En su análisis conjunto de la financialización con la gobernancia corporativa Mazzucato ha acertadamente conectado ese proceso con la evolución al share value capitalism y el origen de ésta en la transición de valor generado en la producción al generado por la demanda, y a la determinación del valor por el precio (en la visión neoclásica, al contrario que los clásicos). La idea de que el valor a maximizar es el accionario está a la raíz de los mencionados impactos de la financializacion ligados al cortoplacismo y la transición no solo de financistas sino también de empresarios de makers a takers (de crear valor a inflarlo apropiándoselo). Perdido el norte de la acumulación de capital y su pivote en la reinversión de los beneficios se considera crecimiento a cualquier inflada de precios y de activos por su simple acumulación en estados contables. Y claro un crecimiento financializado poco tiene de tal (acumulación de capital) y es inherentemente excluyente, concentrado los ingresos entre una minúscula minoría de especuladores y de rentistas.
Lo que no hace Mazzucato es la doble conexión, por una parte, con la visión clásica de la dinámica del capitalismo (ligada a ver en la producción la fuente del valor), en la cual la acumulación de capital es el eje del crecimiento y el pivote de ella es la reinversión de los beneficios; y por otra, que hay una experiencia histórica en la cual su visión de la interacción financiación-corporaciones-estado ha sido probada exitosamente, los milagros alemán, japonés y del NE asiático. Así en la visión de los clásicos el capitalista es el protagonista de tal proceso y el rentista un parasito que lo erosiona al apropiarse de excedente a ser reinvertido; y, tal como en este modelo de desarrollo, el pivote de éste es el nexo beneficios-inversión.
Estos casos exitosos fueron hecho posibles por instituciones cooperativas en las cuales empresariado y estado aúnan esfuerzos con un propósito claro, el crecimiento inclusivo; ofreciendo una muestra de best practice de su propuesta de misiones para el logro de propósitos, como la que está ofreciendo al gobierno colombiano. Claro, esto supondría que Petro supere su obsoleta oposición entre ellos y empiece a ver en esa arquitectura institucional, que los combina activando los mecanismos de crecimiento (innovación mediante la inversión productiva por oposición a la financiera especulativa de los así denominados inversionistas, que desvía los recursos de ese proceso), la clave del crecimiento.
Ricardo Chica
Foto tomada de: El País
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