Pero llegó la pandemia en el año 2019 y fue más que evidente que tales presupuestos eran falaces, pues el neoliberalismo como modelo no ofrecía una salida ni ética, ni económica, ni políticamente sensata a las demandas del momento. La prueba mayor del fracaso de este modelo fue demostrado en el acceso a la vacuna para el Covid-19, en donde la humanidad advirtió que lo que se había construido era un monopolio de la industria farmacéutica financiada con recursos públicos de los ciudadanos del mundo, que logró exorbitantes ganancias a costa de negar el acceso oportuno a cientos de miles de ciudadanos del sur global que murieron: esto es lo que se denomina en salud pública cientos de miles mortalidades evitables en pleno siglo XXI cuando ya se tenía la tecnología para evitarlas.
Una ilustración de esta situación lo constituye el hecho de que en el año 2021 uno de los hombres más ricos del mundo viajaba al espacio con sus amigos. El mismo Jeff Bezos reconoció que este excéntrico viaje lo hizo gracias a los empleados de Amazon que sustentan su riqueza, y lo hizo solo con las ganancias que obtuvo durante la pandemia, con las cuales se pudo haber vacunado a toda la población mundial. ¿No se suponía que el modelo prometía que los grandes avances científicos de la época iban a beneficiar de manera equitativa a la población? Eso no ocurrió. No fue cierto.
La pandemia, además de evidenciar esta realidad, no tuvo los efectos esperados sobre la política global en el sentido de generar un nuevo orden político que posibilitara sociedades mas justas. No hubo manera que la política se sobrepusiera a los intereses de acumulación de los mercados monopólicos y lo que quedó demostrado en las incoherentes decisiones en el seno de la Organización Mundial del Comercio fue la captura corporativa de los Estados y los organismos multilaterales para beneficiar privilegios y acumulación de excesivas riquezas. Los 2775 multimillonarios del mundo vieron crecer sus ganancias de manera exorbitante durante la pandemia. Tal acumulación de riqueza, en tan pocas manos no habían sido vistos en ningún momento de la humanidad.
De acuerdo con Oxfam, para el año 2022[1], la riqueza de los 10 hombres más ricos se ha duplicado mientras los ingresos del 99% de la humanidad se han deteriorado. Desde 1995 el 1% más rico de la humanidad ha acaparado más de 20 veces la riqueza global que la mitad más pobre de la población. Los 10 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que los 3.100 millones de personas más pobres. Si los 10 hombres más ricos gastaran un millón de dólares diarios, agotar su riqueza conjunta les llevaría 414 años. Si los 10 multimillonarios más ricos del mundo se sentaran sobre el dinero que poseen apilado en billetes de un dólar, cubrirían la mitad de la distancia entre la Tierra y la luna.
El descalabro del modelo neoliberal es tal que recientemente en los EEUU, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, expresó que era necesario cambiar las políticas neoliberales de los últimos 40 años dado que los supuestos del eficientismo y productividad del libre mercado no funcionaron. Sostener ese modelo ha implicado que los EEUU se hayan desindustrializado sobredimensionando el sector financiero; el neoliberalismo, además, ha generado riesgos para la democracia ante las profundas desigualdades sociales y los efectos de la crisis climática que amenaza la vida se han desatado. Todo esto deriva del hecho de que el neoliberalismo no contó dentro de sus supuestos que los recursos naturales, el planeta mismo, es finito y no puede sustentar una lógica de acumulación irracional y excesiva. La madre tierra, o como la llama el Papa Francisco en su memorable encíclica, la Casa Común, no resiste un modelo de acumulación que se fundamenta en la depredación de los recursos naturales y en las emisiones de gases de efecto invernadero que derivan en el aumento de la temperatura planetaria generando efectos como por ejemplo, la misma pandemia. Los centros de pensamiento científicos y virológicos del mundo aseguran la correlación entre las zoonosis y las condiciones ecosistémicas que genera la crisis climática.
En este contexto, desde el corazón mismo donde se concibió el Consenso de Washington se está planteando, por lo menos como reflexión obligada ante el ascenso de China en el concierto del poder económico global, que se debe replantear dicho consenso ante la inutilidad de los conceptos que ampararon las políticas sociales y económicas que se desprendieron de él. Se requiere una transición energética y políticas que superen la desigualdad, garanticen los derechos fundamentales, la recuperación de la clase trabajadora que sustentaba la clase media estadounidense y una nueva política fiscal que grabe a los más ricos y a las multinacionales. Todo esto como un cambio de estrategia política que aún no encuentra con claridad un correlato en los poderes fácticos corporativos y militaristas que gobiernan los EEUU y el mundo. Lo cierto del caso es que lo que se presentó como una infalible teoría no responde a la realidad global.
Esa nueva realidad reflexiva de un sector de las élites de los EEUU ligadas al Partido Demócrata coincide con los planteamientos del actual gobierno colombiano en cabeza del presidente Gustavo Petro, quien lidera una cruzada reformista en el sentido de fortalecer la democracia liberal, pero trascenderla con políticas de justica social y ambiental post-neoliberales. A diferencia de los EEUU, todo parece indicar que las élites colombianas y sus alfiles resisten en la ortodoxia neoliberal de la década de los 90 y contra toda evidencia pretenden sostener el viejo orden fundamentado en ideas caducas e inútiles para la realidad colombiana y mundial. Estados Unidos ha sido el aliado histórico de las bicentenarias élites colombianas; es toda una paradoja que hoy Gustavo Petro esté más cerca de Biden que aquellos quienes amparados en el tío Sam cosecharon privilegios sembrando desigualdades. Tanto aquí como allá estamos en un momento, como diría Gramsci, en donde lo nuevo no ha llegado y lo viejo resiste a irse. Allí surgen los peores demonios.
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[1] Oxfam
Carolina Corcho Mejía, Exministra de salud, médica psiquiatra.
Foto tomada de: CNN en Español
Elizabeth Beltran Ortiz says
Un documento que debería convertirse en una cátedra universitaria. El Neoliberalismo y sus consecuencias. Si no lo abordamos desde los análisis académicos seguiremos perdiendo décadas para avanzar en los ODS, y el mundo irá hacia un abismo de desigualdades y de inequidad.
Excelente Análisis