Si bien la leve reducción en la tasa de desocupación podría parecer una noticia positiva, es crucial analizarla en conjunto con la disminución de la tasa global de participación. Esta situación indica que, en lugar de un aumento significativo en la cantidad de personas ocupadas, lo que se observa es una menor cantidad de personas buscando trabajo.
En otras palabras, la reducción de la tasa de desempleo está asociada a un desánimo o una retirada de la fuerza laboral, donde las personas dejan de buscar activamente un empleo por diversos motivos, como la falta de oportunidades o el desaliento ante las dificultades para encontrar un empleo adecuado.
En este contexto, la disminución de la tasa de desocupación no refleja una mejora real en la situación laboral.
Se vislumbra en el siguiente cuadro, suministrado por el DANE, que mientras la población en edad de trabajar creció en 576 mil personas (1,5 %), la fuerza de trabajo y los ocupados crecieron solo en 115,1 mil personas (0,5 %) y 112,7 mil personas (0,5%) respectivamente. Esto se traduce en que los 7,600 desocupados menos registrados en el último reporte del DANE se explican porque una gran parte de ellos ahora se encuentra dentro del rubro de población fuera de la fuerza de trabajo, que, como se desprende del cuadro que analizamos, creció en 459,5 mil personas, es decir, un 3,3 %.
El análisis trimestral de los indicadores laborales es más preocupante
Si se analiza el trimestre febrero-marzo del 2024 reportado por el DANE, se observa que no solo existe un deterioro en la tasa de desocupación al pasar del 10,7% al 11,2%, sino que también se deteriora la situación de la población inactiva. No solo hay 151.500 desocupados más, para alcanzar la cifra de casi 2.859.000, sino que la población inactiva, que hoy se denomina población fuera de la fuerza de trabajo, creció en 342.500 personas, para ubicarse en unos 14.429.000 colombianos.
Cuando decrece la tasa global de participación y crece la tasa de desocupación, como se evidencia en el cuadro que se analiza, estamos en un escenario más que preocupante.
La ocupación por ramas de actividad: el empleo productivo no mejora
Del cuadro que sigue, elaborado a partir de información del DANE, se observa que sectores productivos como el agropecuario, la construcción y el de información y comunicaciones perdieron 117 mil, 42 mil y 12 mil empleos respectivamente. Por su parte, los sectores de transporte y almacenamiento, minas y canteras, suministro de electricidad, gas y agua, y manufacturas recuperaron 67 mil, 36 mil, 16 mil y 10 mil empleos respectivamente.
No obstante, cabe señalar que en el mes de abril las manufacturas perdieron 93 mil empleos. Por otra parte, se destaca que el sector agropecuario, a pesar de su buen crecimiento dentro del PIB, viene perdiendo empleos, posiblemente debido a la inversión en equipos y tecnologías que mejoran su eficiencia, lo cual se corresponde con el desarrollo natural de este sector en economías en transición hacia el desarrollo. Lo preocupante es que el país no cuenta con un sector de máquinas herramientas dentro de las manufacturas y, por tanto, recurre a la importación de bienes de capital.
En términos globales, el sector manufacturero mantiene una participación del 10,8% del total de empleos, lo que contrasta con economías como la de México, con una participación del 16,5 %, y Brasil, con casi el 14 %, sin mencionar a China, donde es superior al 27 %. De igual manera, se desprende del cuadro que el empleo en los sectores productivos mantiene una tendencia al deterioro.
La industrialización es el único camino hacia el trabajo decente
El único camino que tenemos para la generación de empleo estable y bien remunerado es fortalecer los sectores productivos, con énfasis en las manufacturas y la producción de alimentos para el consumo nacional. Esta transición, de una economía basada en actividades primarias y terciarias hacia una economía productiva basada en el desarrollo de las manufacturas, tiene las siguientes políticas y etapas según la experiencia internacional:
- Crédito de fomento para el apoyo al sector empresarial, con mayor énfasis en la pequeña y mediana empresa, favoreciendo especialmente a las industrias que priorizan la innovación tecnológica. Estas empresas, que representan menos del 5 % del tejido empresarial del país, enfrentan dificultades para acceder a financiamiento tradicional debido a su tamaño, falta de historial crediticio o garantías insuficientes. El propósito de la política pública debería ser que lleguen a conformar la mayoría del tejido empresarial del país, apoyando a las microempresas en su transición hacia pequeñas empresas y a estas hacia medianas empresas.
- La innovación tecnológica es un factor crucial para mejorar la eficiencia de los procesos productivos, aumentar la productividad y generar nuevas oportunidades económicas. En un contexto global competitivo, la adopción de tecnologías avanzadas es esencial para que las empresas y las naciones puedan mantenerse a la vanguardia y prosperar en la economía del conocimiento.
- Inversión en infraestructura económica básica, con énfasis en el transporte, incluye carreteras, puertos, ferrocarriles, canales, presas hidroeléctricas, distritos de riego y otras instalaciones. Esta infraestructura proporciona la base física para el transporte de bienes y personas, la producción de energía, la gestión del agua y el desarrollo de diversas actividades económicas, lo que reduce costos y tiempos de viaje, estimulando el comercio, la productividad y la competitividad del país.
- Apoyo al desarrollo de la protoindustria para agregar valor a las actividades agropecuarias y rurales mediante el procesamiento y la transformación de productos primarios, lo que puede generar nuevas oportunidades económicas y empleo rural.
- Fortalecimiento del desarrollo industrial liviano asociado a bienes finales de consumo, en el que se basa la limitada industria nacional. Este tipo de industria se caracteriza por la fabricación de productos que satisfacen las necesidades directas de los consumidores, como alimentos procesados, textiles, muebles, electrodomésticos, entre otros.
- Desarrollo del sector de máquinas herramientas para proveer bienes de capital al sector rural y al sector de manufacturas de bienes de consumo. El desarrollo del sector de máquinas herramienta es crucial para fortalecer la autonomía tecnológica y la competitividad industrial de un país. Las máquinas herramienta son equipos esenciales para la fabricación de otros bienes de capital, como maquinaria industrial, equipos de transporte y componentes electrónicos. Producir estas máquinas a nivel nacional reduce la dependencia de importaciones costosas y permite un mayor control sobre la calidad y el diseño de los productos manufacturados.
- Desarrollo de fuentes energéticas que respalden un creciente consumo per cápita para mover el aparato productivo. Esto no es posible con paneles solares y aerogeneradores; necesitamos hidroeléctricas y la decisión política de insertarnos en las tecnologías energéticas avanzadas, como la energía nuclear, iniciando, como lo plantea la Unidad de Planeación Minero Energética del Ministerio de Minas -UPME-, con pequeños reactores modulares (SMR)[ii].
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[i] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-y-desempleo
[ii] https://www1.upme.gov.co/DemandayEficiencia/Documents/PEN_2022_2052/PEN_2022_2052_Tomo1_VF.pdf
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: DANE
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