Vargas Lleras encarna una candidatura más de centro derecha, que se distancia un poco del recalcitrante extremo derechismo del Uribismo, y por su parte, Sergio Fajardo refleja una candidatura que puede aglutinar a la izquierda colombiana hacia una posición más de centro que se ubique, como en el año 2010, en una opción real de poder que con Antanas Mockus llego en aquella ocasión a disputar la presidencia en la segunda vuelta.
Sorprende, como entre los más opcionados a disputar la presidencia, tanto en la encuesta de Polimétrica como de la firma Pulso País, de Datexco, aparecen por primera vez varias figuras de la izquierda colombiana como Gustavo Petro, Claudia López, Clara López, Robledo y Fajardo, quienes teniendo en común el espectro de centro izquierda, unidos, podrían disputar con muchas probabilidades de éxito la presidencia del 2018 con el apoyo de otros sectores políticos y sociales, y aún con el respaldo de partidos y movimientos políticos tradicionales como el liberalismo y sectores de la U; y convocar también a la acción política de manera significativa la franja del abstencionismo.
Lo que reflejan las encuestas podría tener alguna explicación en dos hechos importantes a mi manera de ver: uno, en la interesante experiencia electoral presidencial del año 2010 en la cual el candidato del centro izquierda Antanas Mockus con 3.134.222 votos derrotó en la primera vuelta a German Vargas Lleras quien obtuvo 1.473.627, y a los candidatos del bipartidismo: al liberal Rafael Pardo (638.302) y a la conservadora Nohemí Sanín (893.819), lográndose por primera vez en la historia política del país, con un programa mínimo movilizador, ubicar a la centro izquierda en la segunda vuelta con opción de triunfo, disputando la presidencia con Juan Manuel Santos apoyado por el establecimiento y el uribismo de entonces.
En aquel momento, el establecimiento y el régimen político de democracia restringida logro una gran coalición política entre sus afines para la segunda vuelta; que posibilitó finalmente el triunfo del candidato Santos; hombre de sus afectos y garantías.
De esa pasada contienda electoral los sectores demócratas y la izquierda en general debieron sacar importantes lecciones, que, sin duda alguna, permitirán hoy día plantear una estrategia programática y electoral que posibilite recoger esa intención de voto que se viene reflejando en las grandes encuestas nacionales desde el 2010, y que hoy día corroboran las percepciones y la favorabilidad electoral de las actuales encuestas.
El otro hecho importante es que la coyuntura política exige, a partir de un programa mínimo, la implementación de una gran alianza política y electoral en contra de la corrupción política y la pobreza, y por la defensa de los acuerdos de la paz de La Habana y la salida negociada al conflicto político armado con el ELN.
En dirección a este propósito de la unidad de todos los sectores que estamos por la defensa de la paz y por un país con mayor democracia integral, bien vale la pena explorar un gran acuerdo por un gobierno de transición en el cual participen no solo los sectores del centro izquierda que hoy día reciben, según las encuestas, la opinión política favorable a una candidatura presidencial; sino también, de muchos sectores del establecimiento político tradicional que han estado sinceramente jugados en favor de la reconciliación nacional y la paz.
Creo que es la hora de conversaciones patrióticas hacia la unidad de los demócratas y sectores de izquierda en medio de la diversidad, que permitan; aún, pensar en la posibilidad de un solo candidato de los sectores democráticos y de izquierda del país a la presidencia de la República acompañados con una lista única al Congreso.
De tal manera que, se impone la hora de las grandes definiciones en política. Un camino metodológico de unas primarias entre los candidatos de los sectores democráticos y del centro izquierda es perfectamente válido.
Héctor Alonso Moreno Parra: Profesor Universidad del Valle
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