Cualquiera defenderá que haya un sinnúmero de propuestas electorales, para así tener la oportunidad de escoger lo que mejor crea para apoyar con su voto, o simplemente abstenerse o votar en blanco si no encuentra nada que le llame la atención. Esta valida solicitud y por lo tanto valida preferencia entre la diversidad de propuestas, se ve distorsionada por la falta de cualificación política del elector para escoger debidamente.
Ante lo anterior, la mayoría de movimientos y organizaciones políticas, terminan ofreciendo lo mismo con diferentes rostros y ropajes, con tal de lograr los objetivos que se han impuesto, que es el número suficiente de votos para gobernar en los respectivos territorios. Por lo tanto, no están en búsqueda de la transformación social, política y económica, sino alcanzar espacios institucionales para lograr manejar y gerenciar administraciones para que cambiando todo, todo siga igual de fondo y simplemente dar una nueva careta para seguir espoliando el erario público.
Y si a lo anterior se agrega todo el ataque mediático de quienes han sentido que el poder se les puede salir de las manos, y que poco a poco han perdido algunos privilegios, ayudados obviamente por sus empresas de comunicación especializados en la tergiversación; ayudados por igual por sus aparatos burocráticos, por los caudales de dinero que sus socios les aportan para no perder del todo la teta del Estado para su mezquino enriquecimiento ilícito, apoyados por el verdadero poder.
Pero ante esa gran comparsa casi que circense y que nos podría reventar de la risa si no fuera porque representan verdaderos riesgos para el bienestar de la población en general, no falta los que, desde una supuesta posición alternativa, progresista o de izquierda, tratan de sabotear el proceso de reagrupamiento y unidad de los movimientos sociales y políticos que de verdad están comprometidos con el cambio requerido en nuestra sociedad. Son en realidad expresiones de la derecha incrustada en las fuerzas que promueven la justicia social y ambiental. Son los infiltrados y esquiroles que se prestan para replicar el establecimiento que ha conducido al declive socio-ambiental que vive nuestro país y el planeta entero.
Debemos ser conscientes que derrotar electoralmente a los responsables históricos de toda la descomposición, corrupción y criminalidad llevada a cabo desde el Estado, que ha llevado a la debacle socio-acultural, político, económico y ambiental a la nación colombiana, no es cosa fácil y requiere no solo de la unidad orgánica sino de la determinación de luchar por los derechos arrebatados que nos conduzca a “vivir sabroso” en un país para todos y todas.
No debemos olvidar que el votar bien para cambiar lo que rechazamos, nos puede conducir al cambio institucional que tanto reclamamos para que precisamente las entidades del Estado, se pongan debidamente al servicio de las comunidades. El saber discernir sobre que propuestas en realidad reportarían un beneficio a la ciudadanía, con tan supuesta amplia oferta, sabemos que no es fácil para la gran mayoría. Se necesita el ejercicio juicioso personal y colectivo para que nuestro apoyo con el voto no sea para el personaje equivocado. Votando limpiamente, sobreponiendo los intereses colectivos a los personales, de manera libre y primando el voto de opinión, tendremos la posibilidad de avanzar en la construcción de la sociedad justa.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: Señal Colombia
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