Ante semejante espectáculo fabulador y grotesco, debemos concentrarnos en comunicar la gestión del gobierno del cambio, sin dilaciones, con firmeza y contundencia; mostrar el corazón de esta gestión en un país saqueado por la élites políticas y anclado al pasado; por ello, tejen en un túnel hueco una serie de falsas verdaderas como propulsoras de “realidades” creadas para “desvirtuar” y generar opiniones adversas; saben que este gobierno es el promotor y constructor del camino para potenciar la vida y la justicia social.
Ello se traduce, en un año de administración, en el incremento del empleo estable, la baja de la inflación lo que implica mayor capacidad de compra; la renta ciudadana para la superación de la pobreza, la matricula cero; inversión en infraestructura hospitalaria y puestos de salud, el pago directo del ADRES a los prestadores de los servicios de salud; la entrega a los campesinos de los bienes del narcotráfico y la corrupción; manejo serio de las finanzas públicas, mayor inversión extranjera, revaluación del peso, incremento del turismo como generador de recursos; mayor incautación de droga y descenso de la deforestación; entrega y titulación de tierra productiva a los campesinos, afrodescendientes e indígenas; declaración del campesinado como sujeto de especial protección; mejoramiento de las condiciones de vida de la fuerza pública. Gestión gubernamental para contribuir en la generación de igualdad y justicia.
El cambio es con hechos y realidades, es la construcción de la Colombia que le ofrece soluciones concretas a la población históricamente excluida y marginada para mejorar las condiciones de vida y, al mundo, le propone cambiar deuda externa por acción climática, el uso de energías limpias, la política antidrogas, cimentada en la prevención y el tratamiento como un problema de salud pública.
Esas fuertes ráfagas de conservadurismo para pregonar el statu quo y que, con veneno y sevicia, pretenden frenar y bloquear el cambio estructural a través de la generación del miedo, las falsas noticias, la descalificación y el desconocimiento de lo que en materia de política social y económica se ha logrado.
Podemos hacer mucho para contrarrestar tanta infamia, tanta falta de sensatez política y académica a la hora de debatir las propuestas de las reformas; definir e implementar una matriz mediática para poner en escena en las redes sociales, los medios populares de comunicación, RTVC Sistema de Medios Públicos, para comunicar e informar el desarrollo de las políticas públicas que contribuyen en la erradicación de la pobreza, la miseria y la violencia como medio político, para hacer frente a “la suciedad y el lodo” con el cual pretender obstaculizar las transformaciones que fueron aprobadas en las urnas por los ciudadanos.
De igual manera, es imperativo la coordinación de las agendas legislativas para garantizar la aprobación de los proyectos de ley, con un equipo de voceros decididos por el cambio, apoyados técnicamente por el gobierno, liderazgos políticos con conocimientos y capacidad de negociación y concertación; firmes y respetuosos de los contraataques a la hora del debate; comprendiendo los choques políticos para entender los desafíos de este viaje que hace años comenzó y que debe seguir su transición para generar los consensos y concertaciones que permitan llegar al puerto de la transformación.
Los traidores sellan nuestros destinos; pero los líderes progresistas nos guían al buen puerto, sus aportes y nombres quedarán en nuestra historia si entienden y asimilan que a las “tormentas políticas”, se les hace frente con argumentos y audacia para comprender las “carnadas” que a cada instante lanzan para generar caos y “crear” un imaginario colectivo fundado falsamente en la “destrucción, fraude y daño”, para seguir pescando en río revuelto para sacar beneficios y continuar pregonando a voces, una concepción belicista de la política, de la economía y de la vida en sociedad.
Es una falta de sentido, los relatos temerarios y crueles con las cuales pretenden mantener bajo control el régimen político para negar las transformaciones que se requieren, por ello, continúan atribuyendo falsamente palabras, actos o intenciones deshonrosas a la gestión de este gobierno; y es una falta de razón, desconocer que en un año de gestión ha superado con creces las expectativas y ha generado conciencia para el cambio y esperanza de vida.
Ante los ataques violentos, es necesario entender que, en la lucha por la existencia, es posible la paz total, para desvirtuar la guerra como estrategia política y económica, para convivir en la diferencia y, en ello, el acuerdo nacional es la estrategia llamada a fortalecer el Estado, las relaciones entre los ciudadanos y respeto a la naturaleza.
Se trata en términos generales de superar la “Jaula de hierro”, que representa el “ancien regime”, para que nuestro país florezca y se llene de frutos para vivir juntos y en paz, donde definamos los cambios para construir la Colombia que queremos, fortaleciendo la libertad y la autonomía para proteger, dignificar y cuidar la vida y garantizar la justicia social.
Seguramente los sectores de oposición seguirán afilando sus espadas, en tales circunstancias continuaran con las cortinas de humo para tapar los tenebrosos casos de la desaparición forzada (mal llamados falsos positivos), de corrupción, como los de Odebrecht, Reficar, el robo sistemático a ECOPETROL; sin embargo, lo que es fundamental para la construcción de la Colombia que propone este gobierno de carácter popular, es el llamado a moderar el ímpetu, al diálogo, concertación y negociación a todos los ciudadanos para garantizar las transformaciones que requiere el país, sin dilaciones ni venganzas, ni narrativas que disminuyan o paren la capacidad de generar las transformaciones y hacerlas realidad; nuestra elección fue y es el cambio para no huir de la historia.
Luis Angel Echeverri Isaza, Trabajador Social, MG en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos.
Foto tomada de: El Colombiano
Deja un comentario