Como aspecto positivo, se destaca el crecimiento del sector agropecuario, impulsado por los cultivos agrícolas transitorios, los cultivos agrícolas permanentes y la ganadería. La construcción también mostró señales de recuperación, saliendo del terreno negativo gracias a la construcción de carreteras, vías de ferrocarril y obras de ingeniería civil, aunque la vivienda no logró despegar.
Lo negativo es la contracción del sector manufacturero, debido a la disminución principalmente en la producción de textiles (-13%), muebles (-8.3%), alimentos y bebidas (-5.3%) y productos metalúrgicos (-7.3%). Además, los sectores de información y comunicaciones, minas y canteras, y transporte y almacenamiento también mostraron caídas. De los siete sectores productivos de la economía, tres estuvieron en positivo y cuatro en negativo.
Lo más preocupante es la contracción del sector manufacturero, que sigue desmoronándose sin que la política de reindustrialización del gobierno logre despegar. No solo no hay reindustrialización, sino que no se ha podido detener el proceso de desindustrialización del país, con la consecuente pérdida de empleos y el deterioro de los indicadores laborales según fueron informados por el DANE para el mes de marzo del presente año.
El Banco de la Republica: principal responsable de la desaceleración
Desde la oposición se mantiene el mantra de responsabilizar al gobierno por supuestamente concentrarse más en lo político que en lo económico, desconociendo que la variable más determinante para potenciar la inversión empresarial es la tasa de interés que el Banco de la República mantiene alta, supuestamente para combatir la inflación, según rezan los desacreditados manuales neoliberales. Esto representa un obstáculo insuperable para garantizar la recuperación de la inversión y retomar el sendero del crecimiento y el desarrollo. Si las tasas de interés son superiores, como lo son en realidad, a la rentabilidad de los negocios, quedan dos opciones: no endeudarse y no invertir o endeudarse para invertir y luego quebrar, entregando los activos de los negocios para el pago de las deudas al capital financiero.
Es cierto que al gobierno también le cabe algo de responsabilidad por no utilizar de manera adecuada los instrumentos financieros que posee con la banca pública estatal de fomento para contrarrestar la política recesiva del Banco de la República. Además, la no ejecución adecuada del presupuesto por parte de los diferentes ministerios y el no asumir con rigor la hoja de ruta que significa el Plan de Desarrollo aprobado por el Congreso de la República, según lo sustentó el exdirector de Planeación Nacional Jorge Iván González[i], también son factores importantes.
A su vez, el gobierno ha defendido los resultados del PIB señalando que, dado que las cifras de crecimiento son positivas por tercer trimestre consecutivo, se ha alejado el fantasma de la recesión, y responsabiliza a las altas tasas de interes del Banco de la República por la caída de la inversión privada. Sobre lo primero, no es cierto, porque la recesión es una tendencia dominante en las economías del bloque occidental, ya que todas vienen implementando medidas recesivas, como las del Banco de la República, para reducir la inflación. Esto es algo que escapa al control del gobierno, especialmente en una economía abierta a choques externos como el comportamiento del precio del petróleo, que depende de los conflictos globales, el incremento de las tasas de interes por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, y una tasa de cambio que depende del mercado y no de las regulaciones estatales. Sobre lo segundo, es cierto que la vivienda y los sectores vinculados a esta no despegan debido a las altas tasas de interés, al igual que otros sectores como las manufacturas, con énfasis en el subsector de vehículos.
Por otra parte, desde el Ministerio de Hacienda se ha defendido el resultado argumentando que hemos crecido más que Austria, Suecia, Alemania, Reino Unido, la Zona Euro e Italia. Sin embargo, no se menciona que hemos crecido menos que Francia, Bélgica, Portugal, México, España, Estados Unidos, Corea del Sur y Costa Rica, según se desprende del gráfico publicado por la cartera de finanzas.
Pero el problema de estas comparaciones es que, por un lado, desconocen las falencias del PIB como métrica para medir el bienestar de la sociedad y, por otro, son absurdas porque estamos comparando procesos economicos cualitativamente diferentes. Comparar la economía de Alemania con la de Colombia es ridículo, porque, suponiendo que la economía de Alemania decrezca un 2% y la de Colombia crezca un 6%, la tasa de desempleo en Alemania seguirá siendo menor que la nuestra, la calidad de los empleos será superior, y el nivel de bienestar y calidad de vida de los alemanes seguirá siendo mucho mejor que el de los colombianos.
El PIB: El falso dios de los economistas
El PIB mide el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos en un país; sin embargo, la experiencia ha demostrado que dicho valor monetario dice muy poco de la importancia del proceso físico del cual depende la existencia de una nación, su población y su actividad económica. Dado que el PIB se calcula sobre la base del valor monetario de todos los bienes y servicios producidos y consumidos, tiende a distanciarse de la economía real. Por lo tanto, el crecimiento del PIB puede estar acompañado de gigantescas burbujas especulativas, booms de inversiones insostenibles y mayor dinámica de actividades ilegales, así como del fracaso de los gobiernos para mantener y renovar la infraestructura básica, y para superar el atraso científico y tecnológico.
Una manifestación característica del erróneo pensamiento económico es la tendencia generalizada a confundir el desarrollo económico real con la noción artificial de “crecimiento económico”, definido en términos del llamado Producto Interno Bruto (PIB). Aunque puede ser un indicador útil en el análisis de ciclos coyunturales y algunos otros fenómenos económicos, su utilidad puede ser más pertinente para los inversionistas en el mercado bursátil. Sin embargo, la práctica de utilizar el crecimiento del PIB como el estándar para la evaluación de políticas de desarrollo económico es un error fundamental, cuyas consecuencias pueden ser desastrosas. Veamos a vía de ejemplo las estructuras económicas de Estados Unidos, China y Colombia para entender por qué no se pueden comparar.
La estructura del PIB por sectores económicos varía entre los tres países. Estados Unidos tiene una mayor participación del sector de servicios, con una tendencia hacia la pérdida de participación del sector industrial, que fue muy fuerte en el pasado[ii]. Por otro lado, China tiene una mayor participación del sector industrial con énfasis en procesos de elevada refinación tecnológica[iii]. Colombia tiene una participación mucho más baja en las manufacturas y una alta participación del sector terciario[iv], y está experimentando un proceso de desindustrialización y reprimarización de su economía. Las tasas de desempleo y calidad de los empleos en cada país expresan los diferentes niveles de desarrollo en que se encuentran. Estados Unidos tiene la menor tasa de desempleo, pero predominan los llamados empleos basura. La diferencia mayor de las tres economías se refleja en la composición cualitativa del sector industrial de cada país.
La composición de la industria por subsectores varía significativamente entre los tres países. China tiene una participación mucho más alta en los subsectores de “Maquinaria y equipo” y “Bienes intermedios”, mientras que Estados Unidos tiene una participación más alta en el subsector de “Bienes de consumo final”. Colombia, por su parte, no solo tiene un PIB industrial muy pequeño, sino que además su mayor peso recae en los bienes de consumo final. Estas diferencias en la composición de la industria por subsectores reflejan las distintas estructuras económicas de los tres países. China tiene una economía más orientada a la manufactura de alta complejidad tecnológica, mientras que Estados Unidos tiene una economía más orientada a los servicios y con una industria de menor contenido tecnológico. Por otro lado, Colombia tiene una economía más orientada a los servicios financieros, la minería y una agricultura con mayor énfasis en la agroexportación que en la producción de alimentos.
¿Qué hacer?
Esta pregunta, que fue popularizada por Vladimir Lenin en su panfleto homónimo de 1902, refleja la necesidad de adelantar acciones urgentes por parte del gobierno, especialmente en momentos de crisis o desafíos significativos como los que vivimos.
He aquí algunas ideas
- Presión sobre el Banco de la República: El gobierno, empresarios y el movimiento sindical deben seguir presionando al Banco de la Republica para que reduzca las tasas de interés y retorne la inversión privada para el desarrollo empresarial
- Apoyo a través de bancos públicos: El apoyo a través de instituciones financieras públicas es una estrategia efectiva para impulsar el desarrollo empresarial, especialmente en el sector de las pymes. Es crucial asegurar que el Banco Agrario, Finagro, Bancoldex y Findeter irriguen crédito de fomento para apoyar no solo la llamada economía popular, sino también la pequeña y mediana empresa
- Revisión de la política de reindustrialización: Es esencial evaluar la política de reindustrializacion y realizar ajustes según sea necesario para garantizar que se traduzcan en resultados tangibles en el mundo real.
- Acuerdo nacional sobre la economía: Aprovechar el llamado que hizo el presidente de la ANDI al gobierno para la búsqueda de un acuerdo nacional que aborde los desafíos económicos[v] y sociales de manera colaborativa y constructiva. Es importante que este acuerdo incluya no solo a actores políticos y empresariales, sino también a representantes de la sociedad civil y otros sectores clave.
- Integración con los BRICS: La integración con bloques económicos como los BRICS y el acceso a financiamiento del Nuevo Banco de Desarrollo pueden ofrecer oportunidades importantes para el desarrollo económico y la inversión en proyectos de infraestructura.
- Ejecución presupuestal y plan de desarrollo: Mejorar la ejecución presupuestal y retomar la hoja de ruta del plan de desarrollo son pasos fundamentales para garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y efectiva para alcanzar los objetivos establecidos.
- Inclusión de reformas sociales en los acuerdos: Es importante que cualquier acuerdo económico incluya también medidas para abordar las inequidades sociales y promover el bienestar de todos los colombianos. Se deben adquirir compromisos por parte de los sectores empresariales y políticos para abordar temas como el acceso a la salud, la educación y la protección social.
______________
[i] https://www.larepublica.co/analisis/jorge-ivan-gonzalez-506394/el-desprecio-por-los-fundamentales-3858177
[ii] https://datos.bancomundial.org/indicator/NV.IND.TOTL.ZS
[iii] https://www.ifad.org/es/web/operations/w/pais/china#:~:text=El%20sector%20agr%C3%ADcola%20constituye%20el,de%20la%20fuerza%20de%20trabajo.
[iv] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-trimestrales/pib-informacion-tecnica
[v] https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/llego-el-momento-de-buscar-acuerdos-y-pasar-la-pagina-andi-3344113
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Colombia.com
Deja un comentario