Sin embargo, aunque no lo hayan leído es también muy probable que, en general coincidan, con la interpretación que hace el candidato de la realidad bogotana. Me interesa en esta nota examinar lo relativo a la interpretación que hace Galán de la situación de ingresos, actividad económica, propiedad, empleo, pobreza y miseria en la ciudad.
En el punto 2 del programa de gobierno[2] “Bogotá debe ser la misma para toda su gente” se presenta un brevísimo diagnóstico de la situación que sustenta las propuestas de gobierno. Transcribo aquí algunos apartes sobre los cuales hago comentarios:
1. “Bogotá es la ciudad menos pobre, pero más desigual de Colombia” (p. 19).
Galán afirma que Bogotá es la ciudad menos pobre, pero no precisa si se trata de la pobreza monetaria o multidimensional; si se refiere a la pobreza monetaria, la afirmación no es cierta. Según los datos del DANE en 2022 la tasa de pobreza monetaria en Bogotá era 28% y tenían una tasa más baja ciudades como Manizales, Medellín, y Cali. Sin embargo, es la ciudad en la cual viven más pobres de Colombia: 2,2 millones una cifra que es mayor a casi todas las ciudades del país con excepción de Medellín y Cali.
No es un dato del cual hay que enorgullecerse mucho, algo que pretende el candidato al decir que es la ciudad menos pobre. De otra parte, no menciona los datos de la población en miseria, ni tampoco, la cifra sobre población vulnerable. En 2022 en Bogotá el 8% de la población, más de 600 mil personas no tenían ingresos suficientes para comprar una canasta de bienes que les garantizara la nutrición básica. Y si se suma a la población pobre la vulnerable (es decir, aquella un poco menos pobre, pero al fin y al cabo pobre también), tenemos que un poco más de 4,3 millones de personas tienen ingresos muy precarios. Con respecto a la desigualdad de ingresos medida por el índice de GINI, Bogotá es la más desigual entre las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas; Galán sostiene que es la más desigual de Colombia, que es precisamente uno de los países más desiguales de América Latina y del mundo.
2. “No todos los bogotanos pueden disfrutar de las mismas oportunidades y condiciones de vida a pesar de estar en la misma ciudad, mucho menos si viven en zonas rurales. Hay diferentes condiciones que marcan las brechas de desigualdad en la calidad de vida y en el acceso a las oportunidades, condiciones que, además, determinan el futuro de las personas.”
Aquí el candidato señala una obviedad: los pobres no disfrutan materialmente lo mismo que los ricos. Esto se debe, en su opinión, a ciertas condiciones que “marcan las brechas de desigualdad en la calidad de vida y en el acceso a las oportunidades”. El candidato considera que estas condiciones determinan el futuro de las personas. Habría que precisar que no solo determinan el futuro, sino también su presente, la realidad concreta que va a enfrentar el alcalde. Pero, por el momento, destaquemos que no le interesa la desigualdad en la riqueza, ni la desigualdad de ingresos (la cual menciona de pasada como si fuera algo intrascendente), ni mucho menos la desigualdad en el lugar que ocupan las personas en la estructura productiva de la sociedad. El texto indica una orientación clara: al señalar lo que le interesa está dejando conscientemente oculto lo que no le interesa, es decir, lo fundamental.
3. “Esas condiciones iniciales en la vida de una persona como la pobreza, la localización del hogar, el nivel de educación de los padres o la presencia de hijos, ancianos o discapacitados en el hogar pueden marcar grandes diferencias en su destino. Esto significa que nacer en la localidad de Usme o de Ciudad Bolívar puede representar para la niñez menores posibilidades de alcanzar, cuando sea adulto, mejores condiciones socioeconómicas, a diferencia de quienes nacen en otras zonas de la ciudad.” (p. 19).
En este párrafo parecería que va a profundizar en las condiciones de las desiguales condiciones de vida y acceso a las oportunidades, las cuales se evidencian en el fenómeno de la pobreza, con el cual comienza esta parte del programa de gobierno. Ahora no solo habla de condiciones, sino que precisa que se trata de condiciones iniciales. ¿Cuáles son las condiciones que generan desigualdad de condiciones de vida y acceso a las oportunidades, es decir, pobreza, entre otras cosas?
Primera respuesta: la pobreza. Aquí parece haber un razonamiento circular que no explica mayor cosa; la pobreza es resultado de la pobreza. No se avanza aquí mucho en la explicación.
Segunda respuesta: la localización del hogar. No dice más, pero del contexto se deduce que se trata de si una persona vive en un barrio pobre o rico. Volvemos a un razonamiento circular: una persona es pobre o va a seguir siendo pobre probablemente, si nace en un barrio pobre. Pero se esperaría que nos explicara por qué hay barrios pobres, lo cual elude el documento. “Si un niño nace en Usme o en Ciudad Bolívar va a tener en el futuro menores posibilidades de alcanzar cuando sea adulto mejores condiciones socioeconómicas”. Al candidato se le olvidó preguntarse: ¿por qué razón son pobres las personas que viven hoy en Usme o en Ciudad Bolívar?
Tercera condición: el nivel de educación de los padres. Volvemos a lo mismo: si los padres tienen un nivel educativo muy bajo, posiblemente son pobres y sus hijos van a tener menos oportunidades. Pero el asunto es explicar por qué razón existen dichos bajos niveles educativos.
Cuarta respuesta: la presencia en el hogar de niños, ancianos o discapacitados. Esta respuesta ya limita con la estupidez. Si en un hogar viven 5 o más niños, o hay ancianos o discapacitados serán más pobres. Pero no creo que en el hogar de Luis Carlos Sarmiento o cualquier otro multimillonario adulto mayor sufran de pobreza y falta de oportunidades por esta razón, o que lo mismo le ocurra a la familia Gillinsky si tienen muchos hijos.
¿Habrá leído el candidato Galán su propio programa de gobierno? ¿Está de acuerdo con estas interpretaciones? Si fuera coherente debería entonces proponer que los bebés de familias de Usme o Ciudad Bolívar no nacieran allí sino en hospitales del Nogal o del Chicó. Pero no lo propone. Tan tonto no es. Esto sería parecido a proponer que se cambiaran los nombres de las personas para que tuvieran mejores ingresos, como parecería sugerir un estudio de Alejandro Gaviria.
Estos textos del programa de gobierno parecen escritos por un economista típico de la facultad de economía de la Universidad de los Andes, cuyo conocimiento de las matemáticas es inversamente proporcional al conocimiento del capitalismo. Estos economistas se quedan siempre en la superficie estableciendo asociaciones entre variables sin un fundamento teórico e histórico: si alguien es pobre, vive en un barrio pobre, tiene una educación pobre, y en su hogar viven muchos niños, ancianos y discapacitados, va a tener unas condiciones de vida más difíciles que alguien que sea rico, nazca en un barrio de ricos y reciba una educación para ricos. Ya Susanita, la amiga de Mafalda había expresado esta idea “científica” diciendo que cómo esperan salir de pobres si viven en semejantes tugurios y se visten con esos trapos.
Galán no es ningún tonto. Tiene muy claro que: 1) No es conveniente profundizar en el conocimiento de la realidad del capitalismo y sus rasgos fundamentales; 2) Que su labor principal como político es ocultar las verdaderas causas de los problemas y eludir las preguntas sustanciales y las respuestas de fondo: 3) Que otra de sus tareas es generar ilusiones entre los trabajadores y desviar su atención de las soluciones de fondo para dirigir su atención y sus energías hacia propuestas ilusorias y paños de agua tibia. La labor fundamental de Galán es defender el capitalismo.
Y todo esto lo hace muy bien y se apoya teóricamente en concepciones adecuadas a estos propósitos.
El programa de gobierno de Bogotá no menciona una sola vez palabras como capitalismo, capitalista, ricos, trabajador asalariado, clase social, desempleo, para mencionar algunas; no menciona tampoco desigualdad de la riqueza o desigualdad de ingresos, y las pocas veces que incluye el término desigualdad no va al fondo de los asuntos. Para el candidato Galán en la ciudad que va a gobernar durante cuatro años no hay una relación de explotación entre clases, ni un conflicto distributivo, ni consecuencias inherentes del capitalismo como un permanente desempleo o una precariedad laboral extrema; Para el programa de gobierno no existen clases sociales: hay niños y niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, adultos mayores, discapacitados, población LGTBIQ+, población étnica, habitantes de calle, pobres y vulnerables, perros y gatos. No existen los capitalistas y los trabajadores asalariados ni los propietarios de la tierra, de las fábricas y de los bancos.
Su misión es impedir que se piense que el capitalismo tiene alguna responsabilidad en la pobreza y miseria de los trabajadores. Su enfoque es echarle toda la culpa al Estado, o a la suerte, al azar, a la educación, o a los nombres de las personas. Esto se refleja en sus propuestas, todas ellas simples ilusiones y reencauche de viejos programas públicos cuyos resultados no pasan de ciertas excepciones anecdóticas de casos de éxito y sin evaluaciones de impacto.
Pero lo grave no es que Galán haga esto. Está defendiendo unos intereses muy concretos, los intereses de la clase capitalista y sus servidores. Lo grave es que una proporción enorme de trabajadores bogotanos piense como él.
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[1] El artículo 259 establece que: “Quienes elijan gobernadores y alcaldes, imponen por mandato al elegido el programa que presentó al inscribirse como candidato”
[2] https://www.carlosfernandogalan.co/wp-content/uploads/2023/07/Programa-CFG-2023-1.pdf
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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