En su intervención,[2] comienza Uribe Turbay dirigiéndose a un senador del Pacto Histórico (cuyo nombre no menciona, pero que parece hizo alguna alusión a Marx) para decir que ambos han estudiado el Manifiesto, pero que a diferencia de su interlocutor anónimo, que lo hizo con nostalgia, él lo estudió como uno de los grandes fracasos económicos de la historia.
El Manifiesto Comunista fue publicado en 1848 por Marx y Engels a pedido de una organización de trabajadores conocida como la Liga de los Comunistas[3]. Es un texto breve, de carácter programático político. En sus dos primeras parte, Marx y Engels hacen una exposición histórica, con algunos elementos teóricos, en la cual describen la evolución del capitalismo, señalan sus principales tendencias y las consecuencias negativas para los trabajadores. Plantean que el objetivo de los comunistas es la “constitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la revolución burguesa, conquista del poder político por el proletariado.” (p. 43).
Proponen la organización de los trabajadores para suprimir el capitalismo y un conjunto de medidas iniciales para una fase de transición hacia el socialismo, y luego hacen un balance de las diferentes propuestas socialistas existentes en ese momento y de sus limitaciones. Como texto programático es un modelo de gran calidad, muy superior a los paupérrimos programas políticos de partidos como el Centro Democrático, el partido liberal, el partido conservador, el partido de la U, Cambio Radical, la Colombia Humana, etc. El programa es una plataforma política para todos aquellos que consideran necesario superar el capitalismo. Además, no es el programa político del partido comunista de Colombia, aunque quizá le serviría mucho al partido adoptar su esquema y contenido, actualizándolos.
El Manifiesto Comunista se escribió 23 años antes de la Comuna de París, 69 años antes de la revolución rusa y 111 años antes de la toma del poder en Cuba por Fidel Castro y su movimiento revolucionario. Uribe Turbay debería explicarle a la audiencia cómo es que hizo para leer el Manifiesto como uno “de los grandes fracasos económicos de la historia.” Por lo menos, desde el punto de vista editorial ha sido todo un éxito: es uno de los libros más publicados y traducidos en la historia de la humanidad. Quizá lo que quiso decir el honorable senador es que lo leyó pensando en la experiencia de los socialismos realmente existentes a partir de la revolución rusa de 1917. Es decir, no critica el contenido, la estructura y la argumentación del libro, sino su objetivo, y el vínculo con unas experiencias concretas. En otros términos, el senador no estudió a fondo el texto (y eso que es corto y fácil de entender), sino que lo juzgó y lo condenó previamente a partir de parámetros externos.
“Es precisamente lo que dice este libro lo que el mundo ha tratado de evitar desde hace años y lo que ha generado más muerte y más pobreza” afirmó. Uribe Turbay no dice a qué parte específica del libro se está refiriendo, pero asumimos que es a la propuesta de superar el capitalismo y de crear un nuevo modo de producción con una organización política diferente, en manos de la clase proletaria. Uribe Turbay omite referirse a la explicación de la naturaleza y tendencias del capitalismo y se concentra solamente en este punto, sobre lo cual podríamos comentar:
- No es nada preciso afirmar que es “el mundo” quien ha tratado de evitar el socialismo. Ha sido el capitalismo, por medio del Estado capitalista y todos los poderes asociados, quienes han hecho todo lo posible, recurriendo a las distintas formas de lucha, incluyendo las más brutales, quienes se han tratado de evitar que llegue el socialismo, o de ahogarlo cuando se intenta implantar en algún país. De hecho, la historia ha mostrado claramente que existe una lucha de clases feroz entre los capitalistas y los trabajadores, y un odio radical a cualquier iniciativa de liberación por parte de la clase trabajadora.
- La tesis de que el socialismo ha generado más muerte y más pobreza, debería estar acompañada por la evidencia empírica correspondiente. Es innegable que en los países del socialismo real ha habido masacres y asesinatos, lo cual debe ser objeto de un balance detallado. Pero la duración histórica de estos procesos y su alcance es muy inferior a lo que ha hecho el capitalismo durante siglos, y continúa haciendo, desde los comienzos de la colonización de Asia y África principalmente, pasando por la esclavitud de millones de africanos, llegando a las dos grandes guerras mundiales, y la enorme cantidad de guerras de diversa naturaleza promovidas por los gobiernos imperialistas de Europa, Japón y, principalmente, durante las últimas décadas de los Estados Unidos. Los defensores del capitalismo prefieren ver la paja en el ojo ajeno con el fin de evitar observar la viga en el propio.
- Con respecto a la pobreza la afirmación de Miguel Uribe no resiste un análisis serio. El modo de producción capitalista se basa en la explotación de cientos de millones de trabajadores asalariados en todo el mundo, en la tendencia sistemática a la reducción del salario, a la generación de una masa gigantesca de desempleados y miserables. Basta ver los datos de OXFAM[4], que saca cada año en paralelo a la reunión de los dueños del mundo en Davos, y tener en cuenta que dicha organización no es comunista ni socialista. El gran resultado histórico del capitalismo mundial es crear una masa gigantesca de trabajadores pobres y miserables. El capitalismo ha logrado un desarrollo extraordinario de la capacidad productiva, con lo cual ha conseguido mejorar las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora, a pesar de los cual las cifras disponibles en el mundo y en Colombia siguen mostrando que proporciones (y masas) enormes de la población no logran adquirir una canasta básica de alimentos, una parte importante, ni siquiera una canasta mínima de alimentos. En Colombia en 1905 había alrededor de 3 millones de pobres, en 2024 cerca de 20 millones, y si les sumamos los vulnerables, estamos hablando de poco más de 30 millones. El capitalismo es una fábrica insuperable de creación de pobres.
- A los capitalistas les molestan las experiencias socialistas porque, a pesar de todos sus límites y desviaciones con respecto al proyecto original, han demostrado que cuando una sociedad deja de estar orientada por la ganancia puede obtener resultados muy favorables para los trabajadores. Un gobierno socialista en una isla pequeña, con una población reducida y pocos recursos naturales logró mostrarle al mundo que en pocos años había logrado indicadores sociales muy superiores a los obtenidos por la gran mayoría de países latinoamericanos, sin olvidar que les dio sopa y seco en materia deportiva.
El papá intelectual del gobierno Petro es Marx
Uribe Turbay acusa al gobierno de Petro de ser comunista y le pide que confiese que su papá intelectual es Marx. ¡Ojalá lo fuera! Ojalá Petro escuchara menos a Mazzucato y más a Marx. Pero Petro está muy lejos de ser comunista, por lo menos en el sentido en que lo pensaron Marx y Engels. El propio Manifiesto dice en sus primeras páginas que todos los partidos de oposición culpan a los otros partidos de ser: “comunistas”. Acusa también a Petro de promover la lucha de clases, tal como lo hacían Marx y Engels en el Manifiesto desde su primera frase. Uribe Turbay no es un estudiante muy aventajado. Realmente lo que dicen en la primera frase es que un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Fantasma que, por cierto, sigue recorriendo América Latina. Luego, en la primera parte, titulada burgueses y proletarios, se afirma al comienzo: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.” (p.32)[5].
Esta es una tesis que un estudioso serio puede discutir y controvertir. Marx dirá en una carta, posteriormente, que él no se inventó la lucha de clases, que fue algo que encontró en los historiadores, en particular de la revolución francesa. La existencia de clases y la lucha entre ellas es algo que ha existido desde antes de Marx, a lo cual aportó algo en su conocimiento.
Los capitalistas y los trabajadores tienen intereses encontrados y esto conduce en primer lugar a una lucha cotidiana en el campo económico, lucha que varía y tiene distintas intensidades; los capitalistas tratan de conseguir las jornadas laborales más largas y pagar los salarios más bajos. Los trabajadores, por el contrario, quieren disminuir la duración de la jornada de trabajo, y aumentar sus salarios. Esta es una lucha permanente. Con el desarrollo del capitalismo, adquirió mayor importancia el papel del Estado como responsable de un salario o ingreso indirecto mediante la provisión de transferencias monetarias o prestación de servicios gratuitos o subsidiados a los trabajadores. El conflicto alrededor del reparto del producto anual se amplió de la esfera de las relaciones privadas entre capitalistas y trabajadores, a la esfera pública mediante la intervención del Estado, algo que no se examina en el Manifiesto.
En este conflicto los capitalistas tienen mayor fuerza y han logrado usualmente imponer sus condiciones, lo cual refuerzan mediante acciones directas de control y dominio de los trabajadores y persecución a sus organizaciones sindicales, como mediante diversas acciones del Estado, llegando a la represión violenta y armada de las huelgas, protestas y rebeliones de los trabajadores. Esta situación, cotidiana en el capitalismo, no es ningún invento de Marx, es la observación de una realidad, que hasta Uribe Turbay podría ver, si quisiera mirar.
Adicionalmente, los trabajadores en determinados momentos consideran que la lucha económica cotidiana, la guerra de guerrillas en torno al salario, no garantiza una mejora sustancial y radical de su condición, y llegan a pensar que es necesario abolir la relación asalariada y construir una sociedad diferente, en la cual una clase no viva a costa de la otra. Aquí la lucha de clases se incrementa. Esto tampoco lo inventó Marx, simplemente lo observó e intentó comprenderlo y explicarlo mejor a los trabajadores. La rebelión de los trabajadores que condujo a la Comuna de París fue reprimida brutalmente por los capitalistas y sus Estados. Los gobiernos capitalistas más poderosos intentaron ahogar la revolución rusa desde el comienzo, invadiéndola con sus ejércitos y apoyando el ejército blanco contrarrevolucionario. La experiencia de la revolución rusa llevó a los capitalistas de todo el mundo a reforzar sus mecanismos de represión para tratar de impedir que se propagaran las ideas socialistas y comunistas, etc., etc. En fin, la lucha de clases no es un invento de Marx.
La lucha de clases la promueven inicialmente los capitalistas con sus medidas de disminución del salario directo, y los salarios directos e indirectos por la vía del Estado. La lucha de clases la promueven los partidos que apoyan la disminución de los beneficios obtenidos por los trabajadores en luchas anteriores. La lucha de clases la promueve un Milei en Argentina que busca reducir lo máximo posible los ingresos de los trabajadores, o un Álvaro Uribe que les disminuye el pago de horas extras o las indemnizaciones por despidos, etc., etc.
La acusación de que el “gobierno rechaza por completo el papel del empresario o del emprendedor” no es cierta. No creo que pueda sustentar una afirmación tan general de un gobierno como el del Pacto Histórico que precisamente se ha destacado por pregonar aquí y allá que su meta es promover el desarrollo del capitalismo. Con respecto al Manifiesto, tampoco es cierto. Allí no se dice en ninguna parte que rechaza por completo el papel del empresario”; de hecho, Marx y Engels hacen un reconocimiento al papel “revolucionario” del capitalismo en cuanto al enorme desarrollo de las fuerzas productivas, pero no se quedan ahí, muestran las nefastas consecuencias del desarrollo capitalista de dichas fuerzas productivas para los trabajadores. De otra parte, Marx y Engels no se refieren a los empresarios y emprendedores en general, se refieren a la organización capitalista en particular. Los empresarios capitalistas operan dentro de una estructura en la cual están guiados por la ganancia y en su búsqueda la racionalidad consiste en reducir lo máximo posible los salarios, dado que los trabajadores en este sistema antes que seres humanos son un costo. Con seguridad Marx y Engels apoyarían a los “empresarios” comunistas.
Condena Uribe Turbay que el Manifiesto reivindica la violencia como herramienta para llegar al poder. Planteado así es muy simplona la cosa. En determinadas circunstancias de opresión y explotación las clases oprimidas tienen que recurrir a la violencia para enfrentar la violencia de las clases dominantes. Las revoluciones burguesas se basaron en la violencia para llevar la burguesía al poder; los grandes héroes de la independencia, Bolívar y Santander a la cabeza, recurrieron a la violencia para liberar a este territorio del yugo español. ¿Esta violencia es buena? ¿Si los trabajadores recurren a la violencia para derribar un sistema explotador, esta violencia es mala? Marx y Engels observan que en la historia de la humanidad la lucha entre las clases se ha expresado con mayor o menor violencia según las circunstancias.
En el caso del paso al socialismo, evidentemente los capitalistas no van a renunciar amable y cordialmente a su dominio, todo lo contrario. Es de una tontería sublime el lamento de Miguel Uribe. ¿Por qué cree que Estados Unidos, junto con algunos otros países imperialistas, tiene cientos de bases militares repartidas por todo el mundo? Es, simplemente, una herramienta de la lucha de clases. Si Miguel Uribe decidiera seguir estudiando, encontraría que Marx en algún momento (quizá ingenuamente) llegó a pensar que probablemente en Inglaterra podría llegarse a una revolución pacífica, debido al poder político real que iría adquiriendo la clase trabajadora. En América Latina también lo pensó Salvador Allende y ¿qué hicieron los capitalistas que tanto admira Miguel Uribe? ¿Condenaron la violencia y permitieron que llevara adelante su programa de gobierno avalado por un triunfo electoral democrático?.
Acusa al gobierno de “no reconocer el valor de la propiedad privada”, lo cual, tampoco es cierto. Lo que hacen es explicar su naturaleza y consecuencias para los trabajadores. En El Manifiesto Marx y Engels señalan que los empresarios y emprendedores capitalistas abolieron la propiedad feudal en provecho de la propiedad burguesa y afirman que “el rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en general sino la abolición de la propiedad burguesa.” (p. 44). Y entre varios planteamientos muy interesantes sobre la propiedad burguesa, dignos de estudio, afirman: “Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada. Pero, en vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros; existe precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes. Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad.” (p. 45). Basta senador Uribe con que examine los informes de OXFAM o las cifras sobre la concentración de la propiedad en Colombia, para que verifique lo acertado y la vigencia de la afirmación de Marx y Engels.
Invita el senador Uribe a estudiar “el gran fracaso de lo que fue el régimen socialista y comunista”. Valdría la pena que el Congreso le cogiera la cuerda y creara la Comisión Accidental de estudio comparativo del capitalismo y el socialismo. Le daría mucha altura al Congreso discutir temas de fondo y no estar principalmente dedicados a discutir reformas que son paños de agua tibia y a ver como aprovechan el presupuesto para sus fines particulares. Me parece que sería muy conveniente evaluar con seriedad qué ha significado el desarrollo del capitalismo en Colombia para millones de trabajadores. La Comisión Accidental debería, por ejemplo, estudiar por qué razón el modo de producción capitalista en Colombia no ha logrado garantizar durante toda su historia un trabajo digno para todas las personas, un ingreso suficiente para satisfacer las necesidades de todos los trabajadores, el acceso a la propiedad por parte de todos los trabajadores, para solo mencionar unos “derechos esenciales.” Estas no son metas comunistas propuestas por Marx y Engels, sino derechos incluidos en la Constitución Política colombiana.
El senador Uribe dice enfáticamente que “la única forma de salir de la pobreza, la única comprobada en el mundo entero, es el crecimiento económico, es la generación de empleo, no la destrucción del empleo.” Tampoco es cierto. Nuevamente plantea las cosas en general: crecimiento económico en general, generación de empleo en general, pero, obviamente, está pensando en el crecimiento capitalista y en el empleo capitalista. Milei lo dijo más clara en Davos. Pero, esta afirmación carece de sustento. Las estadísticas disponibles muestran que durante los últimos cien años el crecimiento económico ha sido enorme (con desequilibrios, ciclos, crisis, etc., algo que no menciona nuestro estudioso senador); lo mismo ha ocurrido en Colombia. Y efectivamente, han mejorado las condiciones de vida de millones de trabajadores en todo el mundo, al tiempo que se han concentrado los ingresos y la riqueza en unas pocas manos. Pero a pesar de esto persiste la pobreza, la miseria, el desempleo, la explotación, la degradación material y moral de cientos de millones de personas. No hay que ser comunista para verlo: lo ven las Naciones Unidas, la OIT, el DANE, el DNP, la iglesia católica y seguramente, hasta Uribe Turbay.
De otra parte, en estos estudios comparativos que propone el senador habría que examinar los resultados alcanzados por los países socialistas y también los resultados logrados por algunos partidos comunistas, como, principalmente el de China y también el de Vietnam. En las últimas décadas el mayor crecimiento económico de un país ha sido el de China, dirigido por un partido comunista, seguidor de las tesis de Marx, Engels, Lenin y Mao. Quizá lo que le convendría a Colombia para conseguir un crecimiento económico en serio, con disminución de la pobreza, sería tener en el gobierno y el poder a un partido comunista según el modelo chino. Un gobierno cuyo padre intelectual es, precisamente, Marx. En su artículo primero de la Constitución dice que: “El sistema socialista es el sistema básico de la República Popular China.” Y el partido comunista chino se guía en su actuación por el marxismo-leninismo y por el pensamiento de Mao Zedong y de Deng Xiaoping.
Los datos muestran que han logrado mejores resultados que el partido liberal, el partido de la U, el partido conservador y el Centro Democrático, que han dirigido los gobiernos desde la Constitución de 1991. Sobre el crecimiento económico pontifican economistas y funcionarios de alto nivel, que han estado en los cargos estatales superiores como Armando Montenegro, Rudolf Hommes, Miguel Urrutia, José Antonio Ocampo, Cecilia López, Juan Carlos Echeverry, Mauricio Cárdenas, Luis Fernando Mejía, etc., etc. Los resultados que han logrado en materia de crecimiento económico, reducción de la pobreza y la miseria, mejoramiento de los ingresos reales son, por decir lo menos mediocres. Cuando salen del cargo critican a sus sucesores, pero ninguno tiene la fórmula para resolver dichos problemas. Durante el mismo período, el partido comunista chino logró resultados extraordinarios en materia de crecimiento económico y reducción de la pobreza. Deberíamos aprender de ellos.
El papá intelectual del gobierno
Ojalá fuera Marx el padre intelectual del gobierno Petro. Según cuenta en su auto biografía, Petro estudió juiciosamente El Capital. Igualmente lo hicieron José Antonio Ocampo y Jorge Iván González, según ellos mismos. Pero nada de esto se refleja en sus análisis y propuesta políticas. El senador Uribe Turbay, si continua juiciosamente con sus estudios encontrará que el Manifiesto Comunista es un texto juvenil de Marx y Engels, que Marx continuó desarrollando sus estudios toda su vida y que su gran obra es El Capital, del cual solo publicó en vida el tomo I y le correspondió a Engels editar y publicar los tomos II y III. En 1848 Marx todavía no tenía un conocimiento suficiente y adecuado el modo de producción capitalista, razón por la cual algunas tesis del Manifiesto eran apenas esbozos e incluso resultaron no ser correctas o suficientemente precisas, lo cual no le quita fuerza como texto programático político. De hecho, en 1848 todavía Marx no había elaborado sus teorías del valor y del plusvalor.
En El Capital Marx expone detalladamente las razones por las cuales el modo de producción capitalista es la causa fundamental de situación de explotación y opresión de la clase trabajadora, explica sus tendencias esenciales, muestra cómo el propio funcionamiento del capitalismo mistifica la realidad y evidencia que el capitalismo no es reformable y que la única salida es su superación y transformación hacia una sociedad comunista. Marx, de otra parte, no abandonó sus labores políticas, promovió la primera asociación internacional de los trabajadores, y las tareas de organización política y formación ideológica de los diferentes partidos de los trabajadores, conjuntamente con Engels.
Las reflexiones de Marx sobre el posible tránsito hacia una sociedad socialista no se limitan a lo expuesto en el Manifiesto. Pero su obra teórica máxima, El Capital no es un manual para la organización del socialismo, ni una propuesta programática socialista. Es una explicación teórica del capitalismo. Por esta razón, la desaparición de la Unión Soviética, las revoluciones traicionadas, la imposibilidad de construir un socialismo real y mucho menos un modo de producción comunista, no afectan para nada su contenido teórico. El Capital sigue siendo el mejor texto para entender qué es el capitalismo. No es raro que la ciencia oficial, las universidades, los políticos, las fundaciones, los gobiernos, se hayan dedicado sistemáticamente a criticar y controvertirlo, en el mejor de los casos, o a prohibirlo y perseguirlo, o simplemente a ignorarlo. En las facultades de economía en Colombia, que se precian de la libertad de cátedra y de expresión, y del pluralismo, se enseña solamente un enfoque de la economía, una clara muestra de una práctica totalitaria. Incluso un liberal destacado como Alejandro Gaviria mantuvo esta práctica, digna de un régimen totalitario y oscurantista. La lucha de clases está presente también en el campo de la ciencia y la ideología.
Le convendría mucho a Uribe Turbay estudiar El Capital, para no quedarse al nivel de Milei. Estoy seguro que nunca lo ha leído, lo cual no es obstáculo para que hable de la paternidad intelectual de Marx sobre el gobierno de Petro. Claro que no debería sentirse mal por esto, dado que no es un intelectual reconocido; para su tranquilidad, la gran mayoría de intelectuales en Colombia tampoco lo ha estudiado nunca.
Dice el viejo Engels en la introducción a la lucha de clases en Francia de Marx[6], que una de las ventajas de la participación de partidos políticos de la clase obrera en las elecciones y en los Congresos, es que desde allí pueden difundir las ideas del marxismo, hacer propaganda política y criticar desde este marco teórico a los demás partidos. Desafortunadamente, los representantes marxistas en el Congreso de Colombia no lo hacen y las pocas veces que se menciona a Marx y sus obras lo hacen usualmente destacados representantes del partido capitalista. Es preciso agradecer al senador Uribe Turbay su apoyo en la difusión de las ideas de Marx y Engels.
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[1] https://www.semana.com/confidenciales/articulo/miguel-uribe-a-un-senador-del-pacto-historico-que-bueno-que-se-confiese-este-gobierno-que-su-papa-intelectual-es-marx/202423/
[2] La intervención del senador Uribe Turbay: “Mire lo que tengo aquí. El Manifiesto Comunista. Y resulta que la diferencia entre él y yo es que los dos lo estudiamos, pero él con nostalgia y yo como uno de los grandes fracasos económicos de la historia. Es precisamente lo que dice este libro lo que el mundo ha tratado de evitar desde hace años y lo que ha generado más muerte y más pobreza. Qué bueno que se confiese este gobierno de que su papá intelectual es Marx, que además, primera frase, promueve la lucha de clases, lo que hace este gobierno, en todo y ahora dentro de las empresas, entre otras cosas confundiendo protesta social con huelga. Segundo, rechaza por completo el papel del empresario o de un emprendedor, no reconoce el valor de la propiedad privada, y reivindica la violencia como herramienta para llegar al poder. Eso es este gobierno y que bueno usted, querido senador que lo reivindique. Y ojalá, ojalá los colombianos todos estudiáramos el gran fracaso de lo que fue el régimen socialista y comunista que Gustavo Petro hoy, es lo que plantea aquí y que está fracasando nuevamente. Vuelvo y repito, la única forma para salir de la pobreza, la única comprobada en el mundo entero, es el crecimiento económico, es la generación de empleo, no la destrucción del empleo”
[3] Marx, Carlos y Federico Engels, Prefacio a la edición del Manifiesto del Partido Comunista, 1872, Editorial Progreso, Marx, Engels, Obras escogidas, p.27.
[4] https://www.oxfam.org/es/informes/desigualdad-sa
[5] Afirmación que Engels matiza en el prefacio a la edición inglesa de 1888, diciendo que se refiere a la historia escrita y reconociendo que en 1847 el conocimiento sobre la prehistoria y las formas de organización comunal era muy precario. (p. 32).
[6] Ver Marx, Engels, Obras Escogidas, Editorial Progreso, p. 684.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Orden Mundial
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