Niños, niñas, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos y ancianas, hicieron presencia organizada, multicolor, combativa y pacífica, todos con sus bastones, sus típicos atuendos multicolores, con sus bailes, su música, sus rondas y toda su riqueza cultural, nunca antes vista en la capital, que, al unísono, entonaron su himno que expresa su espíritu de resistencia y de lucha, por la vida, la tierra, la democracia y la paz:
¡guardia!, ¡fuerza!, ¡por mi raza! ¡por mi tierra!
Indios que, con valentía y fuerza en sus corazones,
por justicia y pervivencia hoy empuñan los bastones
Son amigos de la paz, van de frente y con valor
Y levantan los bastones, con orgullo y sin temor.
Adelante compañeros, dispuestos a resistir
Defender nuestros derechos, así nos toque morir
Compañeros han caído, pero no nos vencerán
Porque por cada indio muerto, otros miles nacerán.
Uno de sus voceros declaró con meridiana claridad que “Nuestra lucha es por la vida, por la paz y por la reforma agraria, por eso vinimos a respaldar las reformas presentadas por el gobierno”.
Junto con nuestros hermanos mayores, marcharon en Bogotá más de 100.000 personas, jóvenes, sindicalistas, trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas, mujeres, comunidades afrodescendientes, estudiantes, población LGBTIQ+, organizaciones sociales, grupos de teatro, bandas de batuqueros, zanqueros, juntas de acción comunal, y demás organizaciones y expresiones de los nadie, los de abajo, los empobrecidos y excluidos, que serán los directamente favorecidos por las reformas laboral, pensional, de la salud y educativa; proyectos que sufren en el congreso un trancón legislativo, por obra y gracia de las bancadas del uribismo y las anquilosadas jefaturas de los partidos liberal, conservador, Cambio Radical, Mira y un sector de manguitos y manguitas del partido verde, quienes defienden los intereses de los gremios económicos, banqueros, industriales, comerciantes, terratenientes, ganaderos, etc. que amenazan con boicotear las reformas o reducirlas a simples reformetas, para que nada cambie en favor de las empobrecidas mayorías de colombianos y colombianas.
Fue, en palabras del presidente, una enorme movilización en Bogotá y en 100 municipios del país, una demostración de fuerza y apoyo social a las reformas democráticas. La voz de la democracia retumbó en las calles de pueblos, veredas y ciudades, un plebiscito por el cambio que reclaman las grandes mayorías de la nación y en defensa de los proyectos reformistas.
Fue también un testimonio de respaldo al gobierno, que opacó las movilizaciones de la alianza liderada por la extrema derecha, la fiscalía, la procuraduría y los medios de comunicación masiva, promotores de las campañas de desprestigio, lawfare, Fake News y aniquilamiento del mandatario. Fueron pacíficas movilizaciones, no hubo represión oficial, ni violencia, como tampoco la hubo en las manifestaciones del uribismo y sus aliados.
El discurso del presidente en la Plaza de Bolívar, dejó varios e importantes mensajes. El primero es que sin la movilización no hay reformas, que “el fin de la movilización es por la vida y por el cambio”, que “el cambio es fundamental para salvar la vida de Colombia y del planeta” y para ello se requiere “cambiar normas, leyes, para superar la desigualdad, la injusticia y la exclusión, para que podamos vivir mejor y en paz”. Es decir, eliminar los factores que afectan la vida, tales como, “la crisis climática, la violencia que no cesa, la pobreza, la desigualdad, los servicios que no llegan a los pobres”. Dijo que la movilización es para “defender las reformas democráticas presentadas al debate nacional, a las fuerzas políticas, al poder económico y a la sociedad”, no solo al congreso.
El segundo mensaje es un esbozo sucinto de su programa reformista:
- Cambio en el sistema de salud para prevenir la enfermedad, definió la reforma a la salud “como un derecho universal, no solo para los ricos” para que “nadie se quede sin el tratamiento que requiere su enfermedad”, que “la salud no solo sea para el norte de Bogotá, ni solo para Bogotá, sino para todos los rincones de Colombia. Salvar vidas es llevar médicos y hacer hospitales en todo el país. Comparó el funcionamiento del sistema de salud con la ubicación de los cajeros automáticos, “no hay cajeros donde tampoco hay hospitales”.
- Reforma laboral para crear trabajo digno y dignidad en el sitio de trabajo, que no haya explotación, que no haya acoso laboral, que la clase trabajadora no sea explotada y no sufra una jornada larga. Concibe a la empresa “como una familia solidaria”, que no va a generar desempleo.
- Reforma educativa “para que la educación sea un derecho y no un privilegio, para que todos los jóvenes puedan entrar a la universidad en todo el país. Los dineros públicos deben ir a la Universidad pública y no a las privadas, como ha venido sucediendo”. Un tema central para el acuerdo nacional debe ser “educar a la sociedad colombiana”. Se refirió a la designación de $57 billones a la educación, “que es una inversión fundamental para resolver la desigualdad social y formar seres con perspectiva, porque hasta la fecha nos han negado la educación”.
- Reforma pensional, “para que los adultos mayores en estado de pobreza, puedan comer y tener un lugar digno donde vivir, un bono pensional que le permita vivir con su familia”.
- Reforma a los servicios públicos “que están diseñados para favorecer a los empresarios y perjudicar a los usuarios, que favorecen la rentabilidad y la ganancia y la gente pobre se queda sin ese servicio vital”. “Cambiar los servicios públicos para mejorar la vida de usuarios/as, crear unos mínimos vitales para mejorar la vida a los excluidos, garantizar agua, luz eléctrica, alcantarillado”.
- Reforma agraria, mediante “un acuerdo nacional sobre la tierra para encontrar los caminos de la paz, para redistribuir la tierra fértil, la que produce alimentos, que está concentrada en 2.000 personas, mientras que “millones de campesinos no tienen donde sembrar, viven en la pobreza, arrojados a las ciudades a mal vivir. Hacer que la tierra produzca alimentos”
El presidente dejó claro el propósito de las transformaciones propuestas “Reformas para la justicia social, superar la desigualdad, Colombia es el cuarto país mas desigual del planeta, somos aterradoramente desiguales. La diferencia entre los que mas tienen y los que menos tienen es abismal. Eso generó las violencias, el narcotráfico, las guerrillas, guerras durante más de tres generaciones, incluso hoy”. “Sacar a los pobres de la pobreza y justicia social son prioridad del gobierno y camino para la paz”. Se trata de un programa de reformas democráticas, de democracia radical, indispensables para sentar las bases de la paz duradera, materializar los derechos humanos y la vida digna del pueblo colombiano, de un llamado a recurrir al método de la lucha social, de la lucha de clases diríamos los socialistas, en donde se mide la verdadera correlación de fuerzas para avanzar, que no depende de la composición política del Congreso pero que lo alerta, lo interpela, los reta y lo cuestiona.
El tercer mensaje se refirió a las estrategias que orientarán las acciones del gobierno:
Organizar y movilizar al pueblo, “que está cada vez mas organizado y sale a estas movilizaciones. Pueblo organizado en cooperativas, Juntas de acción comunal, como el campesinado y los indígenas, en cada barrio. Si tenemos un pueblo organizado, movilizado, a este gobierno no lo van a tumbar. Que ni lo sueñen. Con el pueblo movilizado las reformas se abrirán paso. El cambio solo es posible si el pueblo se moviliza”.
- Define como central desentrañar la verdad para alcanzar la paz, “verdad y movilización son ejes fundamentales para que el cambio pase a la ofensiva”. “La verdad sobre lo que pasó en Colombia, analizar el horror vivido y quienes son los culpables del genocidio causado en la sociedad colombiana. En reconocimiento tácito
- al trabajo de la JEP, dice que “cada vez más los actores de la violencia deciden hablar, contar su verdad. Verdad por reconciliarnos para no repetir y para reparar”. “Verdad y movilización para poner a los ricos a dialogar”. El acuerdo es la base de la paz, verdad como parte del acuerdo de paz. No justicia para la venganza sino para el amor y la reconciliación”. “Verdad, educación, y tierra son ejes fundamentales” señalo el señor presidente.
- El diálogo como herramienta para encontrar acuerdos que permitan avanzar en la transformación democrática de la sociedad. En el marco de la inmensa movilización, el presidente interpeló a “las oligarquías y al poder económico, al establecimiento y la élite” y les propuso “un acuerdo nacional, para que puedan dialogar con su pueblo, para acordar los criterios comunes para transformar la sociedad”.
Desde luego que pensar críticamente el mensaje presidencial implica señalar que las reformas necesitan muchos recursos económicos, que el presupuesto para educación es el mas alto de la historia pero no es suficiente, que la deuda externa se lleva más del 54% del presupuesto nacional, cuyo pago se aseguran por la derecha los agiotistas de la banca internacional, mediante la imposición de la dictadura de la regla fiscal, que el presidente es un declarado demócrata liberal, que abriga la ilusión de que se le puede poner rostro humano al capitalismo, que los empresarios y los terratenientes lejos están de querer ser “una familia solidaria” o de abandonar la explotación de la fuerza de trabajo, fuente de acumulación de su riqueza, que la reforma pensional, como está concebida, si bien favorece a la mayoría de la clase trabajadora y a la población de adultos mayores empobrecida, perjudica a trabajadores y trabajadoras del Estado, a la clase media. Pero, sin duda alguna, las reformas democráticas propuestas, la convocatoria a la organización y la movilización, deben ser asumidas por la clase trabajadora y los sectores sociales, como una oportunidad histórica para confrontar el inhumano modelo neoliberal y avanzar en procesos de transformación radical y democrática de nuestra sociedad.
José Arnulfo Bayona, Miembro de la Red Socialista de Colombia.
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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