estado muy marcado por el teatro y las artes escénicas en general; desde pequeñas piezas, coreografías sencillas y sainetes hasta el llamado teatro experimental y los grandes montajes teatrales. Por eso, el movimiento dramatúrgico en este municipio tiene más de medio siglo de existencia prolífica. En el Instebaida llegó un momento en que cada uno de los salones tenía su propio grupo de teatro y así se presentaban no solo dentro del colegio sino para todos los pobladores del municipio. A su interior había importantes discusiones acerca de las grandes variantes y escuelas dramatúrgicas de ese momento a nivel mundial y nacional: el teatro de Bertolt Brecht, que muchas de sus piezas se representaron allí; el teatro del absurdo con obras de Samuel Becket; pues allí se vio Esperando a Godot; montajes del francés Moliere como el Médico a Palos, circulaban las de los españoles Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca, se sabía del gran teatro El Galpón de Montevideo, se conocía a Stanislasvski y Eugene Ionesco, se hablaba del Nuevo Teatro Latinoamericano, se conocían Las Moscas y la Puta Respetuosa de Jan Paul Sartre e incluso en la biblioteca del colegio estaban todas las obras de teatro del escritor francés en un magnífico tomo de Ediciones Aguilar, se apreció La Madre de Máximo Gorky. Allí llegaría El Teatro La Candelaria con su famosa creación Guadalupe Años Cincuenta con su director Santiago García y la actriz tebaidense La Mona Botero, el Teatro Experimental de Cali con Enrique Buenaventura y su esposa Jaqueline Vidal a la cabeza, vendría el Teatro Escuela de Medellín, pasaban algunos cultores que llegaban al Festival Internacional Teatro de Manizales y en los circos se representaban Genoveva y Brabante y Lejos del Nido entre otras piezas populares y costumbristas. Pero para un conocimiento actualizado de la historia del teatro en La Tebaida, remito a la obra de “Tebaidarte” y el “Teatro La Musaraña”. De esta primera época han pasado a la historia “La Mona” Luz Marina Botero, Miguel Londoño “Miguel Tablas”, Leoncio Aristizábal, Castrillón y Heriberto Vargas, entre muchos otros. Los grupos tebaidenses llegamos a visitar otros municipios y otros departamentos y, el caso más sonado fue la gira con la obra El Monte Calvo.
Todos los sábados por la mañana se realizaban los llamados Centros Literarios, en los cuales se declamaba, se leían cuentos, se presentaban obras teatrales, llegándose a convertir en un verdadero semillero de arte y cultura, con énfasis en literatura. Aquí se entrenaban los líderes para su posterior oratoria en el movimiento estudiantil y se promovía el amor por los autores clásicos y regionales.
Cada año se realizaba la famosa Semana Cultural, con casi todas las expresiones artísticas y culturales, con concursos, invitados departamentales y nacionales. En este certamen primaba el teatro y las comparsas con un sentido crítico y social de mucho colorido, donde se ridiculizaban politiqueros, gamonales y representantes de la Iglesia. Todos los estudiantes y profesores participaban y al desfilar por las calles del municipio, la sociedad entera aplaudía. En este marco se realizaba el irónico Reinado de los Feos, donde se caricaturizaban ciertos personajes. Pero también había Reinado de Belleza y en el cual había una pieza oratoria para la coronación.
En el plan de estudios del colegio de aquella época existía una asignatura de Lectura y dentro de ella los profesores de Español nos llevaban a la biblioteca para leer libremente o tomar textos recomendados por ellos, muy diferente a las otras actividades y consultas para hacer tareas. Además, cada ocho días, los lunes por la mañana había que llevar el Suplemento Literario del Tiempo Lecturas Dominicales o El Magazine del Espectador, para leer en voz alta en clase. En este sagrado recinto era normal leer las obras de Gabriel García Márquez y de Ernesto Sábato. Pero también había un grupo importante de lectores de La Náusea de Sartre, de la Peste de Albert Camus, de Así Hablaba Zaratustra de Nietzsche, muchas obras de José María Vergas Vila, Crimen y Castigo de Dostoievski, El Lobo Estepario de Herman Hesse, La Rebelión de las Masas de José Ortega y Gasset y muchos otros. En este contexto hubo un caso muy especial y se trataba de la Tienda Escolar manejada por el portero del colegio, el señor Dairo Alirio López Sosa, quien estudiaba bachillerato en el Instebaida Nocturno y posteriormente Ciencias Sociales en la Universidad del Quindío. En ese pequeño negocio vendía los libros más importantes de Carlos Marx, Federico Engels, Lenin, Mao Tse Tung, León Trotsky, Marcuse, Louis Althusser y Reich y revistas de Albania y China, porque se nutría de Armenia, Pereira y Bogotá. Pero de otro lado, el dirigente estudiantil Gonzalo Uribe Aristizábal, que era miembro insigne de la Juventud Comunista, vendía y repartía toda la literatura política proveniente de Rusia, Alemania Oriental y Cuba, principalmente los folletos de los discursos de Fidel Castro, como aquel de La Historia me Absolverá y textos del Che Guevara, como su famoso Diario en la Sierra Maestra.
Curiosamente, por motivos económicos, casi nadie tenía televisor en sus hogares; pero la radio era muy común para escuchar noticias, radionovelas y música popular. También existía La Emisora Parroquial y los circos y la ciudad de hierro, cuando pasaban por el poblado, transmitían en altavoces la programación circense, música variada y dedicatorias musicales para enamorados. Y dentro de todo este mundo de las comunicaciones, algunas personas y estudiantes principalmente sintonizaban La Voz de la Américas de EE.UU. Radio Habana Cuba, Radio Tirana de Albania, Radio Francia Internacional y la Emisora de Holanda que decía “estamos transmitiendo desde el país de los molinos de viento”.
En este caldo de cultivo social, cultural y político, germinó el Movimiento Estudiantil en el municipio de La Tebaida (Quindío) y, muy especialmente en Instituto Tebaida (Instebaida), durante toda la década de 1970. Bastaba una chispa o un pretexto para prenderlo. Y así romper con la tradición y la supuesta calma; pues en el sustrato del conocimiento, el movimiento cultural y las costumbres, había suficiente leña, para atizar la rebeldía, ya interconectada con el mundo y la nación y, sobre todo con la gran herencia de la década de 1960, que aún sigue siendo tan significativa para la juventud, los estudiantes y la sociedad en general, constituyéndose en todo un hito en la historia mundial. Así como se llegó a la Luna, también se vieron las guerras, las revoluciones y la contracultura, que definieron el perfil de una época y la proyectaron en la historia.
Las primeras manifestaciones de la política partidista en el colegio se dieron al lado del Partido Liberal, con protagonistas históricos como los señores Alexander Girón y Omar Londoño. El primero llegaría a ser presidente de las Juventudes Liberales y posteriormente presidente del Directorio Liberal Municipal e incluso varias veces concejal y, con un trasegar bastante combativo en las huestes del Movimiento Ancizarista comandado por el primer Gobernador del Departamento del Quindío Ancizar López López, convertido en el principal cacique de la política regional. El segundo también militaría por esos lados, hasta convertirse, siendo muy joven en Alcalde Municipal. Tenía el padrinazgo de su familiar Apolinar Londoño, figura epónima de la política local y regional. Justamente en los inicios del movimiento estudiantil contestatario, él sería motivo de discordia; pues dada su influencia en la Gobernación y en la Secretaría Departamental de Educación, prácticamente hacía nombrar y quitar rectores y profesores. El estudiantado decía que, desde su compra de café en la Plaza de Bolívar, manejaba la política local y la educación del municipio. Contra esta tradición politiquera, que atentaba contra la autonomía de la institución educativa, se pronunciarían los estudiantes en muchas marchas, señalándolo a él, incluso frente a su negocio.
En el año de 1971 el municipio vio por primera vez una manifestación estudiantil por las calles del poblado. Era un grupo de estudiantes de la Universidad del Quindío que pedían la destitución del Rector Ramón Buitrago Herrera y, quien en los días siguientes a las revueltas dentro del claustro y en las calles céntricas de Armenia, se vio abocado a lanzarse por la ventana de su oficina. Esto causó las primeras expulsiones colectivas de profesores y alumnos, arreciando más la protesta estudiantil, que encontraría solidaridad en los alumnos de varios colegios de Bachillerato como El Rufino J. Cuervo y Instituto Técnico Industrial el ITI) en Armenia, el Colegio Robledo en Calarcá, el Instituto Montenegro en Montenegro y el Instebaida. Así se darían los primeros pinitos del liderazgo estudiantil en bachillerato al lado de los universitarios. Ante la prohibición del Consejo Estudiantil de la U. Q. lo que se consiguió fue la exigencia de su creación en el gremio de secundaria. Igualmente era alentador el movimiento de las organizaciones de docentes universitarios, de bachillerato y primeria en el departamento y en cada uno de los municipios. Todo esto estaría enlazado con el gran movimiento estudiantil del 71 en Colombia. Aquí había reflejo, extensión y solidaridad. Era el mismo ambiente, el que cobijaba la provincia y eran los aires del 68 que nos llegaban, aunque un poco tarde.
Una anécdota que valga traer a colación: En una cartelera que estaba afuera de la Escuela Antonio Nariño, se fijó la fotografía del filósofo germano norteamericano Herbert Marcuse, uno de los pioneros de la llamada Escuela de Frankfurt, que renovaría el marxismo y quien alentaría la Revolución Cultural del Mayo de 1968. En el Instebaida circularon dos obras de él: El Hombre Unidimensional y Eros y Civilización. De mi parte estas serían una de mis primeras lecturas a temprana edad, dado este momento de iluminación.
Cuando llegué al colegio a cursar primero de bachillerato los politiqueros acababan de echar al Rector Don Jaime Hurtado Garavito, natural de la Tebaida, uno de los primeros Licenciados en Ciencias Sociales de la Universidad del Quindío, quien le dio un realce educativo y cultural al colegio, con una sensibilidad especial y un manejo muy moderno y humanista del estudiantado. También trasladaron abruptamente otros connotados profesores como Hernán Vallejo, Oscar Otálvaro, Oscar Montes, Ferdinand Ríos y otros. Esto daría pie a un gran movimiento de protesta por parte de los estudiantes que los reclamaban nuevamente. Salieron a las calles, se paralizó el colegio y la Secretaría de Educación Departamental tuvo que enviar al supervisor Juan de Dios Alzate, que ya había sido rector y era estimado por la ciudadanía para calmar la situación y, posteriormente hubo rectores provisionales, que sufrieron el embate del movimiento. Esta situación se calmó con la llegada del Señor Jairo Baena Quintero como Rector, quien era docente, escritor, poeta y periodista y, por tanto, se conectó con el ambiente cultural del Instebaida expandiendo este clima, trayendo personajes de Caldas y Quindío, haciendo marchas del libro para dotar más la biblioteca nuestra. A este poeta se le debe el conocimiento y la influencia del bardo chileno Pablo Neruda, hasta volverse común entre los estudiantes el disfrute del libro Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada. Durante la fugaz rectoría del profesor montenegrino Don Gabriel Montoya, los estudiantes maoístas, de la noche a la mañana pintaron todas las paredes blancas del colegio con consignas y frases revolucionarias, sobre todo de Mao, como aquella de que “El poder nace del fusil” y, por supuesto muchas alusivas a la educación pública y contra el Imperialismo Yanki. Esto fue todo un escándalo no solo en el colegio sino en toda la población. En esto habíamos participado alrededor de 10 estudiantes representativos, pero no fuimos echados porque nos hicimos responsables del hecho, aunque la JUCO atizaba para la expulsión de los de la Línea Pekín. Del rectorado de Don Cecil Echeverry, no se puede decir que hubo represión, sino comprensión y libertad; pero ya las causas del movimiento eran más municipales que internas al colegio.
De la primera generación de líderes estudiantiles revolucionaros, ya no liberales, fue sobresaliente la figura de Mario Arango Botero; quien, entre otros sucesos, saldría a la Plaza de Bolívar en silla de ruedas, dadas sus dolencias, a manifestarse por los derechos de los estudiantes enarbolando una figura de Jesucristo, como un símbolo de redención de los pobres. Recuérdese que para la época era muy influyente entre los estudiantes y los revolucionarios la figura de Camilo Torres el Cura Guerrillero, uno de los fundadores de la carrera de sociología en la Universidad Nacional de Colombia y de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que aún sigue dando brega en el país. En la biblioteca del colegio estaba la obra de Camilo titulada Estudio Sobre la Pobreza en Bogotá y, en la Tienda Escolar se llegó a vender la biografía de esta sacerdote escrita por el irlandés radicado en Colombia Joe Broderick. Pero la protesta estudiantil no era necesariamente comunista como se le endilgaba, había reivindicaciones de derechos a la agremiación, a la libertad de cátedra y era parte de la irrupción cultural del medio siglo. A esta generación pertenecieron Lucero Serna, Alejandro Vallejo, Doralina Vega, Leoncio Aristizábal, Hernando Arango y Luz Marina Botero, entre otros.
El movimiento estudiantil siguió creciendo por diversos motivos: solidaridad con los movimientos nacionales y departamentales, tanto para con los docentes como para con los estudiantes. Se pedía más apoyo a la educación pública, nombramiento de profesores, dotación del colegio y la no injerencia de los políticos en el gobierno escolar y la educación en general. También se tomaron las banderas sociales y municipales como las relacionadas con los servicios públicos y el problema del suministro del agua, que aún sigue siendo un tema de actualidad en la comarca. También el movimiento viró hacia preocupaciones mayores, hasta derrocar no solo rectores sino alcaldes, como fue le sonado caso de Don Ocreciano Zuluaga.
Este movimiento estudiantil llegó a convertirse en cívico y político, hasta el punto de participar en elecciones al Concejo Municipal, consiguiendo un escaño en cabeza de Fernando Quiceno Quiceno; quien perteneció a la primera generación. Esta daría posteriormente personalidades tan importantes como el Doctor Ancizar Quintero Quintero, que ocupó cuatro veces la Alcaldía Municipal y fuera pieza clave en la Reconstrucción del poblado como consecuencia del terremoto del Eje Cafetero en 1999.
De la segunda generación de líderes del movimiento estudiantil, se puede decir que se agrupaba en dos bandos, dada la influencia ideológica y política internacional que llegó hasta nosotros: Por una parte, estaba la Línea Moscú con Gonzalo Uribe Aristizábal, muy distinguido por que después llegaría por elección popular a la Alcaldía; Procopio Ramírez Gómez, Oscar Londoño, Carlos Alberto Cadena, William Valderrama y Jorge Montoya, entre muchos otros. Rodrigo Londoño Echeverry (Timochenko) estaría hasta cuarto de Bachillerato y posteriormente se uniría a las FARC; a él se le debe la transición de la insurgencia a la vida política en desarme, con la firma del Acuerdo de Paz, en el gobierno de Juan Manuel Santos; pero sus inicios fueron en el Instebaida en aquella época, al lado de los anteriores. Por otra parte, estaba la línea Pekín; pero no de la Juventud Patriótica y el MOIR, a la que sí pertenecían Gonzalo Cardona López (quien al final de su carrera profesional sería el distinguido Rector del Instebaida) y Luis Alberto Ramírez Gómez, quienes ya estudiaban en las universidades fuera del departamento; el uno Filosofía en la Universidad de Caldas y el otro Medicina en la Universidad de Antioquia y. pertenecían a la generación anterior. Los nuevos maoístas en el Instebaida estábamos agrupados en el Partido Comunista Marxista Leninista (PC ML) y después en una derivación de este que se llamó La Tendencia Marxista Leninista Maoísta (TMLM). Fuimos tildados como Trotskistas y abruptamente nos decían tronquistas, pero realmente éramos seguidores de Mao, Ho Chi Min y Enver Hoxha. A esta línea pertenecíamos Edgar Garzón, Juan Evangelista Gaitán y Álvaro Blandón, que venían expulsados de colegios de Armenia, junto con otro grueso grupo de estudiantes revoltosos. A esos se unirían Adíela Vargas, Ferined Quintero, Dairo López Sosa y Francisco Cifuentes y, el profesor Gilberto Álvarez Henao, expulsado de la Universidad del Quindío y quien nos dirigía, entre otros tantos. Además, fueron destacados los docentes Liliana Valencia, Gilberto Alzate, Oscar Pabón, Alberto Peláez, Alberto Garzón y Jamil González. Un caso especial fue el del líder estudiantil Fernando Hernández, quién escogió una tercera vía y se adhirió al ANAPISMO.
El profesor Don Gilberto Álvarez Henao fue un caso muy especial por varios motivos. Cuando estudiaba la licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad del Quindío, tuvo un gran protagonismo en el movimiento estudiantil universitario, por lo cual fue expulsado y en consecuencia nunca terminó la carrera. Llegó a ser dirigente sindical de secundaria por mucho tiempo. Empezó en el Partido Comunista y después cuando llegó a La Tebaida se pasó al maoísmo. Allí sería pieza clave en la organización y el adoctrinamiento de profesores y estudiantes; pero se distinguió por una gran cultura universal, que lo hizo un docente excelente y apreciado por todo su alumnado, aunque muy criticado por la sociedad tebaidense; por lo tanto, también fue expulsado del colegio en compañía de otros profesores. Y esto dio motivo a un último estertor en el movimiento estudiantil, que lo respaldaba. Con el correr de los años fue adquiriendo una enfermedad que lo llevó a una invalidez total de todas sus extremidades, lo que lo llevó a una retirada de la escena sindical y política. Antes de jubilarse se graduó como Licenciado en Teología y Ciencias Religiosas en la Universidad Santo Tomás y se convertiría totalmente al catolicismo, desplegando cierta actividad religiosa bastante ortodoxa. Las generaciones que estuvieron en sus manos no lo siguieron en esa conversión, pues había convertido en ateos o por lo menos en antirreligiosos a muchos; pero todos le respetamos su espiritualidad y valga para él un homenaje.
De la ciudad de Armenia nos visitaban para ayudar a organizarnos y animar el movimiento los siguientes líderes departamentales: De parte de la JUCO vendrían Carlos Enrique Cardona, Horacio Duque, Hernando Muñoz Y Gustavo Hernández. De los maoístas llegaron Humberto Toro, Mary Luz Pacheco y Alberto Ceballos, conocido como “El Topo”, desde Sevilla (V). Y por parte de la Unión Comunista Revolucionaria (UCR), tendríamos contacto con su líder el profesor de la U.Q. Ricardo García Duarte, el dirigente sindical y líder universitario Carlos Leyva, que era maestro en la Escuela Antonio Nariño, igual que Fabio Riaño. De este grupo también teníamos relación con los universitarios Néstor Cuervo y Alberto Valencia. Ya en la Universidad del Quindío, algunos de La Tebaida, pertenecíamos a los llamados Comités Organizados de Base (COB), una expresión de los maoístas dirigida por Medina, Arcila, Covaleda, Serna y otros.
La Federación de Estudiantes del Quindío (FESQUI), jugó un papel decisivo en la organización de los Consejos Estudiantiles de los colegios en todo el departamento y, en este caso entre la muchachada tebaidense. Venían e Íbamos a las diferentes marchas que se convocaban en otros colegios; pues había mucha solidaridad. También estábamos ligados a la Unión Nacional Estudiantil (UNE); por consiguiente, no éramos solo un fenómeno local, sino que hacíamos parte de todo un engranaje nacional y departamental, con objetivos y consignas unificadas. Así, el movimiento estudiantil fue mutipartidista y multigremial, pero la mayoría de sus bases no estaba cobijada por bandera política alguna, más bien marchaban al calor de las pretensiones gremiales y por la efervescencia juvenil.
El Movimiento Estudiantil de esta época aún no alcanzó a ser feminista ni ecologista; pues, aunque estas banderas ya eran europeas y norteamericanas, aquí todavía no existía una conciencia moderna al respecto. Sin embargo, hubo una participación abrumadora de las mujeres universitarias y de bachillerato. En La Tebaida precisamente se distinguían las muchachas del Instebaida por su activismo a diferencia de las alumnas del Colegio Santa Teresita, más moderadas. Para las del Instebaida, ya era toda una liberación participar de este ambiente político y cultural tan juvenil; pero no con las consignas y el sentido propiamente feminista moderno. En cuanto al tema ambiental, recuérdese que la cátedra de Ecología apenas nos llegó en el 73 y en el 74; lo que no significaba aún la aparición de una conciencia y un movimiento ecologista como lo conocemos ahora. Eso sí, el movimiento estudiantil fue pionero, a lado de la ciudadanía municipal, en las innumerables manifestaciones por el servicio del agua potable en el municipio; lo que aún no se mejora.
La evolución política y cultural creció en cantidad y calidad en el Instebaida. De un lado había concursos de teatro, declamación, oratoria, poesía, cuento, ensayo y ajedrez. Se premiaba siempre con diplomas y libros. Y algunos miembros del movimiento literario y cultural conocido como el Nadaísmo llegaron a visitar el colegio y a hablar en el Aula Máxima. Por allí circularía la revista Nadaísmo 70, las obras de Gonzalo Arango y la música de Pablus Gallinazo. Y empezó a rodar la llamada hoy día música social: Mercedes Sosa, Daniel Viglieti, Atahualpa Yupanqui, toda la peña de los Parra con Violeta, Isabel y Ángel, Víctor Jara, Ana y Jaime. Pero también se escuchaba a Carlos Santana, los Flipers, la música yeye y gogo, al lado de las baldas y la música popular. A este acervo cultural hay que agregar que el profesor Darío Vanegas Palomino, quien llegó del municipio de Calarcá, nos iniciaría en la música clásica, enseñándonos biografías y audiciones, durante la tradicional asignatura de Música.
Pero no solo la cultura fue la mejor forma de expresión del movimiento estudiantil. También sería el deporte, principalmente el futbol. La mayoría de los profesores y jóvenes activistas eran grandes deportistas en el colegio y en el municipio. Pero un caso suigéneris lo constituyó la creación de un equipo de futbol denominado nada menos que Atlético Combatientes, como expresión directa del fervor político de los 70.
La tercera generación de líderes del movimiento estudiantil estuvo representada por unos jóvenes muy beligerantes como Reynel Sepúlveda, Ferney Cardona, Julio César Londoño, Alberto Pérez, Luis Eduardo Ramírez, Néstor Martínez y Mario Bernal. También crearon su Consejo Estudiantil, lucharon por temas estudiantiles y municipales y se solidarizaron por el despido de los profesores Graciela García, Soley …, Gilberto Álvarez y Alberto Garzón y, en contra del rector Don Arnulfo López.
El movimiento estudiantil, dadas sus características culturales, que le dieron una especial naturaleza, llegó a ser pieza fundamental en la creación de la Casa de la Cultura en 1971, que lleva medio siglo animando, organizando y promoviendo actividades culturales en varias disciplinas, trascendiendo a nivel departamental y nacional, con cultores insignes. A esto se agrega, en el mismo ambiente, el surgimiento de la emisora cultural y comunitaria Edén Estéreo, que es la voz de varias personas y grupos como El Centro Local de Historia. A propósito, esta entidad ha sido fundada hace dos años, entre otros, por varios gestores culturales que se han distinguido en los movimientos estudiantiles, culturales y políticos anteriores, pero que siguen vigentes. En el proyecto cultural y radial han sido piezas fundamentales los gestores culturales y líderes cívicos y políticos Heriberto Vargas, distinguido teatrero, fotógrafo profesional y gestor cultural; Ferney Álvarez, que además ha sido concejal y diputado; Carlos Alberto Aguirre y Narcés Beltrán, gran educador y dirigente cívico, entre muchos otros.
Este mismo perfil cultural del movimiento estudiantil daría origen a dos movimientos políticos locales muy importantes porque romperían con el tradicionalismo: Uno bautizado Movimiento Cultural de Participación Comunitaria, bajo la batuta de Heriberto Vargas y Vicente Young, quien llegaría al Concejo Municipal, y en la actualidad a la Alcaldía Municipal. El vendría del MOIR y logró la actual posición por un grupo multipartidista. Otro sería llamado Compromiso Renovador bajo la dirección de Roberto Carlos Astorquiza, hoy día dirigente distinguido del Pacto Histórico.
Para cerrar una época, en la Universidad del Quindío se celebraron las primeras elecciones estudiantiles para los cargos representativos en los diferentes espacios que la lucha de diez años había logrado. Entre otros, Horacio Duque sería el representante de los ex alumnos ante el Consejo Superior y Francisco Cifuentes, egresado del Instebaida, el primer alumno que llegó por el voto estudiantil y democrático al mismo Consejo Superior, como representante de los estudiantes. Las décadas posteriores verían otros escenarios, otros líderes y algunos motivos nuevos para continuar la lucha. Pero la defensa de la educación pública siguió y sigue siendo toda una bandera renovada, como la lucha contra los autoritarismos gubernamentales, el descontento frente a algunas actuaciones de los administradores universitarios, la solidaridad con causas nacionales, la vinculación activa a los paros nacionales por motivos sociales y económicos que trascienden las meras reivindicaciones de universidades y colegios.
Después de este último envión se puede decir que el estudiantado se calmó en el Instebaida, vendría una época de disciplina y centrados en sus labores académicas. Pero la década de 1970 ya había marcado la historia con repercusiones fundamentales para la educación, la cultura y la política del municipio. Vendrán de esta cochada profesores de varios niveles, escritores, historiadores, teatreros, concejales y alcaldes, funcionarios municipales, departamentales y nacionales como la mejor herencia de todo el proceso señalado en este ensayo.
Ante el panorama nacional y mundial, tan complejo y lleno de injusticias y dominaciones de distinto género, es preciso recordar a uno de los mejores pensadores de la década del 60, como lo fue Sartre, quien afirma en su novela La Náusea: “Nada ha cambiado y sin embargo todo existe de otra manera”. Muchas cosas las hemos resignificado y otras las hemos creado; por eso lo volvemos a citar diciendo. “El mundo no es algo que se descubra, es algo que se inventa”.
De la generación que participó en el movimiento estudiantil hasta 1975, es necesario reconocer para la historia, que fue masiva y, en ella fueron muy activos, no solo los comunistas y los maoístas, sino todo un grupo de mujeres y hombres, no necesariamente afiliados a algún grupo o movimiento político en particular y, por eso quiero rendir homenaje a todos ellos.
Después de estos años y estos procesos vemos surgir otros movimientos, con confrontaciones iguales o mayores a nivel nacional, como los protagonizados en el inicio de la tercera década del siglo XXI, lo que nos hace recordar una estrofa de la famosa canción de Piero, que fue todo un ídolo nuestro:
“Pasan corriendo los estudiantes
Porque los persiguen los vigilantes
Pasan corriendo los vigilantes
Porque los persiguen los estudiantes”
(“Las cosas que pasan” Canción de Piero).
Bibliografía
El Hombre Unidimensional
Aparatos Ideológicos del Estado
Guevara, Ernesto. El Diario del Che.
Castro, Fidel. La Historia me Absolverá
Tse Tung, Mao. Las Cuatro Tesis Filosóficas
La Noche de Tlatelolco. Editorial ERA, México. 1971
Francisco Antonio Cifuentes Sánchez, Bachiller Académico del Instituto Tebaida (1975), Licenciado en Ciencias Sociales. Área Mayor Historia de la Universidad del Quindío (1980), Espe. Cultura, Educación y Pedagogía de la Universidad Javeriana, Especialista en Gerencia Cultural de la Universidad del Rosario, Magister en Filosofía de la Universidad Santo Tomás y Magister en Planeación Social y Económica de la Universidad Santo Tomás. Miembro del Centro Local de Historia de La Tebaida Q.
Foto tomada de: Colombia.com
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