Una premisa inicial es que no todo es gracias al gobierno, ni tampoco todo es culpa de él. El gobierno sabe que uno de sus retos está en garantizar estabilidad económica ante la difícil situación que atraviesa el mundo y la propaganda sin fundamentos que se promueve internamente, la cual sólo tiene el objetivo de crear un ambiente enrarecido. Para garantizar dicha estabilidad se vienen cumpliendo los compromisos de deuda, la regla fiscal y reduciendo el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles ―FEPC―, medida que muchos critican porque ha implicado subir el precio de la gasolina, pero que los inversionistas y financieros valoran por considerarla una medida responsable. Conviene recordar que el gobierno anterior decidió no hacerlo sabiendo que debía corregir el déficit, pero prefirió aplazar el problema. Es claro entonces que este gobierno apuesta por la estabilidad macroeconómica y crea confianza en los inversionistas, así una de las medidas sea impopular, pues fue elegido para gobernar, no para hacer negocios con amigos, ni actuar mediante cálculos políticos.
Guerra, desaceleración y crecimiento
La Guerra, entre otros factores, es culpable de la desaceleración económica global prevista para este año. El FMI estima que el mundo crecerá 2,8%, América Latina 1,6% y Colombia 1%, un poco menos que EE.UU. (1,4%) y mucho más que Alemania (0,1%).
Además, el reciente resultado de crecimiento de la economía para el primer trimestre es satisfactorio (3%), cifra que puso al país por encima de Canadá (2,1%), Estados Unidos (1,6%), Zona Euro (1,3%), Francia (0,8%) y Alemania (-0,1%). Algunos dirán que este buen resultado económico no es atribuible al gobierno, asunto discutible; pero, supóngase que no, con mayor razón entonces es un resultado extraordinario, pues en campaña muchos empresarios amenazaron a sus empleados con cerrar la empresa por el simple hecho de que ganara Petro. Esto indica entonces que no se han ido y que encuentran condiciones favorables para permanecer.
Gráfica 1: PIB comparando primer trimestre 2022 vs. 2023
Fuente: DANE.
Pero otra buena noticia detrás del crecimiento del 3% tiene que ver con el hecho de que durante el primer trimestre todos los sectores registraron una variación positiva, excepto construcción (-3,1%). La caída de la construcción se explica por obras civiles (-14,9%). En cambio, los sectores que más crecieron fueron: actividades financieras y de seguros (22,8%), actividades artísticas, de entretenimiento y recreación (18,7%) y explotación de minas y canteras (3,6%). Este balance sectorial es bueno, porque si el sector financiero y de seguros es el que más crece, se confirma que hay un buen clima y se desmiente la narrativa de la incertidumbre. Incluso, podría ser un indicador para atraer inversión.
Detrás del buen desempeño del sector de entretenimiento está los juegos de azar por internet, los conciertos realizados y las ferias y fiestas como los Carnavales de Barranquilla, Negros y Blancos de Pasto y la Feria de Manizales. Aquí otra buena razón para pensar que el buen clima económico nacional, no tanto porque el gobierno haya hecho algo para este logro, sino porque su llegada entonces no alteró ninguna de las dinámicas de inversión que se tenían previstas, como lo advirtieron algunos.
Gráfica 2: PIB por actividad económica (primer trimestre 2022 vs. 2023)
Fuente: DANE.
También es positivo el comportamiento de la Inversión Extranjera Directa (IED), que es la inversión que llega directamente a los sectores económicos. En el primer trimestre creció 25% con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que refleja la confianza en el país y desmiente la idea de la desinversión. La IED pasó de US$2.276 millones a US$2.852 millones.
En esta misma línea de resultados positivos se encuentra la reducción del desempleo, que en marzo disminuyó 2 puntos pasando de 12,1% a 10% con respecto al mismo mes de 2022, lo que representó una disminución de 500 mil personas para ubicarse en niveles semejantes a 2019, es decir, antes de la pandemia. Los ocupados informales se mantienen en el 58%, que es el mismo nivel de hace un año, lo que indica que la informalidad, por lo menos, no ha aumentado.
La inflación está en niveles del 12%. Este es un fenómeno que padecen los países debido a la restricción de materias primas por la Guerra, la disrupción de las cadenas logísticas y, en Colombia, hay un componente climático y de ciclo productivo que explican también este nivel. La buena noticia es que la tendencia en marzo empezó a cambiar y todo indica a que debería continuar su disminución por el resto del año. Dos aspectos positivos para destacar son: la reducción de la inflación de alimentos y la inflación de pobres y vulnerables ha empezado a ser menor que la inflación de la clase media y rica. Esto representa un ajuste importante y contribuye positivamente a detener factores desencadenantes de desigualdad.
Gráfica 3: Inflación en Colombia (Ene 2022 – Abril 2023)
Otro comportamiento positivo tiene que ver con la tasa de interés de los bonos de deuda que se redujeron 4 puntos, lo que indica confianza en el país. También es positivo la reducción de las tasas de interés y el efecto dominó generado a través de las decisiones tomadas por los bancos, algo parecido a lo que acaba de ocurrir con los almacenes de grandes superficies, que han acatado la invitación del presidente de bajar los precios en beneficio de los consumidores y que podrían llevar a que la inflación en los próximos meses refleje más reducciones.
En síntesis, la revisión de situaciones, hechos e indicadores objetivos lleva a concluir que la situación económica no es crítica, ni incierta, como la presentan. Al contrario, hay razones para pensar que, pese a la situación de desaceleración global, el país goza de un clima favorable para la inversión, la producción y el empleo.
Jorge Coronel López, Economista, Mg. en Economía, Columnista Diario Portafolio
Foto tomada de: El Tiempo
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