I
La política es, entre muchas más cosas, aquello que hace posible lo deseable y su ejercicio práctico pasa necesariamente por la institucionalidad del Estado: por las entidades responsables de la ejecución o liderazgo de planes y programas dirigidos a hacer de la política del Cambio, una realidad. La política es, asimismo, el lenguaje de gestión del poder, del gobierno. Cada gobierno habla un lenguaje. No se podría producir el cambio que se busca hablando el mismo lenguaje con el que se ha administrado el Estado por décadas. No es lo mismo, por ejemplo, seguridad democrática que seguridad humana; que las instituciones transiten, del lenguaje impuesto por décadas, al nuevo lenguaje de Colombia potencia de la vida es el primer paso para crear los vínculos necesarios para la transición energética, política y económica a la que se está comprometido. El relato debe cambiar siendo, él mismo, vinculante.
Pero, la política también puede ser aquello que hace posible lo indeseable: la confrontación permanente, la discusión sin salida, la desconfianza generalizada, el odio, la mentira.
Casi siempre sucede en épocas de cruda polarización que lo que es deseable para unos resulta indeseable para otros o, incluso peligroso y eso genera miedo. El miedo al cambio en este momento se origina porque:
- No se conoce que producirá ese cambio (incertidumbre)
- No se conoce a los que llegan a liderar ese cambio (desconfianza)
- Aumenta la vulnerabilidad, el peligro de ser excluido. (Las roscas, los amiguismos, el clientelismo son los primeros enemigos de la democracia que se desea establecer.)
En Colombia existe un alto grado de incertidumbre, desconfianza y exclusión. El motor central que permitiría mitigar la incertidumbre, generar confianza y reducir la exclusión, es la acción. La demostración de que el cambio es posible se hace con acciones que desde los territorios den señales claras de que ese cambio, está en marcha. La acción debe estar ligada a procesos de origen territorial reconociendo que existen dinámicas de auto institución local ya consolidadas (comunidades, redes, cooperativas, asociaciones, colectivos, alianzas, pactos) que pueden convertirse en el soporte que de sostenibilidad y eficacia a la acción del Estado.
Otro escenario de este momento histórico, es el hecho que un gobernante de izquierda democrática llega a la presidencia. Es algo así como una disrupción política que se produce democráticamente. Puede asumirse como un proceso de deconstrucción de la política tradicional.
En un texto del sociólogo Bauman 2017 (Retrotopía) reaparece la tesis de las dos naciones en 2 distintas versiones:
La de los ricos y los pobres ()
La de los poseedores de riqueza y los desposeídos (John Edwards)
En Colombia desde hace ya largas décadas parece haberse reforzado esta idea de las dos naciones en la forma de:
La de los buenos y la de los malos.
Este último escenario ha conducido a una paradoja con forma de ironía: todos queremos ser jueces para no ser culpables. Algunas veces esto se convierte en: “Señala antes de que te señalen”, “acusa antes de ser acusado”. “Todas somos buenas personas excepto el otro”.
Romper la dinámica, promovida por años, de la existencia de esas dos Colombias se convierte en un inmenso desafío para llegar a los acuerdos que hagan posible que el cambio se produzca y lo haga de la mano de la acción directa. De la asociación entre lo público, lo comunitario, lo privado pueden surgir las grandes transformaciones.
II
Si la política, además de lo que se desea, es la forma como se intenta hacer realidad ese deseo, las instituciones del Estado son en gran parte las responsables de eso: De la ejecución de acciones dirigidas a transformar, impulsar el tránsito, por ejemplo, de una sociedad desigual a una más justa, de una sociedad patriarcal a una de igualdad y respeto para todas, de una economía extractivista a una economía productiva, etc.
Los cambios de gobierno implican asimismo cambios de liderazgo en esas instituciones. Ese nuevo liderazgo debe reconocer que no está por encima de las instituciones y que el grupo de funcionarios de carrera y los directivos de libre nombramiento son uno de los ejes que dinamiza las acciones para el cambio, no son la nación de los malos. A pesar de la sentencia de Todo Estado es corrupto que lleva una intensa carga de verdad, no todas las personas que trabajan en él lo son.
Este es un momento excepcional para que en las instituciones se produzca una mutación que permita hacer posible, entre otras cosas, la democratización de ellas mismas. esa democratización la misión de cambiar se dificultará o se hará imposible. No se trata de que el voluntarismo tecnocrático diseñe otra institución. No Hay Tiempo.
Tampoco de ocupar, tomarse las entidades, muchas de ellas estigmatizadas y vinculadas al clientelismo político y a la corrupción y menos aún hacerlo como si fuera una operación rescate. No es hacer evaluación sobre la capacidad o no de la entidad y sus funcionarios y ante la ausencia de dicha capacidad, crear nóminas paralelas que no solucionan los problemas, sino que crean otros nuevos. Se trata de democratizar los procesos y preparar las entidades y a sus funcionarios para dar sostenibilidad a las acciones. Las entidades no pueden ser vistas ni como terrenos baldíos ni tampoco como fosos de serpientes o inútiles trabajadores que no quieren hacer nada. Una nueva gobernanza con sentido social, cultural se hace necesaria.
Es urgente que la Institucionalidad: i) conozca y comparta un mismo lenguaje, ii) tenga un conocimiento preciso de hacia dónde es el tránsito y cuál es la forma de hacer ese cambio, iii) el paso a paso para lograrlo.
Esto exige un gran esfuerzo pedagógico y comunicativo.
III
En el caso específico de la sociedad rural existe un sistema complejo de entidades lideradas por el Ministerio. Todo ese sistema estaba operando con otros sentidos, con otras políticas, con otro lenguaje, con[i] otros directivos, sin una gran expectativa por el cambio y con unas dinámicas muy parecidas a lo largo de décadas.
Cinco aspectos son las claves de esa mutación institucional, no es nada fácil. Lo más fácil seria no hacer nada en este sentido. Estos aspectos misionales serian:
La identificación institucional con el cambio que se desea, El discurso del cambio, o el relato de ese cambio, debe entrar a hacer parte del lenguaje que hablará la institucionalidad; desde el centro a los territorios, desde abajo hacia arriba, todos deberían compartir un lenguaje plural, diverso, de igualdad que de sentido y reconozca las diferencias territoriales. El lenguaje de Colombia potencia mundial de la vida.
El conocimiento profundo de lo que se propone en donde las acciones para ese cambio deben estar fuertemente articuladas y armonizadas con todas las entidades del sector. Necesario construir una buena gobernanza para el cambio en lo rural. (Público + Privado + Comunitario)
La confianza como clave de compromiso para el cambio. Crear confianza entre los que están y los que llegan, así como entre las instituciones del sector, permitirá que el sistema de entidades lidere el cambio y legitime su acción en los territorios. Legitimidad política entendida como “eso que se hace en conformidad con el interés general y con el sentido de justicia social”
El entusiasmo es la energía que se le pone a la acción para la transformación. Sin entusiasmo es difícil, por no decir imposible, mover la burocracia.
Sobre la base de este proceso está la comunicación, permanente, transparente, dirigida a hacer común el discurso del cambio, compartir el relato del cambio, a producir la confianza y el entusiasmo y a mitigar el miedo al cambio.
IV
Algunos tránsitos que es necesario promover para impulsar una política eficaz de cambio que muestre resultados de forma permanente, serian:
Tránsito de una institucionalidad desarticulada a una gobernanza para el cambio (Todas deben hablar el mismo lenguaje)
Tránsito de la acción, desde abajo hacia arriba; desde la periferia al centro, desde la vereda al municipio, desde la comunidad a la sociedad. (Todos deben compartir la idea de que las acciones originadas en los territorios tienen la fuerza y el entusiasmo necesarios para el éxito)
Transitar de una lógica de sustitución (de ideas impulsadas desde afuera que eliminan procesos comunitarios) hacia una lógica de inclusión, es decir, (partir de lo que se esta haciendo con éxito y fortalecerlo con innovación, capacidades y asistencia)
Transitar de la idea dominante de proyectos productivos individuales a la de procesos de cooperación territorial o pactos territoriales vinculantes. (Las dinámicas propias de los territorios, las comunidades deben ser punto de partida)
Transitar de la visión de parcela o proyecto productivo a una visión del territorio (Urgente construir una visión territorial que dinamice los procesos que dan sentido e identidad al territorio y los fortalece contra la ilegalidad)
Transitar de la vocación del suelo a la vocación del territorio (en los territorios no solo se produce alimentos, también son la fuente de la cultura, de la vida, de la ecología, son eco territorios que pueden alcanzar el desarrollo desde su paisaje, su cultura,)
Sumar: público + privado + comunitario para impulsar el Cambio es una tarea de la institucionalidad, de la gobernanza rural.
Guillermo Solarte Lindo, Corporación Latinoamericana Misión Rural, Pacifistas sin Fronteras
Foto tomada de: El Colombiano
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